LOS "MOONIES": SINCRETISMO, NO UNIFICACIÓN

AUGUSTO MERINO

 

“Los moonies” es el nombre con que popularmente se conoce a los miembros de la secta “Moon”, la que ocupa periódicamente las páginas de la prensa mundial con las fotografías de los multitudinarios matrimonios que, por miles, se celebran simultáneamente en estadios y otros lugares de gran capacidad. Sus demás actividades, no obstante su importancia, suelen ser poco conocidas. En estas páginas revisaremos brevemente la historia de esta secta, su credo, su organización y sus actividades y empresas.

La historia de la secta

Esta secta ha tenido una gran variedad de nombres. “Liga anticomunista mundial”, “Asociación del Santo Espíritu para la Unificación del Cristianismo Mundial”, “Iglesia del Espíritu Santo”, “Iglesia del Principio Divino”, “Pioneros de la nueva era”, “Movimiento universitario para la búsqueda de los valores absolutos” son algunos de ellos[1]. A menudo las organizaciones de diverso tipo fundadas por la secta toman nombres que contribuyen a desorientar al observador poco atento. Con todo, en 1971, adoptó la denominación de “Iglesia de la Unificación”, nombre que ha mantenido hasta hoy.
La secta fue fundada en Seúl, Corea del Sur, en 1954 por un individuo de origen campesino, nacido en 1920 de padres que se habían convertido al presbiterianismo, el que cambió su nombre original de “Yong Myung Moon” (dragón, brillante, luna) por el de “Sun Myung Moon” (sol, brillante, luna)[2]. Después de estudiar en Seúl, se trasladó a Japón para seguir la carrera de ingeniería industrial. Estando ahí, la policía japonesa lo encarceló y torturó, durante la segunda guerra mundial, por haber fundado un movimiento estudiantil cuyo propósito era conseguir la independencia de Corea. En éste, su país de origen, ha estado en la cárcel cuatro veces: en 1947 fue apresado y torturado por sus ideas religiosas, luego de fundar una iglesia de tendencia pentecostal; en 1948, instalado ya en el país el régimen comunista, fue apresado como enemigo de éste, de cuyas manos fue liberado por las fuerzas de las Naciones Unidas en 1950. Posteriormente, en 1955, fue encarcelado por fomentar la promiscuidad sexual, acusación de la cual fue declarado inocente, y finalmente en 1957 fue puesto en prisión por incitar a los jóvenes a rechazar el servicio militar como “objetores de conciencia”.
Habiéndose casado una primera vez, el matrimonio fracasó por cuanto su mujer no comprendió, al parecer, la naturaleza de la misión de Moon. En 1960, a los 48 años, conoció a su actual mujer, Han Hak Ja, entonces 30 años menor que él, con la que contrajo un matrimonio que todavía perdura, del que han nacido 13 hijos.
Según Moon, conocido actuamente como “el Reverendo Moon”, el hecho decisivo de su vida tuvo lugar en el día de Pascua de 1936, cuando tuvo una visión en que vio a Jesús, al tiempo que oía el siguiente mensaje: “Tienes una misión importante que realizar para el cumplimiento de la providencia divina. Jesucristo no pudo revelar todo lo que tenía que decir ni asegurar la salvación”. La doctrina de Moon afirma, en efecto, que Jesús, por haber sido muerto en la cruz, dejó inconclusa su misión, y el mensaje le encarga a él, Moon, completar la obra de la redención. No obstante este encargo, el fundador se afilió posteriormente al grupo de Park Monn Kim, otro coreano que se había proclamado Mesías. Estando en esta secta, Moon desarrolló la idea de que el verdadero Mesías era él mismo, cosa que lo condujo a la correspondiente proclamación una vez terminada la Segunda Guerra Mundial.
Habiendo fundado la secta en 1954, Moon comenzó la expansión de ésta enviando en 1958 el primer misionero a Japón y él mismo se trasladó a los Estados Unidos de Norteamérica en 1959. A mediados de la década de 1990, los seguidores de Moon eran más de dos millones de personas, repartidas en 120 países. La mayor concentración de ellos está en Corea, donde suman alrededor de un millón. En Chile la secta se estableció en 1975, obteniendo personalidad jurídica en 1976. Hasta mediados de la década siguiente sus adeptos fueron apenas unos 50; pero la secta ha emprendido posteriormente, a través de algunas de sus organizaciones, diversas actividades que hacen presagiar un paulatino aumento de su influencia. Ya en 1981 el Vicario de la Educación del Arzobispado de Santiago manifestaba su preocupación por las actividades de los “moonies” entre la juventud. En un documento expedido por él, se expresaba que “La Iglesia de la Unificación utiliza métodos muy sutiles para conquistar a los jóvenes. Insisten en que aprecian y respetan a la persona y la labor de Jesucristo, pero que ellos la van a completar, ya que Cristo fue crucificado a una joven edad y no pudo terminar su obra (...) Lo que más preocupa de este Movimiento es que recurre a tácticas de lavado de cerebro, de control mental y de presión para ir convenciendo a sus adeptos. (...) En Norteamérica y Brasil ha habido campañas muy fuertes contra este Movimiento, ya que miles de padres de familia consideran que sus hijos han sido secuestrados y son mantenidos lejos de sus familias por la fuerza. Incluso se han establecido en Estados Unidos centros para ‘desprogramar’ a los jóvenes que han vivido meses o años bajo el sistema Moonie”[3].
La socióloga Carmen Galilea W. incluye a la secta “Moon” entre las que denomina “manipulacionistas”, que son aquéllas en que es más claro el sincretismo religioso, a menudo con influencia oriental. “Sus intereses tienen un marcado tinte utilitario, la comunidad no constituye un fin en sí mismo. El encuentro del grupo reúne a individuos con una misma información y sometidos a un mismo método de entrenamiento para llegar a obtener la salvación prometida. Y el control sobre sus miembros se ejerce precisamente inculcando unos modos de pensar y aplicando entrenamientos especiales, entre los cuales no están exentos los procesos psicológicos”[4]. Habría que precisar, frente a este concepto, que en el caso específico de la secta Moon, ésta sí pone especial énfasis en la importancia del grupo, sosteniendo que se trata de una sola y gran familia.

El credo de la secta

Con anterioridad a la fundación de la secta en 1954, Moon ya había publicado un documento, titulado en coreano “El Principio”, que contiene la esencia de su pensamiento. Traducido luego al inglés, este texto recibió el título “El Principio Divino”. Se resume en él lo que podríamos llamar la “teología” de la secta. Haremos de él una somera revisión.
Se trata de un trabajo de más o menos 500 páginas, precedido de una “Introducción general”, que está divido en dos partes principales, cada una de las cuales está dividida en capítulos, compuestos a su vez de secciones y subsecciones. La primera parte es una exposición básica del credo, en tanto que la segunda explicita o explica algunos de los puntos de la primera. En todo caso, hay que tener presente que es un texto que recibe adiciones o correcciones con cada nueva edición.
Su lectura nos revela que el credo “moonie” es, en esencia, una teología de la historia de la salvación que se centra en tres grandes hitos: primero, la creación y caída de Adán y Eva; segundo, Jesús, el salvador espiritual de los seres humanos; tercero, el Señor del Segundo Advenimiento y Fundador de lo que el texto llama “El Testamento Completo”, distinto del Antiguo y del Nuevo Testamento del cristianismo.
Antes de analizar cada uno de estos puntos, hay que hacer algunas aclaraciones[5]. En primer lugar, la Primera parte, que podríamos llamar “Introducción general” es básicamente una lamentación seguida de un mensaje de esperanza. La causa de la lamentación es la desunión que afecta a los seres humanos impidiéndoles alcanzar la felicidad. La cristiandad anterior a la Iglesia de la Unificación ha sido incapaz de superar esa desunión. Es esta Iglesia la que, mediante el mensajero de Dios (Moon mismo) ha de poner remedio a esta triste situación.
En segundo lugar, “El Principio Divino” adopta una postura de pluralismo religioso en lo relativo a la salvación de la humanidad. Aunque las referencias históricas son, en lo fundamental, a la historia judeo-cristiana, se postula que el deseo salvífico de Dios se ha “encarnado” de múltiples formas, de modo que existen, para diversos pueblos y lugares, diversas religiones de salvación. Con todo, a través del tiempo, Dios ha dispuesto que algunas de tales religiones absorban a otras, de rango inferior, proceso por el cual se ha llegado actualmente al predominio de cuatro grandes religiones que han dado origen a cuatro grandes culturas humanas: el confucianismo/budismo en Asia oriental; el hinduísmo de la India; el Islam en el mundo musulmán, y el cristianismo, de alcance universal. Estas cuatro religiones se están acercando cada vez más entre sí, lo cual es indicio de que el fin de los tiempos está próximo.
En tercer lugar, el texto a que nos estamos refiriendo considera que todos los hombres, aun los más malvados, alcanzarán finalmente la salvación según el plan de Dios, aunque tengan que pasar por diversas reencarnaciones (“descenso al universo físico” es la expresión usada por el texto para referirse a este proceso).
Veamos ahora, con algún detalle, los tres puntos que mencionábamos como los más importantes de “El Principio Divino”.

a) Creación y caída de Adán y Eva
Dios creó el universo por una necesidad interna, al modo como el artista necesita expresarse en una obra para ser feliz. Pero como el mundo no humano no tiene “sensibilidad para Dios”, Este no puede gobernarlo directamente, por lo que creó, al efecto, a Adán y Eva. Estos fueron creados no como seres humanos adultos, sino como menores de edad, comenzando su proceso de desarrollo biológico. En éste, se distinguen tres etapas: en la primera, ambos habrían de decidir libremente colaborar con los planes gubernativos de Dios. En la segunda, habrían de reproducirse, dando origen a una descendencia que, en la tercera etapa, habría de asumir el gobierno del universo no humano, creando así las condiciones para un auténtico Reino de Dios en la tierra.
Pero, como sabemos, Adán y Eva pecaron y fallaron. Lo que ocurrió fue que, habiendo Dios creado a los ángeles antes que a los hombres, y puesto a Lucifer a su cabeza, éste decidió seducir a Eva a fin de adquirir, por intermedio de ella, el control del universo físico que, en el designio divino, estaba destinado a ser gobernado por los humanos. Al unirse sexualmente, Lucifer y Eva se hicieron una sola y pecaminosa sangre, a raíz de lo cual Lucifer se transformó en Satanás. Eva, posteriormente, al unirse con Adán, contaminó también la sangre de éste. El resultado final es que Adán y Eva transmitieron a sus descendientes los elementos satánicos con que sus sangres estaban contagiadas, lo que explica la historia de males, desuniones y sufrimientos de la humanidad.

b) Salvación de los seres humanos
Después de la caída de los primeros padres, Dios decidió no descansar hasta que toda la humanidad fuera redimida. Pero esta redención, de iniciativa divina, no se cumple sin la libre colaboración humana. La ausencia de ésta es lo que explica el estado actual de la raza humana y la frustración de los designios salvíficos de Dios.
Con todo, se puede conocer cuáles han sido los personajes y etapas de este designio salvador. Según una reconstrucción histórica en que abundan los simbolismos numéricos, fueron frustrados intentos de redención los de Abel, Noé, Abraham, Moisés y Jesús. Cada uno de éstos apareció en un momento particularmente adecuado o “de plenitud de los tiempos”. La periodización desarrollada por la Secta es la siguiente: desde Adán a Abraham, 2.000 años (bíblicos); desde Abraham a Jesús, 2.000 años (calendario); desde Jesús al Señor de la Segunda Venida, 2.000 años. Este ejercicio contable se refina del siguiente modo según el texto que comentamos: desde Abraham a Moisés, 400 años; desde Moisés a David, 400 años; Reino unido de Israel, 120 años; Reinos divididos de Israel (Israel y Judá), 400 años; cautividad de los judíos, 210 años; desde Malaquías a Jesús, 400 años, todo lo cual arroja una suma de 1.930 años. Lo interesante es que se puede periodificar con resultados sorprendentemente paralelos el tiempo posterior a Jesús: de Jesús a San Agustín, 400 años; desde San Agustín a Carlomagno, 400 años; período de la Cristiandad unida (oriente y occidente), 120 años; Cisma de oriente, 400 años; cautividad del Papado en Aviñón, 210 años; desde Lutero hasta el Señor de la Segunda Venida, 400 años, lo cual arroja un total también de 1.930 años, exactamente igual al de lo que podríamos llamar “el Antiguo Testamento”.
En este desarrollo histórico, el papel de Jesús fue especialmente importante. Jesús nació sin pecado original, y abarcó en su amoroso dominio el mundo angélico y el físico por igual, formando un solo cuerpo con Dios. Pero Jesús no era Dios, tal como el cuerpo, por unido que esté al alma, no es tampoco el alma misma. Jesús vino a ser el Segundo Adán, el auténtico Progenitor de la humanidad restaurada. Igual que el Primer Adán, Jesús necesitó una Mujer, una Segunda Eva. El Espíritu Santo fue para él tal Mujer, un Espíritu femenino destinado a ser la Verdadera Madre de la humanidad redimida.
En la obra redentora de Jesús, “El Principio Divino” distingue tres fases. La primera estaba destinada a ser la restauración, sin sufrimiento de parte de Jesús, con Juan Bautista como figura clave del proceso. Este, por los milagros que rodearon su nacimiento, debía ser el gran Profeta, aceptado por el pueblo de Israel, y su papel iba a consistir en conducir el pueblo al Mesías, con lo cual la humanidad hubiera sido redimida. Pero el Bautista terminó dudando de que Jesús fuera realmente el Mesías, por lo cual esta primera fase culminó en un fracaso.
Comenzó entonces la segunda fase de la redención, que debía lograrse por el ayuno de los cuarenta días y el sufrimiento de las tentaciones en el desierto. Aunque Jesús cumplió estas pruebas, la redención se frustró por segunda vez porque Satanás levantó contra El al pueblo que, conducido por los sacerdotes y escribas, Lo rechazó.
La tercera fase de la redención en la vida de Jesús es descrita como un intenso duelo entre Dios y Satanás. Satanás usó de todo su poder para matar a Jesús, esperando destruír así todo intento redentor, y Dios permitió que lo hiciera: Jesús murió crucificado y abandonado por Dios. Pero Dios resucitó a Jesús mostrando su fuerza suprema. Jesús resucitado llevó a cabo una especie de “redención espiritual” de la humanidad; pero no pudo completar su tarea ya que su propio cuerpo había sido vencido por Satanás, de modo que la redención física de la humanidad quedó frustrada. Los cristianos, por lo tanto, pertenecen al linaje de Satanás, y como tales no son más que hijos adoptivos de Dios. Esto significa que, cuando mueren, sólo pueden acceder al Paraíso, pero no al reino espiritual al que los hombres estuvieron destinados desde su creación. Por lo tanto, después de Jesús es necesario todavía que se lleve a cabo la redención física de la humanidad, la cual está encargada al Señor del Segundo Advenimiento.

c) El Señor del Segundo Advenimiento
Lo relativo a este personaje está precedido, en “El Principio Divino”, de un complejo estudio de los preparativos para la Segunda Venida, que comprenden aspectos no sólo religiosos sino también científicos, económicos y políticos. Según el texto, la situación de la humanidad se está acercando a una etapa en que podrá crearse una situación de universal libertad, igualdad y democracia, en que el cristianismo constituirá el centro religioso puesto que es la única religión que tiene como finalidad la redención humana, y en que se logrará finalmente la unidad de la familia humana, según el designio primitivo de Dios. Las condiciones se están dando, pues, para que se inaugure el Reino de Dios sobre la tierra. Pero, a su vez, Satanás está obrando por su cuenta para lograr que se inicie su propio Reino en este mundo, representado por el Comunismo. Todo quedará decidido, al cabo, en el momento en que acontezca el Segundo Advenimiento o Segunda Venida del Mesías. Quién será este Mesías es algo que debemos ver ahora.
A identificarlo dedica “El Principio Divino” su último capítulo. Tomado en consideración los cómputos cronológicos mencionados antes, el Señor del Segundo Advenimiento debe haber aparecido ya hacia el término de la Primera Guerra Mundial (recordemos que Moon nació en 1920). Nacerá, por otra parte, de madre humana; no será Jesús que regresa, sino una nueva persona humana, perfeccionada espiritual y físicamente. Además, su nacimiento tendrá lugar en una nación oriental, que es identificada con Corea. Las razones que el texto da para señalar a Corea como el lugar de aparición del Señor del Segundo Advenimiento son las siguientes: Corea, en sus 4.000 años de existencia, ha sido siempre un país religioso y nunca ha dado señales de soberbia satánica pues jamás ha invadido ningún otro país; desde el tiempo de la dinastía Yi, ha existido en Corea una tradición profética relativa a que en ella aparecerá el Rey de Justicia; los indicios del Segundo Advenimiento son cada vez más frecuentes entre los cristianos coreanos; Corea además calza, por su condición geográfica de península, con el patrón de la historia de las culturas, según el cual ésta es, primero, continental (Egipto, etc.), luego peninsular (Grecia, Italia, Iberia), luego insular (Inglaterra), luego continental (América), luego insular (Japón) y, finalmente, otra vez peninsular (Corea); este país, además, con su división en dos Estados, constituye la frontera entre Dios (con una democracia heredera de Abel), y Satanás (con un comunismo heredero de Caín).
En cuanto a la persona misma del Señor del Segundo Advenimiento, Moon no deja lugar a duda alguna: el Mesías del Segundo Advenimiento es él mismo. Ha dicho este fundador: “Soy el más grande de los santos”, “Soy más grande y caritativo que Jesús”, “Mis palabras son ley. Si deseo algo, se cumplirá”, “El mundo entero está en mis manos”, “Dios está desembarazándose del cristianismo y preparando la nueva religión”. Y por si estas declaraciones no fueran suficientes, en el famoso encuentro de Nueva York en el Madison Square Garden, de Junio de 1976, declaró: “Dios está viviendo en mí; soy la encarnación suya”[6]. Con todo, el mismo Moon parece vacilar en lo que respecta a su condición divina personal, porque en la misma ocasión añadía “Porque lo que yo estoy haciendo no está hecho al azar, sino lo que hago está bajo el mandato de Dios”[7].
Sin duda, una reflexión sobre esta teología, resumida aquí en lo esencial, revela un fondo sincrético notable, en que se mezclan sin integrarse plenamente elementos de religiones orientales y elementos cristianos. Con todo, lo más importante es que, aun cuando la Secta se presenta como veneradora de Jesús, por el papel de Éste en la redención, niega Su divinidad y considera infamante su muerte en la cruz (ésta es, para los adeptos a la Secta, señal de ignominia y símbolo del fracaso del cristianismo). Repartidas en “El Divino Precepto” hay, además, numerosas afirmaciones incompatibles con el cristianismo, como la de que el Espíritu Santo no es una Persona sino la fuerza de Dios; María es una adúltera que concibió a Jesús de Zacarías, etc. Se apela, sin embargo, de un modo equívoco que llama a confusión, al cristianismo cuando, por ejemplo, los miembros de la Secta piden al público limosnas “para una obra misional cristiana”.
No cabe duda, por otra parte, que el propósito de la Secta es el control del mundo en todos sus aspectos (religioso, político, científico, económico, etc.); se trata de una “unificación” total de todos los poderes en las manos de Moon, quien predijo en algún momento que ese acontecimiento capital se produciría en 1981, año de inicio de una Nueva Era. En ésta, se reunificarían las dos Coreas, gracias al papel protagónico que al efecto asumirían los Estados Unidos de Norteamérica, “nación santa” escogida por Dios para derrotar al Comunismo.
Si atendemos ahora a los ritos que surgen de este credo, advertiremos que la Secta carece de sacramentos. La ceremonia principal que celebra es la del matrimonio, que no tiene carácter sacramental. La realización de estos matrimonios ha reunido hasta 25.000 parejas simultáneamente (como ocurrió el 25 de Agosto de 1992 en un estadio de Seúl), las cuales no se forman espontáneamente, sino por decisión de Moon y sus ayudantes, quienes suelen unir a personas que no se conocían previamente. Por otra parte, los miembros de la Secta dedican cierto tiempo a la oración, que no tiene el sentido que en el cristianismo, sino que es un tiempo dedicado a reiterar su adhesión a Moon, a quien ofrecen su total fidelidad, robusteciendo su voluntad de trabajar intensamente para restaurar la gran familia humana y de dar su vida por este ideal. Entre sus actividades que podríamos llamar “cultuales” está también el “testimonio” que dan en las calles y plazas, es decir, la propaganda que efectúan para difundir los textos de la Secta e invitar a cursillos y conferencias, en un trabajo que les toma varias horas al día[8].
Como parte de la ascesis de la Secta, sus miembros deben pasar por un período de “purificación individual”, viviendo en comunidades aisladas del resto de la sociedad y, en particular, de sus familias de origen. Al cabo de este período, son casados por Moon, pero antes de consumar el matrimonio, los cónyuges deben vivir otro período de 4 años practicando más o menos las mismas actividades ya mencionadas. Al cabo de este segundo período, ya están en condiciones de procrear hijos “sin pecado original” (resabio de algunas religiones orientales que consideran que el hombre es, originariamente, bueno). Otras normas ascéticas incluyen ayunar severamente, dormir en el suelo, etc.
Además de todo lo anterior, los miembros de la Secta deben llevar consigo una fotografía de Moon y su mujer, considerados sus verdaderos padres (Moon, que se proclama el Mesías, presenta a su mujer como “la nueva Eva”); usar “sal sagrada” para evitar el dominio de Satanás; honrar a los “padres venerables” todos los días de fiesta, poniendo en su honor una mesa con flores; encender velas purificadoras; purificarse después de asistir al funeral de alguien ajeno a la Secta, etc.
Finalmente, se instruye a los miembros en el sentido de procurar infiltrarse en todos los sectores de la sociedad para hacer posible la toma de control final por parte de Moon. Esto se suele hacer mediante el reclutamiento de personas claves, la organización de actividades importantes a nivel intelectual, cultural y científico, etc. En este campo, la actividad más importante es la “Conferencia Internacional para la Unidad de las Ciencias”, que se realiza anualmente y reúne a investigadores, científicos y profesores de alto nivel. En la que tuvo lugar en Londres en 1974, se reunieron 140 personas, de las cuales 22 habían ganado un Premio Nobel[9].

La organización de la Secta

La Secta está organizada de modo sencillo: todo el poder está concentrado en Moon, quien ocupa el vértice de una pirámide de colaboradores. De éstos, hay un líder por cada país y uno por cada comunidad dentro de éste. Cada líder tiene poder absoluto en su nivel y sólo está sometido a Moon.
Lo realmente interesante en este aspecto es el conjunto de organizaciones que la Secta ha creado en dependencia de Moon. Veamos las principales.
1) En primer lugar, naturalmente, está la “Iglesia de la Unificación”, de la que dependen las Iglesias de cada país, y el “Seminario Teológico de la Unificación”, situado en Barrytown, Estados Unidos de Norteamérica.
2) La “Fundación Religiosa Internacional”, dedicada al diálogo interreligioso a fin de promover la unidad de las religiones. Entre sus actividades están la realización de encuentros teológicos, la cooperación asistencial, y el desarrollo de algunos proyectos, como el “Consejo de religiones del mundo”, “New Ecumenical Research Association”, “Asamblea de las Religiones del Mundo”, la que se realiza cada 3 años; “Voluntariado de la Juventud Religiosa”, “Conferencia Internacional para Clérigos”, etc.
3) La “Fundación Cultural Internacional” que, como todo lo que se refiere a la cultura, tiene una especial importancia. Forman parte de esta Fundación la “Conferencia Internacional para la Unidad de las Ciencias”, la importancia de cuyos encuentros ya señalamos anteriormente; la “Academia de Profesores para la Paz Mundial”, con gran poder de convocatoria, cuya vinculación con la Secta es poco conocida, que realizó un importante encuentro intelectual sobre “Política, ética y tecnología” en Santiago de Chile en 1991, donde concurrieron algunos destacados investigadores chilenos; la “Asociación Internacional de Artistas”, que integra a diversas compañías de ballet y a la Orquesta Sinfónica de Nueva York; la “Confederación de Asociaciones para la Unidad de las Sociedades Americanas”, que promueve la cooperación entre los países del norte y del sur de América; “Asociación para la Unidad Latino-Americana”, etc.
4) La “News World Communications”, institución que reúne a periódicos como el “Washington Times”, el “New York City Tribune”, “Noticias del Mundo” (Nueva York), “Ultimas Noticias” (Uruguay) y otros, a los que hay que agregar algunas revistas como “Insight”, etc.
5) El importante “Departamento de Economía y Finanzas”, que coordina numerosas empresas. Algunas de éstas controlan el 80 por ciento de la producción mundial del Ginseng. Otras actividades económicas realizadas por la Secta a través de este canal comprenden la fabricación de herramientas y armamento ligero, la producción de titanio, la construcción de barcos, la pesca y elaboración de productos pesqueros, el comercio de joyas, la administración de hoteles (uno de los hoteles más importantes de Uruguay, el Victoria Plaza, pertenecía en 1984 a la Secta), diversas actividades financieras (como el Banco de Crédito del Uruguay), etc.[10]. En resumen, este conjunto de actividades convierten a la Secta en una de las primeras 30 multinacionales del mundo.
En conclusión, la Secta que hemos analizado aquí es considerada peligrosa por su enorme poder económico, por su capacidad de infiltrar los ámbitos que podrían estimarse más alertas a sus actividades (científicos, investigadores, profesores universitarios, periodistas, etc.), por la naturaleza de su métodos de reclutamiento de la juventud (“lavados de cerebro” –Moon ha declarado: “Yo soy el que piensa por vosotros y vuestro cerebro”-, sus famosos “bombardeos del amor”), y por la destrucción de los vínculos de los jóvenes adeptos con sus familias. Estas son algunas de las razones que han llevado a algunos países a proscribirla (Alemania –que la ha clasificado como “asociación criminal”-, Austria, Israel, etc.). Por otra parte, aun sobre la base de la somera exposición de la teología de esta secta que hemos expuesto aquí, es posible afirmar que se trata de un conjunto de creencias judeo-cristianas groseramente interpretadas, de filosofías de la historia pueriles (como la que supuestamente fundamenta la elección de Corea como tierra mesiánica), de tendencias esotéricas, cabalísticas u ocultistas vulgares, y de herejías cristianas de los primeros siglos (como todo lo relativo al modo de transmisión del pecado original). Existe, además, una deformación evidente de ciertas figuras cristianas como la Santísima Virgen, y una interpretación antojadiza y notablemente poco refinada del sentido de la muerte de Jesús. No puede tampoco omitirse, en una evaluación de este credo, el conjunto de referencias milenaristas al Comunismo, cuya desaparición hace ya una década, como potencia política, no ha tenido ninguna de las consecuencias que se esperaban de ella, ni el conjunto de elogiosas profecías referidas a los Estados Unidos de Norteamérica, país en que la secta se ha radicado, las cuales no le han evitado –como quizá esperaba- numerosos problemas con el fisco de ese país. Por último, es imposible, frente al inmenso poderío económico de la secta, evitar parangonarla con el caso de otras muchas que, en los Estados Unidos, encubren apenas una actividad enderezada fundamentalmente al lucro de sus líderes, “gurus” o profetas. Quizá lo único que diferencia a esta secta de otras igualmente lucrativas, es la megalomanía de su fundador, que se proclama Mesías y aspira a la dominación sobre un mundo unificado bajo su imperio.


[1] Ver Guerra Gómez, Manuel. Los nuevos movimientos religiosos. Sectas. Pamplona: Eunsa, 1996 (2ª. Ed.), pp. 156-157.
[2] Ver Prado O., Juan Guillermo. Sectas juveniles en Chile. Santiago: Talleres Offset La Nación, 1984, p. 36.
[3] Prado, op.cit., p. 35.
[4] Ver Galilea W., Carmen. Sectas modernas y el contexto socio-religioso en Chile. Santiago: Centro Bellarmino-Cisoc, 1988, pp. 24-25.
[5] Seguimos en este análisis a Smith, R.F., sj, “The theology of the Unification Church”, in Dossier. Research Project on New Religious Movements. Roma: International Federation of Catholic Universities, 1990.
[6] Ver Guerra, op.cit., p.167.
[7] Ver Prado, op.cit., p. 39.
[8] Ver Guerra, op.cit., p. 164.
[9] Ver Prado, op.cit., p. 39.
[10] Ver Prado, op.cit., p. 38.