1. ESPAÑA/CATOLICISMO 

Nueve millones de fieles van a misa todos los domingos en España

A pesar del secularismo ambiental, se declara católico el noventa por ciento de los españoles

Frente al tópico de que el catolicismo en España es algo del pasado y en regresión, los datos sociológicos revelan que desde hace años el 90 por ciento de la población se declara católica y un 30 por ciento es practicante. Ninguna otra institución tiene mayor arraigo ni grado de observancia que la Iglesia católica. Sin duda, la pertenencia a la Iglesia no implica una adhesión tan firme como antes, igual que sucede con otros vínculos, y su influencia en la sociedad civil se ha debilitado.

60.000 misas los fines de semana Todas las semanas, nueve millones de españoles asisten a Misa en las casi 60.000 que se celebran los domingos o festivos y sus vísperas, muchos más que los que van al estadio a ver el partido de su equipo de fútbol favorito, al cine, a los toros y no digamos a reuniones políticas. Sólo la Televisión tiene mayor audiencia. Las encuestas hablan de un 30% de la población española que cumple con el precepto dominical. En 1993 hubo 314.662 bautismos de un total de 383.289 nacimientos, y 148.578 matrimonios canónicos de un total de 201.463 bodas (el 77,6% se casaron por la Iglesia, frente al 22,4% que lo hicieron civilmente). Según la encuesta que el Centro de Investigaciones sobre la Realidad Social (CIRES) realiza periódicamente desde 1990, el porcentaje de españoles que se declaran católicos está estabilizado en torno al 90%. El año pasado, el 90,54% de los españoles se declaraba de religión católica, frente al 1,58% de otras religiones y el 7,88% que dice no tener religión alguna. Son cifras que -con excepción de Irlanda y Polonia- superan a las de cualquier otro país europeo. Una gran mayoría de los españoles se consideran católicos, y un tercio de ellos se declara practicante. Y sin embargo, la realidad social española no puede decirse impregnada por el cristianismo. "Hemos tenido que aprender a vivir -decía en septiembre pasado el vicepresidente de la Conferencia Episcopal española, monseñor Fernando Sebastián- en una sociedad culturalmente variada, rota, contradictoria, en una cultura absorbida por el espesor y la complejidad de la vida mundana y temporal, tentados de secularismo y 'mundanización' integral, al menos en ciertas fases y momentos de la vida".

Del pasado y del presente Según el análisis que hace en un libro recién publicado Francisco Azcona San Martín, director de la Oficina de Estadística y Sociología de la Iglesia en España, titulado "Seguidores de Jesús en el umbral del 2000. Diagnóstico del catolicismo español", la religión católica tiene carta de ciudadanía en este país: el catolicismo "persiste con relevancia en la sociedad española. Frente al pronóstico de muchos agoreros que afirmaban que Dios había muerto, que la religión era cosa del pasado, que ya no servía en el mundo actual... el hecho es que la religión persiste y tiene su puesto en la España actual y se le augura un futuro sólido en el próximo milenio". Para Azcona, hay dos índices que avalan su tesis: la creciente importancia de la religión en el análisis de otros hechos sociales, y la demanda de enseñanza religiosa escolar. "Ser practicante o no, tener religión o no, está influyendo decisivamente en la manera de pensar y de vivir. El hecho es que hoy marca ser creyente, configura una manera típica de estar en la sociedad". El catolicismo -afirma Francisco Azcona- "influye en las actitudes ante la vida y la muerte, la familia, los hijos y el matrimonio, el trabajo y la diversión, ante los temas humanos y divinos, sociales y políticos, el dolor, el dinero y el sexo, ante el sentido de la vida y de la naturaleza".

Un tercio practicantes 

La asistencia a la Misa dominical se considera un índice de práctica religiosa. Ya en los ochenta, la Oficina de Estadística de la Iglesia contabilizó unos nueve millones de españoles que asistían a Misa, lo que supone un 29% de la población. Francisco Azcona estima que en los noventa, la asistencia se ha mantenido en torno al 27-29% de la población. Significativamente, los jóvenes cumplen menos que los mayores: sólo entre el 15 y el 17 por ciento de la población juvenil va a misa los domingos. Estos datos han sido comentados por un conocido sociólogo, Amando de Miguel. "Los asistentes a la Misa dominical pueden parecer pocos, pero superan ampliamente las cifras de asistencia a todo tipo de actos políticos, sindicales o deportivos. Con distintos indicadores de práctica y de contribución económica se afirma que alrededor de un tercio de la población española mantenía al comenzar los 90 una abierta fidelidad a la Iglesia, tanto en términos de conducta pública como de creencias. Ninguna otra organización política, social o cultural puede aspirar a tal grado de observancia".

Incoherencia entre fe y vida 

Un tercio de católicos practicantes, dos tercios de no practicantes. Este parece ser el panorama de España en el momento actual. Otra cosa es que la conciencia de ser católico vaya acompañada del conocimiento y de la aceptación de la doctrina. "La ruptura en la unidad de la fe -afirma Francisco Azcona en su libro- está en que se cree menos en Jesucristo que en Dios, en la Iglesia que en Jesucristo, en algunos dogmas relacionados con la vida eterna menos que en la misma Iglesia. Esto indica que muchos que se dicen católicos en España no creen en las verdades, creencias y valores del Credo". Esta incoherencia entre fe y vida salta a la vista no sólo en las opiniones ante hechos moralmente tan significativos como el aborto o el matrimonio entre homosexuales, sino en la realidad cotidiana, en especial en las grandes ciudades. Según el estudio de Amando de Miguel La sociedad española 1993-94, el 40% de los españoles consideran el aborto como un derecho, el 24% como un problema que hay que tolerar, el 4% un delito y el 14% un asesinato. En este estudio aparece que incluso entre los católicos que se consideran practicantes, el aborto es admitido: mientras el 52% de los católicos lo definen como un delito o un asesinato, el 48% restante, no. Aunque también es posible rechazar el aborto aunque uno no lo identifique con un delito o un asesinato.

Descristianización 

Son síntomas de esa enfermedad que, ya hace seis años, Juan Pablo II definía como "neopaganismo". Decía el Papa a los obispos españoles en visita ad limina que se trata de "un preocupante fenómeno de descristianización", cuyas graves consecuencias son un ambiente "en el que el bienestar económico y el consumismo inspira y sostiene una existencia vivida como si no hubiera Dios". Para salir de esta situación, Juan Pablo II pedía un esfuerzo evangelizador que sepa crear una nueva síntesis cultural, que "con la fuerza del Evangelio" transforme "los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida". En una palabra, hay que dar a luz una nueva cultura. 

Miguel Castellví Aceprensa