21

El deseo e ímpetus tan grandes de morir se me han quitado, en especial desde el día de la Magdalena, que determiné de vivir de buena gana por servir mucho a Dios, si no es algunas veces, que todavía el deseo de verle, aunque más le desecho, no puedo (60).


NOTAS

60 Ribera (IV, c. 10, p. 399) relaciona esta Merced con la 15 (Salamanca, abril-mayo de 1571). - Texto tomado de Ribera.


22

Una vez entendí: "Tiempo vendrá que en esta iglesia se hagan muchos milagros; llamarla han la iglesia santa". Es en San José de Avila, año de 1571 (61).


NOTAS

61 Ribera (IV, c. 5, p. 360) tuvo ante sí el autógrafo.

 


23

Estando pensando una vez en la gran penitencia que hacía doña Catalina de Cardona (62) y cómo yo pudiera haber hecho más, según los deseos me da alguna vez el Señor de hacerlo, si no fuere por obedecer a los confesores, que si sería mejor no les obedecer de aquí adelante en eso, me dijo: "Eso no, hija; buen camino llevas y seguro. ¿Ves toda la penitencia que hace? En más tengo tu obediencia".


NOTAS

62 Sobre Catalina de Cardona, véanse las Fundaciones c. 28. - Ribera (IV, c. 18, p. 458) la trascribió del autógrafo (cf. fray Luis, p. 557). - Data incierta.


24 (63)

Una vez estando en oración, me mostró el Señor por una extraña manera de visión intelectual cómo estaba el alma que está en gracia, en cuya compañía vi la Santísima Trinidad por visión intelectual, de cuya compañía venía al alma un poder que señoreaba toda la tierra. Diéronseme a entender aquellas palabras de los Cantares que dice: Veniat dilectus meus in hortum suum et comedat (64).

Mostróme también cómo está el alma que está en pecado, sin ningún poder, sino como una persona que estuviese del todo atada y liada y tapados los ojos, que aunque quiere ver, no puede, ni andar, ni oír y en gran obscuridad. Hiciéronme tanta lástima las almas que están así que cualquier trabajo me parece ligero por librar una. Parecióme que a entender esto como yo lo vi -que se puede mal decir-, que no era posible querer ninguno perder tanto bien ni estar en tanto mal.


NOTAS

63 Data incierta, probablemente 1571. - Texto tomado del ms. de Avila (f. 5v) y corregido por fray Luis (p. 557). - Sobre esta gracia cf. Moradas I, 2, 2 y VII, 1, 3-4.

64 Cant. 5, 1. - La grafía latina en el ms. de Avila: veni dilectus meus in hortum meo et comeded. Fray Luis, en cambio: Dilectus meus descendit in hortum suum (p. 557).


25 (65)

1. La víspera de San Sebastián, el primer año que vine a ser Priora en la Encarnación, comenzando la Salve, vi en la silla prioral, adonde está puesta nuestra Señora, bajar con gran multitud de ángeles la Madre de Dios y ponerse allí. A mi parecer, no vi la imagen entonces, sino esta Señora que digo. Parecióme se parecía algo a la imagen que me dio la Condesa (66) aunque fue de presto el poderla determinar, por suspenderme luego mucho. Parecíame encima de las comas (67) de las sillas y sobre los antepechos, ángeles, aunque no con forma corporal, que era visión intelectual.

Estuvo así toda la Salve, y díjome: "Bien acertaste en ponerme aquí; yo estaré presente a las alabanzas que hicieren a mi Hijo, y se las presentaré".

2. Después de esto quedéme yo en la oración que traigo de estar el alma con la Santísima Trinidad, y parecíame que la persona del Padre me llegaba a Sí y decía palabras muy agradables. Entre ellas me dijo, mostrándome lo que quería: "Yo te di a mi Hijo y al Espíritu Santo y a esta Virgen. ¿Qué me puedes tú dar a mí?".


NOTAS

65 Fecha de la merced: 19 de enero de 1572, en la Encarnación de Avila. - Texto del códice de Avila, corregido por Ribera (III, 1, p. 228) y fray Luis (p. 550). Véase Rel. 31, nota 75.

66 Alude a un hermoso cuadro regalado por la Condesa de Osorno y conservado actualmente en San José de Avila.

67 Comas: coronas de las sillas, lee Ribera (p. 228).


26 (68)

1. El día de Ramos, acabando de comulgar, quedé con gran suspensión, de manera que aun no podía pasar la Forma, y teniéndomela en la boca verdaderamente me pareció, cuando torné un poco en mí, que toda la boca se me había henchido de sangre; y parecíame estar también el rostro y toda yo cubierta de ella, como que entonces acabara de derramarla el Señor. Me parece estaba caliente, y era excesiva la suavidad que entonces sentía, y díjome el Señor: "Hija, yo quiero que mi sangre te aproveche, y no hayas miedo que te falte mi misericordia; Yo la derramé con muchos dolores, y gózasla tú con tan gran deleite como ves; bien te pago el convite que me hacías este día".

Esto dijo porque ha más de treinta años que yo comulgaba este día, si podía, y procuraba aparejar mi alma para hospedar al Señor; porque me parecía mucha la crueldad que hicieron los judíos, después de tan gran recibimiento, dejarle ir a comer tan lejos, y hacía yo cuenta de que se quedase conmigo, y harto en mala posada, según ahora veo; y así hacía unas consideraciones bobas y debíalas admitir el Señor; porque ésta es de las visiones que yo tengo por muy ciertas, y así para la comunión me ha quedado aprovechamiento.

2. Antes de esto había estado, creo tres días, con aquella gran pena que traigo más unas veces que otras, de que estoy ausente de Dios, y estos días había sido bien grande, que parecía no lo podía sufrir; y habiendo estado así harto fatigada, vi que era tarde para hacer colación y no podía y, a causa de los vómitos, háceme mucha flaqueza no la hacer un rato antes, y así con harta fuerza puse el pan delante para hacérmela para comerlo, y luego se me representó allí Cristo, y parecíame que me partía del pan y me lo iba a poner en la boca, y díjome: "Come, hija, y pasa como pudieres; pésame de lo que padeces, mas esto te conviene ahora".

Quedé quitada aquella pena y consolada, porque verdaderamente me pareció se estaba conmigo, y todo otro día, y con esto se satisface el deseo por entonces.

Esto decir "pésame" me hizo reparar, porque ya no me parece puede tener pena de nada.


NOTAS

68 Fecha incierta: 8 de abril de 1571 en Salamanca o 30 de marzo de 1572 en Avila. - Texto del códice de Avila, f. 12r), corregido por fray Luis (p. 547).


27


"¿De qué te afliges, pecadorcilla? ¿Yo no soy tu Dios? ¿No ves cuán mal allí soy tratado? Si me amas, ¿por qué no te dueles de mí?" (69).


NOTAS

69 Fecha incierta. Tomado del códice de Avila, f. 13r.


28

Sobre el temor de pensar si no están en gracia: (70) "Hija, muy diferente es la luz de las tinieblas. Yo soy fiel. Nadie se perderá sin entenderlo. Engañarse ha quien se asegure por regalos espirituales. La verdadera seguridad es el testimonio de la buena conciencia; mas nadie piense que por sí puede estar en luz, así como no podría hacer que no viniese la noche, porque depende de mí la gracia. El mejor remedio que puede haber para detener la luz, es entender que no puede nada y que le viene de mí; porque aunque esté en ella, en un punto que yo me aparte, vendrá la noche. Esta es la verdadera humildad, conocer lo que puede y lo que yo puedo.

No dejes de escribir los avisos que te doy, porque no se te olviden; pues quieres por escrito los de los hombres, ¿por qué piensas pierdes tiempo en escribir los que te doy?; tiempo vendrá que los hayas todos menester".


NOTAS

70 Fecha incierta. Según Silverio, "en la Encarnación, año de 1572". - Texto del códice de Avila, f. 13v. En el título coincide con el ms. de Toledo, f. 147v: quizás debiera leerse: sobre el temor de pensar si no "estaba" en gracia. Fray Luis trascribió: Estando con temor un día de si estaba en gracia o no, me dijo (p. 549).


29 (71)

Sobre darme a entender qué es unión:

1. "No pienses, hija, que es unión estar muy junta conmigo, porque también lo están los que me ofenden, aunque no quieren; ni los regalos y gustos de la oración, aunque sea en muy subido grado, aunque sean míos, medios son para ganar las almas muchas veces, aunque no estén en gracia".

Estaba yo cuando esto entendía en gran manera levantado el espíritu. Diome a entender el Señor qué era espíritu y cómo estaba el alma entonces y cómo se entienden las palabras del Magnificat: Exultavit spiritus meus (72). No lo sabré decir; paréceme se me dio a entender que el espíritu era lo superior de la voluntad.

2. Tornando a la unión, entendí que era este espíritu limpio y levantado de todas las cosas de la tierra, no quedar cosa de él que quiera salir de la voluntad de Dios, sino que de tal manera esté un espíritu y una voluntad conforme con la suya, y un desasimiento de todo, empleado en Dios, que no haya memoria de amor en sí ni en ninguna cosa criada.

3. He yo pensado: si esto es unión, luego un alma que siempre está en esta determinación, siempre podemos decir está en oración de unión; y es verdad que ésta no puede durar sino muy poco. Ofréceseme que cuanto a andar justamente y mereciendo y ganando, sí hará; mas no se puede decir anda unida el alma como en la contemplación. Paréceme entendí, aunque no por palabras, que es tanto el polvo de nuestra miseria y faltas y estorbos en que nos tornamos a enfoscar, que no seria posible estar con la limpieza que está el espíritu cuando se junta con el de Dios, que va ya fuera y levantando de nuestra miserable miseria. Y paréceme a mí que si ésta es unión, estar tan hecha una nuestra voluntad y espíritu con el de Dios, que no es posible tenerla quien no esté en estado de gracia, que me habían dicho que sí. Así me parece a mí será bien dificultoso entender cuándo es unión, sino por particular gracia de Dios, pues no se puede entender cuándo estamos en ella.

4. Escríbame vuestra merced su parecer y en lo que desatino, y tórneme a enviar este papel (73).


NOTAS

71 Fecha incierta. Tomo el texto del códice de Avila (f. 14r; cf. Ribera IV, 20, p. 470).

72 Lc 1, 47. - La grafía del ms. de Avila: Exultavid espiritus meus.

73 Alude probablemente al P. Martín Gutiérrez, Rector del Colegio de la Compañía en Salamanca (cf. Ribera IV, 4, p. 349, y Rel. 15, nota 1).


30 (74)

Había leído en un libro que era imperfección tener imágenes curiosas, y así quería no tener en la celda una que tenía, y también antes que leyese esto me parecía pobreza no tener ninguna sino de papel; y como después un día de estos leí esto, ya no las tuviera de otra cosa. Y entendí esto estando descuidada de ello: que no era buena mortificación, que cuál era mejor: la pobreza o la caridad; que pues era lo mejor el amor, que todo lo que me despertase a él, no lo dejase, ni lo quitase a mis monjas; que las muchas molduras y cosas curiosas en las imágenes, decía el libro, que no la imagen; que lo que el demonio hacía en los luteranos era quitarles todos los medios para más despertar, y así iban perdidos. "Mis cristianos, hija, han de hacer, ahora más que nunca, al contrario de lo que ellos hacen".

Entendí que tenía mucha obligación de servir a nuestra Señora y a san José; porque muchas veces yendo perdida del todo, por sus ruegos me tornaba Dios a dar salud.


NOTAS

74 Fecha y lugar inciertos. Según Silverio, "en la Encarnacioón, 1572". - Texto del códice de Avila, f. 15r. Cf. fray Luis, p. 548).


31

Octava del Espíritu Santo me hizo el Señor una merced y me dio esperanza de que esta casa se iría mejorando; digo las almas de ella (75).


NOTAS

75 Fecha probable: 1 de junio de 1572, en la Encarnación de Avila. Según Ribera (III, 1, p. 228), en el autógrafo de la Santa esta Rel. seguía a la 25, ambas alusivas a la monja de la Encarnación. - Texto del códice de Avila y Ribera.


32

Día de la Magdalena, me tornó el Señor a confirmar una merced que me había hecho en Toledo, eligiéndome en ausencia de cierta persona en su lugar (76).


NOTAS

76 Fecha, según Silverio, 22 de julio de 1572, en la Encarnación de Avila. Quizá pueda aclararse la discreta reticencia de la Santa, por este texto de Yepes: "Como un día de la Magdalena estuviese la Madre con una envidia santa de lo mucho que el Señor la había amado, le dijo: "A esta tuve por mi amiga mientras estuve en la tierra, y a ti te tengo ahora que estoy en el cielo". Y esta merced la confirmó el Señor después por algunos años el mismo día de la Magdalena" (Vida 1, 19). - Texto del códice de Avila, f. 7r.


33

1. Un día después de san Mateo (77), estando como suelo después que vi la visión de la Santísima Trinidad y cómo está con el alma que está en gracia, se me dio a entender muy claramente, de manera que por ciertas maneras y comparaciones por visión imaginaria lo vi. Y aunque otras veces se me ha dado a entender por visión la Santísima Trinidad intelectual, no me ha quedado después algunos días la verdad, como ahora, digo para poderlo pensar y consolarme en esto. Y ahora veo que de la misma manera lo he oído a letrados, y no lo he entendido como ahora, aunque siempre sin detenimiento lo creía, porque no he tenido tentaciones de la fe.

2. A las personas ignorantes parécenos que las Personas de la Santísima Trinidad todas tres están -como lo vemos pintado- en una Persona, a manera de cuando se pinta en un cuerpo tres rostros; y ansí nos espanta tanto, que parece cosa imposible y que no hay quien ose pensar en ello, porque el entendimiento se embaraza y teme no quede dudoso de esta verdad y quita una gran ganancia.

3. Lo que a mí se me representó, son tres Personas distintas, que cada una se puede mirar y hablar por sí. Y después he pensado que sólo el Hijo tomó carne humana, por donde se ve esta verdad. Estas Personas se aman y comunican y se conocen. Pues si cada una es por sí, ¿cómo decimos que todas tres son una esencia, y lo creemos, y es muy gran verdad y por ella moriría yo mil muertes? En todas tres Personas no hay más de un querer y un poder y un señorío, de manera que ninguna cosa puede una sin otra, sino que de cuantas criaturas hay es sólo un Criador. ¿Podría el Hijo criar una hormiga sin el Padre? No, que es todo un poder, y lo mismo el Espíritu Santo; así que es un solo Dios todopoderoso, y todas tres Personas una Majestad. ¿Podría uno amar al Padre sin querer al Hijo y al Espíritu Santo? No, sino quien contentare a la una de estas tres Personas divinas, contenta a todas tres, y quien la ofendiere, lo mismo. ¿Podrá el Padre estar sin el Hijo y sin el Espíritu Santo? No, porque es una esencia, y adonde está el uno están todas tres, que no se pueden dividir. ¿Pues cómo vemos que están divisos tres Personas, y cómo tomó carne humana el Hijo y no el Padre ni el Espíritu Santo?

Esto no lo entendí yo; los teólogos lo saben. Bien sé yo que en aquella obra tan maravillosa que estaban todas tres, y no me ocupo en pensar mucho esto. Luego se concluye mi pensamiento con ver que es Dios todopoderoso, y como lo quiso lo pudo, y así podrá todo lo que quisiere; y mientras menos lo entiendo, más lo creo y me hace mayor devoción. Sea por siempre bendito. Amén.


NOTAS

77 Fecha incierta. Según Silverio "es de 22 de septiembre de 1572". - Texto del códice de Avila, f. 15v.


34 (78)

Si no me hubiera nuestro Señor hecho las mercedes que me ha hecho, no me parece tuviera ánimo para las obras que se han hecho ni fuerzas para los trabajos que se han padecido y contradicciones y juicios. Y así después que se comenzaron las fundaciones se me quitaron los temores que antes traía de pensar ser engañada, y se me puso certidumbre que era Dios, y con esto me arrojaba a cosas dificultosas, aunque siempre con consejo y obediencia. Por donde entiendo que, como quiso nuestro Señor despertar el principio de esta orden y por su misericordia me tomó por medio, había Su Majestad de poner lo que me faltaba, que era todo, para que hubiese efecto y se mostrase mejor su grandeza en cosa tan ruin.


NOTAS

78 Data incierta. - Tomo el texto del códice de Avila (f. 21v), corregido por las antiguas ediciones del Epistolario hechas sobre el autógrafo (t. IV, Madrid, 1771, p. 497).


35

Estando en la Encarnación el segundo año que tenía el priorato, octava de San Martín (79), estando comulgando, partió la Forma el Padre fray Juan de la Cruz, que me daba el Santísimo Sacramento, para otra hermana. Yo pensé que no era falta de Forma, sino que me quería mortificar, porque yo le había dicho que gustaba mucho cuando eran grandes las Formas (no porque no entendía no importaba para dejar de estar el Señor entero, aunque fuese muy pequeño pedacico). Díjome Su Majestad: "No hayas miedo, hija, que nadie sea parte para quitarte de Mí"; dándome a entender que no importaba. Entonces representóseme por visión imaginaria, como otras veces, muy en lo interior, y dióme su mano derecha, y díjome: "Mira este clavo, que es señal que serás mi esposa desde hoy. Hasta ahora no lo habías merecido; de aquí adelante, no sólo como Criador y como Rey y tu Dios mirarás mi honra, sino como verdadera esposa mía: mi honra es ya tuya y la tuya mía". Hízome tanta operación esta merced, que no podía caber en mí, y quedé como desatinada, y dije al Señor que o ensanchase mi bajeza o no me hiciese tanta merced; porque, cierto, no me parecía lo podía sufrir el natural. Estuve así todo el día muy embebida. He sentido después gran provecho, y mayor confusión y afligimiento de ver que no sirvo en nada tan grandes mercedes.


NOTAS

79 Hacia el 18 de noviembre de 1572. - Texto del códice de Avila (f. 7v; cf. Ribera IV, 10, p. 406). Cf. Rel. 7.


36 (80)

1. Esto me dijo el Señor otro día: "¿Piensas, hija, que está el merecer en gozar? No está sino en obrar y en padecer y en amar. No habrás oído que San Pablo estuviese gozando de los gozos celestiales más de una vez, y muchas que padeció, y ves mi vida toda llena de padecer y sólo en el monte Tabor habrás oído mi gozo. No pienses, cuando ves a mi Madre que me tiene en los brazos, que gozaba de aquellos contentos sin grave tormento. Desde que le dijo Simeón aquellas palabras, la dio mi Padre clara luz para que viese lo que Yo había de padecer. Los grandes santos que vivieron en los desiertos, como eran guiados por Dios, así hacían graves penitencias, y sin esto tenían grandes batallas con el demonio y consigo mismos; mucho tiempo se pasaban sin ninguna consolación espiritual. Cree, hija, que a quien mi Padre más ama, da mayores trabajos, y a éstos responde el amor. ¿En qué te le puedo más mostrar que querer para ti lo que quise para Mí? Mira estas llagas, que nunca llegaron aquí tus dolores. Este es el camino de la verdad. Así me ayudarás a llorar la perdición que traen los del mundo, entendiendo tú esto, que todos sus deseos y cuidados y pensamientos se emplean en cómo tener lo contrario".

2. Cuando empecé a tener oración, estaba con tan gran mal de cabeza, que me parecía casi imposible poderla tener. Díjome el Señor: "Por aquí verás el premio del padecer, que como no estabas tú con salud para hablar conmigo, he Yo hablado contigo y regaládote". Y es así cierto, que sería como hora y media, poco menos, el tiempo que estuve recogida. En él me dijo las palabras dichas y todo lo demás. Ni yo me divertía, ni sé adónde estaba, y con tan gran contento que no sé decirlo, y quedóme buena la cabeza -que me ha espantado- y harto deseo de padecer.

Es verdad que al menos yo no he oído que el Señor tuviese otro gozo en la vida sino esa vez, ni San Pablo. También me dijo que trajese mucho en la memoria las palabras que el Señor dijo a sus Apóstoles, "que no había de ser más el siervo que el Señor" (81).


NOTAS

80 Fecha incierta: quizás en Avila, 1572. - Texto del códice de Avila, f. 8r; cf. fray Luis, p. 545.

81 Jn 13, 16.


37 (82)

Vi una gran tempestad de trabajos, y que como los egipcios perseguían a los hijos de Israel, así habíamos de ser perseguidos; mas que Dios nos pasaría a pie enjuto y los enemigos serían envueltos en las olas.


NOTAS

82 Fecha probable: 1572-1573 (cf. Ribera IV, 5, p. 359; María de S. José, Libro de recreaciones, Burgos, 1913, p. 95; carta de la Santa a Gracián, 5 de octubre de 1576).


38 (83)

Estando un día en el convento de Beas, me dijo nuestro Señor, que pues era su esposa, que le pidiese, que me prometía que todo me lo concedería cuanto yo le pidiese. Y por señas me dio un anillo hermoso, con una piedra a modo de amatista, mas con un resplandor muy diferente de acá, y me lo puso en el dedo. Esto escribo por mi confusión viendo la bondad de Dios y mi ruin vida, que merecía estar en los infiernos. Mas ¡ay, hijas!, encomiéndenme a Dios y sean devotas de San José, que puede mucho. Esta bobería escribo.. (84).


NOTAS

83 Conservamos esta merced en el puesto que le concedió el P. Silverio en su edición crítica, a pesar de considerarla casi seguramente espuria. - Tomamos el texto del ms. incompleto conservado en las Carmelitas Descalzas de Zaragoza. - En Beas estuvo la Santa entre febrero y mayo de 1575.

84 Siguen algunas palabras ilegibles.


39 (= 41) *

Jhs.

1. Una persona, día de Pascua del Espíritu Santo (85), estando en Ecija, acordándose de una merced grande que había recibido de nuestro Señor una víspera de esta fiesta, deseando hacer una cosa muy particular por su servicio, le pareció sería bueno prometer de no encubrir ninguna cosa de falta o pecado que hiciese en toda su vida desde aquel punto, teniéndole en lugar de Dios, porque esta obligación no se tiene a los prelados; aunque ya esta persona tenía hecho voto de obediencia, parecía que era esto más; y también hacer todo lo que le dijese, que no fuese contra la obediencia que tenía prometida, en cosas graves se entiende. Y aunque se le hizo áspero al principio, lo prometió.

2. La primera cosa que la hizo determinar fue entender hacía algún servicio al Espíritu Santo; la segunda, tener por tan gran siervo de Dios y letrado a la persona que escojo, que daría luz a su alma y la ayudaría a más servir a nuestro Señor.

De esto no supo nada la misma persona hasta después de algunos días que estaba hecha la promesa. Es esta persona el Padre fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios (86).

Son cosas de conciencia


NOTAS

* Las tres Relaciones que siguen, contienen tres redacciones diversas del "voto de obediencia" hecho por la Santa a su superior y director P. Jerónimo Gracián. La primera es una especie de apunte borrador, escrito en forma impersonal. Las otras dos son probablemente la redacción definitiva, destinada una de ellas a Gracián y la otra reservada para la Autora. - Los hechos referidos suceden en Beas y Ecija entre febrero y mayo de 1575, a pesar de la datación de la relación tercera (1474). Los textos datan probablemente de los años 1576-1577. - Las editamos por los autógrafos, conservados el primero en los Carmelitas Descalzos de Puebla (Méjico); el segundo, en las Carmelitas Descalzas de Consuegra; el tercero, en las Carmelitas Descalzas de Chichester (Inglaterra). - Invertimos el orden numérico de las tres redacciones, conservando entre paréntesis el número de orden de la edición crítica del P. Silverio. - Otros datos pueden verse en Ephemerides Carmeliticae (Roma) 15 (1964), pp. 154-176.

85 Probablemente "día segundo de Pascua...", como afirma en las otras dos redacciones (cf. 40, n. 1): era el 23 de mayo de 1575. Véase el relato de Fund. c. 24.

86 Esta última frase aclaratoria fue escrita por la Santa en data posterior al texto que precede. A continuación añadió el P. Gracián: "Este voto de obediencia que la Madre dice aquí, y escribió esto para consultarle, está escrito en todas las particularidades que pasaron, en un papel que la Madre dejó que se me diese después de su muerte". Alude Gracián a uno de los relatos que siguen.


40(=39-40)

Es cosa de mi alma y conciencia. Nadie la lea aunque me muera, sino dése al Padre Maestro Gracián (87)

Jhs

1. Año de 1575 en el mes de abril, estando yo en la fundación de Beas, acertó a venir allí el Maestro fray Jerónimo de la Madre de Dios Gracián, y habiéndome yo confesado con él algunas veces, aunque no teniéndole en el lugar que a otros confesores había tenido para del todo gobernarme por él, estando un día comiendo sin ningún recogimiento interior, se comenzó mi alma a suspender y recoger de suerte que pensé me quería venir algún arrobamiento, y representóseme esta visión con la brevedad ordinaria, que es como un relámpago.

2. Parecióme que estaba junto a mí nuestro Señor Jesucristo de la forma que Su Majestad se me suele representar, y hacia el lado derecho estaba el mismo maestro Gracián y yo al izquierdo. Tomónos el Señor las manos derechas y juntólas y díjome que éste quería tomase en su lugar mientras viviese, y que entrambos nos conformásemos en todo, porque convenía así.

3. Quedé con una seguridad tan grande de que era de Dios, que aunque se me ponían delante dos confesores que había tenido mucho tiempo y a quien había seguido y debido mucho, que me hacían resistencia harta (en especial el uno (89) me la hacía muy grande, pareciéndome le hacía agravio; era el gran respeto y amor que le tenía), la seguridad con que de aquí quedé de que me convenía aquello y el alivio de parecer que había ya acabado de andar a cada cabo que iba con diferentes pareceres y algunos que me hacían padecer harto por no me entender, aunque jamás dejé a ninguno pareciéndome estaba la falta en mí, hasta que se iba o yo me iba. Tornóme otras dos veces a decir el Señor que no temiese pues él me le daba, con diferentes palabras. Y así me determiné a no hacer otra cosa, y propuse en mí llevarlo adelante mientras viviese, siguiendo en todo su parecer como no fuese notablemente contra Dios, de lo que estoy bien cierta no será, porque el mismo propósito que yo tengo de seguir en todo lo más perfecto, creo tiene, según por algunas cosas he entendido.

4. He quedado con una paz y alivio tan grande que me ha espantado y certificado lo quiere el Señor, porque esta paz tan grande del alma y consuelo no me parece podría ponerla el demonio. Paréceme he quedado sin mí, de un arte que no lo sé decir, sino que cada vez que se me acuerda alabo de nuevo a nuestro Señor, y se me acuerda de aquel verso que dice: "Qui posuit fines suos in pace" (90), y querríame deshacer en alabanzas de Dios.

Paréceme ha de ser para gloria suya, y así torno a proponer ahora de no hacer jamás mudanza (91).

5. El segundo día de Pascua del Espíritu Santo, después de esta mi determinación, viniendo yo a Sevilla, oímos misa en una ermita en Ecija, y en ella nos quedamos la siesta; estando mis compañeras en la ermita y yo sola en una sacristía que allí había, comencé a pensar la gran merced que me había hecho el Espíritu Santo una víspera de esta Pascua (93), y diéronme grandes deseos de hacerle un señalado servicio; y no hallaba cosa que no estuviese hecha. Y acordé que, puesto que el voto de la obediencia tenía hecho, no en la manera que se podía hacer de perfección, y representóseme que le sería agradable prometer lo que ya tenía propuesto con el Padre fray Jerónimo: y por una parte me parecía no hacía en ello nada, por otra se me hacia una cosa muy recia, considerando que con los prelados no se descubre lo interior, y que en fin se mudan y viene otro si con uno no se hallan bien, y que era quedar sin ninguna libertad interior y exteriormente toda la vida (94). Y apretóme un poco y aun harto para no lo hacer.

6. Esta misma resistencia que hizo a mi voluntad, me causó afrenta y parecerme ya había algo que no hacía por Dios ofreciéndoseme, de lo que yo he huido siempre. El caso es que apretó de manera la dificultad que no me parece he hecho cosa en mi vida, ni el hacer profesión que me hiciese mas resistencia, fuera de cuando salí de casa de mi padre para ser monja. Y fue la causa que no se me ponía delante lo que le quiero, antes entonces como a extraño le consideraba, ni las partes que tiene, sino sólo si sería bien hacer aquello por el Espíritu Santo. En las dudas que se me representaban si sería servicio de Dios o no, creo estaba el detenerme.

7. Al cabo de un rato de batalla, dióme el Señor una gran confianza, pareciéndome que yo hacía aquella promesa por el Espíritu Santo, que obligado quedaba a darle luz para que me la diese, junto con acordarme que me le había dado Jesucristo nuestro Señor; y con esto me hinqué de rodillas y prometí de hacer todo cuanto me dijese por toda mi vida, como no fuese contra Dios ni los prelados a quien tenía obligación. Advertí que no fuese sino en cosas graves, por quitar escrúpulos, como si importunándole una cosa me dijese no le hablase en ello más o algunas de mi regalo o el suyo, que son niñerías, que no se quiere dejar de obedecer, y que de todas mis faltas y pecados no le encubriría cosa a sabiendas, que también es esto más que lo que se hace con las prelados; en fin, tenerle en lugar de Dios interior y exteriormente.

8. Ni sé si merecí, mas gran cosa me parecía había hecho por el Espíritu Santo, al menos todo lo que supe, y así quedé con gran satisfacción y alegría, y lo he estado después acá; y pensando quedar apretada, con mayor libertad y muy confiada le ha de hacer nuestro Señor nuevas mercedes por este servicio que yo le he hecho para que a mí me alcance parte y en todo me dé luz.

Bendito sea el que crió persona que me satisficiese de manera que yo me atreviese a hacer esto.


NOTAS

87 El texto en cursivas es el sobrescrito; falta actualmente en el autógrafo; lo tomo de la copia notarial de J. Vázquez del Mármol (Archivo de Padres carmelitas de Avila).

88 Había escrito 1574 en los dos textos, y lo corrigió sólo en el primero. - Gracián llegó a Beas a fines de febrero de 1575.

89 Probablemente Báñez. - El período contenido en el paréntesis fue anotado por la Santa al margen de este original.

90 El salmo 147, dice: Qui posuit fines tuos pacem.

91 Todo este período fue añadido por la Autora en data posterior. Con él concluía el relato.

92 Fue el 23 de mayo de 1575. Ermita de Santa Ana.

93 Véase Vida 38, 9 y la merced 67, 1.

94 Véase la carta a Gracián, del 9-1-77, núm. último.


41

Jhs

1. Año de 1575 en el mes de abril. Estando yo en la fundación de Veas, acertó a venir allí el maestro fray Jerónimo de la Madre de Dios Gracián. Comencéme a confesar con él algunas veces, aunque no teniéndole en el lugar que a otros confesores había tenido para del todo gobernarme por él. Estando yo un día comiendo, sin ningún recogimiento interior, se comenzó mi alma a suspender y recoger de suerte que pensé me quería venir algún arrobamiento, y representóseme esta visión con la brevedad ordinaria, que es como un relámpago:

2. Parecióme ver junto a mí a nuestro Señor Jesucristo de la forma que su Majestad se me suele representar, y hacia su lado derecho estaba el mismo maestro Gracián: tomó el Señor su mano derecha y la mía y juntólas y díjome que éste quería tomase en su lugar toda mi vida y que entrambos nos conformásemos en todo, porque convenía así.

3. Quedé con una seguridad tan grande de que era Dios, que aunque se me ponían delante dos confesores que había en veces tenido mucho tiempo y seguido y a quien he debido mucho (en especial el uno a quien tengo gran voluntad, me hacía terrible resistencia), con todo no me pudiendo persuadir a que esta visión era engaño, porque hizo en mí gran operación y fuerza, junto con decirme otras dos veces que no temiese, que él quería esto, por diferentes palabras, que en fin me determiné a hacerlo, entendiendo era voluntad del Señor, y seguir aquel parecer todo lo que viviese, lo que jamás había hecho con nadie, habiendo tratado con hartas personas de grandes letras y santidad y que miraban por mi alma con gran cuidado. Mas tampoco había yo entendido cosa semejante para que no hiciese mudanza, que el tomarlos por confesores, de algunos había entendido que me convenía y a ellos también.

4. Determinada a eso, quedé con una paz y alivio tan grande que me ha espantado y certificado lo quiere el Señor; porque esta paz y consuelo tan grande del alma no me parece le puede poner el demonio. Y así cuando se me acuerda alabo al Señor y se me representa aquel verso: "qui posuit fines suos in pace", y querríame deshacer en alabanzas de Dios.

5. Debía ser como un mes después de esta mi determinación, segundo día de Pascua del Espíritu Santo, viniendo yo a la fundación de Sevilla, oímos misa en una ermita en Ecija, y allí nos quedamos la siesta. Estando mis compañeras en la ermita, yo me quedé sola en una sacristía que había en ella; comencé a pensar una gran merced que me había hecho el Espíritu Santo una víspera de esta fiesta, y vínome gran deseo de hacerle un muy señalado servicio; y no hallaba cosa que no la tuviese hecha, al menos determinada, que hecho todo debe ser falto. Y acordé que, puesto que el voto de obediencia tenía hecho, que se podía hacer con más perfección, y representóseme que le sería agradable prometer lo que ya tenía propuesto de obedecer al padre maestro fray Jerónimo: y por una parte me parecía no hacía en ello nada, porque ya estaba determinada a hacerlo. Por otra se me hacía una cosa recísima, considerando que con los prelados que se hace voto no se descubre el interior, y se mudan y, si con uno no se halla bien, viene otro, y que era quedar sin ninguna libertad exterior e interiormente toda la vida. Y apretóme esto harto para no lo hacer.

6. Esta misma resistencia que hizo mi voluntad me causó afrenta y parecerme que ya se ofrecía algo que hacer por Dios que no lo hacía, que era cosa recia para la determinación que tengo de servirle. El caso es que apretó de manera la dificultad que no me parece he hecho cosa en mi vida, ni el hacer profesión, que se me hiciese tan grave, salvo cuando salí de casa de mi padre para ser monja. Y fue la causa que se me olvidó lo que le quiero y las partes que tiene para mi propósito, antes entonces como a extraño le consideraba, que me ha espantado; sino un gran temor si no era servicio de Dios, y el natural que es amigo de libertad debía hacer su oficio, aunque yo ha años que no gusto de tenerla, mas otra cosa me parecía era por voto, como a la verdad lo es.

7. A cabo de un rato de batalla, diome el Señor una gran confianza, pareciéndome era mejor mientras más sentía, y que pues yo hacía aquella promesa por el Espíritu Santo. que obligado quedaba a darle luz para que me la diese, junto con acordarme que me la había dado nuestro Señor; y con esto me hinqué de rodillas y prometí de hacer todo cuanto me dijese toda mi vida, por hacer este servicio al Espíritu Santo, como no fuese contra Dios y contra los prelados que tengo más obligación. Advertí que no me obligaba a cosas de poco momento, como es si yo le importuno una cosa y me dice que lo deje, y me descuido y torno, y en cosas de mi regalo; en fin, que no sean naderías que se hacen sin advertencia, y que de todas mis faltas y pecados e interior no le encubriría cosa a sabiendas, que esto también es más que lo que se hace con los prelados; en fin tenerle en lugar de Dios exterior e interiormente.

8. No sé si es así, mas gran cosa me parecía haber hecho por el Espíritu Santo, al menos todo lo que supe, y bien poco para lo que le debo. Alabo a Dios que crió persona en quien quepa, que de esto quedé confiadísima que le ha de hacer su Majestad mercedes nuevas; y yo tan alegre y contenta que de todo punto me parece había quedado libre de mí; y pensando quedar apretada con la sujeción, he quedado con muy mayor libertad. Sea el Señor por todo alabado.


42

Estando el día de la Magdalena (95) considerando la amistad que estoy obligada a tener a nuestro Señor conforme a las palabras que me ha dicho sobre esta Santa, y teniendo grandes deseos de imitarla, y me hizo el Señor una gran merced y me dijo: que de aquí adelante me esforzase, que le había de servir más que hasta aquí. Dióme deseo de no me morir tan presto, porque hubiese tiempo para emplearme en esto, y quedé con gran determinación de padecer.


NOTAS

95 Día 22 de julio; año incierto. Para la inteligencia de esta merced, véase la nota a la Relación 32. - Texto del ms. de Avila.


43

Estaba un día muy recogida encomendando a Dios a Eliseo (96). Entendí: "Es mi verdadero hijo, no le dejare de ayudar", o una palabra de esta suerte, que no me acuerdo bien.


NOTAS

96 Eliseo: pseudónimo del P. Gracián. Esta merced y las otras referentes al P. Gracián (44, 55,58, 59 y 60) las tomamos de la copia notarial de Juan Vázquez del Mármol (Archivo de PP. Carmelitas de Avila), que manejó los autógrafos de la Santa.


44

1. Acabando la víspera de San Lorenzo (97) de comulgar, estaba el ingenio tan distraído y divertido, que no me podía valer, y comencé a haber envidia de los que están en los desiertos, pareciéndome que como no oyesen ni viesen nada, estaban libres de este divertimiento. Entendí: "Mucho te engañas, hija, antes allí tienen más fuertes las tentaciones de los demonios; ten paciencia, que mientras se vive no se excusa".

2. Estando en esto, súbitamente me vino un recogimiento con una luz tan grande interior que me parece estaba en otro mundo, y hallóse el espíritu dentro de sí en una floresta y huerto muy deleitoso tanto, que me hizo acordar de lo que se dice en los Cantares: (98) Veniat dilectus meus in hortum suum. Vi allí a mi Eliseo (99), cierto nonada negro, sino con una hermosura extraña; encima de la cabeza tenía como una guirnalda de gran pedrería, y muchas doncellas que andaban allí delante de él con ramas en las manos, todas cantando cánticos de alabanzas de Dios. Yo no hacía sino abrir los ojos para si me distraía, y no bastaba a quitar esta atención, sino que me parecía había una música de pajaritos y ángeles, de que el alma gozaba, aunque yo no la oía, mas ella estaba en aquel deleite. Yo miraba cómo no había allí otro hombre ninguno. Dijéronme: "Este mereció estar entre vosotras, y toda esta fiesta que ves habrá en el día que estableciere en alabanzas de mi Madre, y date prisa si quieres llegar a donde está él".

3. Esto duró más de hora y media -que no me podía divertir-, con gran deleite, cosa diferente de otras visiones; y lo que de aquí saqué fue amor a Eliseo y tenerle más presente en aquella hermosura. He habido miedo si fue tentación, que imaginación no fue posible.


NOTAS

97 Fecha probable: 9 de agosto de 1575, en Sevilla. - Texto tomado de J. V. Mármol.

98 Cant. 5, 1.

99 Eliseo: el P. Gracián.


45

Una vez entendí cómo estaba el Señor en todas las cosas y cómo en el alma, y púsoseme comparación de una esponja que embebe el agua en si (100).


NOTAS

100 Fecha incierta. Cf. Relación 18. - Texto del ms. de Avila (f. 27r).


46 (101)

Como vinieron mis hermanos y yo debo al uno tanto (102), no dejé de estar con él y tratar lo que conviene a su alma y asiento, y todo me daba cansancio y pena; y estándole ofreciendo al Señor y pareciéndome lo hacía por estar obligada, acordóseme que está en las Constituciones nuestras que nos dicen que nos desviemos de deudos, y estando pensando si estaba obligada, me dijo el Señor: "No, hija, que vuestros institutos no son de ir sino conforme a mi Ley". Verdad es que el intento de las Constituciones son porque no se asgan a ellos; y esto, a mi parecer, antes me cansa y deshace más tratarlos.


NOTAS

101 Fecha probable: segundo semestre de 1575 en Sevilla. - Texto del códice de Avila (f. 27r; cf. Ribera IV, 10, p. 402).

102 En la primera quincena de agosto de 1575, habían regresado de América D. Pedro de Ahumada y D. Lorenzo de Cepeda con sus hijos. A éste último alude en particular la Santa. Cf. Fundaciones c. 25.


47

Habiendo acabado de comulgar el día de San Agustín (103) -yo no sabré decir cómo-, se me dio a entender, y casi a ver (sino que fue cosa intelectual y que pasó presto) cómo las Tres Personas de la Santísima Trinidad que yo traigo en mi alma esculpidas, son una cosa. Por una pintura tan extraña se me dio a entender y por una luz tan clara, que ha hecho bien diferente operación que de sólo tenerlo por fe. He quedado de aquí a no poder pensar ninguna de las Tres Personas divinas, sin entender que son todas tres, de manera que estaba yo hoy considerando cómo siendo tan una cosa, había tomado carne humana el Hijo solo, y diome el Señor a entender cómo con ser una cosa eran divisas. Son unas grandezas que de nuevo desea el alma de salir de este embarazo que hace el cuerpo para no gozar de ellas, que aunque parece no son para nuestra bajeza entender algo de ellas, queda una ganancia en el alma -con pasar en un punto-, sin comparación mayor que con muchos años de meditación y sin saber entender cómo.


NOTAS

103 Fecha probable: 28 de agosto de 1575. - Texto tomado del códice de Avila (f. 27v), corregido por el códice de Toledo (f. 152v) y Ribera (IV, 4, p. 350).


48

El día de nuestra Señora de la Natividad (104) tengo particular alegría. Cuando este día viene, parecíame seria bien renovar los votos. Y queriéndolo hacer se me representó la Virgen Señora nuestra por visión iluminativa y parecióme los hacía en sus manos y que le eran agradables. Quedóme esta visión por algunos días, como estaba junto conmigo, hacia el lado izquierdo.


NOTAS

104 Fecha probable: 8 de septiembre de 1575, en Sevilla. - Texto del códice de Avila.


49

Un día, acabando de comulgar, me pareció verdaderamente que mi alma se hacia una cosa con aquel cuerpo sacratísimo del Señor, cuya presencia se me representó e hízome gran operación y aprovechamiento (105).


NOTAS

105 Según Silverio, "probablemente en Sevilla, año de 1575".


50

Estaba una vez pensando si me habían de mandar ir a reformar cierto monasterio (106), y dábame pena. Entendí: "¿De qué teméis? ¿Qué podéis perder sino las vidas que tantas veces me las habéis ofrecido? Yo os ayudaré". Fue en una ocasión de suerte que me satisfizo el alma mucho.


NOTAS

106 "Se cree que habla de las Carmelitas Calzadas de Paterna, a cuya reformación pasaron efectivamente Descalzas de Sevilla", anota Manuel de S. María en el ms. d Avila (f. 28v), de donde tomamos el texto. Fecha: segundo semestre de 1575, en Sevilla.


51 (107)

Habiendo un día hablado a una persona que había mucho dejado por Dios y acordándome cómo nunca yo dejé nada por El, ni en cosa le he servido como estoy obligada, y mirando las muchas mercedes que ha hecho a mi alma, comencéme a fatigar mucho, y díjome el Señor: "Ya sabes el desposorio que hay entre ti y Mí, y habiendo esto, lo que Yo tengo es tuyo, y así te doy todos los trabajos y dolores que pasé, y con esto puedes pedir a mi Padre como cosa propia". Aunque yo he oído decir que somos participantes de esto, ahora fue tan de otra manera, que pareció había quedado con gran señorío, porque la amistad con que se me hizo esta merced, no se puede decir aquí. Parecióme lo admitía el Padre, y desde entonces miro muy de otra suerte lo que padeció el Señor, como cosa propia, y dame gran alivio.


NOTAS

107 Fecha: segunda mitad de 1575, en Sevilla (cf. Ribera IV, 10, p. 406). - Texto del códice de Avila f. 25r. Cf. Moradas VI, 5, 6.


52 (108)

Estando yo una vez deseando de hacer algo en servicio de nuestro Señor, pensé qué apocadamente podía yo servirle, y dije entre mí: "¿Para qué, Señor. queréis Vos mis obras?" Díjome: "Para ver tu voluntad, hija".


NOTAS

108 Fecha probable: 1575, en Sevilla. - Texto del códice de Avila, f. 29r.


53 (109)

Diome una vez el Señor una luz en una cosa que yo gusté entenderla, y olvidóseme luego desde a poco, que no he podido más tornar a caer en lo que era. Y estando yo procurando se me acordase, entendí esto: "Ya sabes que te hablo algunas veces; no dejes de escribirlo; porque, aunque a ti no aproveche, podrá aprovechar a otros". Yo estaba pensando si por mis pecados había de aprovechar a otros y perderme yo. Díjome: "No hayas miedo".


NOTAS

109 Fecha incierta; quizás año 1575 en Sevilla. - Texto del ms. de Avila (f. 29r).


54 (110)

Estaba una vez recogida con esta compañía que traigo siempre en el alma y parecióme estar Dios de manera en ella, que me acordé de cuando San Pedro dijo: "Tú eres Cristo, hijo de Dios vivo"; (111) porque así estaba Dios vivo en mi alma. Esto no es como otras visiones, porque lleve fuerza con la fe; de manera que no se puede dudar que está la Trinidad por presencia y por potencia y esencia en nuestras almas. Es cosa de grandísimo provecho entender esta verdad. Y como estaba espantada de ver tanta majestad en cosa tan baja como mi alma, entendí: "No es baja, hija, pues está hecha a mi imagen". También entendí algunas cosas de la causa por qué Dios se deleita con las almas más que con otras criaturas, tan delicadas que, aunque el entendimiento las entendió, de presto no las sabré decir.


NOTAS

110 Fecha probable: 1575 en Sevilla. - Texto del códice de Avila (f. 29v), corregido por el ms. de Toledo (f. 153v).

111 Mt 16, 16.


55

Habiendo estado con tanta pena del mal de nuestro Padre (112), que no sosegaba, y suplicando al Señor un día acabando de comulgar muy encarecidamente que pues El me le había dado, no me viese yo sin él, me dijo: "No hayas miedo".


NOTAS

112 Gracián. Fecha probable: 1575-1576. - Texto de J. V. del Mármol.