LA
TÉCNICA EN LOS ICONOS
La
técnica de pintura del icono es compleja y solemne como un rito. Hay una serie
de leyes en los manuales de iconografía que todavía hoy se siguen con gran
escrupulosidad, sobre todo en los ambientes monásticos.
Se
escoge una tabla de madera noble (ciprés, encina, castaño...) que sea lisa y
sin nudos; se prepara la superficie para que quede completamente lisa y suave,
de modo que se pueda encolar una tela fina que se adhiera totalmente a la
madera. Con una solución de polvo especial se consigue un fondo duro y estable
que se pule perfectamente hasta conseguir una superficie perfecta. Se marcan
entonces los rasgos esenciales del icono y se ponen las hojas de oro en toda la
superficie que va a quedar dorada, reservando para el momento posterior la
ejecución de los rasgos del vestido, de la cara y de las manos.
Poco
a poco se van sacando los rasgos de la imagen, usando colores naturales
mezclados con clara de huevo, o pintura al temple, que el tiempo dará un color
sombrío a todo el icono. Una vez terminado el icono se le da una mano de aceite
de lino y resinas mezcladas, que forma como una capa protectora de los colores
que se conservan perfectamente durante mucho tiempo.
La
técnica del iconógrafo trata de iluminar el icono en algunos lugares como el
rostro o los ojos; un halo de ligereza envuelve incluso a los vestidos a través
de una técnica especial que se llama “assist” y que da un toque de nobleza
y de belleza, haciendo que las finas estrías doradas o plateadas simulen la
impregnación divina de toda la persona. El fondo de oro luminoso indica la
realidad resplandeciente del icono y del misterio que representa.
Una
vez terminado, el icono recibe la bendición de la Iglesia y puede ocupar su
lugar en la iglesia o en la habitación de los fieles. Existe una bendición
especial para los iconos, aunque es suficiente ponerlos sobre el altar mientras
se celebra la sagrada liturgia, para que el contacto con el misterio eucarístico
los santifique.
LA
VIRGEN HODIGITRIA
Entre los 250 motivos conocidos de
representación de la Virgen, existe uno muy extendido que es el de la Virgen hodigitria,
o “la que muestra el camino”. En él aparece la Madre de Dios con el Niño
en brazos y una de sus manos señalándolo.
La tradición cuenta que fue el
evangelista san Lucas quien pintó este icono por primera vez, incluso existen
versiones del mismo en las que aparece el evangelista delante de su caballete
pintando este motivo. En otras versiones aparecen escenas de la vida de la
Virgen rodeando el icono.
La Virgen hodigitria
suele aparecer representada con la cabeza inclinada hacia su hijo; con su mano
izquierda toma al Niño, a la vez que lo muestra con la derecha, recordándonos
las palabras del evangelista Juan en las que Jesús dice “Yo soy el camino, la
verdad y la vida”. En algunas versiones de este motivo, las manos aparecen no
tanto como señal de súplica sino como gesto protector.
Las estrellas en el manto de la
Virgen, llamado maphorion, simbolizan
su virginidad antes, durante y después del parto. La tercera estrella está
oculta por el cuerpo del Niño.
El
niño levanta la mano derecha en señal de bendición, mientras que en la
izquierda lleva el rollo de las Escrituras. Sus piernas aparecen cruzadas,
dejando entrever la planta descalza y llagada del pie derecho, anunciando la
muerte que ha de sufrir.