CAPITULO XIII

REFORMA Y CARIDAD

 

1.- Los pobres: una presencia que crea problema.

1.1.- Las fuentes:

En los tratados de historia de la Iglesia tradicionales, se habla poco de los pobres. O mejor, se habla de algunos .pobres., como s. Francisco, de los problemas de la pobreza, pero sólo en cuanto que algunas actitudes crearon problemas de tipo doctrinal, como las luchas de los espirituales y de los fraticelli. La masa de los pobres es ignorada. Son la mayoría, pero no existen. En los últimos decenios se ha tratado mucho de ellos, la bibliografía es muy abundante. A través de estas obras deberemos llegar a sus .archivos., a las fuentes donde se habla de ellos, y donde, con suerte, se puede encontrar incluso su propia voz. Se habla de ellos en las crónicas. Son importantes los instrumentos legales, los testamentos, las descripciones hagiográficas ( el pobre está siempre unido al santo), los ciclos pictóricos, los estatutos de las confraternidades.

1.2.- Palabras para una definición:

Para definir quienes son los pobres, Miguel Mollat, ha intentado una aproximación lingüística a la pobreza y a los pobres. Pobre deriva del latín Pau = poco y Per de = parecer = producir. Por tanto, es uno que produce poco.

1.3.- Juicio sobre la pobreza en diversas épocas:

1.3.1.- Filológicamente:

El Evangelio ha transformado la realidad doliente de la pobreza en una llamada y en un valor: es una llamada, un grito, que exige como respuesta la caridad; es un valor que implica la acción sea personal, o comunitaria. La respuesta se manifiesta en una búsqueda y en una catequesis de la .comunión de los bienes. y en la activación de las palabras que la describen como ágape, diaconía, limosna.

1.3.2.- En la primera Edad Media:

Al menos hasta el final del XII, los pobres eran esencialmente los peregrinos que había que hospedar y los campesinos que había que saciar y defender, huérfanos y viudas, algunos descuidados, pero todos en un ámbito bastante restringido. Los pobres estaban definidos como pauperes Dei o Christi. Los canónigos carolingios incluían a los pobres en un orden protegido por la ley y tutelado por el soberano y la Iglesia. De San Cesario en adelante el término pauperes Christi se referirá a los monjes que con las oraciones y los ayunos acumulaban tesoros en el cielo. Como los demás pobres, el pauper iustus, el monje, tiene derecho a la tutela del soberano y además obtiene los .superna regna.. La pobreza llega a ser por tanto una condición de secuela. Los indigentes a su vez son llamados pauperes cum Lazaro... éstos son membra Christi, están a la puerta del paraíso y llegan a ser janitores caelorum. Por ello la limosna extingue el pecado y el pobre intercede por el benefactor.

1.3.3.- Los siglos XII y XIII:

Se produce el renacimiento de las ciudades, la mejora de las comunicaciones, causado por el desarrollo de las manufacturas y del comercio. Al mismo tiempo se agudizan el debate sobre la pobreza, los pobres comienzan a crear problemas de orden público, de afirmación social. Aumenta el número de las reivindicaciones y disminuye el deseo de cumplirlas, desde el momento en que los pobres habían llegado a ser una presencia inquietante.

La tutela del pobre en el periodo anterior estaba unida a los monasterios y a los caballeros. Los primeros ofrecían el pan y el vestido, los segundos la espada y el hospedaje. Con la rápida transformación económica y con la aparición de la moneda y de la banca, la suerte de los pobres, se unió al hermano y al comerciante o banquero. El movimiento mendicante evitó la deriva del movimiento de los pobres, que en un primer momento se estaba rebelando a la Iglesia. Durante una buena parte del XIII, la situación permanece tranquila, también porque se produjo una unión favorable. Son .los años felices. de Luis IX, rey de Francia, y de Alfonso X, el Sabio, de Castilla. Educaron a la cristiandad para considerar con favor a los pobres en la línea de la solidaridad. Se produjo la .Revolución de la caridad., como afirma A. Vauchez.

Entre finales del XIII y el XIV, surge un periodo trágico de 34 años de carestía. Triunfó en este momento la iconografía del .triunfo de la muerte.. Fue causado por una serie de inviernos fríos y la peste, el hambre y la guerra. La población europea cayó en un siglo entre un 30-35%. Hubo abandono del campo y la masa doliente de estos pobres fue expulsada en busca de pan y esperanza. En las ciudades disminuyó la producción y el comercio, reduciéndose el bienestar que se había conseguido en la época precedente, a pesar de aumentarse la demanda, no se produjo un aumento del salario y los estados impidieron la ocupación laboral de los hombres válidos. No hubo un boom económico. Los desórdenes europeos comenzaron en Francia meridional, pero las revueltas no tuvieron ninguna unidad entre ellas, lo cual es seguramente más grave. No había ninguna mente detrás de este movimiento que lo guiase y condujese.

Estaban implicadas también otras categorías de personas, pero fue inevitable la implicación de los pobres, antes de los asalariados, los cuales habían perdido el trabajo o la poca prosperidad que habían sido capaces de alcanzar, y después los más miserables. Naturalmente la chusma de la sociedad no se mantuvo al margen. Los detenidos en libertad se pusieron en primer plano. Los vagabundos se dejaron manejar en este tumulto, por lo que fue fácil concluir que los pobres eran así porque eran malos. El pobre, imagen de Cristo, llega a ser así un delincuente. Además, con las contaminaciones de los elementos heréticos (hussitas o lollardos) fue fácil cargar a este movimiento de un posterior motivo de alarma, para el cual los hombres de Iglesia fueron particularmente sensibles: el pobre no sólo es un delincuente sino también un herético. En último término una criatura diabólica.

Se empieza a distinguir entre verdaderos y falsos pobres. Los primeros eran las personas dóciles, dulces, que no provocaban disturbios, que no vivían de violencia, que no fingían estar ciegos o cojos, que no utilizaban a los niños cojos a propósito para provocar emociones.

Una categoría de pobres particularmente incomoda era la de los vagabundos, porque eran desconocidos, sin trabajo, criminales, delincuentes potenciales, posibles portadores de epidemias. La hostilidad hacia ellos crecía en proporción a su número, llegaban a ser temibles cuando eran numerosos o iban en grupos. Los tipos de vagabundos respondían a los de la pobreza:

n    mala conducta;

n    ociosos;

n    expulsados para no adquirir una tierra;

n    incapaces de pagar un alquiler;

n    desocupados;

n    fugitivos.

Es claro que ante esta cuestión era difícil presentar a Cristo en la figura del mendicante. Ante los hombres válidos y bien pensantes parecían que su pobreza era por su propia culpa. De aquí la condena de la sociedad. Eran pobres porque no trabajaban, porque no deseaban trabajar. Preferían el ocio, y por tanto robaban, incendiaban, disturbaban, y ponían en peligro la paz de la sociedad.

Las revueltas, donde los pobres estaban siempre inmersos, venían interpretadas como gestos que iban contra la voluntad de Dios, y la mendicidad de los hombres válidos era tomada como contraria a la ley natural. La misma disposición moral que justificaba el hurto en caso de necesidad, no resistió el aumento del número de los pobres, así a los ladrones los castigos debían ser aún más ejemplares.

A partir de la mitad del 300 comenzaron los procedimientos represivos. En toda Europa las leyes se endurecen contra los desempleados y vagabundos. Se prohibía dar limosnas. Poco a poco se fue creando la idea de que un hombre vale aquello que produce, por esto los pobres sin trabajo podían ser equiparados a los delincuentes. El pobre no era Cristo, sino un malvado, digno de ser abandonado a los rigores de las leyes. Con el Humanismo se afirmaba un concepto más sutil: el hombre verdadero no es el pobre, sino el rico, aquel que produce, aquel que posee, aquel que puede gozar de los beneficios de la naturaleza. La alabanza de la pobreza se concluye en dos siglos, girando hacia las riquezas.

1.4.- El juicio de los pobres:

Con la explosión de las nuevas leyes en toda Europa contra los pobres en general, el clamor de éstos llega a estar amenazado. Este clamor se transformará en cólera.

2.- Las obras de misericordia: limosna.

La caridad llama a las obras. Los grandes predicadores de la época no dejaron de reclamar de sus oyentes el servicio de los pobres.

La preocupación por los demás llevó a mucha gente a hacer testamentos en favor de los pobres, en cuanto que se estaba convencidos que las limosnas cancelaban los pecados, las obras de caridad constituían casi un .pasaporte. para el cielo. Muchos de estos testamentos tenían destinatarios generales, no individuales. Son importantes las distribuciones funerarias, que conllevaban banquetes y que creaban las condiciones para una aglomeración llena de murmullos.

3.- Las obras de misericordia: los hospitales.

3.1.- Tipos de hospitales:

Fue una de las manifestaciones más importantes de la caridad cristiana. Cada ciudad pequeña o grande, tenía más de uno.

Más que un lugar de terapia, era un ambiente de .acogida., no estaba de suyo prevista la presencia de los médicos. Había hospitales grandes y pequeños. Algunos podían tener pocas camas, incluso dos o tres camas, y para él podía bastar también una sola cama. Como media solían tener unas treinta camas. Téngase en cuenta que en cada cama había por lo menos dos personas.

3.2.- Los hospitales-iglesias:

La estructura del hospital, como se ha realizado a lo largo de los siglos, ha sido la de una Iglesia. Las imágenes nos presentan un espacio, dividido en más naves muy altas, para facilitar la ventilación. En el centro o en un extremo estaba siempre el altar, de esta forma los enfermos podían observar la misa desde la cama. Es en el siglo XIII, cuando se construyeron hospitales monumentales en varias ciudades italianas, manteniendo la misma estructura.

La elección arquitectónica deriva del significado del hospital, que es sobre todo un lugar de encuentro con Dios. Si la medicina servía muy poco, mucho más servía por el contrario la pastoral de los enfermos. En algunos lugares los enfermos seguían el ritmo diario del oficio coral, participando con rezos sencillos. Si el enfermo agravaba su estado de salud se le confería la extremaunción. Una vez expirado, el cadáver era velado y dignamente sepultado.

3.3.- El personal de los hospitales:

En los pequeños hospitales no era necesario mucho personal. Podía bastar con un capellán y algunos hermanos o hermanas, cada uno de éstos tenía que atender a dos o tres camas, los cuales vivían según la regla. Junto a ellos estaban los .entregados., laicos que voluntariamente ofrecían su trabajo. La jornada empezaba a las cinco de la mañana, tras la oración y la misa, y una rápida colación, comenzaba el trabajo. Éste era interrumpido por las horas canónicas un poco abreviadas. La comida se acompañaba de la lectura. A las siete, tras las vísperas, terminaba la jornada. Dos veces a la semana se realizaba el capítulo de las culpas.

3.4.- Las órdenes hospitalarias:

Estos hermanos pertenecían o a una orden hospitalaria, o seguían reglas hospitalarias sin formar parte de una orden.

3.4.1.- Las órdenes hospitalarias:

n    Orden de San Juan de Jerusalén, fundada por el beato Gerardo en 1090. Con Raimundo de Puy, hacia 1136, se transforma en una .orden militar..

n    Orden Teutónico, fundado en 1190 por algunos ciudadanos alemanes de Brema y Lubecca, para los enfermos de Accon en Palestina. En 1198 se transforma en una orden de caballería.

n    Hospitalarios del Santo Espíritu, fundados por Guido de Montpelier, hacia 1175. Inocencio III, les confió el hospital del Santo Espíritu de Sassia, .el hospital de los papas.. Fundado junto a la escuela sajona, fundada en el 725 por el rey Ina, para los peregrinos sajones.

n    Hospitalarios laicos de San Antonio, para la cura de los enfermos del .fuego de San Antonio., hacia finales del XI. Se difundieron en toda la cristiandad. Fueron transformados en 1477 en una orden de canónigos y se unieron en 1616 a la orden de Malta.

n    Los Crogigeri o crociferi, se difundieron hasta llegar a tener 200 hospitales. Fueron fundados por la beata Inés de Bohemia y transformados en orden en 1237. La guerra hussita les causó graves pérdidas por lo que escogieron la cura pastoral.

3.4.2.- Los hermanos de los puentes:

Pequeñas comunidades de hermanos fundadas por San Bénézet ó, San Benito de Hermillón. Se empeñaron en la construcción y mantenimiento de los puentes, asegurando la cura pastoral de los viandantes. Estos hermanos tenían la conciencia de realizar una obra de misericordia, y por ello junto al puente construían el hospital, la Iglesia y el cementerio.

3.4.3.- Los hermanos de los montes:

En el siglo XI, fue fundado sobre el gran San Bernardo por San Bernardino de Mentone, un grupo de canónigos para el hospital de los pasos alpinos. Respondían a una necesidad auténtica ya que su refugio estaba puesto en un paso de vital importancia. Entraron en crisis por problemas relativos a la pobreza. Fueron reformados por el cardenal Juan Cervantes en 1438, el hospicio era rico, y se transforma en encomiendas.

3.4.4.- Los hermanos para la liberación de los esclavos:

Los Mercedarios fueron fundados en Barcelona por San Pedro Nolasco, en 1218. Su trabajo era la visita y liberación de los cristianos que eran esclavos y estaban en poder de los sarracenos, y de los más enemigos de la doctrina de Cristo, llegando incluso a dar la vida por ellos. La misma finalidad tendrán los Trinitarios, fundados por San Juan de Mata y San Félix de Valois.

4.- Montes de piedad y grano.

El préstamo a interés había encontrado siempre una seria oposición entre los canonistas y moralistas. Se consideraba que el dinero no podía crear fruto, no podía producir ninguna ventaja. Esta idea contrastaba con una ley del mercado, que intentaba tutelar el préstamo de dinero con un interés. Como quiera que el ganar en los préstamos no les estaba permitido a los cristianos, las comunidades italianas habían dado a los hebreos la posibilidad de ejercitar esta profesión. Pero tratándose de un mercado con poca oferta, los intereses eran muy altos. De todo ello se derivaron dos consecuencias: el odio hacia los hebreos y la ruina para los incautos que había solicitado un préstamo de dinero.

A mediados del 400 había nacido por tanto la idea de crear un Monte (un amontonar, un acumular dinero), para ir al encuentro de personas que tenían urgencias de dinero y que no querían caer en las manos de los usureros. Los franciscanos pensaron crear montes de piedad completamente gratuitos.

En 1488 se creó en Foligno un Monte de Grano, para socorrer la penuria de los campesinos, ya fuera por escasez o por mercancía. El monte les prestaba lo que necesitaban con la obligación de restituirlo en el periodo de recogida. Se sustraía a los campesinos de los usureros y a la vez se favorecía el desarrollo agrícola. La iniciativa no fue aprobada por todos. Este instituto, sin fines de lucro, fue combatido por los banqueros que lo consideraban una competencia desleal, y por los teólogos y canonistas más rigoristas, que no admitían el préstamo a interés, ni siquiera en el caso en el cual servía para cubrir los gastos de administración.

Los franciscanos encontraron opositores en los dominicos y en los agustinos, llegándose a debates públicos, como el de Florencia en 1473. La Constitución Inter multiplices de 1515 del Lateranense V, pone fin a las divergencias aprobando León X los Montes de Piedad y liberándoles de la acusación de usura, por lo que se extenderán por toda Europa.

Los montes ya sean de piedad como de grano, fueron un hecho religioso y moral. Así fueron promovidos desde el púlpito con ocasión de las predicaciones solemnes, siendo recogido el capital inicial por el propio predicador. El coraje de esos religiosos ha permitido abrir un camino a la libre circulación del dinero, a su inversión en obras productivas, a la actividad de las actuales bancas, a la creación de institutos de crédito con ventajas para los trabajadores, que se veían aliviados, aunque no del todo canceladas las antiguas condiciones de miseria.

El 600 fue el siglo del máximo desarrollo de los montes. Parecidas confraternidades laicas se pusieron al lado de las actividades de los montes. En tiempos más recientes, los montes de granos fueron suprimidos, mientras que los montes de piedad permanecieron, pero, como instituciones laicas.