FIELES COMPAÑEROS ESPIRITUALES

Indudablemente los ángeles están de moda: afiches, libros, páginas de Internet, series de televisión, parapsicólogos... Todos hablan de ellos.

Para otros, la creencia en los ángeles pertenece al reino de las creencias infantiles. En tiempos de seriedad científica y materialismo parece una ingenuidad continuar hablando de "angelitos".

¿Quiénes son estos enigmáticos seres? ¿Existen realmente o son solamente una figura poética para presentar una intervención de Dios mismo? ¿Los católicos debemos creer en ellos?

UNA VERDAD DE FE

El catecismo de la Iglesia Católica habla también de ellos: "La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe" (C. I. C. Nro. 328).

"Negar la existencia o su función es desmerecer las escrituras y, con ellas, toda la historia de la salvación. Nuestro deseo es que crezca la devoción a los ángeles y en especial al ángel de la guarda de cada uno", dice Juan Pablo II afirmando lo que la Iglesia cree sobre la realidad y las tareas de los ángeles.

La creación de Dios va mucho más allá de lo que podemos ver y conocer. Hay seres espirituales que intervienen en el plan de Dios sobre el mundo: los ángeles.

QUIÉNES SON LOS ÁNGELES

Los artistas cristianos los han imaginado como hermosos jóvenes de rostros resplandecientes, vistiendo túnicas blancas y con enormes alas en su espalda. Los querubines y serafines, en cambio, son retratados como bebés rollizos con pequeñas alas.

Pero, más allá de cómo los personifiquemos, en realidad, son seres puramente espirituales y, por lo tanto, inmortales. Como no dependen de la materia, su conocimiento es considerablemente más perfecto que el nuestro; para ellos, ver es ya conocer.

Los ángeles son seres personales y, en cuanto tales, son también ellos, "imagen y semejanza" de Dios. Tienen inteligencia y voluntad. Poseen también la libertad, que les permitió a algunos de ellos elegir rebelarse contra Dios.

Participan en la vida de Dios a través de la visión beatifica: es decir, ven a Dios cara a cara. Lo asegura Jesús mismo: "Sus ángeles en el cielo contemplan sin cesar la cara de mi Padre, del Cielo" (Mt 18, 10). Ese "ver de continuo el rostro del Padre" es la manifestación más alta de la adoración de Dios.

Dios creó a los ángeles para conocerlo, amarlo, servirlo y proclamar sus grandezas, ejecutar sus órdenes, gobernar este universo y ser activos colaboradores de los hombres en vista de su salvación eterna.

LOS NUEVE COROS DE ÁNGELES

San Agustín afirma que: "El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel". En efecto, la palabra ÁNGEL (angelus) quiere decir "mensajero".

Son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Sal 103, 20) Tienen función de mediación y de servicio en las relaciones entre Dios y los hombres. Desde la creación y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: cierran el paraíso terrenal, protegen y salvan, las leyes comunicada por su ministerio, anuncian nacimientos y vocaciones, asisten a los profetas y a hasta al mismo Jesús, por no citar más que algunas de sus múltiples ocupaciones narradas en la Sagrada Escritura.

PROTECTORES DE LOS HOMBRES, MENSAJEROS DE DIOS

En el siglo VI, un autor llamado Dionisio Aeropagita escribió una "Jerarquía Celestial" que divide a los ángeles en tres jerarquías, cada una con tres coros. Cada coro teniendo una función particular dentro del plan de Dios.

 

Los tres primeros coros son:

QUERUBINES (su nombre significa "el sabio" y "el que cuida"), SERAFINES ("el ardiente") y TRONOS. Estos ángeles se dedican exclusivamente a glorificar, amar y alabar a Dios en su presencia.

Los coros de las DOMINACIONES, VIRTUDES y POTESTADES, son los que gobiernan el espacio y las estrellas. Son los responsables del universo entero.

Los coros de los PRINCIPADOS, ARCÁNGELES y ÁNGELES son los que están más cercanos a nosotros. Son los que intervienen en todas nuestras necesidades; esto lo vemos también en la Biblia, cuando se nos presenta la intervención de San Miguel, San Gabriel y San Rafael, vemos que directamente intervienen en la vida de los hombres, cada uno con su propia misión dada por el mismo Dios. También se les ha dado la misión de proteger naciones, ciudades e Iglesias.

Aún teniendo en cuenta que la Biblia habla de ellos utilizando un lenguaje simbólico, es claro que se subdividen en órdenes y grados, correspondientes a la medida de su perfección y a las tareas que se les confía.

Hay otras clasificaciones, pero ninguna es materia de fe para los cristianos.


LOS ÁNGELES CAÍDOS

El demonio es representado en la Biblia, como el jefe de un ejército de ángeles rebeldes. Lucifer era un ser luminoso entre las criaturas de Dios. Pero se deslumbró contemplando su hermosura personal, su asombro poder y todas las virtudes con las que estaba adornado y, en su insensato orgullo, se olvidó de que había sido creado y que todo se lo debía a Dios. Lucifer había sido creado libre, así es que eligió alejarse de la presencia de Dios y establecer su propio reino fuera del Reino de Dios. Un buen número de ángeles lo siguieron en la realización de sus ambiciones lejos del amor de Dios.

Así se hundieron en las oscuridad, porque fuera de Dios no hay más que la nada y tinieblas. Desde entonces el diablo y sus ángeles rebeldes luchan sin cesar contra nosotros para llevamos al camino de la perdición.

El diablo puede suscitar contra nosotros toda clase de dificultades, pero un verdadero creyente permanece invencible. "Quien confía en Dios, no teme al demonio ", afirmaba sabiamente San Ambrosio.

 

EL ÁNGEL CUSTODIO

San Basilio afirmó: "Todo fiel tiene junto a sí un ángel como tutor y pastor, para llevarlo a la vida".

La ternura de Dios hacia nosotros se expresa en la presencia del ángel de la guarda, que nos acompaña desde el nacimiento, protegiéndonos y comunicándonos buenas inspiraciones, hasta el momento de nuestra muerte.

El Ángel de la Guarda nos libra constantemente de innumerables males y peligros.

Contiene también a los demonios para que no nos hagan todo el mal que ellos desearían hacernos. Inspiran en nuestras almas pensamientos santos y consejos saludables. Ellos rezan por nosotros y ofrecen nuestras oraciones a Dios, tornándolas más eficaces por su intercesión. Nos asisten particularmente en la hora de la muerte: si por nuestras obras merecemos ir al Cielo, junto a Dios, ellos nos conducirán a ese lugar bendito. Si, en otro caso, precisamos purificamos en el Purgatorio, el Ángel de la Guarda continuará junto a nosotros esperando el momento de llevarnos junto a Dios. Y si, alguien rechazando el amor y el perdón que Dios nos ofrece, se hubiese condenado para siempre, lo abandonará a las puertas del infierno.

¡Ojalá estas reflexiones nos lleven a un profundo amor y gratitud especialmente para con nuestro Ángel de la Guarda, evitando todo aquello que pueda apenarlo, como son nuestros pecados!

Dejémonos conducir por sus sugerencias, pues sólo así estaremos trabajando efectivamente para nuestra propia santificación y salvación.

 

Oración a nuestro Ángel de la Guarda

Ángel de la guarda, dulce compañía,
No me desampares, ni de noche ni de día,
si me desamparas yo me perdería.
Hasta que descanse en los brazos
de Jesús,