HOMBRE DIGNIDAD


1. DIGNIDAD-HUMANA DERECHOS-HUMANOS H/DIGNIDAD
La dignidad humana se alza sobre los pilares de los derechos humanos. Sin el reconocimiento 
legal y en la praxis de esos derechos fundamentales, la dignidad del hombre se cuartea y la 
sociedad se establece en un peligroso orden social que cobija infinidad de situaciones 
inhumanas: injusticias, marginación, violencia, terrorismo.
Pero la dignidad del hombre no se reduce a sus derechos. El hombre es mucho más que sus 
derechos. Su verdadera dignidad tiene las raíces en el amor. El hombre es, ante todo y sobre 
todo, un ser amable, es decir, digno de ser amado. Sólo el amor puede ir desmontando todos 
esos telos de cebolla con que se camuflan al hombre en un sinfín de roles en la sociedad 
convencional. Sólo al que ama se le revela la verdadera dignidad del otro.
El que no ama, no ve, le ciega el egoísmo. El que ama, en cambio, ve con buenos ojos. Y no 
porque el amor haga mirar con buenos ojos, sino porque el amor hace los ojos buenos, es decir, 
hace que sean verdaderamente ojos humanos y que puedan descubrir el abismo de amabilidad 
que hay en el otro y en todos los otros. No es que el amor haga pasar por alto o disimular los 
defectos y fallos del prójimo, que eso sería apasionamiento y en última instancia egoísmo 
también, sino que, por el contrario, el amor hace que los ojos recobren 
toda su potencialidad del servicio del hombre. Que si la raíz del órgano de la vista radica en 
el nervio óptico, la de los ojos humanos radica en el corazón.(Mt/05/08)
Amar al otro, y por tanto amar a todos los otros, es ciertamente respetar sus derechos y 
libertades. Pero es mucho más, si el respeto y los derechos han de ser algo más que un 
pretexto para desentendernos de los otros y dedicarnos a nosotros mismos. Amar al otro es 
caer en la cuenta del otro, tenerlo en cuenta y contar con él. Es darle todas las 
posibilidades para que realice todas sus capacidades, es contribuir a que sea el otro. Es, 
en una palabra, hacerle sitio en el corazón, para que tenga su sitio en la sociedad. 
La sociedad justa puede crear la igualdad de oportunidades, pero sólo el amor puede 
hacer que las oportunidades sean realmente iguales para los que, siendo distintos, están 
igualmente facultados para ser fenomenales. Y si no lo somos, no será porque no podamos, 
sino porque no nos dejamos, porque no queremos, porque no nos queremos. 
(_EUCA/78/36)
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2. H/BESTIA
"Cuando Basilio II (1014) podía dejar ciegos a quince mil búlgaros, permitiendo que 
conservara un ojo el jefe de cada cien, deja de sorprendernos que treinta años más tarde 
fueran empalados los bandidos sarracenos por oficiales bizantinos; que los griegos de 
Adramitum, en la época de Malek Shah (1106-16), arrojaran a los niños turcos en agua 
hirviendo; que el emperador Nicéforo (961) catapultara dentro de las ciudades griegas las 
cabezas de los sarracenos muertos en el intento de levantar el asedio, o que el cruzado 
Príncipe de Antioquía (1097) hiciera cocer cuerpos humanos a despecho de acarrear para 
sus hombres la terrible reputación de canibalismo".
Nada extraño que, al igual que Freemann, concluyamos, con Durbin y Bowlby y también 
con Konrad Lorenz, que «no hay grupo en las razas animales que sea más agresivo e 
inclemente en su agresión que el perteneciente a la raza humana».
(D. ·Freemann-D, citado por ·Rof-Carballo, Violencia y ternura)
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3.
Ser bueno y justo: 
he aquí el sacrificio más hermoso
Cumple tus deberes para con los dioses 
como te habían enseñado tus antepasados, 
pero convéncete de que el sacrificio más hermoso, 
el gesto más noble, 
habrá de ser el de mostrarte como el hombre mejor y el más justo.
Isócrates, siglos V-IV a. C.
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4. PERSONA/MASA
Todo lo que merece la pena es difícil. Como dice ·Panikkar-R, "sólo los peces muertos 
van río abajo; los vivos van contra corriente".
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5.
Declaración Universal de los Derechos Humanos (versión popular de Fray Betto)

Todos las personas nacemos libres y somos iguales en dignidad y derechos.
Todas tenemos derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad personal y social.
Todas tenemos derecho a proteger nuestra vivienda, familia y honra.
Todas tenemos derecho a un trabajo digno y debidamente remunerado.
Todas tenemos derecho al descanso, al ocio y a las vacaciones.
Todas tenemos derecho a la salud y a la asistencia médica y hospitalaria.
Todas tenemos derecho a la instrucción, a la escuela, al arte y a la cultura.
Todas tenemos derecho a la protección social en la infancia y en la vejez.
Todas tenemos derecho a la organización popular, sindical y política.
Todas tenemos derecho a elegir y ser elegidos para las funciones de gobierno.
Todas tenemos derecho a una información veraz y correcta.
Todas tenemos derecho a libre circulación y a pasar a vivir a otra ciudad o país.
Todas tenemos derecho a no se sometidos a ninguna discriminación.
Nadie puede ser torturado.
Todas las personas somos iguales ante la ley.
Nadie puede ser arbitrariamente preso ni privado del derecho a defenderse.
Toda persona es inocente hasta que la Justicia, basada en la ley, pruebe lo contrario.
Todos/as tenemos libertad de pensar, de manifestarnos, de reunirnos y de creer.
Todos/as tenemos derecho al amor y a los frutos del amor.
Todos/as tenemos el derecho de respetar y proteger los derechos de la comunidad.
Todos/as debemos de luchar por la conquista y la ampliación de estos derechos. 
Sugerencias pastorales para profundizar el tema de los DDHH:
-Estudiar la relación entre DDHH y Evangelio.
-Estudiar la historia de la Declaración Universal de los DDHH en nuestro país y en el 
Continente.
-Contactar a los organismos de defensa de los DDHH cercanos a nosotros. Relacionarse con 
ellos, conocer su trabajo y estudiar la posibilidad de colaboracion.
-Apuntarse a algún servidor de lista electrónico de información sobre los DDHH.
-Revisar los DDHH en nuestra comunidad humana, comunidad religiosa, lugar de trabajo, 
familia, etc.