LA FAMILIA EN TRANSICIÓN:
Si el agua crea al pez, ¿puede el pez crear el agua?
VICENTE J. SASTRE
Director del "Instituto de Investigación
en Ciencias Sociales. Valencia
Talcott Parsons señala que la familia es algo connatural para la
generalidad de un medio social y cultural; algo así como el habla del
idioma nativo. En el lenguaje, decir "día mala", una expresión
gramatical incorrecta o desviada del uso habitual, sorprende y
extraña. Una construcción gramatical o una palabra es correcta
porque está en uso, pero muchas veces no podemos dar razón de su
existencia actual. Algo semejante sucede con los modelos familiares
heredados del pasado. Nos parecen correctos porque están en uso,
pero no es fácil determinar, más allá de la tradición y la costumbre, las
razones de su legitimidad.
Tal vez estas consideraciones preliminares pueden desorientar al
creyente y hacerle pensar que la legitimidad de la realidad familiar no
se halla en la costumbre o el uso, sino en la ley divina, que es norma
suprema de la realidad humana. Esta posición del creyente bastaría
para legitimar las formas cristianas de unión y relación familiar, pero
sería insuficiente para el diálogo con una comunidad humana en la
que la opción cristiana no sea un sobreentendido compartido.
La perspectiva desde la que queremos contemplar aquí "la familia
en transición" es la del creyente en diálogo con un mundo pluralista.
Se pretende dar razón de la realidad familiar y comprender los
cambios funcionales y estructurales que la afectan. La apelación a la
razón y a las Ciencias Humanas no tiene por qué sustituirse a otras
apelaciones ni renunciar a ser su complemento.
1. El problema de los orígenes.
La discusión sobre los orígenes de la institución familiar ha
producido mucha letra impresa. En el proceso de hominización se
habla incluso de formas de relación familiar previas a la plena
constitución del ser humano. Según la antropología, la familia como
hecho institucional, con compromisos y formas de relación estables,
ha sido una constante de todas las sociedades y culturas. Nuestros
códigos de derecho civil no se desentienden de la forma como se
establecen y mantienen las relaciones familiares por ser fuente de
derechos y mutuas obligaciones.
Pero la controversia sobre los orígenes de la familia viene a la
escena una y otra vez; se pretende no sólo legislar, sino fundamentar
lo legislado. A Jesús de Nazaret llegó la discusión en forma de trampa
dialéctica, y él mismo, después de reconocer las fluctuaciones
históricas del modelo familiar monógamo, tuvo que apelar a los
orígenes al decir: "pero al principio no fue así, y os digo más: el que
repudia a su mujer -excepto en el caso de unión ilícita- comete
adulterio".
Quienes defienden que la hominización se produjo por el desarrollo
en el hombre de la razón instrumental capaz de dominar la naturaleza
y asegurarse la pervivencia, tienden a pensar que la relación
hombre-mujer tuvo la misma forma instrumental, aplicada a satisfacer
los impulsos naturales de la sexualidad. Esta perspectiva podría
justificar la promiscuidad sexual y la hegemonía del más fuerte; así se
produjeron las formas familiares de poligamia.
La perspectiva antropológica de la emergencia del ser humano a
través de la comunicación valora, sobre todo, el encuentro personal y
la génesis de un proceso cultural de relaciones personales que harían
que la relación sexual se situara en el marco de la comunicación
interhumana. Cuando fue posible la comunicación de experiencias,
sentimientos y proyectos, nació la familia humana. La relación sexual
no sería el principio de la relación humana, sino su término.
Estas dos visiones de los orígenes no son imparciales, y suponen
cada una una visión antropológica de la familia y sus funciones
humanizadoras con plena vigencia en el mundo actual. Casi todas las
teorías modernas sobre la familia podrían asignarse a una u otra
corriente de pensamiento. Es evidente que la visión cristiana de la
familia encaja más holgadamente en la corriente de la razón
comunicativa, en la que el hecho de la Revelación -que en su
sustancia es comunicación- encuentra pleno sentido.
2. La antropología cultural.
Los primeros antropólogos se lanzaron afanosamente a la
búsqueda del eslabón perdido de una supuesta cadena que, por fin,
uniera al hombre con sus ascendientes en la evolución. La idea de la
evolución sedujo a muchos espíritus que buscaban la razón del
hombre en la evolución natural de los vivientes. La verdad es que en
la búsqueda de antecesores no se ha hallado todavía, ni en los
hombres primitivos ni en los primates evoIucionados, algo que se
pudiera calificar de semi-hombres.
Ralf Linton, al hablar de las teorías de los orígenes, señala:
«Lo que sabemos de las características físicas y psicológicas no
sólo del hombre, sino de los primates en general, nos induce a
considerar estas primeras especulaciones como puras fantasías. Al
parecer, los únicos primates que viven en hordas 'sexualmente
promiscuas son los monos araguatos de la América del Sur', una
especie muy alejada de nuestra propia linea de descendencia. Los
restantes primates son o bien monógamos o bien polígamos; el tiempo
que acostumbran a durar sus relaciones se considerarla un buen
record en Hollywood. Aunque la mayoría de las especies muestran
una activa curiosidad sexual y se insinúan a los individuos extranjeros,
estos episodios no destruyen la pauta familiar» 1.
Ante esta evidencia, casi todos los científicos sociales han
abandonado la vieja teoría de la promiscuidad primitiva.
«Por todo lo que sabemos de la organización de las sociedades
humanas que viven todavía en niveles inferiores del desarrollo
económico y tecnológico, lo más prudente es suponer que incluso los
primeros representantes de nuestra especie tenían relaciones
sexuales bastante permanentes. Es además muy probable que la
mayoría de estas uniones fuesen monógamas, como en todas las
sociedades de que tenemos testimonio directo».2
La Antropología cultural ha sido más fecunda en sus
investigaciones y más atrayente en sus descubrimientos. Sobre todo,
vale esta afirmación en lo que se refiere a la institución familiar. De
momento sabemos que la familia no es igual en todas las culturas y
que, en medio de una forma monógama muy general, existen grupos
culturales en los que se da la poligamia. La familia formada por un
varón con varias mujeres tiene en las culturas que la aceptan una
estricta normativa social y constituye una auténtica institución familiar
muy lejos de la anomía (falta de normas) propia de la cultura técnica
occidental, en la que imperan esferas de relación humana de carácter
instrumental.
Los antropólogos culturales han descubierto en los distintos tipos
de familia un microcosmos social apasionante. La mayoría de ellos
han hecho análisis minuciosos de las relaciones, roles y competencias
de los componentes familiares. Estas investigaciones han descubierto
el papel central de la institución familiar en las diversas culturas y su
plena adaptación a los condicionantes ambientales, económicos y
sociales en que se desenvuelven. Muchos científicos dedicados al
estudio de las sociedades primitivas han centrado sus investigaciones
en la institución familiar como clave de la estructura social y reflejo de
las formas con que el hombre ha ido respondiendo a la necesidad de
crear normas sociales de convivencia de acuerdo con una experiencia
histórica concreta.
3. Familia y Cultura.
FAM/CULTURA: Max Horkheimer, uno de los fundadores de la
Teoría Crítica de la Sociedad, afirma que "la familia como realidad es
el obstáculo más fuerte y efectivo contra la recaída en la barbarie que
amenaza a todos los seres humanos en el curso de su desarrollo".3
Con esta expresión el pensador de la Escuela de Frankfurt muestra la
dimensión cultural de la familia, y entiende como "cultura" la
capacidad del hombre para construir su mundo sobre la base de una
"natura" que lo identificaría con el reino de la necesidad, del impulso
sin normas convivenciales; en una palabra, con el reino de la
"barbarie".
La relación "natura-cultura" se ha prestado a discusión desde otros
puntos de vista. El problema se plantea cuando se formula el
concepto de "naturaleza-humana". Con él se quiere señalar que
existen unas constantes que definen lo humano. Se trata de un
terreno dentro de cuyos límites se perfilan las exigencias
fundamentales del ser hombre. Más allá de esos límites se recae en la
ley de la selva, la barbarie o la inhumanidad. Las constantes que
definen ese terreno algunos filósofos las han denominado
"ley-natural".
La discusión en este terreno tiene muchas implicaciones filosóficas
y antropológicas cuando busca el fundamento último de los
comportamientos humanos. A veces se dice que la familia es un
"constructo" cultural, y con ello se insinúa que puede ser o no ser una
exigencia humana en el futuro. Pero la disyuntiva está en si es posible
o no la vida humana sin constructos culturales y si la familia es o no
una de las instituciones culturales para la pervivencia de la especie y
del ser humano como tal. De momento hay que decir que la institución
familiar es una constante de las culturas que han sobrevivido hasta el
presente. No es poco que lo podamos afirmar como punto de partida
del análisis de la familia en transición. Más aún, René Koenig afirma
que la institución familiar "es simplemente tan antigua como la cultura
misma", ..."más aún, precedió a la cultura".4 En otras palabras, en el
origen del hombre y su cultura se halla el microcosmos familiar Los
relatos del Génesis se refieren a lo mismo.
Pero antes de seguir adelante es necesario aclarar algo más el
término "institución familiar".
4. La «institución familiar».
INSTITUCION/NECESARIA: Los sociólogos tratan de analizar las
estructuras y comportamientos sociales; estos no tienen nada de
arbitrarios; siguen unas pautas que los hacen inteligibles y
significativos para los demás. Sin esas constantes que hacen que la
acción social tenga un sentido, no es posible la realidad de lo social ni
la convivencia humana. Esas constantes se organizan en estructuras
más o menos complejas; se llaman instituciones cuando tratan de
responder establemente a necesidades humanas que exigen un
mínimo de permanencia para ser comprendidas por los demás. Son
indispensables para la convivencia y podríamos decir que son reglas
de juego indispensables para la relación social.
Según lo expuesto, se entiende que en todas las sociedades existe
la "institución familiar" como estructura que trata de facilitar el juego
social. No se puede jugar sin unas reglas de juego. Las reglas o
normas sociales son a la vez coacción y libertad. El lenguaje mismo
está sujeto a estructuras gramaticales, pero su uso es tan connatural
que cuando uno habla su idioma nativo siente una profunda
sensación de espontaneidad dentro de sus estructuras gramaticales.
En la institución familiar puede ocurrir y ocurre lo mismo que en
una estructura de relación que parece connatural; sus formas de
relación y comunicación pueden percibirse como expresión
espontánea del vínculo entre un hombre, una mujer, unos hijos y una
parentela ascendente, colateral o descendente.
La crisis familiar, como institución social, comienza a ser
problemática cuando deja de percibirse más como camisa de fuerza
que como espacio de libertad. La familia, en épocas de transición
cultural, cuando se viven cambios sociales profundos y acelerados, se
vuelve problemática como la sociedad misma. Pero antes de analizar
la situación actual será necesario preguntarnos sobre el modelo de
familia que se ha ido perfilando en la tradición cultural europea.
5. El modelo familiar en la tradición europea.
La cultura europea tiene unos padres bien conocidos. Grecia hizo
el gran experimento de la cultura ciudadana; ella desarrolló las
estructuras fundamentales de la construcción cultural europea. Los
relatos homéricos, ocho siglos antes de Cristo, muestran y dan por
sobreentendida una familia patriarcal con una estructura de
relaciones muy definida.
La organización imperial de Roma y sus instituciones jurídicas
perfilar en todavía más el tipo de familia vigente en la cultura europea.
El cristianismo, que sustituyó las genealogías del Olimpo por el Dios
único, Padre de todos los hombres, aportaba a la cultura de Roma y
Grecia el componente judeo-cristiano.
Con estas raíces culturales y religiosas, el modelo familiar europeo
quedó fraguado por muchos siglos: una familia patriarcal, conyugal,
monógama, extensa, patrimonial, etc.
MUJER/MARGINACION: El pensamiento europeo sobre la familia
nace con la filosofía, con Platón y Aristóteles. El primero, más idealista
en sus planteamientos, llega a imaginar una ciudad-estado de
carácter comunal mientras que el segundo trata de justificar el
patriarcado: "puesto que el varón es superior y la mujer es inferior por
naturaleza, el varón es el que gobierna y la hembra es el súbdito"
(Arist., Pol. I, cap. 2). Esta afirmación es tanto más escandalosa al
oído contemporáneo porque toda esta reflexión la hace el gran
filósofo en el contexto de un análisis de la subordinación y tomando
como paradigma la esclavitud al uso.
Tertuliano en su defensa del cristianismo frente al mundo pagano,
llega a decir: "¡Oh miserable Aristóteles que no pudiste conocer la
sabiduría cristiana!". En efecto, aunque no hay una ruptura brusca de
la tradición cultural, se abre paso la igualdad del hombre y la mujer.
La predicación de San Pablo no soslaya el ordenamiento jerárquico
de la familia, pero lo sitúa en una nueva perspectiva, ya que la
subordinación en ella es "en Cristo", y éste establece una nueva
forma de relación según la cual quien se considera mayor ha de ser
servidor de los demás. Más aún, en Cristo "ya no hay judío ni griego,
ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, ya que todos sois uno en Cristo
Jesús" (Gal 3,28).
La nueva sensibilidad del cristianismo aportó a la cultura
greco-romana nuevas exigencias para las relaciones familiares, pero
la dimensión jurídica de la realidad familiar siguió los esquemas del
derecho romano, que tenía en el concepto jurídico de propiedad el
esquema fundamental de las relaciones entre cosas y personas. En
esta concepción, las funciones sociales, económicas, afectivas,
reproductivas y educativas formaron un todo (familia pecuniaque).
Posteriormente se producirá una disgregación funcional, y con ello
comenzó la crítica y crisis de la institución familiar.
5. La Modernidad y la Cultura Técnica.
No cace la menor duda de que al final del siglo XVIII se inicia en
Europa una revolución cultural. La familia extensa había sido durante
siglos la institución social de pertenencia que realizaba casi la
totalidad de las funciones sociales. La economía, la política, el
prestigio, la religión, la educación, etc., eran competencias familiares
que englobaban la vida del individuo.
La estructura social equivalía a la estructura de las familias, que a
su vez se jerarquizaban en familias reales, nobles, plebeyas,
servidoras, etc. La ascendencia de la "sangre" situaba a los individuos
en un sistema fuertemente estructurado, con repercusiones
universales. Las tierras, los oficios, la actividad mercantil, eran "cosa
familiar". La solidaridad familiar cubría toda la gama de las
seguridades sociales
Con la época de las revoluciones políticas y sociales vino también
la revolución del pensamiento, de las estructuras de solidaridad y
finalmente, de mano de la ciencia y de la técnica, la revolución
industrial. La familia se ha ido despojando progresivamente de sus
funciones tradicionales y, con las crisis políticas, económicas, sociales
y culturales, llegaron las crisis familiares.
«Cuando hablamos de las grandes revoluciones que han dado
origen a la era moderna, tanto en el vicio como en el nuevo mundo
pensamos más en el individuo que en la familia. La bandera sagrada
bajo la cual 'os pueblos se rebelaron contra las fuerzas del pasado
era la de los derechos del individuo... El símbolo del pasado eran las
formas jerárquicas; el del futuro, en cambio, el del individuo unido a
sus Iguales. Estos acontecimientos históricos constituyeron sin duda
un paso adelante en la atomización de la sociedad, pero no afectaron
m mucho menos, a todas las formas de limitación social del individuo».
5
La atomización del individuo ha reducido a la familia a ser reducto
de solidaridad afectiva y espacio de relaciones personales sin
proyección social. La esfera de lo político, lo económico y lo educativo
ha sustraído a la familia toda competencia relevante, hasta hacerla
socialmente insignificante.
Pero la dinámica desencadenada por la modernidad ha ido todavía
mas lejos. La cultura moderna es el producto de la hegemonía sin
limites de la razón instrumental, cuya sustancia es la técnica. El
avance avasallador de la técnica ha tratado de penetrar toda la
sustancia de la vida humana y ha generado una cultura de medios sin
objetivos. Todo es reducido irremediablemente a la eficacia, al imperio
de lo útil. Ni siquiera ha sido respetada la relación humana del imperio
de lo útil. Los intercambios económicos -como en otro tiempo la
propiedad- se han constituido en esquema de lo que es socialmente
relevante. Frente a esa nueva forma de barbarie se alza la crítica
cultural.
7. Familia y critica cultural.
A/MERCANTILIZADO: La cultura técnica se caracteriza por la
supremacía de la eficacia en la producción e intercambio de bienes
fungibles. Todo lo que no sea vendible como objeto de consumo
carece de valor. La técnica se ha encargado de producir masivamente
y con el menor trabajo posible toda clase de bienes de intercambio.
Los mismos bienes culturales producidos por las relaciones humanas
entran en el mercado como productos de la industria cultural y son
presentados al consumo por los medios técnicos de comunicación
social.
«En una cultura en la que prevalece la orientación mercantil y en la
que el éxito material constituye el valor predominante, no hay en
realidad motivos para sorprenderse de que las relaciones amorosas
humanas sigan el mismo esquema de intercambio que gobierna el
mercado de bienes y de trabajo.» 6
Según esta dinámica cultural, criticada por los sociólogos de la
Escuela de Frankfurt, toda realidad humana adquiere forma de
mercancía sujeta a un proceso de despersonalización y cosificación
crecientes. El sentido de comunión humana analizado por F. Toennies
y desarrollada posteriormente por G. Gurvitch no cuadra con la
exaltación del individualismo que impone la sociedad técnica del usar
y tirar. El principio burgués de que cada individuo tiene que mirar por
sí mismo no encaja con la aceptación de vínculos de lealtad personal
ni con el concepto de gratuidad que caracteriza a las relaciones
amorosas.
La cultura actual, nacida en la Ilustración, lo ha sometido todo a
cálculo y razón, peso y medida, interés y beneficio, cantidad y lucro.
En esa trama de intereses hegemónicos no hay un hogar para la
familia. Los individuos, convertidos en átomos del todo social, son
intercambiables como repuestos de los coches o electrodomésticos. Al
sentido de pertenencia a un grupo familiar sustituye el éxito puntual, el
moverse en medio de acontecimientos y situaciones para comprobar
que se está vivo en el mercado del consumo. Todo ha sido convertido
en un super-mercado, y no importa la naturaleza del producto, sino su
condición fungible. El amor y el sexo, la violencia o la sensación
exótica, todo entra por igual en el menú del consumo diario. No es
posible la solidaridad humana entre átomos incomunicados.
8. Comunicación y familia.
COMUNICACION/FAMILIA: No hace muchos años se llevó a cabo
un estudio de opinión sobre la problemática familiar. Era sorprendente
la convergencia de opiniones en torno al problema familiar más
ampliamente sentido: la incomunicación.
SOLEDAD/SUICIDIO: Es evidente que el término del proceso de exaltación del individuo para liberarle de la
prisión de sus vínculos sociales nos ha conducido a un encierro todavía más insoportable, que es la prisión de la soledad. Erich
Fromm llega a decir que el hombre "se volvería loco si no lograra liberarse de su prisión para unirse de una u otra forma con los demás,
con el mundo exterior". Durkheim llegó a la conclusión, en su famoso estudio sobre el suicidio, de que las razones para quitarse la vida
tenían una raíz común, que era la soledad, la crisis de los vínculos de solidaridad humana. Para el maestro de la Sociología francesa sólo
queda la familia como reducto de solidaridad humana, pero "se han producido en la constitución de la familia cambios que no permiten la
misma influencia preservadora que antes. Mientras que en otro tiempo
mantenía a la mayoría de sus miembros en su órbita desde el
nacimiento hasta la muerte y formaba una masa compacta, indivisible,
dotada de una especie de perdurabilidad, hoy día sólo tiene una
duración efímera".7 Este texto, escrito en 1897, todavía se hallaba en
la galaxia de la letra impresa. Un nuevo mundo ha nacido con la radio
y la televisión para el cual no hay puertas ni paredes ni ventanas para
la comunicación exterior ni límites para la incomunicación interior.
SOLEDAD/GENTE MASS-MEDIA DESPERSONALIZACION: David
Riesmann ha caracterizado la sociedad actual como "muchedumbre
solitaria".8 Desde 1950, en que apareció su famoso libro, el proceso
de incomunicación producido por la cultura técnica no ha hecho más
que avanzar. La electrónica aplicada a las comunicaciones ha creado
una esfera de mensajes tan anónimos como masivos y
despersonalizados. Los medios de comunicación se han lanzado
como poderosas industrias a la superproducción de comunicaciones
que actúan como agujeros negros de la relación personal. Los grupos
humanos y las familias se hallan bajo el campo gravitatorio de esas
pantallas de comunicación que inhíben la creación de mensajes
propios en beneficio de la realidad de segunda mano que proporciona
la industria cultural.
El filósofo social Jürgen Habermas, máximo representante actual de
la Escuela de Frankfurt, en sus trabajos de crítica social y cultural ha
llegado a la conclusión de que el problema fundamental de la cultura
radica en la "comunicación no distorsionada". Este tema se halla
anunciado en su obra "Conocimiento e interés", pero ha sido
ampliamente desarrollado en su "Teoría de la Práctica
Comunicativa".9 Según él, la crisis de comunicación está en la base
de la crisis social, y una resultante de esta crisis se halla en la
"desinstitucionalización de las formas de relación familiar" como
ámbito de lo privado y en una esfera de lo público modelada por los
medios masivos de comunicación social. Habermas se atreve a decir
que estamos ante una "amenaza provocativa, un desafío que
cuestiona en su conjunto las estructuras simbólicas de la vida
humana''.10
Para los sociólogos es evidente que el hombre es el creador de su
cultura, y ésta, a su vez, le sirve de cobijo y hogar. Algo así como si el
pez fuese capaz de crearse el agua de su mundo vital. Peter Berger
ha analizado magistralmente cómo a través de la comunicación
interhumana el hombre es el arquitecto de la "construcción social de
la realidad".11 El mismo autor ha desarrollado esta perspectiva en
otro libro titulado "Un mundo sin Hogar" (Sal Terrae, Santander 1979).
Su investigación sobre la sociedad actual llega a la conclusión de que
la cultura está quedándose sin techo, al perder las estructuras
simbólicas que la cobijan. En esta situación no son posibles proyectos
colectivos de futuro; lo vigente es lo inmediato en todos los órdenes.
La familia es el espacio de resonancia de la problemática social y
cultural. En ella inciden los dinamismos que conforman el todo de la
cultura. A su vez, la realidad familiar es la base de una posible
reconstrucción cultural. En el momento presente la institución familiar
es el sujeto paciente de los vientos que se desataron al abrirse la caja
de Pandora de la Cultura Técnica. Esos vientos orientados por la
razón instrumental llevan a la deriva la agrupación familiar. ¿Es
posible una reconstrucción de la familia desde la familia?
9 Horizontes para la reconstrucción.
El imperio de la razón instrumental, tal y como se ha descrito
anteriormente, no se ha detenido en la puerta de lo privado. Su
hegemonía penetra en individuos y familias, convirtiéndolo todo en
objetos de uso y consumo. Hasta los imperativos de la moral se hallan
a la intemperie como árboles que han perdido sus raíces.
Un proyecto de reconstrucción se ha de basar en el retorno a la
razón comunicativa. La profesora de filosofía de la Moral y de la
Política, Adela Cortina, ha llevado a cabo un estudio cuyo título
sugiere las dimensiones de la empresa a realizar: "Razón
comunicativa y Responsabilidad solidaria" 12. La autora analiza la
obra de K. D. Apel y muestra la vía de la reconstrucción de la
solidaridad frente a la atomización del individuo que amenaza con
destruir cualquier intento de solidaridad. Más aún, la Cultura Técnica
se apropia del lenguaje y de las formas de aparente comunicación, de
tal manera que apenas queda espacio vital para los grupos de
referencia que en los análisis sociales de Merton tienen la primacía en
dar el sentido y razón de la acción humana. Esos grupos primarios
vinculados por el sentido de comunicación interpersonal tienen un
nombre: "familia".
Reconstruir la comunicación familiar es poner las bases de una
reconstrucción cultural; es comenzar otra vez a que el pez cree el
agua de su medio vital.
SASTRE-VICENTE
SAL TERRAE 1986/05. Págs. 339-350
....................
1. Ralf LINTON, "Introducción a la Historia Natural de la Familia", en La Familia, Ed. Península, Barcelona 1978, 5, pág. 6.
2. Ibid., pág. 7.
3 Max HORKHEIMER, "La Familia y el Autoritarismo", en La Familia, Ed. Península, Barcelona 1978, 5, pág. 194.
4. René KOENIG, Die Familie in der Gegenwart, Munich 1974, pág. 9.
5. Max HORKHEIMER, Op. cit., p. 177.
6. Erich FROMM, El Arte de Amar, Ed. Paidós, Buenos Aires 1970,
7. Emile DURKHEIM, El Suicidio, Akal/Univ., Madrid 1982, pág. 422.
8. David RIESMANN, Che Lonely Crowd, Yale University Press, New Haven 1969, 9, pág. 315.
9. Jürgen HABERMAS, Theorie des KommuniLation, Handelns. Suhrkamp,
Frankfuct 1982, val. II, págs. 354 y 461.
10. Op. cit., val. II, p. 593.
11. P. L. BERGER Th. LUCKMANN, La construcción Social de la realidad, Amorrortu, Buenos Aires 1972, pág. 235.
12. Adela CORTINA, Razón Comunicativa y Responsabilidad Solidaria Ed. Sígueme, Salamanca 1985, pág. 276.