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REVELACIÓN, FE Y ACONTECER HISTÓRICO

- Apuntes a propósito de la tesis de P.Dabezies -

 

Pablo Bonavía

Julio 1998

 

1. Estos apuntes surgidos a partir de la lectura de la tesis doctoral de Paul Dabezies tienen más de convicción, de "confesión" que de planteo pretendidamente neutral. Confesión en sus 2 sentidos: porque expresa lo que yo creo y porque incluye el reconocimiento de las obvias limitaciones que contiene. Se trata de compartir con Uds., a partir del modelo de reflexión que desarrolla P.Dabezies - y sin más pretensión que estimular el diálogo(1) - un aspecto fundamental de lo que creo es HACER TEOLOGIA HOY y del consiguiente DESAFIO METODOLÓGICO que supone.

2. Podemos partir de algo que quizá por ser evidente no solemos tener en cuenta ni valorar en todas sus consecuencias. Sabemos que la teología cristiana no existe sino en su permanente y constitutiva referencia a la revelación y a la entrega-actualización de la revelación que llamamos tradición. Pues bien, me parece especialmente importante hoy tomar conciencia de que en realidad NO EXISTE REVELACIÓN DE DIOS, NI TAMPOCO TRADICIÓN, AL MARGEN DE UNA SUBJETIVIDAD Y UNA MEMORIA CREYENTES.

Si consultamos, por ejemplo, el Diccionario Teológico Interdisciplinar, advertimos que dos conocidos autores, al explicar la concepción católica de la revelación y de la tradición, subrayan con énfasis este aspecto. Si bien se refieren en directo a la teología fundamental, sus afirmaciones se pueden extender a la teología como tal. Dice G.Ruggieri:

"El lugar de una teología de la revelación no puede ser idéntico al de un análisis científico de un objeto determinado, si por análisis científico se entiende el intento de un saber objetivante que prescinde del sujeto. En efecto, no existe revelación de Dios fuera de una memoria creyente. Este lugar no puede ser tampoco el que ofrece una hermenéutica o analítica existencial... El lugar donde puede surgir una teología de la revelación, por consiguiente, es sólo el de una subjetividad nueva que ha hecho posible la acción reveladora de Dios." (2) Y agrega luego que esta identidad entre subjetividad nueva, hecha tal por el Espíritu, y revelación de Dios no es un atentado contra la revelación única y definitivamente realizada en Jesucristo (como su subjetividad histórica). El Espíritu comunica sólo lo que recibe de él, pero lo comunica siempre ahora, siempre de nuevo.

En este mismo sentido T.Citrini, afirma que cuando analizamos el proceso de fe, la tradición podría considerarse como un dato absolutamente primero en la teología fundamental. "Cuando en el análisis de mi acto de fe, único punto de partida posible en general para una teología, descubro, más allá de la

tentación inmanentista, la ineliminable dialéctica entre el creer del creyente y un credendum-creído, esto que creo se me presenta ciertamente como revelación, pero siempre como revelación trasmitida." (3)

El Concilio Vaticano II ha significado un aporte invalorable en la recuperación del carácter histórico de la revelación tal como surge de la experiencia bíblica. Más precisamente, la Constitución Dei Verbum marcó el pasaje de una teología abstracta y nocional de la revelación a una teología histórica y concreta. No se define la revelación como un cuerpo de verdades doctrinales inaccesibles a la razón natural sino como encuentro personal de Dios con el hombre, como conversación viva, como diálogo entre Dios y el hombre. Esa revelación culmina en Cristo, quien es revelación de Dios no por tal o cual acción aisladamente considerada sino por toda su persona. El aspecto doctrinal está subordinado a la presencia y la manifestación de Dios en Jesucristo. Los estudiosos ponen de relieve que esta es una originalidad de la revelación cristiana en relación a las revelaciones en otras religiones, que son comunicación de verdades, de secretos, pero no coinciden con el don de una persona. Por eso también, la fe bíblica es ofrenda de todo el hombre y no sólo adhesión a verdades.

3. Sabemos que en la Escritura no hay una revelación inmediata en el sentido de palabras que habrían sido pronunciadas por Dios mismo (inspiración verbal). La revelación bíblica no puede ser concebida como un "libro bajado del cielo" en el que el autor sagrado sería un intermediario puramente pasivo. Dios no se revela 'directamente', en una especie de mensaje dictado, sino que lo hace 'indirectamente', es decir, a través de los acontecimientos de la historia. Esos acontecimientos son ya palabras de Dios, porque en cuanto situadas en el designio de salvación son en sí mismos portadores de sentido. Pero ellos no manifiestan todo su sentido como manifestación del plan de Dios sino por su interiorización en la conciencia -creyente- del Pueblo de Dios. La revelación no es la información proporcionada desde arriba de un saber ya constituido. Ella designa inseparablemente la acción de Dios en la historia y la experiencia creyente del pueblo de Dios que se traduce en una expresión interpretativa de esa acción. La fe -y en ella la acción del Espíritu Santo- es la que permite reconocer en acontecimientos que exteriormente son similares a muchos otros -y con frecuencia menos espectaculares-un momento absoluto de la historia y por tanto un momento de revelación de Dios. La Escritura es por eso ya una interpretación. Y la respuesta de la fe pertenece al contenido mismo de esa revelación. (4)

"Este tomarse en serio la actividad interpretativa del pueblo de Dios como elemento constitutivo de la revelación misma nos invita a considerar la Escritura antes como un testimonio que como un puro dato. La Escritura no es un dato en el sentido de un contenido objetivo de verdad que bastaría apropiárselo para conocer el sentido de la Palabra de Dios. Es un testimonio que remite a acontecimientos históricos. Se trata, pues, de una cierta interpretación creyente, irremediablemente histórica, es decir, relativa." ()

4. Asumir consciente y metodológicamente esta mediación de la subjetividad -y la intersubjetividad- creyentes significa ineludiblemente ASUMIR LA IMPORTANCIA DECISIVA DEL CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL TANTO EN LA REVELACIÓN ACONTECIDA EN CRISTO COMO EN SU PERMANENTE TRASMISIÓN Y ACTUALIZACIÓN. Las diversas circunstancias históricas en medio de los cuales vivieron el Pueblo de Israel, el propio Jesús, las sucesivas generaciones de cristianos, así como también el contexto en el que hoy vivimos nosotros constituyen un referente de intrínseco valor a la hora de comprender y actualizar el sentido de la revelación cristiana. El contexto histórico incide a la vez como condición de posibilidad y como límite de todo el proceso de la recepción y comprensión del mensaje salvífico.

5. EL CONOCIMIENTO REFLEJO, CRITICO, DE ESOS CONTEXTOS Y PROCESOS HISTORICOS EN SU PROPIO NIVEL TIENE NO SÓLO UNA RELEVANCIA FILOSÓFICA O SOCIOLÓGICA SINO PROPIAMENTE TEOLÓGICA: es fundamental para la continuidad, identidad y fidelidad de la comunidad cristiana a lo acontecido una vez para siempre en Cristo y a su seguimiento en circunstancias siempre nuevas.

La historia -dirá Congar- no es sólo el lugar donde acontece el advenimiento del Reino, la salvación y se nos entrega la revelación sino la mediación a través de la cual accedemos a ellas. "Que Jesucristo sea el don absoluto y definitivo, aquel 'en quien se encuentran escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento' (Col 2,3) es algo seguro... Pero eso nos plantea el problema de precisar lo que la historia aporta a nuestro conocimiento, incluso qué enriquecimiento puede aportar a la Tradición. Todo lo que nos ha sido dado se devela y se desarrolla no sólo en la historia del mundo sino también a través de ella." (5)

6. Tomarse en serio los hechos históricos en su irreductible autonomía y consistencia forma parte - por tanto- de una sana metodología teológica. SE TRATA DE RECONOCER QUE EN EL DISCERNIMIENTO PROPIO DE LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA ELLA NECESITA DE UN SABER QUE NO SE DEDUCE DEL DEPÓSITO DE LA FE. Sin embargo esto no significa divinizar la historia ni acomodar la revelación que nos ha sido dada una vez para siempre en Jesucristo a los dictados o a la dictadura de los hechos que muchas veces siguen la ley del más fuerte. Ahí está la paradoja de la historia: es fundamental conocerla porque ella es la condición de posibilidad de la comprensión-actualización de la revelación de Dios hoy, pero también porque en ella cobran toda su fuerza los límites del hombre y la mala semilla de la cizaña que crece con el trigo. Y que precisamente se resiste a esa revelación. Por eso, "con respecto a ese dato del mundo la reflexión cristiana debe igualmente ejercer una función crítica. El mundo interpela a la Iglesia y cuestiona la fe, pero la fe y la Iglesia interpelan, cuestionan, a su vez al mundo." (6)

7. Esta MUTUA INTERPELACION entre el Evangelio y las situaciones personales y sociales que se viven en la historia, a la que por otra parte nos invita explícitamente la Evangelii Nuntiandi, ES LA CLAVE METODOLOGICA DE LA TEOLOGIA en cuanto ésta busca ponerse al servicio del seguimiento de Cristo en circunstancias y contextos siempre nuevos. La teología está al servicio del "permanecer en Cristo", pero "vean en qué conoceremos que estamos en Jesucristo; el que dice "Yo permanezco en él" debe portarse como él se portó" (1 Jn 2,6). Portarse como Cristo en situaciones siempre nuevas, inéditas, significa que la fidelidad exige por sí misma una enorme dosis de búsqueda, creatividad y fantasía.

8. La historia de la teología podría ser vista como la historia de las diferentes maneras de establecer esta mutua interpelación. Y esa es precisamente una discusión hoy abierta : los diversos MODELOS que se han elaborado para responder a este desafío metodológico. (7)

Quizá podría ser motivo de un diálogo en el seno de la Sociedad Uruguaya de Teología. Pienso que estos apuntes pueden servir, al menos, para dejar planteada la cuestión.

 

NOTAS

 

  1   Para ver un panorama actualizado de los grandes desafíos metodológicos que enfrenta la teología en estos tiempos de 'cambio de paradigma' o de 'escenarios epistemológicos complejos' se puede consultar la publicación de la Sociedad de Teología y Ciencias de la Religión (SOTER) de Brasil: M.FABRI DOS ANJOS(ed.), Teologia aberta ao futuro, ed.Soter y Loyola, San Pablo, 1997.

  2   G.RUGGIERI, art.Revelación, en L.PACOMIO y otros, Diccionario Teológico Interdisciplinar, ed.Sígueme, Salamanca 1983, p.199. Los subrayados son míos.

  3   T.CITRINI, art. Tradición, en ibid., p.522. Subrayado mío. Luego agrega que la costumbre de estudiar primero e independientemente el tema de la revelación cristiana y luego, en un segundo momento derivado, el de su trasmisión, tiene lógicamente su propio valor imposible de eliminar: el dejar claro que la revelación original es la norma de toda trasmisión ulterior. "Sin embargo -agrega- en la medida en que este procedimiento que va de la revelación cristiana a su trasmisión refleja un planteamiento dualista de tipo cartesiano, esto es, supone que es posible en general hablar de la revelación prescindiendo de nuestra fe que la acoge y de la tradición que la ha trasmitido, lleva a cabo una objetivación indebida que se olvida de la interpersonalidad esencial del diálogo de la salvación y expone a la teología fundamental a construcciones ilusorias". (ibid.)

  4   Sobre el rol decisivo de la libertad del creyente en el discernimiento de lo que es la revelación de Dios son muy interesantes las reflexiones de JUAN LUIS SEGUNDO en su artículo Revelación, fe, signos de los tiempos, en I.ELLACURÍA-J.SOBRINO (ed.), Mysterium Liberationis, ed.Trotta, Madrid 1990, Tomo I, pp.443-466. "El papel de la libertad -señala Segundo- es más activo o decisivo de lo que parecía. No está limitado a decir sí o no a lo que Dios revela. Forma parte del mismo proceso de la 'revelación'. La ortopraxis no es una última 'aplicación' de la revelación a la práctica: es algo que condiciona la posibilidad misma de que la revelación revele en realidad algo." (pp.450-451)

  5   C.GEFFRÉ, Esquisse d'une théologie de la Révélation, en AA.VV., La révélation, Bruselas, 1977, p.183. Subrayados míos. En este sentido dice Cl.Boff en su tesis doctoral sobre metodología teológica: "La Escritura no es evidentemente un conjunto de reglas formales en función de un conjunto de interpretaciones virtuales. La Escritura se presenta como una interpretación modelo y de este modo como una interpretación interpretante, como una norma normata normans, más concretamente una norma normans ut normata. El círculo hermenéutico la trabaja ya desde su interior y se extiende hacia afuera en el sentido de que este paradigma hermenéutico se enriquece como tal a través de las interpretaciones que permite. Su "letra", aunque sigue siendo la misma, se convierte de alguna manera en sobredeterminada por las significaciones que ella misma ha engendrardo. Ese es el sentido de la tradición." Teniendo en cuenta, agrega más adelante, que "el presente no es sólo aquello que se lee, sino también aquello por lo que se lee". En Cl.BOFF, Teología de lo político. Sus mediaciones., ed.Sígueme, Salamanca 1980, pp.265 y 266. Subrayados míos.

    6 Y.CONGAR, Situation et tâches présentes de la théologie, ed.du Cerf, Paris 1967, p.72. Subrayado mío. Y luego agrega: "Si la Iglesia quiere alcanzar las verdaderas cuestiones del mundo presente y esforzarse por esbozar una respuesta, como lo intentó hacer en la Gaudium et Spes y en la Populorum Progressio, debe abrir un nuevo capítulo de epistemología teológico-pastoral. En vez de partir solamente del 'dato' de la revelación y de tradición, como generalmente lo ha hecho la teología clásica, es necesario partir de una serie de 'datos' de hechos y cuestiones recibidas del mundo y de la historia... Es mucho menos cómodo. Nos hace falta partir de los problemas, si no de las ideas de hoy como de un 'dato' nuevo a iluminar, ciertamente, por el dato evangélico de siempre, pero sin el beneficio de elaboraciones ya adquiridas y poseídas desde la calma de una tradición ya asegurada." (ibid.)

   7 I.CONGAR, ibid, p.72-73. Subrayado mío.

  8   La discusión de estos diversos modelos teológicos es uno de los temas centrales de la ya citada tesis doctoral de Clodovis BOFF. Allí analiza y contrasta críticamente 4 modelos: el deductivo, el inductivo, el modelo de correspondencia de los términos y el modelo de correspondencia de las relaciones.