HISTORIA OCCIDENTAL

Historia Occidentalis

Jacques de Vitry

Traducción de José María Lodeiro

CAPITULO XXXVIII

EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN

El sacramento de la Confirmación corresponde a los apóstoles y sus sucesores o sea los obispos. Cuando bautizan, éstos y los simples sacerdotes cumplen el oficio de los setenta y dos discípulos. Este sacramento fue instituido en parte por los apóstoles, en cuanto a la imposición de las manos, en parte por la Iglesia en cuanto a la unción y el santo crisma en la frente, pues no leemos que los apóstoles hayan practicado este rito.

Practicado en la parte superior del hombre por personas que también son superiores, a veces es concedido dispensarlo por simples sacerdotes a falta de obispos o por su escaso número. En nuestro tiempo, excepto por esta dispensa, si lo administran simples sacerdotes contra la institución de la Iglesia,  será considerado nulo; se diría que no fue impreso el sello del carácter  y tendrá que ser confirmado por el obispo. Mientras que en  el bautismo el Espíritu Santo es dado  para la purificación y la inocencia, en la confirmación lo es para  la fuerza y el combate. Como en Pentecostés que fue enviado a los apóstoles  para afirmarlos (ut confirmarent) contra las tribulaciones de este mundo  y confortar su corazón para el combate.

Algunos relacionan  este sacramento al bautismo al punto de querer que sea obligatorio conferirlo enseguida  después del bautismo, pues la fe aquí recibida, sería así confirmada, Esta costumbre es, sin duda, laudable donde sea posible la presencia del obispo, pero no se debe dar la confirmación antes del bautismo que es la puerta y fundamento de los demás sacramentos.

El papa Melquíades expresa justamente la virtud de este sacramento cuando dice: “El Santo Espíritu que desciende por las aguas del bautismo en saludable caída, aporta en el agua de las fuentes, plenitud de inocencia. En la confirmación, procura un acrecentamiento de la gracia. Dado que en este mundo y durante toda la vida, es obligatorio para quienes quieran vencer, marchar  entre enemigos invisibles  y peligros, renacemos  a la vida por el bautismo, somos fortificados y confirmados para el combate después del bautismo. Somos purificados en el bautismo, somos fortificados después del bautismo”.

Rabán dice lo mismo: “El bautizado está marcado por el sacerdote con el santo crisma en lo alto de la cabeza, en la frente por el pontífice: así la primera unción significa el descenso y la llegada del Espíritu Santo  a la morada que Dios debe consagrar; la segunda manifiesta la gracia multiforme del mismo Espíritu Santo que viene al hombre con toda la santidad de la ciencia y de la fortaleza.”

El santo crisma forma parte de la sustancia de este sacramento, mientras que la forma ha sido instituida por la Iglesia. La unción exterior con el crisma simboliza la unción espiritual en el alma. El santo crisma está constituido de óleo y bálsamo: sus propiedades traducen la gracia espiritual. En efecto, el aceite  al quemarse ilumina, sana cuidando; mezclado a las aguas, las purifica. Inflamando el alma en el ardor de la caridad, el Espíritu Santo ilumina, cura las heridas causadas por los pecados.  Viniendo sobre las aguas bautismales, las purifica santificándolas. El bálsamo preserva de la putrefacción: el Espíritu Santo mantiene el alma al resguardo de la corrupción.

Este sacramento debe administrarse en ayunas, con la previa contrición del corazón si se trata de adultos. El respeto  indica  que  el obispo esté también en ayunas.

El obispo traza el signo de la cruz e invoca al Espíritu Santo  con esta fórmula: : “Yo te señalo con el signo de la cruz y te confirmo con el crisma de la salvación, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. El obispo se convierte  en padrino o padre espiritual de quien confirma, del mismo modo que quien lleva al confirmado y le ciñe la frente con el lienzo, debe desatarlo al tercer día y luego quemarlo. Las cenizas serán dispersadas en la piscina. La frente del confirmado  será lavada  con respeto  sobre la fuente bautismal o sobre la piscina.