GONZALO DE BERCEO

Hacia el 1198 nació Gonzalo de Berceo, en la Rioja, y murió alrededor del 1274. Es el primer gran poeta castellano. En su obra se unen la sencillez de los juglares y todas las características del mester de clerecía. Su obra, bien conocida de todos, encierra una maravillosa ingenuidad y amor a la Virgen.

Berceo explica cómo Teófilo:

 

Desamparó su casa e cuanto que tenía,

non dijo a ninguno lo que facer quería,

fue para la iglesia del logar do vivía,

plorando de los ojos cuanto más se podía.

Echóseli a pietes a la Sancta Regina,

que es de pecadores consejo e madrina.

«Señora, dixo, valas a la mi alma mezquina,

a la tu merced vengo buscarli medicina.

»Señora, tú que eres puerta de paraíso,

en qui el Rey de gloria tantas bondades miso,

torna en mí, Señora, el tu precioso viso,

caso sobreyament del mercado repiso .

»Toma contra mí, Madre, la tu cara preciosa,

faceslo con derecho si me eres sañosa;

non vaya más a mal que es ida la cosa;

torna sobre Teófilo, Regina gloriosa.»

Cuarenta días estovo en esta contención,

sufría días e noches fiera tribulación,

de al no li membraba si desto solo non:

clamar a la Gloriosa de firme corazón.

Plogo al Rey del cielo al cuarenteno día,

contendiendo Teófilo en su tesurería ;

apareciól de noche Sancta Virgo María,

díjoli fuertes vierbos com qui fellonía.

Díjoli: «¿En qué andas, omne de auce dura?

sobre hielo escribes, contiendes en locura,

farta so de tu pleito, dasme gran amargura,

eres muy porfidioso, enójasme sin mesura.

»Faces peticiones locas e sin color,

a nos has denegado, busqueste otro señor,

don renegado malo de Judas muy peor,

non sé por ti qui quiera rogar al Criador.

»Yo vergüenza habría al mi fijo rogar,

non sería osada la razón empezar.

El que tú deneguesti e busquesti pesar

non nos querrá oír nin a ti perdonar.»

«Madre, dijo Teófilo, por Dios e caridat,

non cates al mi mérito cata a tu bondat

de cuanto que tú dices todo dices verdat,

caso sucio e falso, lleno de malveztat.

»Repiso so, Señora, válame penitencia,

ésa salva las almas, tal es nuestra creencia,

ésa salvó a Pedro que fizo grant fallencia,

e lavó a Longino de muy grant violencia.»

Calló elli con tanto, fabló Sancta María,

dijo: «Traes, Teófilo, revuelta pleitesía.

Bien lievé la mi fonta, bien la perdonaría,

mas a lo de mi fijo bien no me trevería.

»Manguer que me negueste feciste sucio fecho,

quiérote aconsejar de consejo derecho,

torna en el mi fijo ca te tiene despecho,

ca se tiene de ti que fue muy maltrecho.

»Ruégalo bien de firme con muy grant femencia,

deniega al diablo, confirma tu creencia.

Mucho es piadoso, es de grant conoscencia,

él mata, él vivifica, ca es de tal potencia.»

»Madre, dijo Teófilo, siempre seas laudada,

pascua fue e grande cuando tú fuiste fraguada,

mucho es la mi alma con esto confortada,

trae la tu palabra medicina probada.

»Yo no lo osaría al tu fijo rogar,

por mi ventura mala busquéli grant pesar,

pero fío e nello como debo fiar,

e quiero mi creencia a ti la demostrar.

»Creo que es un Dios e que es Trinidat,

Trinidat en personas, una la deidat;

non ha en las personas nulla diversidat,

Patre, Fijo, Spíritu uno son te verdat.

»Creo que Jesucristo en la encarnación,

que nasció de ti, Madre, por nuestra redemption;

predicó el Evangeli, después tomó pasión,

en el día tercero fizo resurrectión.

»Creo bien firmemente la su ascensión,

creo la postremera regeneración.

Cuando buenos e malos recibirán gualardón,

que envió la gracia de la consolación.

»Madre, todo lo creo, so ende bien certano,

cuanto que Cristo manda creer a su cristiano;

mas so en gran verguenza, en miedo sobejano,

ca fuí, mi Señora, contra él muy villano.

»Si bien ha de seer o me quieres prestar,

tú te has en este pleito, Madre, a trabajar:

otro procurador non me mandes buscar,

ca porque lo buscase no lo podría fallar.


»Tú eres para todo, gracias al Criador,

por rogar a tu Padre, tu Fijo, tu Señor.

Que quiera que quieras o hobieres saber,

todo lo fará allí de muy buen amor.

»Señora benedicta, Reina principal,

aun en tu osanza te quiero decir al:

si non cobro la carta que fice por mi mal,

contaré que non so quito de mal dogal.»

Dijo Sancta María: «Don sucio, don maliello,

la carta que feciste con el tu mal cabdiello,

después la selleste de tu proprio seello,

en infierno yace dentro en un reconciello.

»Non quería el mi fijo por la tu pleitesía

descender al infierno, tomar tal romería,

ca es logar fediondo, fedionda cofradía;

sólo en sometérselo sería grant osadía.»

«Señora benedicta entre todas mujeres,

bien lo querrá tu fijo lo que tú bien quisieres;

todo te lo dará lo que tú li pidieres,

a mí verná la carta si tú sabor obieres.»

Dijo Sancta María buen confuerto probado:

«Finca en paz, Teófilo, véote bien lazrado.

Iré yo, si podiero, recabdar el mandado;

Dios lo mande que sea aína recapdado.»

La Madre benedicta, esta razón tractada,

quitóseli de ojos, non podió veer nada;

pero la voluntat teníala confortada,

ca es el solaz suyo medicina probada.

Si ante fue Teófilo de grant devoción,

mucho fue después ende de mayor compunción.

Tres días e tres noches estovo en oración,

nin comió nin bebió nin salió de lectión.

Mucho lazró Teófilo en este triduano,

yaciendo en la tierra, orando muy cutiano;

nunca en tantos días lazró más nul cristiano,

en cabo su lacerío non li cayó en vano.

La Reina de gloria Madre Sancta María

visitólo de cabo en el tercero día;

trájoli saludes nuevas de alegría

cuales querría todo omne que yace enfermería.

«Sepas, dijol, Teófilo, que las tus oraciones,

los tus gemidos grandes, las tus aflictiones,

levadas son al cielo con grandes procesiones,

leváronlas los ángeles cantando dulces sones.

»Es de la tu facienda el mi fijo pagado,

el tuerto que toviste haslo bien enmendado;

si bien perseverares como has empezado,

tu pleito bien es puesto e muy bien recabdado.»

«Madre, dijo Teófilo, de Dios nuestro Señor,

por ti me viene esto, bien so ende sabidor;

quitas del mal judicio un onme pecador,

que yazría en infierno como Judas el traidor.

»Pero con todo esto que tú has recabdado,

aun no me seguro nin bien so pagado,

fasta que vea la carta e cobre el dictado,

la que fiz cuando hobi al tu Fijo negado.

»Madre, si yo hobiese la cartiella cobrada,

et dentro de un fuego la vidiese quemada,

si quier luego muriese yo non daría nada;

ca mal está, Señora, mi alma encerrada.

»Madre, bien sé que eres deste pleito enojada,

mas si tú me falleces non me tengo a nada.

Señora, tú que esta cosa has empezada,

fesme render la carta, será bien acabada.»

«Non ficará por eso, dijo la Gloriosa,

non finque por tan poco empezada la cosa.»

Quitóseli delante la Reina preciosa,

fue a buscar esta carta de guisa presurosa.

Alegróse Teófilo que yacía quebrantado,

non era mirabilla ca era muy lazrado;

tornó en su estudio el que había usado.

Nunca fue en este mundo confesor más penado.

En la noche tercera yacía él dormido,

que sufría grant martirio había poco sentido;

vínoli la Gloriosa con recapdo cumplido,

con su carta en mano, queda, sin todo roído.

La esposa de Cristo poncela e parida,

echósela de suso, dióli una ferida;

recudió don Teófilo, tomó de fuerte a vida,

falló en su regazo la carta mal metida.

Con esto fué Teófilo guarido e lozano,

que vedíe la cartiella tomada a su mano.

Allí tovo que era de la fiebre bien sano;

apretó bien la carta, cumplió su triduano.

El confesor Teófilo hobo grant alegría

cuando tovo la carta en su podestadía;

rendió gracias a Dios e a Sancta María,

ca ella adobara toda la pleitesía.

Otro día mañana que cuntió esta cosa,

que trajo la carta la Madre gloriosa,

era día domingo, una feria sabrosa

en qui la gente cristiana toda anda gradosa.

Vino el pueblo todo a la misa oír,

tomar pan benedicto, la agua recibir,

queríela el obispo de la villa decir,

queríela el omne bueno su oficio complir.

El confesor Teófilo, un lazrado cristiano,

fue para la iglesia con su carta en mano,

posóse a los piedes del buen misacantano,

confesó su proceso tardío e temprano.

Fizo su confesión pura e verdadera,

cómo fizo su vida en la edat;

primera; después cómo envidia lo sacó de carrera,

que lo fizo cegar de cegar de estrafia manera.

Cómo fue al judío, un trufán renegado,

cómo le dio consejo sucio e desaguisado,

cómo con el diablo hobo pleito tajado,

e cómo fue por carta el pleito confirmado;

Cómo por la Gloriosa cobró aquel dictado,

el que con su siello hobiera seellado.

Non dejó de decir menudo nin granado,

que non lo dijo todo por que había pasado.

Demostróli la carta que en el puño tenía,

en que toda la fuerza del mal pleito yacía,

santiguóse el obispo que tal cosa vedía;

tanto era grant cosa que abés lo creía.

Ite misa est dicha, la misa acabada,

era toda la gente por irse saborgadal.

Fizo signo el obispo con su mano sagrada,

fincó la gente toda como estaba posada.

«Oit, dijo, varones, una fiera fazaña,

nunca en este mundo la oyestes tamaña.

Veredes el diablo que trae mala maña,

los que non seli guardan tan mal que los engaña,

»Esti nuestro canónigo e nuestro compañero

moviólo su locura un falso consejero;

fue buscar al diablo sabidor e artero

por cobrar un oficio que toviera primero.

»Si la Virgo Gloriosa nol hobiese valido,

era él acedoso duramente torcido;

mas la su sancta gracia hábeli acorrido,

ha cobrado la carta, si non, sería perdido.

»Yo la tengo en el puño, podédesla veer,

esto non yace en dubda, debédeslo creer,

onde debemos todos a Dios gracias render

e a la Sancta Virgo que le quiso valer.»

Rendieron todos gracias, mujeres e varones,

ficieron grandes laudes e grandes procesiones,

ploraban de los ojos diciendo bendiciones

a la Madre Gloriosa bona todas sazones.

El te deum laudamos fue altamente cantado,

tibi laus tibi gloria fue ter bien recitado;

dicién Salve Regina, cantábanla de grado,

e otros cantos dulces de son e de dictado.