AVE MARIS STELLA

 

Este himno maravilloso, adoptado por la Iglesia para las Vísperas de María, no debe ser de Fortunato, ya que no aparece hasta el siglo XI.

Salve, estrella del mar,

Madre santa de Dios

y siempre Virgen,

feliz puerta del cielo.

 

Aceptando aquel «Ave»

de la boca de Gabriel,

afiánzanos en la paz

al trocar el nombre de Eva.

 

Desata las ataduras de los reos,

da luz a quienes no ven,

ahuyenta nuestros males,

pide para nosotros todos los bienes.

 

Muestra que eres nuestra Madre,

que por ti acoja nuestras súplicas

Quien nació por nosotros,

tomando el ser de ti.

 

Virgen singular,

dulce como ninguna, l

íbranos de la culpa,

haznos dóciles y castos.

 

Facilítanos una vida pura,

prepáranos un camino seguro,

para que viendo a Jesús,

nos podamos alegrar para siempre contigo.

 

Alabemos a Dios Padre,

glorifiquemos a Cristo soberano

y al Espíritu Santo,

y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.