La influencia de los medios de comunicación en la familia de hoy
Índice
1. Introducción
2. El modelo de familia que promueven los medios de comunicación
3. La iglesia y la pastoral familiar: Hacia una pedagogía
centrada en la Palabra de Dios
4. La misión evangelizadora de la familia
5. Un ambiente afectivo
6. Una pedagogía bíblica
1. Introducción
Existe
un sólido consenso de que la familia es la célula de la sociedad. De esa
afirmación depende una serie de hechos que es necesario tener en cuenta. Por
ejemplo, que hay una interrelación continua entre familia y sociedad y
viceversa. Siendo más específico, la familia cristiana, aunque fundamentada en
los principios cristianos y bíblicos, está todavía enraizada en una sociedad
y una cultura determinada. Luego, ciertos hechos comunes a cualquier tipo de
familia, también le afectan (Roldán, 1991: 268)
Dos de los hechos que sobresalen en nuestra sociedad Latinoamericana y que
inciden en la familia de hoy, tienen que ver con la paternidad responsable o
planificación familiar y la influencia de los medios de comunicación. En el último
capitulo de mi disertación doctoral en orientación y consejería familiar,
analizo a grandes rasgos estos hechos tan importantes y decisivos. Uno de los
temas que acaso despierte mayor interés es el relacionado con la influencia de
los medios masivos de comunicación, especialmente la televisión.
2. El modelo de familia que promueven los medios de comunicación
Los
medios masivos de comunicación como: la radio, la televisión, los diarios,
revistas, el cine, y la Internet. Son instrumentos cuyas funciones principales
son informar, educar, animar y distraer.
Como cristianos, resulta importante que conozcamos las formas subliminales en
que los medios operan en las personas, influyendo en su manera de pensar y de
actuar. También es fundamental que conozcamos como interpretar críticamente
las ideologías dominantes y antivalores que nos ofrecen(Op cit: 292)
a. El
tipo de familia que ofrece la televisión
El escritor argentino Julio Mafud, en su libro hace un análisis sociológico y
sintetiza el modelo de familia que promueve la televisión. Según Él, se trata
de una familia reducida, con unos padres absorbido por sus trabajos fuera del
hogar.
A veces, como lo hemos indicado en las primeras páginas de este capitulo, la
situación socioeconómica de nuestros piases tercermundista obliga a los padres
a tomar dos o tres empleos, lo que agrava la situación. El "dulce
hogar" se ha tornado en la "carga del hogar"(Los Argentinos y el
Status, 1985: 45)
Así las cosas, los hijos se tornan en "succionadores" de los medios
que saturan sus mentes ofreciédoles un amplio panorama de opciones para pedir y
nunca estar satisfechos. Perdido el control de los hijos, los padres ya no son
los que orienta sus gustos, no dan pautas a sus vidas. Hasta la línea que
divide lo permitido de lo prohibido se torna casi imperceptible(Roldán, 1991).
b. la
ideología y antivalores que promueve la televisión
Ya nadie puede dudar que la televisión es hoy, el medio masivo de comunicación
que mayor impacto tiene en la sociedad. Se ha dicho que "en nuestra era
electrónica, podríamos cambiar el lenguaje popular dime con quien anda y luego
te diré quien eres, por Dime cuántas horas por días pasa frente al televisor
y te diré qué esperas de la vida y de tus semejantes(Peyrú, 1991: 12).
Vivimos en una "cultura de masas", entendiendo por ello el producto de
toda una tecnología al servicio – teóricamente – de la comunicación
humana. Decimos teóricamente porque, aunque suene contradictorio, muchas veces
lo menos que hay es comunicación.
Como se ha señalado los medios de comunicación "sustituyen cada vez más
al diálogo entre el género humano, que es la base de la convivencia humana y
del vivir democrático"(Mafud, Op. Cit: 45).
Por ende, nos lleva a cuestionarnos ¿Cómo influyen los medios masivos,
particularmente la televisión, en el pensamiento y la acción del individuo? ¿De
qué maneras la televisión muestra la realidad? ¿Cómo funcionan los mecanismo
de desinformación? ¿Cuál es la ideología dominante y sexista de la
publicidad? ¿Qué tipo de sociedad propone? ¿Cómo podemos desarrollar una
actitud crítica para ver televisión, publicidad, cine, interne, y no ser
absorbido por ella?
Para responder a estos interrogantes es necesario estudiar la televisión como
medio de comunicación. La televisión conlleva un doble efecto. El primer
efecto, al que se puede considerar denotativo, tiene que ver con lo objetivo y
explícito, es decir, lo que concretamente ofrece un mensaje determinado.
Pero, hay otro al que se puede llamar connotativo, que contiene un mensaje implícito
que añade o sugiere significados que apuntan a otras ideas y sentimientos (Roldán,
1991).
Es importante que conozcamos ejemplos concretos de los antivalores que nos dan
los medios de comunicación, en especial la televisión. He aquí algunos
ejemplos que nos ofrecen los autores: Mafud, Peyrú, y Roldán:
Desintegración
familiar. "En una serie dramática de la televisión argentina de hace
algunos años, ninguno de los tres personajes centrales tenía una familia
estable e integrada. Uno de ellos se la pasaba "probando" de
pareja en pareja. Otro, aparentemente era divorciado. El tercero vivía en
la incertidumbre en ese terreno. El contexto social y familiar que esos
hombres representaban daba como una realidad incambiable" el hecho de
que es posible ser persona actualizada, de éxito y de importancia, sin que
ello implique necesariamente estar al frente de una familia" (Roldán,
p: 292 –293).
Precisamente, Graciela Peyrú sostiene al respecto que en la televisión
"los besos y las caricias, cuando se incluyen, forman sólo parte de la
dupla seducción / violencia o son expansiones mínima de vínculos fugaces
(Ibid: 12).
Sexo
libre. Los televidentes no tendrá dificultad en ver enlatados nacionales y
extranjeros, cómo indirectamente se aprueban ciertos pecados como
relaciones premaritales, adulterio, fornicación, robos, asesinatos, y
homosexualidad. A propósito de este último, nos dice Peyrú:
"recuerdo el caso de otra serie argentina, en la cual su personaje
central era un homosexual.
Las escenas mostraban cómo el muchacho no encontraba solución a su
problema ni en la psicología, ni la psiquiatría, ni la religión.
Finalmente, todo termina con una carta que le envía su hermana donde le
dice más o menos así:
"Querido hermano, la decisión es tuya. Es lo único que cuenta. Hace
lo que vos querrás. Nadie puede ni debe meterse en tu vida. La opción es
tuya y si es bueno para vos, entonces es bueno". Conclusión que queda
en la mente del televidente promedio: "Está bien lo que me hace sentir
feliz. No hay absolutos. La homosexualidad es una opción más que no es ni
mejor ni peor que la heterosexualidad"(Op cit).
c. La
publicidad en los medios de comunicación
La publicidad se define como "una técnica de difusión masiva, a través
de la cual una industria o empresa lanza un mensaje a un determinado grupo
social de consumidores con el propósito de incitarlos a comprar un
producto"(Zecchetto, 1987: 7).
Las coordenadas bajo las que se estructura la publicidad son básicamente dos:
el Progreso y el Placer. El poder de la publicidad es de tal magnitud que hoy ya
no importa tanto si un producto es bueno o es malo. La publicidad se encargará
de hacerle creer a las personas que es "¡caro... pero el mejor!".
Aunque a la postre el consumidor llegue a la triste realidad de que en efecto
era "¡caro... pero el peor!"(Roldán, Ibid: 293).
La publicidad apela a "estímulos subliminales". Es decir, fuerzas
sensoriales a escala inconsciente. El estímulo subliminal es como una
"memoria dormida" que cuando despierta hace actuar a la persona.
Muchos aspectos de la realidad que no vemos como consciente los percibimos
subliminalmente y se va almacenando en nuestro inconsciente.
Lo importante en la publicidad no está sólo en lo que explícitamente dice un
comercial. Muchas veces está en lo que el mensaje implica en términos de
"felicidad", "realización humana", "progreso",
"conquista", etc. (Zetecchetto, Ibid).
d.
Claves para interpretar los medios de publicidad
Como todo mensaje publicitario requiere una adecuada interpretación. En este
sentido, hay que una clave que resulta de sumo valor práctico a los fines de
interpretarla. Por lo general, toda publicidad sigue el siguiente esquema:
Necesidad humana + Conflicto insatisfacción + producto propuesto = Solución
del problema. Lo grave del problema es que se trata de "soluciones falsas a
problemas reales". En efecto la publicidad le hace creer a los oyentes y
televidentes que comprando tal producto será próspera, tendrá dominio sobre
otros, será una persona dinámica, emprendedora, fuerte, viril, con prestigios,
etc. Los slogans que ofreceremos a continuación es un claro exponente de lo que
estamos diciendo, son tomados de Victorino Zecchetto(P, 11).
Algunos slogans publicitarios que apelan a la felicidad, el éxito, la fama, son
estos:
Siempre habrá tiempos felices. Cuente con cigarrillo... Interpretación: El
fumar ese cigarrillo hace posible la felicidad.
¡En guardia! Juvenil, peligrosa, ¡dispuesta a la vida! ...el amor que espera.
Loción y extracto... El texto está acompañado por la imagen de una mujer
rubia, juvenil y peligrosa.
¡Automóvil... la gran tentación! La imagen esta vez es diferente a la
anterior, aquí se trata de una mujer de color, mirada atractiva, labios
carnosos y a punto de morder una manzana.
Muchas veces las imágenes son simbólicas y apelan, por lo general, a la
sexualidad. Así aparecen como "telón de fondo" objetos de placer.
"Y uno dice: pero, yo no me di cuenta de eso. Por lo tanto no me tiene que
afectar.
Otro caso de error. Como se sostiene en una obra ya citada: "El
descubrimiento fundamental fue este: los motivos que impelen a un individuo a
comprar o no comprar una cosa son diez por ciento de nivel consciente y noventa
por ciento de nivel subconsciente" (Roldán, Ibid: 294)
e. El
niño y la televisión: ¿Entreteniendo o masificación?
Los niños son los que generalmente pasan más tiempo frente al televisor. Como
sostiene un especialista en comunicaciones, el profesor Miguel A. Pérez Gaudio,
la familia "le ha abierto a la televisión de par en par las puertas de su
intimidad hasta el punto de que estos medios llegan a imponer sus horarios,
modifican los hábitos, alimentan conversaciones y discusiones, y sobre todo
afectan la psicología de los usuarios en los aspectos tanto afectivos e
intelectuales como religiosos y morales"(El maestro y el niño frente a la
televisión, Córdoba: Ideas educativas, citado por Roldán: 294).
Se consideran que son televidentes livianos los que pasan menos de cuatro horas
por días viendo televisión. Los pesados, son los que pasan más de cuatro
horas por días (Ibid: 294).
f. ¿Cómo
incide la televisión en la conducta de los niños?
Para responder a esta pregunta nos apoyamos a dos escritores especialistas en
este campo: Miguel Pérez Gaudio y Graciela Peyrú.
En primer lugar, en cuanto a rendimiento escolar, en una prueba que se hizo en
1984 por el programa Evaluación Nacional del Progreso en Educación en los
Estados Unidos de Norte América, nos dice al respecto:
"Los niños de 9 años que miraban seis horas o más de televisión por días
se desempeñaban escolarmente mucho peor que aquellos que miraban menos horas.
Pero había poca diferencia entre los que miraban menos de dos hora de Televisión
diarias y los que lo hacían de 3 a 5. Entre los jóvenes de 13 a 17 años
encuestados, los niveles de la lectura ascendían a medida que mermaban las
horas frente al televisor" (Diario: La Nueva Provincia, 1988).
En segundo lugar, está el tema de la violencia. En una encuesta realizada en
una escuela de la ciudad de Buenos Aires, se halló que había un comportamiento
disímil entre dos grupos de niños. El grupo que había contemplados programas
violentos dejaba a los más pequeños cuando se trenzaban en peleas. Los que no
habían estado expuestos a ese tipo de programas si intervenían para separar a
los que se estaban peleando.
Las conclusiones son las siguientes: "Se ha comprobado reiteradamente que
los niños acostumbrados a ver programas violentos como televidentes pesados
muestran menos índices corporales de alteración emocional frente a la agresión
que los menos habituados livianos. Esta "desestabilización" va acompañada
de un aumento directo de las fantasías y conductas agresivas" (Peyrú, Op.
Cit).
g. ¿Cómo
el televidente podrá desarrollar una mentalidad crítica y reflexiva que le
permita ver televisión?
El Señor Jesucristo nos exige ser no sólo sencillos como palomas, sino también
prudentes como serpientes, Mateo 10: 16. En este sentido, debemos estar al tanto
de la escala de valores que nos ofrece los medios de comunicación, en especial
la televisión. Extraeremos algunos datos que surgen de la investigación del
profesor Pérez Gaudio, realizada con 100.000 estudiantes:
Asimilación de los contenidos de televisivos.
Agresividad por imitación.
Alteración de los valores personales, familiares, sociales y religiosos.
Ligereza para imitar e identificar con los personajes propuestos en las programaciones televisivos.
Desjerarquización de la autoridad familiar y docentes.
Consumismo material excesivo (Op. Cit: 26).
Finalmente ¿Cómo desarrollar una mentalidad crítica que nos permita ver televisión sin ser masificado por la misma ni ser receptores pasivos de sus mensajes? La respuesta a este interrogantes nos basaremos a los pasos que nos sugiere Alberto Roldán, que son:
"¿Cuántas horas de televisión ven nuestros hijos?
¿Cuáles son sus programas favoritos?
¿Coincide la filosofía de la vida y la escala de valores de esos programas con la doctrina cristiana? ¿En qué aspectos se oponen?
¿Es aceptable el tipo de sociedad, de familia, de género que nos proponen?
¿Qué puntos de vista jamás toman en cuenta?"(Op. Cit: 296).
Estas son sólo preguntas de orientación, según Él, deja un espacio para agregar. Al cual anexamos las siguientes:
¿Cómo son vistos los grupos étnicos de nuestro país? ¿Qué características se le atribuyen?
¿Cuáles son los medios y las instancias a través de los cuales el sexismo, el machismo se convierte en una práctica cotidiana?
¿Cuál es el modelo de familia que presenta las novelas? ¿Cuáles son las características de tal familia? ¿Coinciden estas características con la realidad familiar de nuestro hijo, de nuestra sociedad e idiosincrasia?
¿Cómo es vista la mujer, los niños con relación a la familia?
¿Qué piensa del lenguaje que utilizan los personajes en los medios de comunicación: radio, prensa, televisión, cine e Internet?
Busque en los programas de televisión, radio, prensa ejemplos de discriminación social, política, racial, y religiosa. Haga una evaluación de los mismo y notará que son perjudiciales para la formación de nuestros hijos.
Para
finalizar esta parte, debemos recordar lo que nos dice el apóstol Pablo: Todas
las cosa me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas,
mas yo no me dejaré dominar de ninguna(1 Corintios. 6: 12). Podemos hacer uso
de la televisión. Otra cosa, muy distinta, es que la televisión termine usándonos.
Si logramos revestirnos de una mentalidad crítica, entonces podrá ser de
cierta utilidad en términos de entretenimiento y aun cultural. De lo contrario,
terminará siendo un instrumento de masificación de nuestras familias(Ibid:
297).
Conclusión:
Quiero concluir esta sección con el tema: La iglesia y la pastoral familiar:
Hacia una pedagogía centrada en la Palabra de Dios
3. La iglesia y la pastoral familiar: Hacia una pedagogía centrada en la Palabra de Dios
La
pastoral de la pareja, de la familia es fundamentalmente una pastoral
comunitaria. Las familias y las parejas aprenden a amar en el contexto de una
comunidad que practica el amor mutuo.
El amor no sólo se comunica en palabras, sino por el ejemplo de personas y
familias que viven en función del amor por el poder del Espíritu Santo. Es
como la fe y la esperanza: se transmite por contagio. Una iglesia que hace del
amor la ley suprema de la vida es una iglesia generadora de familias orientadas
por el amor.
"Cuando el "amor – entrega" se hace carne en una pareja adulta,
no es necesario tratar de probar a los jóvenes la importancia del "amor
– entrega" como base del matrimonio, modelos que los jóvenes desearán
reproducir. Los mejores sermones sobre el amor, el matrimonio y la familia, como
sobre muchos otros temas que atañen a la vida cristiana, no son los que se
predican, sino los que se viven.
Por supuesto, ninguna iglesia es perfecta en el amor. No obstante, toda iglesia
puede ser una comunidad de pecadores que están aprendiendo a amar y a recibir
amor. La tarea de la pastoral es crear condiciones para el crecimiento personal
y comunitario en la experiencia del "amor – entre".
Donde hay amor el ejercicio de la autoridad no degenera en autoritarismo, ni el
ejercicio de la libertad genera en libertinaje, ni el ejercicio de la disciplina
degenera legalismo, ni el ejercicio de la espontaneidad degenera en desorden.
Donde hay amor las personas son más importantes que los programas, la calidad
de vida es más importante que la cantidad de cosas, la madurez auténtica es más
importante que las apariencias.
Donde existen condiciones para que el amor germine y crezca, hay esperanza de
que se formen parejas con un fundamento sólido para las cuales el matrimonio
sea un pacto de ayudarse mutuamente en el seguimiento de Jesucristo en el mundo,
para la gloria de Dios"(Op, cit: 7 – 8).
4. La misión evangelizadora de la familia
En
momentos en que muchas familias están en crisis o se ven amenazada por su
desintegración, los cristianos debemos redescubrir la responsabilidad que Dios
asignó a este grupo humano para su feliz funcionamiento.
Esta responsabilidad, que consiste en formar en cada miembro de la familia un
cristiano genuino, no es otra cosa que la misión evangelizadora de la familia.
El propósito de este tema es precisamente reflexionar sobre el significado y
las implicaciones de este ministerio familiar.
Desde el A.T., vemos que el propósito de Dios era que la familia fuera el
principal campo evangelizador para sus integrantes. El mandamiento expresado es:
Estas palabras que yo te doy estarán sobre tu corazón y las repetirás a tus
hijos... (Deut. 6: 6, 7).
No es sólo un mandato de enseñar una serie de normas a nuestros hijos. Es eso,
pero mucho más. Si la ley de Dios estuviere en el corazón de los progenitores,
como señal el v, 6, entonces la transmisión será de corazón a corazón.
Esta idea de pasar algo de corazón a corazón no sugiere que se trata de la
transmisión de bienes espirituales a los hijos, lo cual es mucho más que la
repetición verbal de un precepto. El hecho de pertenecer a una familia
cristiana no es garantía absoluta de que sus miembros serán definitivamente
cristianos.
Al llegar a los 18 años cada hijo será libre para renovar su compromiso con
Cristo de un modo más significativo o para elegir el camino que considere
mejor. Pero, también es cierto que el pertenecer a la familia cristiana automáticamente
nos coloca en una posición especial en el camino de la fe.
La presencia de los padres cristianos en la familia confiere el carácter de
santos a los hijos. Esto no significa que ellos estén exentos de un compromiso
personal con Cristo. Lo que aquí se enfatiza es que un hogar cristiano cumple
un ministerio impactante sobre sus hijos (Zukoswski, 1983).
Al respecto se ha dicho en el Congreso Mundial de Evangelización: "Hay una
gran diferencia entre un hogar cristiano y uno que no lo es; entre los hijos de
los creyentes y los hijos de los incrédulos"(Douglas, 1975: 727). Es
innegable que los hijos de hogares ya están en cierta manera iniciados en el
camino de Jesucristo. Sus decisiones posteriores los reafirmarán o los alejarán.
Frente al fuerte desafío que se ha puesto en una evangelización personalista
es necesario reforzar el concepto de evangelización en familia. Esto no
significa despersonalizar el encuentro con Cristo. Por el contrario, reconocemos
que el compromiso personal con Cristo es esencial para cada creyente. Sin
embargo, también reconocemos que si Dios nos creó y nos colocó en un ambiente
familiar para vivir, también quiere redimirnos juntamente con toda nuestra
familia (Zukowski, Op. Cit,).
La carta de Hechos de los apóstoles corrobora este desafío familiar de la
evangelización al decir: Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu
casa[tu familia] (16: 31, Biblia, 1960: 930 –931).
Creemos que el campo más propicio para fomentar el compromiso personal es
precisamente la evangelización de la familia en plenitud (Op. Cit, 1983). Entre
los elementos que dispone un hogar cristiano para cumplir su ministerio
evangelizador podemos considerar:
Existe
una realidad que está presente en cada familia como el aire que respira y es la
atmósfera formada por los que integran la familia. El carácter, los
sentimientos, los principios y los valores religiosos y morales, el tipo de
relaciones constituyen esta atmósfera que abarca a toda la familia y le da un
carácter particular.
Esta realidad es una vía por la cual la familia es evangelizada de un modo no
menos fuerte que por la enseñanza consciente. No se trata de una actividad
forma, sino de un impacto natural de la vida familiar sobre la vida cada
persona. Cuando se trata de una familia cristiana, ésta tiene su atmósfera
distinta. Y es la calidad de esta atmósfera la que va a influir positiva o
negativamente en su misión evangelizadora. Al respecto nos dice Elvira
Zukoswski:
Es cierto que el clima afectivo es creado por todos los integrantes del grupo
familiar, pero la primera responsabilidad de imprimirle un carácter favorable
para el desarrollo cristiano de los hijos recae generalmente sobre los padres.
(Revista Misión, 1983: 12)
La doctrina cristiana en la vida familiar se manifiesta básicamente en las
relaciones interpersonales. Cuando estas relaciones están en crisis [por el egoísmo,
malentendidos, presiones externas u otros factores] es el poder del Espíritu
Santo el que interviene reconciliando y restaurando las relaciones.
La familia necesita un tiempo devocional para leer la Palabra de Dios y orar
juntos. Pero más que actividades, lo que impacta en la vida cristiana en
familia es el tipo de actitudes con que se relacionan diariamente sus miembros,
o sea, el ambiente que se vive continuamente. Si las actitudes por lo general
son tensas y no se produce la reconciliación, el momento devocional puede ser
una experiencia frustrante y aun contraproducente (Goff, 1985: 185 – 186).
"Toda las situaciones del hogar enseñan el evangelio de un modo más
contundente que cualquier curso sobre la vida cristiana. Es en la vida familiar
donde el niño descubre las respuestas a sus inquietudes religiosas. Es en el
modo en que es tratado por sus padres que percibe el amor de Dios hacia Él. La
manera en que los padres afrontan y resuelven los conflictos de pareja, las
actitudes frente a las crisis económicas o afectivas, la valoración de las
personas y de las cosas, la actitud positiva o negativa frente a la vida son
vivencias que se fijarán en cada hijo de un modo espontáneo pero
definitivo"(Zukowski, Op. Cit).
La
familia es la principal responsable por la educación cristiana de los hijos.
Esta educación debe incluir todas las verdades bíblicas, como la de que Dios
en su hijo Jesús mostró su gran amor al ser humano, que El espera la respuesta
del ser humano, y que la persona que vive sin Dios necesita ser convertida por
el poder del Espíritu Santo.
Cualquier verdad bíblica puede y debe ser enseñada a personas de todas las
edades. El problema aparece cuando se practica la enseñanza con torpeza por
desconocer los principios básicos como la evolución mental y efectiva de las
personas que atraviesan por diferentes edades. Una teología mal entendida
consideraría a los niños como adultos en miniatura, esperando de su conducta
una perfección que al mismo adulto le es imposible alcanzar.
Esta insensibilidad lleva a conocer la conducta de un niño que miente aun
cuando esté en la etapa en que en realidad y la imaginación se superponen. La
misma falla se comete cuando se juzga mal a un adolescente que vive altibajos
emocionales, típicos de su edad. "Una sana teología reconoce que Dios no
demanda el mismo comportamiento a personas de diferentes edades. Dios no espera
que los niños actúen como adultos, simplemente los acepta como niños que son
y con la fidelidad que se puede esperar de un niño." (Miller, 1956: 69.
Citado por Zukoswski, Ibid).
Es indispensable que la educación evangelizadora en familia provea
oportunidades para respuesta de cada uno de sus integrantes. La enseñanza de la
Biblia siempre requiere una respuesta del género humano. "El que enseñe a
su familia la Palabra de Dios y no busca intencionalmente respuestas personales,
actúa como el labrador que echa la semilla y nunca vuelve a buscar el
fruto"(Ibid).
"Tan importante como es el dar lugar a respuestas o reacciones es también
dejar claro en qué consiste cualquier tipo de decisión con la que que se
confronta a las personas. Sólo es válido aquel evangelismo que explica con
claridad las implicaciones de cualquier respuesta de compromiso que asumirá la
persona.
El tipo de respuesta dependerá de las diferentes edades, de las necesidades de
cada persona y del mensaje de Dios que se haya presentado. No debemos esperar
respuestas estereotipadas, pues Dios es el que hace la obra en las personas y Él
puede actuar de modos no previstos por nosotros" (Zukowski, Ibid).
Basándonos en 2 Timoteo 3: 15 ...desde la niñez has sabido las Sagradas
Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es
en Cristo Jesús. Debemos reconocer que la enseñanza de la Biblia conduce a la
salvación, se trate o no de una apelación al arrepentimiento y la fe. Por
tanto podemos decir que: "estamos evangelizando al enseñar la Biblia y
estimulando cualquier tipo de compromiso que requiera el pasaje enseñado"(Scripture
Union’s Ministry to Children – Statement of Principle, 1979: 30. Citado por
Zukowski, Op. Cit).
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Luis Edo Cantero
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