CONGRESO EN ROMA SOBRE LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA DEL S. XX EN ESPAÑA

Los mártires beatificados y canonizados no murieron por razones políticas

ROMA, 21 en (ZENIT).- Comenzó ayer en Roma una serie de Simposios internacionales organizados por el Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum» sobre los mártires del siglo XX. El primer capítulo afrontado por estos encuentros fue el de la persecución religiosa en España (1931-1939).

Entre los relatores se encontraba uno de los máximos expertos en estos complicados años de la historia española, monseñor Vicente Cárcel Ortí, así como el padre Idelfonso Moriones, postulador de las causas de beatificación y canonización de los Carmelitas Descalzos; Silvia Correale, postuladora de la diócesis de Valencia; y don José Francisco Guijarro, postulador de la diócesis de Madrid. La sesión concluyó con la celebración eucarística presidida por el obispo Cipriano Calderón, vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina.

Según los recientes estudios de monseñor Antonio Montero, obispo de Mérida-Badajoz, entre el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939 fueron martirizadas en España 6.832 personas, de las cuales 4.1184 pertenecían al clero diocesano, 12 obispos, 1 administrador apostólico, 2.365 religiosos y 238 religiosas y religiosas. Han sido beatificados ya 238 mártires: 219 religiosos, 4 obispos, 3 sacerdotes diocesanos, 2 laicos y una consagrada. Los primeros nueve mártires de la persecución española fueron canonizados por Juan Pablo II el pasado 21 de noviembre en el Vaticano.

Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta decisión del Papa. Si bien los procesos de beatificación han dejado claro que estos mártires no estuvieron implicados en ningún tipo de actividad política, sino que murieron «in odium fidei» (a causa del odio de la fe), algunas personas consideran que estas beatificaciones implican un apoyo al Alzamiento Nacional dirigido por el dictador Francisco Franco.

Para comprender lo que sucedió en aquellos años, Zenit ha entrevistado a monseñor Vicente Cárcel Ortí, autor del libro «Mártires españoles del siglo XX» (BAC, 1995), auténtica enciclopedia sobre los religiosos condenados a muerte en aquel período de la España republicana. De hecho, el sacerdote aclara que «a diferencia de lo que se piensa normalmente, la persecución española comenzó en 1931 y no en 1936». Y añade: «La Constitución republicana  fue aprobada el 9 de diciembre de 1931 y para el 16 de enero de 1932 todos los maestros de escuelas de España recibieron una circular que les obligaba a retirar de la escuela todo símbolo religioso. De este modo, fueron suprimidos los crucifijos. El 24 de enero, fue disuelta la Compañía de Jesús. El 6 de febrero fueron secularizados todos los cementerios. A partir del 11 de marzo, se suspendió en todos los institutos escolares la enseñanza de la Religión».

Persecución sin precedentes
Sin embargo, según explica Cárcel Ortí, lo peor vino después. El objetivo siguiente fue borrar del mapa a la Iglesia en España. «Fue una persecución religiosa sin precedentes --añade--. Se destruyó, quemó, saqueó, todo aquello que tenía algo que ver con la Iglesia: templos, seminarios, residencias de obispos, conventos, sedes de asociaciones católicas... Algunas iglesias fueron destrozadas y con ellas los tesoros artísticos que custodiaban. Las pérdidas del patrimonio histórico y artístico fueron inmensas e irreparables. Jóvenes y no tan jóvenes fueron asesinados únicamente por ser creyentes. Con ejecuciones sumarias. En muchos casos los perseguidores instigaban a abjurar de la fe. Muchos sacerdotes y laicos fueron asesinados por no querer blasfemar. Y no hablemos de los sacrilegios: los perseguidores vaciaron sagrarios, descargaron su pistola contra el santísimo sacramento o contra imágenes de María, comieron todo lo que se encontraba en los copones, arrojaron las hostias por las calles. Todo lo que tenía carácter sagrado era destruido. No era una persecución política».

Entonces, ¿cómo se explica usted todo ese odio contra la Iglesia? «El primer responsable fue la Masonería --responde Cárcel Ortí, que ejerció un influjo notable en la legislación anticatólica de la República, con campañas de difamación contra la Iglesia. Junto a la Masonería había fuerzas radicales que querían debilitar las tradiciones religiosas del pueblo español.  Además, hay que tener en cuenta la acción de los comunistas de 1936 a 1939, que eran dirigidos por Moscú. No es un secreto el hecho de que Stalin quería hacer de España una "democracia soviética". La indisciplina, la corrupción y la vulgaridad de las tropas que combatían al servicio de los comunistas fue denunciada por George Orwell, en "Homenaje a Cataluña"»..

Sin embargo, muchos acusan a la Iglesia de colaboracionismo con el régimen de Franco. El historiador recuerda sin embargo que «Los obispos fueron la única voz crítica contra el régimen de Franco. Ciertamente mostraron gratitud al Caudillo por haber liberado España de la persecución, pero mantuvieron una cierta independencia».

Martirio de jóvenes laicos
Por su parte, Silvia Correale, postuladora de la diócesis de Valencia, se detuvo a analizar el testimonio de los laicos en aquellos años reunidos en torno a la Acción Católica, institución mundial (llegaba hasta China) que se enfrentó a todo tipo de totalitarismos: el fascismo, el nazismo, el comunismo y la persecución religiosa. En 1931 la juventud de la Acción Católica Española contaba con 200 centros y 10.000 socios. Su actividad se concentraba en la formación cristiana y, según arreciaba la persecución, como constaba el arzobispo de Tarragona, el cardenal F. Ruiz Hebrard, en «la caridad», para responder «a un fuego ardiente de odio que podía perdurar después de la revolución». Correale ofreció a los participantes en el Simposio internacional toda la documentación original de algunos jóvenes laicos que dieron la vida por la fe, como fue el caso de Francisco Castelló, asesinado en Lleida, el 29 de septiembre de 1936, a la edad de 22 años. Antes de morir, en una carta escrita a su novia, le aseguraba que moría por Cristo, y no por ideologías.

Asesinado a los siete años
Suscitó gran impacto la intervención en el Simposio internacional de don José Francisco Guijarro, postulador de la diócesis de Madrid, quien lleva trabajando desde hace tres años en la presentación de procesos de canonización por martirio de cristianos de la capital española. Ha realizado una lista de 1.250 asesinatos cometidos por motivos religiosos. El primer caso en orden cronológico fue el del hijo del sacristán de la parroquia de San Ramón Nonato, en el barrio popular de Puente de Vallecas, fusilado por los milicianos en un templo el mismo 18 de julio de 1936 a las nueve de la mañana. Tenía siete años.