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La Biblia y la psicología

John H. Stoll, Ph.D.
Director Ejecutivo de ASK, Inc.

Hoy, como nunca antes, la gente está interesada en la psicología y en lo que tiene para decir a la humanidad. El estudio de la psicología trata con la mente, sus sentidos y el comportamiento humano. Dado que nuestra mente controla nuestro comportamiento, y nuestro comportamiento influye y es influido de muchas formas, se vuelve un estudio desafiante. Junto con esto están los problemas crecientes de la mente y las relaciones sociales en un mundo complejo hoy, colapsos mentales y morales, el aumento del ocultismo (por ejemplo, la astrología), y el deseo de conocer las cosas futuras y las cosas del mundo no físico. La influencia satánica está creciendo como nunca antes, como dice 1 Timoteo 4:1 y 2 Timoteo 3:2: "El Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios" y "mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados."

Dado que el hombre constantemente está tratando de explorar la mente en el comportamiento humano, parece lógico al cristiano que su mejor fuente de conocimiento sea comprender a Aquel que creó la mente de la humanidad, además de considerar el libro de texto que Él ha escrito sobre la mente y el comportamiento humano. El libro de texto más autorizado sobre el tema del comportamiento humano es la Biblia. No sólo es autorizado, sino que es objetivo y es la palabra final sobre el tema. Y, sea que las personas acepten los principios de la Palabra de Dios y concuerden con ellos o no, todas están sujetas a los principios que se encuentran en la Biblia. Por lo tanto, nos incumbe considerar seriamente lo que Dios tiene para decir sobre este tema de la psicología bíblica. La Biblia no es un libro de texto de psicología, sino más bien es un texto sobre Dios y su relación con la humanidad, que Él creó. Sin embargo, en este contexto hay mucho en la Biblia sobre el comportamiento humano, y cuando la Biblia habla sobre el tema de la psicología, habla con autoridad final.

Las emociones

La humanidad vive en un tiempo y una época que está llenos de muchos temores y problemas y, en cierta medida, como cristianos, hemos quedado aislados de estos temores y problemas. Sí, es cierto que vemos las noticias en la televisión, leemos los diarios, entendemos en cierta medida lo que está ocurriendo en el mundo, escuchamos mucho acerca de los problemas que experimenta la juventud de hoy, las drogas, y todo lo que lo acompaña. Pero, en general, como cristianos, estamos aislados de las realidades del mundo. Sin embargo, y en una forma paradójica, porque somos seres humanos, nos vemos atrapados muchas veces por los mismos problemas que enfrenta el mundo. Hasta cierto punto, el mundo puede ser diferente, y los problemas para nosotros pueden no ser tan grandes o dramáticos, y pueden no tener un efecto tan traumático sobre nosotros como sucede con las distintas personas en el mundo pero, básicamente, todos tenemos la misma naturaleza común, y todos tenemos los mismos problemas comunes.

Dios, que es nuestro Creador, tiene una respuesta para todos estos problemas. Hay cuatro conjuntos de emociones que son comunes a todos-sea que aceptemos por fe los principios de la Palabra de Dios o los rechacemos-que nos asedian y, a menos que nos protejamos de ellos finamente, nos destruirán

El primer conjunto es el síndrome de temor-ansiedad-desasosiego. El mundo está atrapado en esto en gran medida porque dice: "No hay ayuda para la humanidad-este es un universo sin sentido." Al mundo no le importa nada el individuo que es sólo un número y, si bien cada individuo es una persona única, en realidad no hay ninguna ayuda para esa persona. Cada individuo es sólo una entre miles de millones de otras personas. Vivimos en un mundo amoral que es hostil al individuo. Por lo tanto, debido a esto tenemos temores, ansiedades y desasosiego con relación a lo que viene.

El segundo conjunto de emociones que nos aflige es el síndrome de ira-hostilidad-odio, ya que básicamente todos tenemos miedo. Esto es una fachada, y así exhibimos nuestros temores que salen como ira, hostilidad y odio. Y la hostilidad es la acción directa ante la impotencia en nuestras vidas por lo que tememos. Esto aflige al cristiano además del no cristiano.

El tercer conjunto de emociones que nos asedia es el síndrome de depresión-culpa-dolor psíquico. Es interesante notar que la mayoría de las personas que ocupan camas en los hospitales no están ahí por una enfermedad física, sino debido a problemas emocionales, mentales y psicológicos. Si, como seres humanos, pudiéramos liberarnos de estos problemas, habría suficientes camas libres en todos los hospitales hoy. Es una pena persistente que aflige a cada individuo. Para el no cristiano, es una sensación inconsciente de culpa, por más que esa persona pueda no admitirlo o reconocerlo. Para el cristiano, puede ser un pecado no confesado que por lo tanto lleva a sentimientos de depresión y de culpa.

El cuarto conjunto de emociones que nos afectan es lo que puede denominarse egoísmo destructivo. Esta es otra forma de temor; "Yo soy yo mismo, tengo un ego, y tengo el deseo de edificarlo hasta cierto grado. Y, sin embargo, en mis deseos de edificar mi ego, hay también cierto grado de temor, así que estoy intentando equilibrar mis temores con mi ego como individuo," y eso causa problemas a todos.

Por sobre estos cuatro conjuntos de emociones adversas, hay necesidades que necesitan ser satisfechas, porque si no estas tendencias destructivas nos vencerán como seres humanos. Aquí es donde los principios de la Palabra de Dios están fuertemente centradas en el libro de Filipenses. Brevemente, pueden ser señalados como sigue:

La primera necesidad emocional que necesitamos satisfacer es la del afecto-amar y ser amados. Todo bebé que nace en el mundo desea esto. Hace un tiempo, se hizo un experimento en Colorado, en el cual un médico tomó un grupo de bebés no deseados que habían sido abandonados. Encontró que dentro de un año la mayoría de ellos murió. Sí, fueron bien cuidados y bien alimentados, y las enfermeras los atendieron; pero murieron porque les faltó afecto y amor, porque todo ser humano necesita esto. Es por esto que Dios nos dio madres, para dar de mamar a los bebés, no sólo por el beneficio de la leche de la madre que recibe el bebé, sino por esa sensación de seguridad que recibe el bebé mientras está en brazos de su madre. Esto es algo que no logrará ningún biberón, y todo ser humano necesita este afecto, no sólo como bebé sino por el resto de su vida.

La segunda necesidad que necesita ser satisfecha es la de aceptación-de lo que uno es, y del carácter único de cada individuo. Necesitamos sentirnos aceptados por otras personas. Esto es parte de nuestra comunidad de estar juntos.

La tercera necesidad es la de la apreciación-tener una estimación crítica favorable hecha en nuestro propio interior. Cierto sentido de aprobación, una palmada en la espalda por un trabajo bien hecho. Damos medallas, cartas de recomendación, relojes, banquetes de apreciación-entregamos premios y recompensas, y muchas clases de cosas. ¿Por qué? Porque todos lo necesitamos. Necesitamos ser apreciados.

La cuarta necesidad que todos tenemos es el logro-no sólo una sensación de satisfacción o de logro, sino también de aquello que es digno de encomio, para que cuando logremos cierto objetivo haya cierta cantidad de apreciación por ese logro, y nos haga sentir bien, para que lo deseemos.

Estas cuatro necesidades son básicas para todo individuo, y a fin de vencer las emociones que nos asedian constantemente y contrarrestarlas, Dios ha provisto la respuesta en el libro de Filipenses.

El cristiano y la psicología

Para el cristiano, los problemas surgen en el área de la creencia y la incredulidad. Cuando el supuesto "hecho de la ciencia" entra en conflicto con la creencia de una persona, pueden aparecer problemas. El conflicto en una persona surge de cuánto cree que la herencia y el ambiente modelan su pensamiento. Si el comportamiento está completamente determinado por estos factores, como piensan algunos, entonces la libertad es una ilusión. En el mundo existencial y pragmático de hoy, el hombre está condicionado a ser totalmente "libre" de toda restricción y atadura que pueda inhibirlo por la herencia y/o el entorno. Para el cristiano que vive en el mundo de hoy, su problema se ve realzado por la idea de algunos que dicen que las creencias religiosas se vuelen una atadura irreal a su "superyo" (que se considera como algo parecido a la "conciencia moral" propia). A fin de liberarse de este control, suele sugerirse que debería dedicarse a "vivir la vida." Para liberarse de su supuesta esclavitud, la idea consiste en sugerir que esto aflojará (o tal vez endurecerá) su conciencia para que no esté tan ansioso por lo que hace. Esto supone que el "superyo" está determinado por el entorno (padres, iglesia, normas externas impuestas por otros cristianos, etc.) y que debe volverse "libre" para actuar como quiera. El "yo" entonces se vuelve más insensible y el individuo menos ansioso.

Lo que sucede en realidad con mayor frecuencia es que el individuo se siente más lleno de culpa y por lo tanto estas ansiedades se ven incrementadas. Lo que se necesita realmente es un tratamiento del verdadero problema de la libertad en Cristo, a través de una comprensión de la Palabra de Dios y un patrón de vida consistente con la Biblia. Gran parte del problema en la sociedad cristiana actual es una imposición de "lo que hay que hacer" y "lo que no hay que hacer" en los individuos cristianos que pueden tener o no un fundamento en la Palabra de Dios. No es el área "negra" de la vida (es decir, lo que no hay que hacer en los Diez Mandamientos) ni el área "blanca" de la vida (es decir, lo que hay que hacer en los Diez Mandamientos) lo que nos afecta, sino el gran área "gris" donde la Biblia no dice específicamente lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer. La razón por la que la Biblia no es específica en el área "gris" es doble: 1) ciertas acciones no son siempre correctas o incorrectas, sino deben ser consideradas en una luz contextual del tiempo, las formas, las costumbres, la cultura, y; 2) Dios quiere que sus hijos se vuelvan espiritualmente maduros y capaces de tomar decisiones maduras basadas en los principios de su Palabra, a medida que la persona deja que el Espíritu Santo la guíe a toda verdad (Juan 16:13). Esto da al cristiano confianza, así como un niño que crece adquiere confianza en su propio juicio a medida que sus padres le dan más margen para hacer sus juicios.

Hoy vivimos en un mundo dominado por las filosofías del existencialismo filosófico (es decir, un hombre existe como individuo en un mundo sin propósito, y debe enfrentar el entorno hostil ejerciendo su libre voluntad) y el pragmatismo (es decir, el sistema filosófico que prueba la validez de los conceptos y las acciones por sus resultados prácticos; si funciona, está bien). El énfasis resultante de estas dos filosofías aparece en los efectos de la despersonalización de la sociedad, el derrumbe de los elementos eternos y tradicionales de la fe, y la pérdida de significado de la vida presente. El hombre es esencialmente libre; es consciente de sí mismo como un ser, y puede pensar y cuestionar su propia existencia. Esto alienta a que uno se aparte de las tradiciones y los viejos patrones a fin de encontrar una experiencia mejor y más satisfactoria de la vida. De nuevo, para el cristiano esto plantea un verdadero problema ya que esta filosofía no acepta ninguna autoridad fuera de la experiencia. Dios queda eliminado junto con toda ley moral. (En un sentido, el existencialismo tiene significado para el cristiano cuando se enfrenta con la experiencia del verdadero significado en la vida. Según los principios de la Palabra de Dios, hay una vitalidad renovada al enfatizar el significado de la relación de una persona con Dios que profundiza esa experiencia. Debe sonarse una nota de alerta en este punto que es la siguiente: la experiencia y el significado son beneficiosos cuando están basados en la verdad bíblica y no en la experiencia sólo. Esto difiere materialmente del existencialismo filosófico que es anti-Dios y postula un futuro si esperanza.)

Uno de los problemas de la experiencia humana es saber qué debe hacerse con el elemento inconsciente. ¿Debería ser sublimado o ignorado, con la esperanza de que se vaya y no se vuelva un problema? La terapia de "shock" muchas veces empuja los problemas más abajo en el inconsciente y los deja ahí. La evidencia parece apuntar en el sentido que los conflictos no resueltos de la conciencia que se empujan más abajo en el inconsciente no permanecen inactivos. Más bien, crean mayores tensiones que son más difíciles de manejar, porque los orígenes están ocultos y olvidados. Cuanto más ocurre esto, mayor es el potencial de una tensión cada vez mayor y, con el tiempo, un estallido de algún tipo. El cristiano debería enfrentar los problemas día a día, en confesión de pecado, eliminando el conflicto, y permitiendo al Espíritu Santo que resuelva los problemas al guiar al individuo en la verdad de la Palabra de Dios. De ahí la necesidad del estudio diario de la Biblia y la oración diaria, la entrega del día en manos de Dios y pedir la gracia de Dios para cada día, para que uno pueda andar en el camino de la justicia de Dios. Esto ocurre a través de la sumisión a la dirección del Espíritu Santo en la vida del creyente.

Los rasgos o patrones característicos de comportamiento son básicos en el desarrollo de la personalidad única de cada individuo. A medida que se van formando nuestras interrelaciones entre estos rasgos, se crean conflictos por la diferencia de intereses y objetivos. Esto ocurre debido a un intento de crear un orden en nuestras vidas. Un cristiano desea evitar inconsistencias y desorden, quiere ser creativo y útil y supuestamente quiere reducir la tensión causada por los conflictos internos. Por lo tanto, un intento de organizar nuestras vidas puede asumir una de dos formas: 1) aislar conscientemente o inconscientemente los rasgos que están causando nuestros conflictos en compartimentos estancos que no permiten la solución de ningún problema ni la comunicación. De esta forma, uno puede perder control sobre parte de su personalidad y la solución es peor que el problema mismo; o, 2) otra forma de solucionar el problema es convertir a un rasgo en un principio organizador y luego subordinar todos los demás rasgos a este. Vemos un buen ejemplo en Filipenses 1:21: "Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia." Esto muestra la confianza sencilla del cristiano en Cristo como un principio organizador de la vida. Esto contesta el problema de identificación con la organización adecuada resultante. Esto reduce la tensión, y si el rasgo escogido no es un rasgo egoísta, como vemos en la ilustración de Filipenses, entonces la solución es buena.

Hay veces que el rasgo del altruismo (la preocupación desinteresada por el bienestar de otros) se convierte en el centro, y los resultados parecen mejores. Pero el problema aquí es que tiende a ser un fin en sí mismo, y la realización última del individuo está limitada por la naturaleza humana. A veces las personas pasan sus vidas persiguiendo un objetivo y luego encuentran al final que no valía la pena. Esto se parece algo a la persona que subió la escalera del éxito sólo para encontrar que cuando llegó arriba la escalera estaba apoyada en la pared equivocada. Cuando esto ocurre, puede instalarse la desilusión en un momento en que la personalidad tiene menos posibilidades de poder manejarla.

Este problema de organización se resuelve buscando un centro adecuado de la personalidad en el cual puedan canalizarse todos los rasgos humanos y que esté también más allá del elemento humano. En este pensamiento, uno tendría un centro para la personalidad y la expansión. Este es pues el mensaje de Filipenses, que nos da lo que Dios considera la vida cristiana normal. De esto también hablaba Pablo en Gálatas 2:20, el "yo," "... juntamente crucificado, y ya no vivo "yo," mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo ["yo"] en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí."

Desarrollar madurez en la vida cristiana normal significa formar vínculos más fuertes desde cada rasgo y relacionarlo con el centro, Cristo. La "vieja naturaleza" interfiere con este deseo, según vemos en Efesios 4:22-24. Cuando comienza esta reorganización del "yo," el poder que ha sido gastado previamente en la solución de conflictos internos se vuelve disponible para propósitos constructivos. Cuando cada aspecto de nuestra personalidad está verdaderamente centrado en Cristo, estos conflictos internos pueden ser eliminados y así el cristiano puede convertirse en un individuo verdaderamente sano mentalmente.

El problema más serio que asedia a los cristianos es el de la naturaleza "vieja" y "nueva." Ambos están diametralmente opuestas entre sí, y todo cristiano tiene a ambas dentro de sí. Pablo ciertamente planteó el conflicto muy claramente en Romanos 7:11-24, donde señala "no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago." Por lo tanto, exige una aplicación constante y consistente a la vida diaria de la integración de los rasgos de la vida con el centro, que es Cristo. Sólo cuando ocurre esto puede el poder latente de la personalidad ser combinado con el poder de Dios para producir utilidad en la vida cristiana.

La Biblia y la Psicología

Hay tres razones por las que se escribió la Biblia. Dios la dio primero para mostrar la entrada y el problema del Pecado; segundo, para mostrar a la humanidad la necesidad y la provisión de la Salvación; y tercero para proveer para el cristiano el camino correcto para la Santificación de la vida. Las palabras "santo" y "santificar" son términos que significan "apartado del mal y apartado para Dios."

Cuando consideramos la Palabra de Dios, estas tres ideas-pecado, salvación y santificación-están provistos cualitativamente al individuo en este orden; porque antes que nada una persona tiene que saber que es un pecador y necesita un Salvador; segundo, que Dios ha provisto salvación a través del Señor Jesucristo para los pecados de esa persona y que, una vez que una persona se convierte en hijo de Dios, se prevé que en tercer lugar seguirá una vida santificada. Estas cosas son de gran importancia y están en este orden en la Palabra de Dios. Pero cuando un mira estas tres cosas cuantitativamente, en la Biblia, los dos primeros caminos-el del pecado y el de la salvación-ocupan muy poco lugar en la Biblia. No necesita Dios mucho espacio para mostrar a los seres humanos la entrada del pecado, y los problemas que lo acompañan, y que toda la humanidad es pecadora, ni le lleva mucho tiempo mostrarnos lo que ha hecho Cristo por nosotros. Pero cuando se trata de la cuestión de la santificación, eso requiere toda una vida. Los bosquejos biográficos que vemos en la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento, así como en el Nuevo Testamento, se dan para mostrar las vidas de hombres, mujeres, niños y niñas que han tenido problemas similares a los nuestros, que han tenido sus alturas y sus profundidades, que han estado en la "nube número nueve" y han tenido sus "mañanas de lunes," como deben vivir los hijos de Dios hoy. Por esto Cristo dijo en Juan 10:10: "yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia."

La vida abundante incluye la salud mental madura, pero incluye mucho más. Hablando generalmente, la salud mental está relacionada con las normas de la sociedad, pero el cristiano puede no siempre seguir la norma corriente, y a fin de ser fiel a Cristo podrá ir muchas veces en contra. Si la fe individual en Cristo no resulta en una vida cada vez más satisfactoria, independientemente de los problemas u obstáculos, hay algo mal en la vida de uno o en la aplicación de los principios bíblicos a la vida diaria de esa persona. La Biblia está dada para modelarnos o formarnos según la imagen de Cristo, y esta es la santificación o la vida santa.

Dios, que es nuestro Creador, ha creado nuestra psiquis o nuestros sentidos, y a la larga estamos condicionados por estos sentidos. Nos guste o no, somos personas sensibles, y hay ciertas emociones y afectos que tenemos que necesitan ser satisfechos en un sentido un otro. El mundo está constantemente buscando esto y está fracasando constantemente, y por esto los psicólogos se hacen ricos, porque las personas van a un psicólogo para tener una expresión catártica-es decir, para sacarse de encima lo que los aflige, y el psicólogo hace muy poco, pero después que uno se ha "descargado" uno se siente mejor. Entonces el psicólogo le dice: "lo veo la semana próxima" y la persona piensa que el psicólogo ha hecho mucho por ella. Tenemos estas cargas que necesitamos constantemente "desenrollar" o "sacarnos de encima." Dado que Dios nos creó con una "psiquis" o "sentido," ciertamente debería saber bien cómo una persona debería operar en la vida. Debido a esto, Dios ha dado a la humanidad estas comprensiones en su Palabra, y a pesar que de una punta a la otra de la Biblia hay expresiones que ministran a nuestros sentidos, hay un libro, Filipenses, que tiene como su objetivo combinar la salud espiritual con la salud mental del cristiano.

Al concluir esta sección, quisiera sugerir que hay cinco formas en que cada cristiano puede vivir una vida personal más satisfactoria, además de ser un mejor administrador de la gracia de Dios. Un subproducto de esto es una salud mental madura junto con una actitud gozosa.

1. Integración-En esto, Cristo se convierte en el centro de todos nuestros rasgos de personalidad. Después del paso inicial de regeneración, la integración de nuestra propia personalidad se vuelve una cuestión de escuchar la guía del Espíritu Santo. La clave está en desarrollar un conocimiento relacionado con la experiencia de la enseñanza de Cristo tomada de su Palabra (ver Filipenses 3:10).

2. Propósito-Un factor importante para ayudar a que una persona viva una vida útil es el conocimiento de que hay un propósito en la vida. La vida no tiene sentido a menos que tenga un propósito. En Filipenses 1:21, Pablo dice: "Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia." Aquí está la idea de la identificación personal con Cristo. Lo último para el cristiano es buscar hacer la voluntad de Dios en y por medio de su vida. Con esto en mente, la persona busca traducir el plan de Dios en su vida en términos comprensible para él, además de para otros. Es imperativo un sentido de valores en la experiencia cristiana, porque si no hay normas o valores, la vida pierde su relevancia. Por otra parte, cuando uno tiene en claro las normas y valores, estos sirven para dirigir antes que para reprimir a una persona.

3. Contemplación-Una persona que es sana mentalmente y espiritualmente es una persona contemplativa. Se detiene periódicamente para evaluar su vida espiritual, y busca relacionarse con las cuestiones importantes de la fe y la vida. Pablo enseñó esto claramente en Filipenses 2:5: "Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Cristo Jesús." En la medida que el cristiano reflexiona sobre sí mismo, estudia la Palabra de Dios y habla a Dios en oración, el resultado es el relajamiento, un comportamiento cristiano positivo, una perspectiva de los problemas de la vida y para tomar decisiones, y una fuerza indefinible en poder que resulta de la obra del Espíritu Santo en su vida. Esto se ocupa del problema de la actitud personal en la vida.

4. Perspectiva-Cuando uno aplica personalmente los principios de la fe cristiana a la vida cotidiana y los integra, el resultado es una comprensión del futuro último de la vida. Pablo dice en 1 Corintios 6:20 que: "Habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios." Esta perspectiva, el darse cuenta de que las cosas que están pasando hoy tienen relevancia para el presente así como para la eternidad, puede traer significado y significación a cada incidente de la vida. La expectativa del cristiano lo ayuda en esta vida, como señala 1 Juan 3:3: "Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro." Luego, como señala Pablo en Filipenses 3:20: "Nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo." Para el cristiano, esto da esperanza y responde al problema de la prioridad personal en la vida.

5. Abierto-En Mateo 16:24-26, Cristo dijo: "El que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará." Debido a que la preocupación ideal del cristiano no son objetivos inmediatos y egoístas, su vida puede estar abierta a fluir en ayuda a otros. Hay probablemente una tendencia, en mayor o menor medida, en cada uno de nosotros, a estar inhibidos a estar abiertos. Ser abiertos es algo que cada persona, en más o en menos, tiene que trabajar en su propia vida. Una característica de una persona mentalmente sana es una personalidad abierta. Cuando aceptamos la comisión de Cristo en Mateo 28:19, nos ayuda a volvernos abiertos. Cuando nos apoyamos en la idea de Pablo en Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece," muestra la ayuda que podemos tener y que tenemos en Cristo. Esto da al cristiano un sentido de seguridad personal para confiar en el Señor para cada aspecto de su vida.

El estudio de la psicología como campo científico plantea problemas para el cristiano, pero cuando se lo integra con los principios psicológicos según aparecen en la Palabra de Dios, ofrece la oportunidad de abrir nuevas perspectivas con relación a las experiencias cristianas y la comprensión de las verdades bíblicas. Una ilustración puede servir para ayudar a subrayar este principio. La droga sulfa no mata al germen. Ayuda a disolver la cubierta dura protectora alrededor del germen, para que los glóbulos blancos pueden matarlo. En forma similar, la psicología puede proveer las herramientas usadas por Dios para penetrar más eficazmente y disolver la coraza protectora que las personas usan para aislarse de las verdades bíblicas y de sus semejantes. Cuando se rompe esta cubierta, el Espíritu de Dios puede hacer su obra en sus vidas. Cada problema planteado por la vida y la psicología tiene su respuesta en la Palabra de Dios. Estas respuestas deberían buscarse y hallarse, y cuando se encuentran se hará evidente que son, junto con la aplicación personal, la vida espiritual normal que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Filipenses y la psicología

A fin de vencer las emociones que acosan a una persona y satisfacer las emociones que necesita, Dios ha provisto la respuesta en el libro de Filipenses. En el capítulo 1, el apóstol Pablo contesta el problema de la Identificación Personal. Esto tiene que ver con el Afecto. La clave para este problema de identificación está en Filipenses 1:21: "Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia." Pablo estaba identificado con el Señor Jesucristo en cada aspecto de su vida. Estaba afectado por lo Cristo había hecho por él; afectaba toda su vida. Lo cambió de ser un empleado del gobierno romano, en la carretera a Damasco, llevando a personas a la cárcel bajo el nombre de Saulo, y lo transformó para que fuera ahora el apóstol Pablo, predicando a Cristo. Así como había sido en un momento un empleado del gobierno romano, ahora estaba dedicado por completo al Señor Jesucristo. Lo que estaba diciendo Pablo claramente en este versículo era que para él vivir era Cristo, y así se identificaba. Esto da al cristiano el Principio para lo que uno podría llamar la vida cristiana normal. Uno podría preguntar, desde un punto de vista psicológico: ¿qué es lo normal? La respuesta es que nadie sabe lo que es normal. Ni siquiera los psicólogos que están buscando lo normal saben, porque ninguno de ellos es normal. Sólo porque la mayoría de las personas hacen ciertas cosas de cierta forma no significa que eso sea lo normal. Sólo Dios sabe lo que es normal, y sólo ha habido una persona normal que haya aparecido sobre la faz de la tierra, y ese fue el Señor Jesucristo. Él fue la encarnación de Dios mismo en manifestación humana. Por eso dijo Pablo: "Para mí el vivir es Cristo."

Sin embargo, Dios ha revelado lo que es normal para sus hijos, y la comprensión de esa normalidad se encuentra en la Palabra de Dios. Dios nos creó y por lo tanto sabe lo que es normal. Este es el principio de vida que indica lo que es normal para el hijo de Dios. La Biblia es para el cristiano lo que es el manual del fabricante del auto para el auto: sólo en la medida que el cristiano sigue la verdad de Dios en su Palabra puede vivir una vida cristiana normal.

El capítulo 2 contesta la segunda necesidad emocional que necesita ser satisfecha, que es la Aceptación. Esto contesta el problema de la Actitud Personal-¿cómo es aceptada nuestra vida? ¿Qué dice Pablo en cuanto a esto?-la clave se encuentra en el versículo 5: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús." En la actitud de vida, el cristiano es aceptado en el amado-un hijo y un heredero. Hemos sido aceptados por el Dios Todopoderoso. Esto contesta el problema de la actitud personal de la vida de una persona, que da al cristiano el Molde para la vida cristiana normal. El apóstol Pablo nunca nos dice lo que tenemos que hacer-que se encuentra en el capítulo 1-sin decir a continuación mismo cómo hacerlo en el capítulo 2.

Cuando una mujer quiere coser un vestido, va a la tienda y compra lo que se conoce como un molde. Un molde es un conjunto de papeles tisú que están cortados de cierta forma para dar las dimensiones. El molde se coloca sobre la tela y luego la tela se corta según el molde, se cose y se convierte en un vestido. En esta analogía, Cristo es nuestro molde, y los cristianos debemos recortar nuestra vida, por así decirlo, según la vida del Señor Jesucristo. Al haber sido aceptados por Dios en su familia, y nuestras vidas están moldeadas por su Palabra y el Espíritu Santo que mora en nosotros, esto nos ayuda con el problema de la disposición hacia la vida; como uno dispone de la vida y el talento que tiene en la vida.

La tercera emoción que necesita ser satisfecha es la de la Apreciación. Esto se considera en el capítulo 3, y la clave se encuentra en los versículos 13, 14 y 20, que contestan el problema de las Prioridades Personales en la vida. En el mundo en el cual vivimos hoy, cada persona está atrapada en una miríada de cosas, con muchas oportunidades que nos controlan y consumen nuestro tiempo. Esta multiplicidad de cosas en las que participamos y las elecciones que necesitamos tomar constantemente con relación a nuestras prioridades causan mucha frustración en las vidas de las personas. Por ejemplo, si una persona escoge cierto lugar para ir y no es apreciada por el grupo de personas con las cuales se relaciona, o no lo aprecian como pensaba que lo harían, no recibe una buena sensación y puede sentirse frustrado. La frustración es el nombre del juego hoy, porque las personas parecen estar fuera de lugar o frustradas con muchas cosas, lugares y personas. Esto causa depresión, ansiedades y temores que pueden resultar en sentimientos de culpa, y hay muchas reacciones negativas y reforzadores que toman cada vez mayor velocidad, de forma que la persona queda atrapada en las frustraciones del mundo de las cuales aparentemente no hay escapatoria. Para esto, el apóstol Pablo tiene una respuesta satisfactoria en el capítulo 3, que dice cuánto aprecia Dios a sus hijos, y cómo esto ayuda a contestar el problema de las prioridades personales. En 3:13, él dice: "Hermano, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado-no soy perfecto-pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." Luego, en el versículo 20, nota: "Mas nuestra ciudadanía están en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo." Esto ayuda al cristiano en sus prioridades, para que no esté confundido y frustrado en la vida, y pueda formular sus propias prioridades y así sentir un sentido de apreciación de parte de Dios. El capítulo 3 nos ayuda en las Pasiones en la vida cristiana.

Reflexiones sobre lo que Pablo ha dicho por un momento. Ha señalado que ha sido capaz de olvidar aquellas cosas que están atrás, y puede mantener su mirada firme en el Señor y mirar aquellas cosas que están por delante. Piense en esto por un momento; en un tiempo el apóstol Pablo era un empleado del gobierno romano que buscaba encarcelar a cristianos camino a Damasco. Dios lo dio vuelta y Pablo se convirtió, y gracias a esto se convirtió en el apóstol Pablo, que ahora ministraba la Palabra de Dios de parte del Señor Jesucristo, a quien amaba y servía. Uno puede imaginar fácilmente que a medida que el apóstol Pablo iba a predicar a los cristianos en distintos lugares, probablemente habría personas en la congregación donde estaba ministrando que habían estado, muchos años atrás, en la cárcel bajo él, cuando era Saulo, o tenían amigos, parientes, vecinos que habían estado en la cárcel. Ahora el apóstol Pablo les estaba ministrando la Palabra de Dios. Es fácil ver cómo podría haber tenido un gran sentido de culpa, o una sensación de depresión o tristeza por lo que había hecho. O, tal vez, esas personas podrían tener algún sentido de hostilidad, ira o temor cuando se trataba de recibir al apóstol Pablo mismo, junto con su ministerio. Sin embargo, él podía decir que podía "olvidar lo que queda atrás."

Uno de los grandes problemas psicológicos que tienen los cristianos hoy es que permiten que Satanás les presente los fracasos del pasado en sus vidas, los cuelgue sobre ellos como si fuera una "nube de cemento." Por lo tanto, pone al cristiano en neutro y no puede "exhortarse unos a otros cada día" (Hebreos 3:13), debido a los sentimientos de depresión y de culpa junto con todo tipo de temores y frustraciones debidos fracasos pasados, y a veces esto continúa durante muchos años.

Dios tiene una buena catarsis para el cristiano en este sentido. Para esto, uno no tiene que ir al psicólogo-se encuentra muy simplemente en 1 Juan 1:9: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad." En el mundo, las personas muchas veces pueden perdonar pero muchas veces no pueden olvidar. Sin embargo, cuando Dios perdona también olvida, y uno no tiene que preocuparse por los fracasos de ayer cuando los ha confesado ante Dios. Dios quiere que mantengamos una pizarra limpia ante Él día tras día, y por esto constantemente hace énfasis en el hecho que cada día necesitamos orar, leer su Palabra y tener comunión con Él. Deberíamos comenzar cada día diciendo: "Padre, dame la gracia para vivir por ti hoy, y guíame en el camino de la justicia." No debe sorprendernos que Dios diga: "No te preocupes del mañana, ya que mañana se encargará de sí mismo, y no te preocupes del ayer, ya que no lo puedes recuperar, es pasado." Vive por el hoy; Dios se encargará de tu necesidad del mañana, y si has confesado tus pecados es fiel y justo para perdonarte tus pecados. Y no te preocupes del pasado, vive por el hoy. Debemos usar cada día para exhortarnos, como dice Pablo en Hebreos 3:13. Así quiere Dios que vivamos. ¿Por qué deberíamos vivir como la gente del mundo? Dios aprecia a sus hijos cuando responden a Él de esta forma.

En el capítulo 4 Pablo contesta la cuarta necesidad que tiene todo individuo, la necesidad de Logro. También contesta el problema de la Seguridad Personal. El logro da a la persona un cierto sentido de Seguridad, y esta sensación de bienestar es lo que necesita todo individuo. ¿Cómo aplica esto Pablo? En el versículo 13, dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." Pablo no quería decir con esto que podía hacer cualquier cosa. No, todas las personas tienen limitaciones, pero todas tienen ciertos talentos, dones y habilidades. Dios no mide estas habilidades. Dios no mide estas habilidades en un plano vertical, como hace el mundo, como una persona que logra una cierta meseta o posición en la vida mientras sube por la escalera del éxito. No, Dios no evalúa a sus hijos de esta manera, porque Él nos evalúa en un plano horizontal. Todo individuo tiene ciertas responsabilidades ante Dios, y Dios ha dado a cada individuo los talentos y habilidades para cumplir con las responsabilidades que le ha encomendado. En cuanto concierne a Dios, no importa si uno es el presidente de la empresa o el ordenanza de la fábrica. El lugar donde Dios ha puesto a su hijo es su responsabilidad. En Filipenses 2:12 y 13, el apóstol Pablo amonesta al hijo de Dios a ocuparse de su salvación con temor y temblor ante Dios, y luego señala: "porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad." Dios nos muestra su voluntad a través de su Espíritu, y al mismo tiempo nos capacita para llevar a cabo su voluntad mediante los talentos que nos ha otorgado. En 1 Corintios 4:1, 2, el mismo apóstol Pablo nos dice que como cristianos somos administradores de la gracia de Dios, y luego señala: "se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel." La fidelidad ante esa responsabilidad que Dios nos ha encomendado es aquella que contará en el día de rendir cuentas.

Por esto el apóstol Pablo podía decir: "Todo lo puedo"-es decir, todas las responsabilidades y las áreas de influencia que tengo y que Dios me ha dado. Puedo hacer todo para la gloria de Dios en la medida que Dios me da la fuerza para realizarlo. Eso es el logro. Cuando sabemos que Dios lo considera de esta forma, eso nos da un sentido de seguridad o confianza de bienestar, y este es el Poder de la vida cristiana normal.

Hay cuatro cosas que brindan a los hijos de Dios la norma para la vida cristiana normal: 1) que vivamos vidas dignas del evangelio; 2) que nos mantengamos en la fe; 3) que no estemos aterrorizados por lo que viene; y 4) que estemos dispuestos a sufrir por el Señor Jesucristo-"Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia." Nuestros antepasados en la verdad se mantuvieron firmes en medio de la persecución para que pudiéramos tener el evangelio y el amor del Señor Jesucristo. ¿Acaso deberíamos nosotros hacer menos que mantenernos firmes en la fe para que, si Dios se tarda, nuestra descendencia y las generaciones venideras tengan la misma oportunidad para la salvación que ha sido provista para nosotros, por aquellos seres queridos que han partido antes, y que se han mantenido firmes en la fe? Cuando echamos toda nuestra ansiedad sobre él, él tiene cuidado de nosotros (1 Pedro 5:7).

Traducción: Alejandro Field