SAN ANDRES DE CRETA

San Andrés fue patriarca de Creta y murió en el 740. Le complace saludar a María con el nombre de «hija de Dios», y pone en este término, como después de él harán los predicadores bizantinos, una intención muy particular: Ella es

«una arcilla divinamente moldeada por el artista divino, la materia perfectamente proporcionada para una encarnación divina», «la levadura con la cual toda la masa del género humano ha entrado en fermentación».

 

EL NACIMIENTO DE LA INMACULADA

 

Hoy, Adán ofrece María a Dios en nuestro nombre como las primicias de nuestra naturaleza, y estas primicias, que no han sido puestas con el resto de la masa, son transformadas en pan para la reparación del género humano. Hoy se pone de manifiesto la riqueza de la virginidad, y la Iglesia, como para las bodas, se embellece con la perla inviolada de la verdadera pureza. Hoy la humanidad, en todo el resplandor de su nobleza inmaculada, recibe el don de su primera formación por las manos divinas y reencuentra su antigua belleza. Las vergüenzas del pecado habían oscurecido el esplendor y los encantos de la naturaleza humana; pero nace la madre del Hermoso por excelencia, y esta naturaleza recobra en Ella sus antiguos privilegios y es modelada siguiendo un modelo perfecto y verdaderamente digno de Dios. Y esta formación es una perfecta restauración, y esta restauración, una divinización, y ésta una asimilación al estado primitivo. Hoy, la mujer estéril se convierte en madre contra toda esperanza; y es una madre que engendra una descendencia que no tiene madre, y nacida ella misma de la infecundidad, consagró todos los alumbramientos de la naturaleza. Hoy ha aparecido el brillo de la púrpura divina y la miserable naturaleza humana se ha revestido de la dignidad real. Hoy, según la profecía, ha florecido el cetro de David, la rama siempre verde de Aaron que para nosotros ha producido Cristo, rama de la fuerza. Hoy, de Judá y de David ha salido una joven virgen, llevando la marca del reino y del sacerdocio de Aquel que, según la orden de Melquisedec, recibió el sacerdocio de Aaron, Hoy la gracia, purificando el principio místico del divino sacerdocio, ha tejido, a manera de símbolo, el vestido de la simiente levítica, y Dios ha teñido con púrpura real la sangre de David. Por decirlo todo en una palabra: hoy la reforma de nuestra naturaleza comienza, y el mundo envejecido, sometido ahora a una transformación totalmente divina, recibe las primicias de la segunda creación.