CAPITULO V

LA TUNICA DESGARRADA (1378-1414)

 

1.- Las dos elecciones del 1378.

A la muerte de Gregorio XI, el colegio cardenalicio tenía 22 cardenales; 16 entraron en el cónclave, cada uno con dos ayudantes. Los cardenales presentes, la mayoría eran los que se quedaron en Avignon. Los asistentes estaban divididos en cuatro grupos. La facción más importante era la de los .limosini., franceses del centro, divididos encarnizadamente del resto de los franceses. Los italianos eran sólo 4, de los cuales 2 eran romanos, Orsini, joven y ambicioso y el viejo Tebaldeschi. Los otros dos eran Roberto de Ginebra (futuro Clemente VII) y Pedro de Luna (su sucesor como Benedicto XIII).

El cónclave fue muy breve. En la apertura, se discutía que Roma era la sede Pedro y que no era honesto, por tanto que Roma fuese privada de su esposo. La entrada en el cónclave el, 7 de abril, fue tumultuosa. La gente se reunía pidiendo un papa .romano o al menos italiano.. Esto causó la irrupción de un grupo en el cónclave. Después de tres horas fueron desalojados. Por la tarde, el jefe de los insurrectos se presentó en la puerta de entrada, para impedir la salida de los asistentes al cónclave, hasta que no hubieran elegido un papa romano.

Por la noche hubo clamores de la gente pidiendo una elección rápida. El 8 de Abril, el alboroto era enorme; los cardenales, viendo que los dos partidos franceses tenían sus posiciones opuestas, decidieron elegir al arzobispo de Bari, Bartolome Pringnano, que no era cardenal y que por tanto estaba ausente del cónclave. El nombre fue propuesto por Pedro de Luna y Jean de Cros, para poder superar el antagonismo .limosini. y .franceses.. El prelado era conocido, porque tenía una larga experiencia en la curia, era considerado un hombre maduro, irreprensible y culto. Además era italiano, y en cuanto súbdito de la reina Juana de Nápoles (1343-81), era cercano a los limosini. Orsini votó en contra, y uno de los cardenales ultramontano declaró que la votación era nula, porque no había libertad. Pero el resto eligieron al papa.

Es difícil declarar una falta de libertad. Si la presión hubiera sido muy fuerte, hasta el punto de haber cortado la libertad de los cardenales, estos hubieran elegido un romano. El elegido fue metido en el cónclave, pero no se comunicó la elección. Los cardenales se reunieron, excepto tres. Los clamores fueron parcialmente aplacados, por lo que decidieron hacer una reelección. En este momento irrumpieron en el cónclave hombres armados. Ahora si podemos decir que fue cortada la libertad de los cardenales, pero el papa ya había sido elegido. Para calmar a la gente, los cardenales hicieron una farsa. Decidieron que el elegido era Tebaldeschi, que fue investido con el manto papal. Este murmuraba que no era el papa, pero no fue creído. Los cardenales huyeron del cónclave. Cuatro salieron de Roma.

Al día siguiente, 9 de Abril, los magistrados de la ciudad, fueron al cardenal Luna y reconocieron su error, aceptaron la elección de Prignano. Los cardenales volvieron al cónclave y por la tarde del mismo día 9 entronizaron al nuevo papa.

El cardenal Roberto de Ginebra escribe al rey Carlos IV comunicando la elección, y no habla de falta de libertad en la elección. El 18 de Abril, domingo de Resurrección, el papa fue coronado en el Laterano bajo el nombre de Urbano VI.

El nuevo papa quiere comenzar una reforma que todos están pidiendo. Los cardenales pensaban que el nuevo papa sería fácilmente manejable. Comenzó el papa intentando quitar la vieja costumbre de vida fastuosa, y la simonía que existía en muchos sectores. Los cardenales que estaban acostumbrados a actuar cercanos al poder, no toleraban esto.

Trece cardenales .ultramontanos. se reunieron en Anagni e hicieron una declaración, en la que invalidaban la elección del papa. Urbano fue proclamado .anticristo, apostata, demonio, tirano..

Después se retiraron a Fondi. Llegó la noticia de que el papa había creado 25 nuevos cardenales, la mayor parte italianos. Bajo la protección de las armas de los angioine, los cardenales decidieron pasar a una nueva elección. Fue elegido Roberto de Ginebra, con el nombre de Clemente VII, que pensó en resolver el problema de la bicefalia eclesiástica, con un golpe militar. Pero tuvo que retirarse a Avignon.

2.- Los problemas.

2.1.- Las informaciones:

Las fuentes son abundantes.

·En el Archivo Vaticano hay sobre 60 manuscritos., colección de un seguidor de Benedicto XIII, Libros de los Cismáticos. Son el resultado de una seria investigación, para establecer cuál era el papa legítimo.

·En París hay material recogido con ocasión de la asambleza de Medina del Campo del 1380-81.

·Otras fuentes son:

·Crónica de Carlos VI L. Bellaguet, 6vol. París 1839-52;

·Teodorico de Niem, De schismate libri tres de G. Erler, Leipzig 1890;

·Id. De modo uniendi ac reformandi Ecclesiam, obra II,161-201;

·Id. , Nemus unionis, Basilea 1566;

·J. Gerson, Oeuvres complètes, de. Glorieux, 10 vol. Paris-Tournai Rome-New York 1960-1973.

Debemos tener en cuenta estas fuentes, pero hay que reconocer que existen exageraciones de varios tipos, sobre todo cuando se refieren a la parte contraria.

2.2.- Las soluciones:

Las posturas de los historiadores dependen mucho de la nacionalidad, pero también de las convicciones personales y eclesiólogicas: son favorables a Urbano VI, los italianos, los alemanes (Hefele, Hergenrother, Bihlmeyer,), el español R. García Villoslada.

Por contra defienden a Clemente VII, los franceses. Recientemente han manifestado su perplejidad por la elección de Urbano los historiadores Fink y Franzen.

Hay un problema relativo al comportamiento de Urbano VI. ¿Tenía un grave problema psicológico?. Algunos de los 43 cardenales por él nombrado, pasaron al papa Clemente VII, otros fueron privados de la dignidad cardenalicia y otros la rechazaron.[1]

2.3.- Los juicios:

Los argumentos adoptados por los defensores de Clemente fueron los de vi et metu y los de error in persona. El primero fue esgrimido por los romanos. Todavía los autores que defienden esta postura tienden a endurecer el problema: hubo presión, no violencia. El jurista Juan da Legnano, dice que hubo elección en el miedo, pero no por miedo. La invasión del cónclave es después de la elección.

Los cardenales franceses tenían mucho interés en exagerar el conjunto de las presiones populares. Sólo después de conocer el carácter del elegido se arrepintieron. ¿Es esto suficiente para invalidar la elección?.

Es curioso el caso del cardenal Luna, que indujo al cardenal de Limoges a votar a favor de Prignano, y que estaba de acuerdo con la elección, y que solo después se unió a los franceses. Además era un buen canonista, y si hubiera tenido alguna duda en la elección,se hubiera negado desde el principio (según Noël Valois).

Franck hace observar que hay una especie de preconciliarismo cardenalicio, en el cual los cardenales pretendía gobernar la Iglesia de una forma colegiada.

También es interesante hacer notar, que después de estos hechos, el nombre de un papa fue dado por válido, y el sucesor se llamó Alejandro VI, mientras por Clemente VI, Benedicto XIII, Clemente VIII, Benedicto XIV y Juan XXIII, no consideraron válidas las elecciones de sus predecesores.

3.- Consecuencias.

3.1.- El cisma de los pueblos:

La división acentuó el clima belicoso del tiempo. Clemente VII no era un hombre dulce. Intentó con los adversarios una solución militar.

Este, a su vez, depuso y excomulgó a Juana I de Nápoles. Por la sucesión a la corona entraron en conflicto Carlos de Durazzo, un Anjou húngaro, contra Luis de Anjou, que Juana había elegido. Entre Carlos y Urbano VI hubo problemas. El papa lo excomulgó y lo declaró depuesto. Carlos, junto con 5 cardenales, tramaron una conjura, pero fueron descubiertos y ajusticiados cruelmente.

Mientras tanto Luis de Anjou muere en Italia. Su hijo renuncia a tomar Nápoles y rinde homenaje a Clemente VII.

En Italia reinaba la anarquía, muchas ciudades eran de Clemente VII, otras como Sicilia apoyaron a Roma.

Francia e Inglaterra seguían con la guerra de los 100 años (1337-1453). Si Carlos V el sabio (1364-80), se alió con Clemente VII, Inglaterra apoyó a Urbano VI. A su vez Escocia, está contra Inglaterra, y por tanto a favor de Francia, por lo que apoya a Clemente.

Castilla y Portugal en un primer momento fueron neutrales. El rey portugués entró en la zona de Clemente y debe huir después que los ingleses desembarcan con 3000 hombres. Fernando a su vez jura sobre la Eucaristía que Urbano es el papa legítimo. La guerra con Castilla fue breve y se concluyó con un matrimonio. El rey cambió de partido, su sucesor Juan el grande (1385-1433) se pasa al bando romano.

Al Norte de Irlanda, unos obispos apoyaban a Clemente y otros a Urbano. Polonia era urbanista, Alemania también, pero después de la deposición del rey Wenceslao (1400) se llegó a un cisma político.

3.2.- El cisma de las conciencias:

La división era profunda. Los reyes no sabían quien era el papa legítimo. Las órdenes religiosas se habían dividido en dos ramas con dos generales diversos, sufriendo mucho la disciplina, lo mismo ocurrió en las diócesis. A Costanza llegaron dos obispos, uno romano y otro clementino.

La doble obediencia en las órdenes religiosas creaban situaciones de abuso disciplinar. Los dominicos tenían 13 provincias para Roma y 6 para Avignon. Entra en crisis también el principio de la vida comunitaria y la pobreza religiosa.

Cada uno tenía sus propios santos de devoción. Incluso los dominicos estaban divididos en el culto, los urbanistas veneraban a Santo Domingo y San Pedro mártir, los avignonenses a Santo Tomás.

3.3.- El cisma y la autoridad del papa:

El cisma era un auténtico escándalo. Las excomuniones entre unos y otros estaban a la orden del día y las acusaciones de todo tipo (herejía, cisma, comportamiento infame...), y los procesos públicos fue algo que bajaron la estima hacia el papado. Todo esto caló en el pueblo y preparó el terreno para los ataques que sufrirán un siglo después.

El cisma favoreció dos tendencias divergentes. La primera fue la de la espiritualización del concepto de Iglesia, en el sentido de que se llegó a una concepción en la cual la Iglesia se compone de justos, a los cuales Dios sólo conoce. La segunda fue una progresiva secularización.

En conexión con esto fue el desarrollo de la Apocalíptica. Según Teodorico de Niem, el cisma anuncia al Anticristo. Preludio de todo esto fue el cisma entre los Conventuales y los espirituales.

3.4.- Cisma y fiscalismo:

Las exigencias de dos curias con costumbres fastuosas, de financiar las guerras, de cooperar y de mantener alianzas, aumentaron las necesidades económicas de las dos obediencias. Las dos curias compitieron con la concesión de indulgencias, beneficios, gracias espirituales, dispensas, a cambio de dinero.

Hubo dos años jubilares, 1390 y 1400, en los cuales participaron multitud de peregrinos. Los jubileos fueron aprovechados, ya sea por la oportunidad económica, por la política, en tanto que se promovieron indulgencias a los que abandonaban la obediencia clementina.

Por todas partes se enviaron colectores. Clemente VII pretende en Francia una décima para él. Impuso una tasa a todas las comunidades religiosas incluso las exentas.

3.5.- Cisma y Evangelización:

Las misiones en el s. XIII habían tenido un gran florecimiento. Franciscanos y dominicos, habían organizado misiones con métodos nuevos. Los que se marchaban a misiones dependían directamente del general, constituyendo comunidades propias. La misión canónica no estaba concedida a esta comunidad, sino a la orden en cuanto tal, por lo que era el superior el que nombraba al prefecto o vicario que actuaba en su nombre y tenía el gobierno de la comunidad dispersa. Podemos destacar que en 1372 Gregorio XI constituyó una comisión para las misiones.

Todo ello fue favorecido por la situación internacional. Los mogoles en un primer momento están contra el Islam. Con la toma de Bagdad (1258) y la ruptura del califato de los Abassies, se esperó tenerles como aliados y destruir el Islam. Además hubo tratados para la reunificación de los nestorianos; después el gran Khan, Kubilay, hace llegar una súplica de 100 misioneros, el franciscano Juan de Montecorvino había llegado a China, había convertido al rey Giorgio, de los nestorianos del Tenduk y comenzado a celebrar la misa en tártaro. Tras su muerte fue obligado a ir a Kahnbaliq (Pekín). Fue erigida en diócesis y Juan nombrado arzobispo con autoridad metropolitana sobre otras 6 ciudades. Más a occidente se erigió la archidiócesis de Sultaniyah, con 6 sufragáneos. Dependían de ella Quilon y Samarcanda, cuyo primer obispo fue Tomás Mancassola de Piacenza.

Cuando el imperio mogol fue islamizado con Tamerlano (1336-1405) los contactos con China se interrumpieron. En 1410 se unieron las diócesis de Khanbaliq y Sultaniyah, pero el mundo chino estaba cerrado y prácticamente perdido. En 1404 sabemos que había católicos en Bagdad, Mossul, Armenia, Georgia y en el Kurdistan. En el Cáucaso se rezaba el Pater en turco.

Interrumpida por el bastión del Islam la Ruta de la Seda, se abría otro camino para occidente. En 1404 se erigía la primera diócesis en la Canarias, después de que Benedicto XIII había concedido una indulgencia para la conquista de las islas y la evangelización de los paganos. Juan XXII aprobó la Militia Jesu Christi, una comunidad de caballeros portugueses que debía dedicarse a la conquista y evangelización de las nuevas tierras. En 1443 Eugenio IV da las islas conquistadas y las que se conquisten a la Militia. Nicolás V concede a Portugal el monopolio de las conquistas y del comercio con la obligación de difundir la fe. Estos elementos hicieron madurar el derecho de patronato.

4.- Los intentos de solución.

ROMA

 

AVIGNON

 

 

 

Urbano VI (1378-89)

 

Clemente VII (1378-94)

 

Benedicto XIII (1394-1423)

 

depuesto

 

 

 

 

 

PISA






Alejandro V (1409-10)

 

 

Juan XXIII (1410-15)

 

depuesto

 

 

 

 

 

 

 

MARTÍN V

antipapa

 

(1417-31)

Clemente VIII (1423-29)

 

 

Benedicto XIV (1423)



No debemos olvidar que la crisis del cisma fue principalmente una crisis del colegio cardenalicio, entendido como órgano oligárquico. Por esto es importante tener en consideración los cardenales creados por cada pontífice de las tres obediencias

OBEDIENCIA ROMANA

OBEDIENCIA AVIGNONENSE

OBEDIENCIA PISANA

URBANO VI..................43

CLEMENTE VII.............34

ALEJANDRO V................0

BONIFACIO IX...............6

BENEDICTO XIII..........15

JUAN XXIII....................18

INOCENCIO VI.............11

 

 

GREGORIO XII.............13

 

 

 

La estadística es importante, porque uno de los problemas más evidente será la situación de los cardenales, que se comportaron en favor o contra una obediencia, por o contra una solución, con una participación personal e interesada muy fuerte. Las diversas soluciones al problema son las siguientes:

4.1.- Via facti: La guerra:

Fue la primera en proponerse. Clemente VII la intentó apenas fue elegido, a través de Roberto de Ginebra, un experto militar. Urbano VI respondió con interdictos y anatemas sobre Nápoles, que consignó a Carlos de Durazzo. Hubo también un complot de un grupo de cardenales, que fue descubierto y terminaron ajusticiados.

4.2.- Via cessionis, via reductionis intrusi:

Propuesta por Langenstein, el cual defiende las dimisiones de los papas. Se habría llegado así a una nueva elección. Alguno pensó incluso en convencer con tratados diplomáticos al intruso para que dimitiera, asegurándole amplias y honorables compensaciones.

4.3.- Via compromissi:

En 1394 la Universidad de París puso en juego todo su prestigio para encontrar una solución al problema. Se hace una encuesta sobre el camino a recorrer. Hubo 10.000 respuestas; la más votada fue la vía cessionis. Se habló también de intentar un arbitraje, encargándole la decisión a un colegio imparcial, que decidiese la legitimidad de los contendientes.

El 16 de Septiembre de 1394 muere, a los 52 años, Clemente VII. Parecía llegado el momento de solucionar el problema. Bastaba con que los cardenales no procedieran a la elección, de esta manera se procedería más fácilmente con Roma.

Por el contrario en dos días, los cardenales eligen a Pedro de Luna, que toma el nombre de Benedicto XIII. Personalmente era austero, digno, comprometiéndose bajo juramento a trabajar por la unidad.

Una asamblea del clero en París en febrero de 1395 aprobó una resolución favorable a la vía cessionis. Benedicto fue hábil, propuso la vía conventionis, es decir una discusión entre los dos papas con igual número de ayudantes, el compromiso o, en caso de fallo con una tercera vía razonable.

En 1398 la asamblea del clero galicano decide la sustracción de la obediencia pasándose a la vía de los hechos, asediando al papa en Avignon. No obstante en 1403 hay una reconciliación. En este momento toma cuerpo la propuesta de Benedicto XIII de negociar directamente con el adversario. Implicaba un encuentro, pero no se consigue nada con Inocencio VII, intentándose más tarde con Gregorio XII. Se eligió Savona como lugar de encuentro, pero no llegaron a encontrarse. Benedicto XIII intentó tomar Roma con una flota de 14 naves, pero se le adelantó el rey de Nápoles. Con la muerte de Luis de Orleans desaparece el mayor mentor del papa en Francia, declarándose desde entonces París neutral.

En el colegio cardenalicio romano la situación era grave, por la promoción de un familiar del papa. Benedicto XIII pretendió aprovecharse de la situación, mandando una delegación de cardenales para persuadir a los rebeldes de sus razones.

4.4.- Via concili:

Catorce cardenales (8 de Roma y 6 de Avignon) decidieron en constituirse en colegio autónomo y convocar un concilio en Pisa, en rivalidad con los de Perpignan y Cividale, queridos por los dos papas. Prevalece por tanto esta vía.

5.- La iglesia tricéfala (1409-1414).

5.1.- El conciliarismo:

La crisis en la Iglesia había multiplicada las preguntas sobre la propia Iglesia. La prueba nos la ofrece Congar que enumera un gran elenco de tratados de eclesiología

El punto de partida de la reflexión es el Decretum Gratiani. Cristo ha prometido a la Iglesia su protección. En función del poder de las llaves, el papa tiene el supremo poder de jurisdicción en la Iglesia. Así pues sobre el primado no había problemas.

Los problemas llegaron sobre la infalibilidad. Esta garantizaba a la Iglesia universal. En ella el papa es juez supremo, y él no puede ser juzgado.

Pero siendo juez supremo los autores del tiempo hablaban de infalibilidad en cuanto estaba contenida en una frase de Graziano: <<(Papa) a nemine est iudicandus nisi deprehendatur a fide devius>>, expresión que no es de Bonifacio, como creía Graziano, sino del cardenal Umberto da Silva Candida.

De esto podemos deducir una serie de problemas:

·¿Qué quiere decir <<a fide dévius>>?. La desviación de la recta fe comprende la adhesión a una herejía condenada, pero podía extenderse también a un grave crimen no oculto. Entre estos crímenes se podía meter también la simonía.

·¿Se puede juzgar al papa?. Era inconcebible en el Medievo que un superior fuese juzgado por un inferior, pero el papa cuando cae en la herejía, pierde su grandeza.

·¿Quien puede juzgar al papa?. Es claro que la respuesta sólo puede ser una: el Concilio.

Sabemos a cuando se remonta el origen del concilio como instituto extraordinario para dirimir los problemas doctrinales y disciplinares de la Iglesia. También sabemos de la formación de los concilios locales habidos después de la época gregoriana, con gran fortuna. El concilio invocado para resolver un hipotético caso de desviación de la fe, del sucesor de Pedro, vendrá invocado como instrumento para someter a Pedro.

En el primer caso, es decir cuando un papa es herético, no se puede hablar de conciliarismo. De hecho cuando un papa cae en la herejía, cesa de ser papa, y por consiguiente no se puede hablar de superioridad del concilio sobre el papa.

A nosotros nos interesa considerar la solución más radical. Es claro que los autores del cisma del 78, lo tomaron sin escrúpulos, lo hicieron porque tenían los instrumentos para la propia justificación teórica.

5.1.1.-Jean de Quirot

Dominico francés, compuso el tratado De potestate regia et papali (1302-3). Cristo ha querido la unidad de la Iglesia y ha puesto en ella una autoridad. El que la guarda es el tutor y administrador de la Iglesia. El papa no está sobre la Iglesia, sino que es Iglesia, aunque sea la jerarquía. En cuestiones de fe su autoridad está limitada. La relación entre el concilio y el papa, si este es herético (loco, enfermo, simoníaco), el concilio puede actuar, porque es como si hubiera muerto. En casos normales, el papa, debe respetar las decisiones conciliares. En cuanto a la deposición de un papa dice que hay que distinguir entre la .personificatio officii., que da Dios, y la persona elegida, que recibe el poder por delegación humana, por tanto como delegación puede ser revocada, así el papa puede ser depuesto.

5.1.2.- Guillaume Durant (+ 1328):

Con ocasión del concilio de Vienne, dijo que sólo el concilio puede emanar leyes universales. Por esto debe ser convocado. El papa está sujeto a la ley y no puede hacer nada sin el concilio. Las conclusiones de este autor son:

a)   El papa no puede promulgar leyes para toda la Iglesia, ni derogar aquello que ha decidido un concilio;

b)  El concilio es necesario;

c)   el concilio se debe hacer al menos una vez cada diez años.

5.1.3.- Marsilio de Padova

En el Defensor pacis, expone el problema de un funcionamiento armónico de la sociedad. El ideal es la .paz.. Se puede llegar gracias a un estado gobernado por un príncipe, que tiene la posibilidad de gobernar todos los ámbitos de la vida.

El poder del papa no se puede comparar con el del príncipe. La misión de la Iglesia esta tomada en la .donatio Constantini., cuando el papa ha aceptado el poder y la riqueza. Debemos ahora retornar a la forma primitiva. La autoridad del papa no viene de Dios, sino de un origen puramente humano. No hay diferencia entre el papa y el último sacerdote.

El poder de dirimir las controversias eclesiásticas residen en el concilio y no en el papa, principal enemigo de la paz. El poder de la Iglesia no reside en la jerarquía, sino en la comunidad de fieles. Se debe por tanto democratizar la Iglesia. Sólo el concilio general goza de la inspiración del Espíritu Santo, para poder interpretar las Sagradas Escrituras, que son las normas de la Iglesia. De sus proposiciones, 5 fueron declaradas heréticas:

1. Pagando el tributo, Cristo ha querido demostrar la propia sumisión al poder temporal;

2. Pedro no ha tenido mayor autoridad que el resto de los apóstoles;

3. el emperador puede investir, castigar y destituir al papa;

4. todos los sacerdotes tienen el mismo grado;

5.los sacerdotes no tiene poder coercitivo, sino sólo cuando es conferido por el emperador.

5.1.4.- Guillermo de Occam (1270-1349)

Franciscano formado en Oxford. Fue acusado de herejía y convocado en Avignon, donde fue recluido en un convento.

Dirá que Pedro tiene un poder real en la Iglesia, pero no pleno. La persona singular puede errar. También el papa y el concilio. La Iglesia Universal es infalible y puede reducirse a una sola mujer o un sólo niño. A los pies de la cruz, después de la figura de los apóstoles, la iglesia está condensada sólo en María.

El concilio de hecho es un medio para prever la existencia de un papa herético, y para defender los derechos de cada uno contra las intervenciones arbitrarias de la Iglesia.

5.1.5.- Heinrich von Langenstein (1340-1397)

Escribe en el tiempo inmediatamente después de la doble elección, cuando se había perdido la esperanza de demostrar quien de los dos tenía razón. En aquel tiempo S. Vicente Ferrer había escrito, que la competencia para dirimir el problema era de los cardenales, que junto al papa formaban el colegio apostólico. Una solución cardenalicia era impensable para Langenstein, que en La epístola pacis (1379) y en Epístola concilii pacis (1381), afirmaba que la elección del papa no era un hecho extraño a la competencia del concilio y de la Iglesia. Los cardenales lo eligen como .delegados de la Iglesia.. El conjunto de los obispos en el concilio de hecho puede juzgar sobre la validez y legitimidad de la elección del sumo pontífice.

5.1.6.- Konrard von Gelhausen (1320-1390)

En la Epístula concordiae (1380) escribe, que la convocación del concilio es función del papa. Pero la experiencia enseña que es lícito transgredir una ley o un derecho positivo, cuando la observación de tal ley, implica una injusticia. Después del cisma, le parecía justo el momento de actuar, con tal principio y convocar un concilio para el bien de la propia Iglesia.

5.1.7.- Pierre d.Ailly (1340-1420)

Era un hombre de Iglesia responsable y moderado. Esto lo indujo a tomar posición bien alejada de las extremas. La solución del cisma no era un fin en sí mismo, sino que era el primer paso para llevar a cabo una reforma eficaz. El sostenía que el papa sin la Iglesia Universal no es nada, y el poder que ejercita viene concedido de la misma Iglesia. El concilio pues, es mayor que el papa y lo puede juzgar porque su autoridad proviene de Dios.

5.1.8.- Francesco Zabarella (1360-1417)

Escribe el Tractatus de Schismate (1407-8). Su punto de partida es la idea de la Iglesia como .congregación de los fieles.. El poder está en el pueblo cristiano. La comunidad confiere la autoridad a los prelados y al papa por medio de la elección o del consenso. Sobre la infalibilidad el autor escribe que es concedida a la Sede Apostólica, en el sentido de .toda la Iglesia.. La autoridad máxima en la Iglesia es concedida al concilio Universal, instancia extraordinaria, y al colegio cardenalicio, como instancia ordinaria.

5.1.9.- Jean Gerson (1363-1429)

Era un gran místico. Había encontrado en el Pseudo-Dionisio, las ideas para resolver los problemas de su tiempo. Este tiene una idea jerarquizada. Todo el edificio de la salvación está organizado como una pirámide, por la cual la gracia de Dios desciende como en cascadas a través de las mediaciones de los ángeles y jerarquías hasta los fieles. Concierne a la jerarquía eclesiástica y no a los fieles. La iglesia es cuerpo místico de Cristo, la plenitud del poder está en el papa, pero el mismo poder está esparcido como germen por la Iglesia, por lo cual, en la presente crisis el concilio general tiene este poder, dado que se encuentra frente a un caso de herejía o cisma.

5.1.10.- Dietrich von Niem (1340-1418)

Era un miembro de la curia alemana, que estuvo primero en Avignon y después en Roma. Después de la crisis del 78 se marchó de Urbano VI, y fue con Juan XXIII a Costanza. Escribió Nemus unioniis (1408), De modis uniendi ac reformandi Ecclesiam (atribuido a veces a Gerson).Habla de la necesidad de reforma en la Iglesia, en la cabeza y en los miembros.

Fue muy radical. Al papa no le compete ni convocar, ni presidir, ni definir nada sobre el Estado de la Iglesia. Sólo el emperador puede convocar y presidir un concilio. Este es superior al papa en autoridad, en dignidad, en las funciones; el papa está obligado a obedecerle; sus funciones puede ser limitas por el concilio. El poder de las llaves pertenece al concilio. Si el papa goza del primado de jurisdicción es por usurpación de los obispos, a los cuales ha sustraído la autoridad que tenían de Cristo. Por lo cual el primado del papa resulta de una delegación, que la iglesia puede siempre retirar.

5.2.- El Concilio de Pisa. La Iglesia tricéfala (1409):

De la división de los dos grupos de cardenales, se formó un tercer colegio cardenalicio, que reivindicaba su poder en base a la teoría sobre el papel de los cardenales como .sucesores de los apóstoles.. Así se aseguraría la unidad de la Iglesia. Pretendían participar en el primado pontificio y gozar de una especie de infalibilidad. En estas concepciones se reunieron en Pisa un grupo de 15 cardenales (8 de Roma y 7 de Avignon) a los cuales se les unió 9 más.

Fue convocado el 25 de Marzo de 1409, bajo la protección de Florencia. Era una asamblea muy extraña, ya que era acéfala. En el discurso de inaguración el cardenal de Milán, Pietro Filargio, defiende el derecho de los cardenales a convocar el concilio.

Se instruyó el proceso de los dos papas, inagurando el trabajo por naciones (alemana, francesa, italiana, inglesa, provenzal). No fue difícil imputar acusaciones a los papas existentes. El concilio dominado por Baldassarre Cossa, eligió al arzobispo de Milán, que tomó el nombre de Alejandro V (1409-10). Le sucedió Baldassarre, que tomó el nombre de Juan XXIII (1410-15).

Sobre el concilio de Pisa podemos preguntarnos:

1. ¿Fue un concilio ecuménico legítimo?. La tesis de Fink es que sí, pero fue contestada por M. Fois.

2. ¿Fue útil?. No hizo nada por una reforma de la Iglesia. Hizo nacer una Iglesia tricéfala. En vez de arreglar el problema, lo agravó.