Tolerancia,
homosexualidad e Iglesia católica.
Autor:
Aceprensa
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Fuente:
Aceprensa
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24/10/01
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El
escritor estadounidense David Morrison, ex homosexual activo,
narra en la revista This Rock (julio-agosto 2001) que en la
Iglesia católica encontró comprensión y ayuda.
24/10/2001.
"Como católico y homosexual, estoy profundamente
agradecido a la Iglesia católica por su posición sobre la
homosexualidad y los comportamientos homosexuales. El
catolicismo, casi en solitario entre las Iglesias cristianas, se
resiste por un lado a aguar el Evangelio para condescender con
los homosexuales y, por otro, a mostrarse insensible con ellos
mediante un mensaje de hostilidad implacable. La Iglesia católica
me ama y, conmigo, a todos los hombres y mujeres homosexuales;
tratándonos como adultos, nos dice que nosotros también
podemos cooperar con el Espíritu Santo en la tarea de nuestra
propia santidad y acercarnos a la perfección cristiana, como
dice el Catecismo (n. 2.359). No reconocí fácilmente el valor
de esta enseñanza. De los 21 a los 28 años, viví como
activista gay, aceptando y difundiendo el mensaje que hoy ofrece
el movimiento gay".
Después de reseñar que tuvo amantes, rápidos ascensos
profesionales y vacaciones en una colonia gay, Morrison
prosigue: "A los 28 años dirigí mi vida a Jesucristo y
comencé a explorar lo que significaba para mí cargar con mi
cruz. Esta búsqueda me llevó, a trancas y barrancas, a la fe
católica, en la que vivo (gracias a Dios) desde entonces.
"La doctrina de la Iglesia sobre la orientación homosexual
y la castidad han sido dos grandes realidades liberadoras en mi
viaje, y es justo que lo manifieste. La singularidad de la
postura católica sobre la orientación homosexual reside
principalmente en la ausencia del talante determinista que
caracteriza a otras muchas posturas. Los hombres y mujeres con
orientación homosexual no son automáticamente candidatos al
elogio (fundado en su condición de "oprimidos") o a
la condena (por inherente pecaminosidad)".
"El corolario de la posición de la Iglesia, que los
homosexuales están llamados a vivir la castidad, contribuye a
hacer de esta doctrina una expresión única de gracia, por lo
que enseña sobre el amor."
Por su parte, el filósofo polaco Leszek Kolakowski aporta su
perspectiva sobre de qué lado está la verdadera tolerancia en
este asunto. Así dice en un reciente libro (1): "Tenemos
el derecho de defender nuestras creencias. Pongamos un ejemplo:
en los países civilizados, la práctica de la homosexualidad no
es ilegal, siempre y cuando, por supuesto, sea una relación,
una relación consentida entre adultos. La Iglesia considera que
las prácticas homosexuales son, moralmente, algo reprobable y
prohibido. Se basa tanto en el Antiguo Testamento como en el
Nuevo, en su propia tradición y en su interpretación teológica
de la sexualidad. Pues bien, si la Iglesia pidiera que volvieran
a promulgarse las leyes que prohibían las prácticas
homosexuales, podría ser acusada de burda intolerancia. Pero,
cuando las organizaciones de homosexuales exigen que la Iglesia
retire sus enseñanzas sobre la homosexualidad, son ellas
quienes muestran una burda intolerancia en sentido contrario. En
Inglaterra se han dado casos de manifestaciones y ataques contra
iglesias a causa de esto. ¿Quién es entonces el intolerante?
Los homosexuales que afirman que la Iglesia se equivoca son
libres de abandonarla. Nada se lo impide. Pero, cuando tratan de
imponer sus opiniones a la Iglesia, con insolencia y
agresividad, no defienden la tolerancia, sino que abanderan la
intolerancia. La tolerancia solo es real cuando es mutua".
(1) Leszek Kolakowski. Libertad, fortuna, mentira y traición.
Ensayos sobre la vida cotidiana. Paidós. Barcelona (2001). 108
págs. T.o.: Freedom, Fame, Lying and Betrayal. Traducción: Víctor
Pozanco Villalba.
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