De satánica y suicida a mártir en una masacre estudiantil

 

La Razón

 

En diciembre de 1995, los padres de Cassie Bernall ¬de tan sólo 14 años¬ habían descubierto que mantenía correspondencia con amigos satánicos que la inducían a matar y a suicidarse. Su cuarto estaba lleno de posters de esqueletos y vampiros. Varias veces se autolesiona. Sus padres oran y deciden cambiarla a un colegio cristiano a pesar de la fuerte resistencia de Cassie. Una de sus compañeras, Jamie, le habla de Dios y la invita a un retiro. Después de una noche de alabanza, muchos se convierten. Ella canta, llora y pide perdón. Cassie inicia una madurez espiritual repentina y comienza a dedicarse a los toxicómanos, quiere cortarse el cabello para realizar pelucas para los que están en quimioterapia y dona su dinero a los cristianos de Sudán.


   Tal fue su conversión que decidió cambiarse del Christian Fellowship School a un centro público, el Columbine High (en Littleton, Estados Unidos), para poder evangelizar. El martes 20 de abril de 1999, a las 11.30 de la mañana, dos compañeros, Èric y Dylan, irrumpen en la biblioteca de ese colegio y comienzan a ametrallar a los alumnos. Cassie se refugia bajo una mesa y comienza a rezar arrodillada.
 

   Mártir a los 17 años A pocos metros, una amiga sobreviviente de la masacre, Crystal, escucha que uno de los asesinos le pregunta: «¿Tú crees en Dios?». Ella le responde: «Sí, ¿por qué?», y antes de que termine, el joven le dispara en la sien. Cassie tenía 17 años y los medios norteamericanos reflejaron este caso. Según la revista «News Week», «a causa de sus últimas palabras, ella es ovacionada como una auténtica mártir de la fe». The Washington Post señala: «Ella es seguramente una mártir moderna». En su diario había escrito: «Si no vives por los otros, te consumes. El servicio no es el confort sino el sentido de la vida y la fuerza de no pensar en ti mismo».