Fracción en tres partes
P. Carlos Buelas
IVEARGERTINA
Fracción en tres partes: Corpus Christi triforme»
Todas las acciones, gestos y palabras de la Misa están cargadas de profundo
sentido. Así, por ejemplo, la fracción de la hostia consagrada en tres partes:
¡El Corpus Christi triforme!
Luego de la primera fracción del pan consagrado en dos partes, el sacerdote,
tomando una de las partes hace otra fracción más pequeña, de tal modo que
queda sobre el altar el Cuerpo de Cristo en tres partes fraccionado.
1. Inmixtión o mezcla (o conmixtión
La última parte más pequeña, el sacerdote, la echa en el cáliz donde está
la Sangre de Cristo. Esto se llama inmixtión o mezcla o conmixtión. Al dejar
caer una partícula en el cáliz, el sacerdote, dice en secreto: «El cuerpo y
la sangre de Nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para
nosotros alimento de vida eterna».
Así Amalario en un escrito del 813-814 dice que:
1) La partícula mezclada con la sangre alude al Cuerpo resucitado del Señor.
En sentido alegórico: desde el siglo IX se solía ver simbolizada la resurrección
con creciente unanimidad. Para los antiguos el alma subsistía en la sangre,
porque de hecho cuando veían que un animal se desangraba, el animal moría, por
el contrario, con la sangre vuelve el alma al cuerpo. En la liturgia: «la unión
de las especies, hasta ahora separadas, simboliza que ambas pertenecen a la única
persona de Cristo glorioso, que está presente de forma total y viva».
2) La que comulga el sacerdote: alude a su Cuerpo existente en la tierra, es
decir, la Iglesia Militante.
3) La que queda para los enfermos: significa su Cuerpo en los sepulcros.
Siglos más tarde esta alusión fue aplicada a la Iglesia celestial o
triunfante, peregrinante o militante y paciente o purgante.
El Papa Sergio I, citado y comentado por Santo Tomás dice: «"El cuerpo
del Señor se manifiesta en tres formas. La parte que se echa en el cáliz,
simboliza el cuerpo de Cristo ya resucitado", y con Él a la bienaventurada
Virgen María, y si hay algún santo con el cuerpo ya en la gloria. "La
parte que se come significa el cuerpo todavía peregrino en la tierra": los
que viven en la tierra son asociados al sacramento y son triturados por el
sufrimiento, como el pan comido se mastica con los dientes. "La parte
reservada en el altar hasta el fin de la Misa significa el Cuerpo de Cristo
yacente en el sepulcro; pues en él están los cuerpos de los santos hasta el
fin del mundo", aunque sus almas estén ya en el purgatorio o en el cielo.
Este rito de reservar una parte hasta acabar la Misa no se observa ahora; con
todo, queda el mismo simbolismo de las partes, expresado por algunos en verso de
esta manera: "La hostia se divide en partes: significa la mojada a los
totalmente felices; la seca, a los vivos; la reservada, a los muertos".
También hay quien opina que la parte echada al cáliz simboliza a los que viven
en el mundo; la reservada, a los que son del todo felices, en cuerpo y alma; y
la que se come, a los demás».
2. Unidad del sacramento bajo las dos especies
El sentido primitivo probablemente viene de Siria en el siglo V. Así Narsai
(muerto hacia el 502) dice: El celebrante une ambas «para que todos confiesen
que el Cuerpo y la Sangre son una misma cosa». Así la liturgia griega de
Santiago y la siria oriental.
En algunas épocas hubo hasta tres conmixtiones:
Primera: de ésta muy poco se sabe. (Algunos afirman que se trataba de una partícula
de otra Misa anterior, y tendría el objeto de expresar que es una misma la
Eucaristía celebrada ayer y hoy. Es parecida a la idea de los nestorianos
quienes a la masa con que preparaban el pan, añadían algo de la masa del pan
del día anterior.
Además está la leyenda de que San Juan guardaba un pedacito del pan de la Última
Cena para mezclarlo con el que se preparó el pan para la primera Misa celebrada
sólo por los Apóstoles).
Segunda: es de la fracción del pan de la propia oblación (En la antigua Misa
papal era la partícula que enviaba a los sacerdotes vecinos como expresión de
la unidad de la Iglesia y de que estaban en comunión con él. Se le llamaba «fermentum»
porque la eucaristía penetra en toda la Iglesia como la levadura en la masa;
cfr. Mt 13,33). Sería la que en la Misa papal echaba en el cáliz al momento
del Pax Domini, también se la llamaba "sancta";
Tercera: Había una tercera conmixtión antes de la comunión.
Eusebio de Cesarea (8) dice que San Ireneo relataba que el Papa enviaba la
Eucaristía a los obispos, en señal de que los consideraba dentro de la
Iglesia, a aquellos que celebraban la Pascua en la misma fecha que él. Porque
la Eucaristía es el sacramento de la unidad y manifestaba simbólicamente la
unidad entre las distintas Iglesias y con el Papa.
La fracción del pan y posterior inmixtión, desde el siglo VII, son acompañadas
por el canto del Agnus Dei.
3. El misterio de la Misa
Nunca deberíamos olvidarnos de que en la mezcla del pan con el vino se
expresaba la acción unitiva de la Eucaristía, por encima de las distancias, y
ahora, además, nos debe recordar la unidad interna del sacramento bajo las dos
especies y el simbolismo de la unión entre las diversas Iglesias particulares,
locales o diocesanas y las iglesias parroquiales.
La Santa Misa tiene una densidad tal de contenido, que desborda absolutamente
todo entendimiento creado, que aún, en lo que podríamos considerar un detalle,
echar una partícula en el Sanguis, tiene altísimos contenidos teológicos, que
van edificando la espiritualidad de quienes participan en la misma de manera
activa, conciente y fructuosa.
Y no quiero terminar sin resaltar que, según Santo Tomás, la inmixtión no sólo
expresa de maravillas el hecho de que el Cuerpo muerto de Cristo resucita, es
decir vive, sino también expresa la misma realidad que experimentan aquellos
que ya han resucitado, entre los cuales, en primerísimo lugar, se encuentra el
cuerpo glorificado y asunto al cielo de la Santísima Virgen María, la Reina de
la Vida.