El verdadero amor

 

Es buscar el bien del otro, a pesar de los intereses personales.

 

Es una actitud que se caracteriza por la entrega que busca la felicidad de los demás sin condiciones de recibir

 

A. Frutos:

 

a.   Servicio auténtico a los demás, también a los que no saben agradecer.

b.   Control del egoísmo, que todo lo corrompe porque instrumentaliza a los demás.

c.      Generosidad. Causa más felicidad poder dar... que recibir. No se trata de hipotecar la gratitud de los demás.

d.   Perdón. A todos, también a quien no lo merece. Sobre todo cuando nos hacemos los ofendidos.

e.      Comprensión. No herir los sentimientos ajenos. El amor sabe disculpar sin medida.

f.    Paciencia, cuando la gente no lleva tu paso. También cuando invade tu carril, cuando te saca de quicio porque “no entiende”.

g.   Sacrificio callado. No se las cantes a todos. Cristo sufrió más y sin abrir la boca.

 

 

B. Evitar estos extremos:

 

Por exceso:

a.            Servicio interesado, pasando la factura por anticipado. El mezquino «ayuda» sólo al que le puede recompensar. No da, presta.

b.            Colaboración sin motivación interior; es la otra cara del servilismo.

 

 

Por defecto:

a.      Apoyo del mal por compasión. Cristo fue compasivo con el pecador pero no con el pecado.

b.      Renuncia a un principio de la propia conciencia por conmiseración. Es la raíz de muchos malos consejos dados con buenas y no tan buenas, intenciones.

 

C. Medios para educar esta virtud:

 

a.    Servicio constante. El amor no tiene límites ni en personas ni en situaciones.

b.    Sacrificio de los propios gustos cuando los demás prefieran otro interés. No supone renunciar a los propios principios.

c.    Motivación sobrenatural. La razón del amor es la imitación de Cristo.

d.   Trato igual para todos. En el evangelio la preferencia va con los pobres y necesitados, no con las caras bonitas.

e.   Servicio detallado. La caridad ostentosa no deja de causar sospechas.

f.     Servicio oculto. Escribe tus caridades en el libro del Reino de los cielos, no en la gaceta de la localidad y Dios que ve en lo oculto te recompensará.

g.   Hablar bien de todos y callar sus defectos. Los chismes son hermanos de la murmuración y primos de la gente viscosa que se divierte amarrando navajas a los demás.

 

Fuente

Libro Formación humana

Pontificio Instituto Catequetico

Rafael Llanes tovar