V. LAS CELEBRACIONES PENITENCIALES

Índole y estructura

36. Las celebraciones penitenciales son reuniones del pueblo de Dios para oír la palabra de Dios, por la cual se invita a la conversión y a la renovación de vida y se proclama, además, nuestra liberación del pecado por la muerte y resurrección de Cristo. Su estructura es la que se acostumbra a observar en las celebraciones de la palabra de Dios, (61) y que se propone en el «Rito para reconciliar a varios penitentes».

Por tanto, es conveniente que después del rito inicial (canto, salutación y oración) se proclamen una o más lecturas -intercalando cantos o salmos, o momentos de silencio- y que en la homilía se expliquen y apliquen a los fieles reunidos. No hay inconveniente en que, antes o después de las lecturas de la Escritura, se lea algún fragmento de los Padres o escritores que realmente ayuden a la comunidad y a los individuos al verdadero conocimiento del pecado y a la verdadera contrición del corazón, es decir, a lograr la conversión.

Después de la homilía y la meditación de la palabra de Dios, es conveniente que la asamblea de los fieles ore formando un solo corazón y una sola voz mediante alguna plegaria litánica u otro medio apto para promover la participación de los fieles. Finalmente, se dice siempre la oración dominical para que Dios, nuestro Padre, «perdone nuestras ofensas., como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden... y nos libre del mal». El sacerdote o el ministro que preside la reunión, concluye con la oración y la despedida del pueblo.

Utilidad e importancia

37. Téngase cuidado de estas celebraciones no se confundan, en apreciación de los fieles, con la misma celebración del sacramento de la penitencia. (62) Sin embargo, estas celebraciones penitenciales son muy útiles para promover la conversión y lo purificación del corazón. (63)

Las celebraciones penitenciales son muy útiles principalmente:

- para fomentar el espíritu de penitencia en la comunidad cristiana;

- para ayudar la preparación de la confesión que después, en momento oportuno puede hacerse en particular;

- para educar a los niños en la formación gradual de su conciencia del pecado en la vida humana y de la liberación del pecado por Cristo;

- para ayudar a los catecúmenos a la conversión.

Además, donde no haya sacerdote a disposición para dar la absolución sacramental, las celebraciones penitenciales son utilísimas, puesto que ayudan a la contrición perfecta por la caridad, por la cual los fieles pueden conseguir la gracia de Dios, con el propósito de recibir el sacramento de la penitencia. (64)


Notas

61. Cf. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Inter Oecumenici, de 26 de septiembre de 1964, núms. 37- 39: AAS 56 (1964), pp. 110- 111. [Regresar]

62. Cf. Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Normas pastoriles sobre la absolución sacramental impartida de modo general, de 16 de junio de 1972, núm. X: AAS 64 (1972), pp. 513- 514 [Regresar]

63. Cf. ibid. [Regresar]

64. Cf. Concilio Tridentino, Sesión XIV, De sacramento Paenitentiae, cap. 4: DS 1677. [Regresar]