1. VERDAD/INDIFERENCIA 

Ante la verdad no caben sino dos actitudes: o se la busca, o se la elude. La indiferencia sería una cruel manera de oscurecerla. Pero dar la cara a la verdad suele ser raro, ya que ello complica la vida y aun la pone en graves riesgos. Normalmente, todas las culturas han reducido la verdad a unas "verdades convenidas", que luego tratan de mantener por todos los medios de control. Desde ese momento, decir la verdad, buscarla, es ya sinónimo de no conformistas, reaccionarios, rebeldes, indeseables, dignos de ser eliminados.

Así se desprende de este hecho curioso y significativo: "Se ha pedido a doscientos cincuenta y dos soldados americanos destacados en Alemania Occidental que leyesen atentamente la siguiente declaración y la firmasen en caso de estar conformes con la misma: "Consideramos estas verdades evidentes: que todos los hombres han sido creados iguales; que han sido dotados por su Creador de una serie de derechos inalienables; que entre estos derechos figuran la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad".

Previamente se les avisó que dichas proposiciones eran "subversivas". Y el resultado, claro está, no fue precisamente el del amor a la verdad, sino el del temor a las represalias. Es doloroso, pero el 73 por ciento se negaron a firmarla. Y esto que parece una anécdota, tiene plena vigencia en nuestras sociedades, en nuestros sistemas: ¿cuántos estarían dispuestos hoy a firmar los diez mandamientos si se calificasen de subversivos?

EUCARISTÍA 1970, 9