Catequesis sobre el Espíritu Santo
para jóvenes

1-La Iglesia, obra del Espíritu Santo

2-El Espíritu Santo nos enseña la verdad: la Palabra de Dios

3-El Espíritu Santo actúa en nosotros: los sacramentos

4-El Espíritu Santificador: Dones y frutos del Espíritu Santo

5-El Espíritu Santo y los ministerios y carismas en la Iglesia

 

1. La Iglesia, obra del Espíritu

Qué es la Iglesia

La Iglesia no nace como consecuencia de la simpatía de los apóstoles por Jesús ni de la amistad entre los apóstoles, ni de su decisión de continuar la obra de Jesús. La Iglesia no es una obra humana. Lo que hace y constituye como Iglesia a los que "estaban juntos en el mismo lugar" (Hechos 2, 1) es que fueron llamados por Jesucristo a seguirle, y que "todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse".

Efesios 2, 19-22

Sois familia de Dios

Ya no sois, por tanto, extranjeros o advenedizos. Sois conciudadanos en medio de un pueblo consagrado, sois familia de Dios, sois piedras de un edificio construido sobre el cimiento de los apóstoles y los profetas. Y Cristo Jesús es en ese edificio la piedra angular. En Cristo queda ensamblado todo el edificio, por él crece hasta convertirse en templo consagrado al Señor, Y por él, también vosotros os vais integrando en el edificio que se construye, hasta llegar a ser, por medio del Espíritu, casa en la que habita Dios.

¿Quién es la piedra angular del edificio? ¿Qué quiere decir eso, qué consecuencias tiene en la práctica? ¿Qué te sugieren los términos "pueblo", "familia", "piedras"?

Gálatas 1, 11-16

El Evangelio no es invención humana

Hermanos, quiero dejar bien claro que el mensaje proclamado por mí no es ninguna invención humana. Ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno. Es Jesucristo mismo quien me lo ha revelado. Ya conocéis seguramente mi antigua conducta, cuando aún militaba en las filas del judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios intentando aniquilarla. Así fui ganando prestigio dentro del judaísmo como fanático defensor de las tradiciones de mis antepasados. Pero Dios, que me había elegido ya desde antes de mi nacimiento, me llamó en su amor para revelarme a su Hijo y darme el encargo de anunciar su mensaje de salvación a los que no son judíos.

¿Quién la ha enseñado el mensaje a San Pablo? ¿Quién y por qué nos lo enseña hoy a nosotros? ¿Es el Evangelio y la Iglesia un "montaje" humano? ¿Por qué?

Cómo debe vivir la Iglesia

Este cuerpo tiene como cabeza a Cristo, como condición la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, por ley el nuevo mandamiento del amor, y como fin dilatar más y más el Reino de Dios. Cada comunidad cristiana ha de configurarse como comunidad de fe, de culto y oración, de relaciones fraternales y de testimonio de amor.

Hechos 2,42-47

La vida de los primeros cristianos

Y eran constantes a la hora de escuchar la enseñanza de los apóstoles, de compartirlo todo, de celebrar la cena del Señor y de participar en la oración. Todo el mundo estaba impresionado a la vista de los numerosos prodigios y señales realizados por los apóstoles. En cuanto a los creyentes, vivían todos de mutuo acuerdo y tenían todo en común. Hasta vendían las propiedades y bienes, y repartían el dinero entre todos según la necesidad de cada cual. A diario asistían juntos al templo, celebraban en familia la cena del Señor y compartían juntos el alimento con sencillez y alegría sinceras; alababan a Dios, y toda la gente los miraba con simpatía. Por su parte, el Señor aumentaba cada día el grupo de los que estaban en camino de salvación.

Señala las cuatro características fundamentales de las primeras comunidades cristianas. ¿Qué cambios concretos se deberían ir dando en tu vida para vivir tu pertenencia a la Iglesia tal como la quiere el Señor?

Efesios 4, 1-6

Un Señor, una fe, un bautismo

Yo, prisionero por amor al Señor, os exhorto a que llevéis una vida en consonancia con el llamamiento que habéis recibido. Sed humildes, amables, comprensivos. Soportaos unos a otros con amor. Esforzaos en mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido llamados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo y lo invade todo.

¿Cómo habría que transparentar hoy la "humildad", la "amabilidad", la "comprensión", y el "soportar a los demás"? ¿Qué signos concretos habría que dar? ¿Es importante la unidad y la paz? ¿Cómo alcanzarlas?

¿Quién guía a la Iglesia?

El Espíritu Santo actúa, sobre todo, en la misión de la Iglesia, testimoniando que la Iglesia es una obra divina, que, pesar de las apariencias humanas, es Dios quien conduce la Iglesia: El Espíritu Santo la guía en su misión, la acompaña con signos y prodigios sorprendentes en su acción que dan testimonio del Señor resucitado, y se deja constancia de su acción continua, manifestada especialmente en la comunión fraterna de las comunidades cristianas.

Hechos 16,4-10

El Espíritu guía a la Iglesia

Al recorrer las distintas ciudades, comunicaban a los creyentes la decisión tomada por los apóstoles y demás dirigentes en Jerusalén, y les recomendaban que la acatasen. Con el paso de los días, las iglesias se fortalecían en la fe y aumentaban en número. El Espíritu Santo les impidió anunciar el mensaje en la provincia de Asia, por lo cual atravesaron las regiones de Frigia y Galacia. Al llegar a la frontera de Misia, tuvieron intención de entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Dejaron entonces a un lado Misia y alcanzaron la costa de Troas. Aquella noche tuvo Pablo una visión: de pie ante él había un macedonio, que le suplicaba: - ¡Ven a Macedonia, ayúdanos! No bien tuvo esta visión, hicimos los preparativos para marchar a Macedonia, pues estábamos convencidos de que Dios nos llamaba para anunciar allí la buena nueva.

¿Cómo "leen" los Apóstoles los acontecimientos de la historia? ¿Cómo puedes "leer" tu propia historia como una historia de amor que Dios va haciendo contigo?

Hechos 13,1-6

El Espíritu dirige la Iglesia

Había en la iglesia de Antioquía varios profetas y maestros; a saber, Bernabé, Simeón, apodado el Negro; Lucio de Cirene, Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo. Un día de ayuno, mientras celebraban el culto al Señor, dijo el Espíritu Santo:- Apartadme a Bernabé y a Saulo para la tarea que les he encomendado. Entonces, mientras hacían la oración y el ayuno, les impusieron las manos y los despidieron. Investidos de esta misión por el Espíritu Santo, Bernabé y Saulo llegaron a Seleucia, donde se embarcaron rumbo a Chipre. A su llegada a Salamina comenzaron a proclamar el mensaje de Dios en las sinagogas judías. Como colaborador llevaban a Juan.

¿Cómo se preparan los Apóstoles para saber qué es lo que Dios quiere de ellos? ¿Cómo podemos conocer nosotros la voluntad de Dios?

Hechos 5, 34-42

No podéis luchar contra Dios

Pero había en el Consejo un fariseo llamado Gamaliel, doctor en la Ley, respetado por todos; éste tomó la palabra, mandó que sacasen de la sala a los procesados y dijo a los presentes: - Israelitas, reflexionad bien sobre lo que os proponéis hacer con estos hombres. Hace poco apareció un tal Teudas pretendiendo ser alguien importante, y logró reunir unos cuatrocientos adeptos. Pero lo mataron, y todos sus seguidores se dispersaron en nada. Después de él, durante la época del censo, apareció Judas, el galileo, y arrastró a una buena parte del pueblo tras de sí; pero, cuando también a él le mataron, todos sus partidarios se esfumaron. Por eso, en esta ocasión, mi consejo es que no os metáis con estos hombres y que los dejéis en paz. Porque si los mueve un propósito o afán humano, fracasarán; pero, si es Dios quien los mueve, no podréis acabar con ellos. Y pudiera ser que estuvierais luchando contra Dios. Ellos aceptaron su consejo. Llamaron a los apóstoles, los azotaron y les prohibieron terminantemente hablar más de Jesús. Después le soltaron. Los apóstoles salieron del Consejo llenos de alegría por haber sido considerados dignos de sufrir por Jesús. Y, tanto en el templo como por las casas, continuaron día tras día enseñando y proclamando que Jesús era el Mesías.

¿Cuáles son los criterios de discernimiento que señala Gamaliel para juzgar sobre la autenticidad de la Iglesia? ¿Cuál es la actitud de los apóstoles ante la prohibición de predicar?

¿Quién puede pertenecer a la Iglesia?

Dios no llama a los "mejores". Llama a quien quiere. La llamada no es un mérito nuestro, sino un don, un regalo de Dios. Y Dios elige a "siervos inútiles" para que se manifieste que la fuerza y el poder vienen del Señor, y que la vitalidad de la Iglesia sólo puede comprenderse porque Dios está en ella, la guía y la protege.

Hechos 9,1-19]

Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

Entre tanto, Saulo, que seguía con el corazón lleno de amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se dirigió al sumo sacerdote y le pidió cartas de presentación para las sinagogas de Damasco. Su intención era conducir presos a Jerusalén a cuantos seguidores del nuevo camino del Señor encontrara, tanto hombres como mujeres. Se hallaba en ruta hacia Damasco, a punto ya de llegar, cuando de pronto un resplandor celestial le deslumbró. Cayó a tierra y oyó una voz que decía: - Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? - ¿Quién eres, Señor? - preguntó Saulo. - Soy Jesús, a quien tú persigues - respondió la voz -. Anda, levántate y entra en la ciudad. Allí recibirás instrucciones sobre lo que debes hacer. Sus compañeros de viaje se habían quedado mudos de estupor. Oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y cuando abrió los ojos, no podía ver. Así que le llevaron de la mano a Damasco, donde pasó tres días privado de la vista, sin comer y sin beber.

Residía en Damasco un discípulo llamado Ananías. En una visión oyó que el Señor le llamaba: - ¡Ananías! - Aquí estoy, Señor - respondió. El Señor le dijo: - Vete rápidamente a casa de Judas, en la calle Recta, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Ahora está orando, y acaba de tener una visión en la que un hombre llamado Ananías entra en su casa y le toca los ojos con las manos para que recobre la vista. - Señor - contestó Ananías -, muchas personas me han hablado acerca de ese hombre y del daño que ha causado a tus fieles en Jerusalén. Y aquí mismo tiene plenos poderes de los jefes de los sacerdotes para prender a todos los que te invocan. - Tú vete - replicó Ananías -, porque he sido yo quien he elegido a ese hombre para que anuncie mi mensaje a todas las naciones, a sus gobernadores y al pueblo de Israel. Yo mismo le mostraré las contrariedades que habrá de sufrir por mi causa. Ananías partió inmediatamente y tan pronto como entró en la casa, tocó con sus manos los ojos de Saulo y le dijo: - Hermano Saulo, Jesús el Señor, el mismo que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo. De repente cayeron de sus ojos una especie de escamas y recuperó la vista. A continuación fue bautizado, tomó alimento y recobró fuerzas. Saulo se quedó algún tiempo con los discípulos que residían en Damasco, y bien pronto empezó a proclamar en las sinagogas que Jesús era el Hijo de Dios.

¿Por qué Jesús se siente perseguido? ¿Qué quiere Jesús de Pablo? Comenta la actitud de Ananías. ¿Quién ha elegido a Pablo y para qué lo ha elegido? ¿Cuándo y cómo te ha elegido a ti el Señor para vivir en la Iglesia? ¿Cuál es la misión para la que te ha elegido? ¿Cómo lo has averiguado o cómo puedes llegar a conocerlo?

1 Co 1, 25-31

Lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Y si no, fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por Él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así -como dice la Escritura- el que se gloríe que se gloríe en el Señor.

Comenta el texto. ¿Te sientes retratado en él?

2. El Espíritu nos enseña la verdad: la Palabra de Dios

1. ¿ Qué significa "Escuchar" la Palabra de Dios?

Uno de los temas centrales en la predicación de Jesús es el de la escucha, acogida, predicación y servicio de la Palabra de Dios. En nuestro mundo estamos ya demasiado cansados de oír palabras, y por eso no les damos demasiada importancia, pero para el judío, la "palabra" es un elemento fuerte, cargado de sentido, de vida... dar tu palabra significa ponerte todo tú en juego. Por eso es tan importante no sólo oír, sino sobre todo escuchar lo que Dios tiene que decirnos. Lee el siguiente texto y responde a las preguntas:

Mateo 13, 1-23

Ese día Jesús salió de casa y fue a sentarse a orillas del lago. Pero la gente vino a él en tal cantidad, que subió a una barca y se sentó en ella, mientras toda la gente se quedó en la orilla. Jesús les habló de muchas cosas, usando comparaciones o parábolas.

Les decía: "El sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, unos granos cayeron a lo largo del camino: vinieron las aves y se los comieron. Otro cayeron en terreno pedregoso, con muy poca tierra, y brotaron en seguida, pues no había profundidad. Pero apenas salió el sol, los quemó y, por falta de raíces, se secaron. Otros cayeron en medio de cardos: éstos crecieron y los ahogaron. Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno. El que tenga oídos, que escuche."

Los discípulos se acercaron y preguntaron a Jesús: "¿Por qué les hablas en parábolas?". Jesús les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos, no. Porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran, y no ven; oyen, pero no escuchan ni entienden.

En ellos se verifica la profecía de Isaías: Por más que oigan, no entenderán, y por más que miren, no verán. Este es un pueblo de conciencia endurecida. Sus oídos no saben escuchar, sus ojos están cerrados. No quieren ver con sus ojos, ni oír con sus oídos y comprender con su corazón. Pero con eso habría conversión y yo los sanaría.

¡Dichosos los ojos de ustedes, que ven!; ¡dichosos los oídos de ustedes, que oyen! Yo se lo digo: muchos profetas y muchas personas santas ansiaron ver lo que ustedes están viendo, y no lo vieron; desearon oír lo que ustedes están oyendo, y no lo oyeron.

Escuchen ahora la parábola del sembrador: Cuando uno oye la palabra del Reino y no la interioriza, viene el Maligno y le arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Ahí tienen lo que cayó a lo largo del camino. La semilla que cayó en terreno pedregoso, es aquel que oye la Palabra y en seguida la recibe con alegría. En él, sin embargo, no hay raíces, y no dura más que una temporada. Apenas sobreviene alguna contrariedad o persecución por causa de la Palabra, inmediatamente se viene abajo.

La semilla que cayó entre cardos, es aquel que oye la Palabra, pero luego las preocupaciones de esta vida y los encantos de las riquezas ahogan esta palabra, y al final no produce fruto. La semilla que cayó en tierra buena, es aquel que oye la Palabra y la comprende. Este ciertamente dará fruto y producirá cien, sesenta o treinta veces más."

¿Sobre qué terreno ha caído la Palabra de Dios en tu corazón? ¿Con cuál de ellos te identificas? ¿Qué podrías hacer para preparar una tierra buena? ¿Eres consciente que Dios tiene una "semilla" preparada para ti, una Palabra reservada para ti?

2.La acción de Espíritu Santo en el que escucha la Palabra de Dios

Hoy Dios tiene repite su historia de amor con el hombre contigo, conmigo y con cada uno de los hermanos. Y lo hace en el anuncio y la acogida de la Palabra de Dios, que no se realiza sin el Espíritu, que actúa tanto en el que proclama la Palabra y también en el que la escucha. Sin el Espíritu el predicador sólo pronuncia palabras humanas, y si el Espíritu no actúa en quien escucha la predicación, éste únicamente oye palabras humanas

Jn 6, 59-63

Así habló Jesús en Cafarnaún enseñando en la sinagoga. Al escucharlo, cierto número de discípulos de Jesús dijeron: "¡Este lenguaje es muy duro! ¿Quién querrá escucharlo?" Jesús se dio cuenta de que sus discípulos criticaban su discurso y les dijo: "¿Les desconcierta lo que he dicho? ¿Qué será, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir al lugar donde estaba antes? El espíritu es el que da vida, la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu, y son vida.

¿Por qué crees que es necesario el Espíritu para escuchar la Palabra de Dios? ¿Qué ocurriría si no abriésemos nuestro corazón a su acción? Fíjate en lo que le ocurrió a Jesús ¿En alguna ocasión te ha ocurrido algo similar, encontrarte con que te disgustaba la Palabra de Dios que habías oído?

San Pablo dirá que la fe viene de la proclamación de la Palabra... piensa en todas esas personas que te han anunciado la Palabra de Dios y gracias a las cuales has podido llegar a creer en Jesús. Es por su anuncio que has llegado a tener hoy fe. Da gracias al Señor por ellos. Y fijate después en lo que dice también San Pablo:

Pero ¿cómo invocarán al Señor sin haber creído en él? Y ¿cómo podrán creer si no han oído hablar de él? Y ¿cómo oirán si no hay quien lo proclame? Y ¿cómo lo proclamarán si no son enviados? Como dice la Escritura: Qué bueno es ver los pasos de los que traen buenas noticias. Pero es un hecho que no todos aceptaron la Buena Noticia, como decía Isaías: Señor, ¿quién nos ha escuchado y ha creído? Así, pues, la fe nace de una proclamación, y lo que se proclama es el mensaje cristiano.

Santo Tomás de Aquino comentaba a partir de este texto de San Pablo que viendo un mismo milagro y con la misma predicación, hay unos que creen y otros que sin embargo no creen. ¿Cuál es la razón para que oyendo lo mismo unos? Pues dice Santo Tomás que para aceptar la predicación como Palabra de Dios es necesario que el Espíritu Santo convierta el corazón del oyente y lo mueva a asentir a eso que se le dice. Nadie puede acoger la predicación evangélica sin la iluminación y acción del Espíritu Santo, que da a todos la dulzura para consentir y acoger la verdad.

¿Estás abierto a escuchar la Palabra como salida de la boca de Dios? ¿Qué actitudes crees necesarias para escucharla de verdad y no sólo oírla?

3. Llamados a anunciar la Buena Noticia

En el mensaje de despedida de Jesús, en esos últimos momentos en la tierra entre los hombres, cuando estaba a punto de ascender a la derecha del Padre, su petición fue ésta:

Y les dijo: "Id por todo el mundo y anunciad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se niegue a creer se condenará.Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas; tomarán con sus manos serpientes y, si beben algún veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos."

Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.

Ellos, por su parte, salieron a predicar en todos los lugares. El Señor actuaba con ellos y confirmaba el mensaje con los milagros que los acompañaban.

¿Eres consciente que la Palabra de Dios que se te ha anunciado y la fe que ha nacido de ella es un don, un regalo, un tesoro? Haz una valoración de ello, piénsalo.

¿Eres consciente de que debes compartir ese tesoro con todos los hombres y que, por tanto, hay que anunciar la Buena Noticia a todos? ¿Lo haces? ¿Cómo puedes hacerlo mejor?

Sería importante ahora que descubrieses también que la obra de anunciar el Evangelio es acción del Espíritu en nosotros, y que requiere de una serie de condiciones:

Estudio y preparación:

Lc 1

Después de haber investigado cuidadosamente todo desde el principio, también a mí me ha parecido bueno escribir un relato ordenado para ti, ilustre Teófilo. De este modo podrás verificar la solidez de las enseñanzas que has recibido.

Ofrecerle al Espíritu nuestras capacidades humanas para que actúe a través de ellas. Fiarse de Dios, ya que su Espíritu actúa desde la sencillez y la nobleza:

Pues yo, hermanos, cuando fui para daros a conocer el proyecto misterioso de Dios, no llegué con oratoria ni grandes teorías. Con vesotros decidí no conocer más que a Jesús, el Mesías, y un Mesías crucificado. Yo mismo me sentí débil ante vosotros, tímido y tembloroso. Mis palabras y mi mensaje no contaron con los recursos de la persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Como compromiso, deberíamos ver cuál es nuestra implicación en el ministerio de anunciar la palabra en la parroquia: en la misa del domingo, en la catequesis, en el grupo juvenil... ¿qué estoy haciendo yo por colaborar en anunciar la Buena Noticia? Y más aún, entre aquellos que me rodean y no creen en Jesús o no le conocen bien, ¿transmito mi fe como una Buena Noticia? En el fondo es preguntarse si somos buenos instrumentos del Espíritu.

El truco fundamental: leer la Palabra de Dios con calma, pidiendo antes en la oración insistentemente que el Señor envíe su espíritu sobre nosotros para de ese modo que sea Él quien nos haga entender el mensaje, escucharle con el corazón abierto, con profundo amor. Prográmate unos minutos diarios de oración en un momento tranquilo del día, sin sueño, sin agobios, sin cansancio... que le puedas dedicar un rato al Señor preguntándole: ¿qué quieres decirme hoy?

3. El Espíritu Santo actúa en nosotros: Los Sacramentos

Vamos a intentar meditar un rato acerca del gran don del Espíritu Santo que se te transmite a través de los sacramentos de la Iglesia. Es ésta una invitación a que medites, a que revises tu vida cristiana a la luz del mismo Espíritu del Señor, que dejes que Él entre en tu corazón para que seas capaz de verte a ti mismo con Sus Ojos y descubras el gran amor que siente por ti.

Por eso, te invito a que empieces rezando con tranquilidad esta oración y que selecciones aquellas frases que más sintonicen contigo y las repitas incesantemente, despacio, en tu interior, con un ritmo pausado, como tu respiración, para poder así abrirle el corazón al Espíritu santo.

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacio del hombre
si tú faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo.
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. AMEN.

¿Qué es un sacramento?

Quizás te pueda ayudar a descubrir la dimensión más humana del sacramento el texto que tienes a continuación. Léelo e intenta contestarte a las preguntas que tienes abajo.

Existe un vaso, un "tanque" de aluminio. De aquel antiguo, bueno y brillante. El mango está roto pero le confiere un aire de antigüedad. En él bebieron los 11 hijos, de pequeños a grandes. Acompañó a la familia en sus muchas mudanzas. Del campo a la villa; de la villa a la ciudad ; de la ciudad a la metrópolis. Hubo nacimientos. Hubo muertes. El participó en todo; vino siempre al lado. Es la continuidad del misterio de la vida en la diferencia de situaciones vitales y mortales. El y ella permanecen. Está siempre brillante y antiguo. Creo que cuando entró en casa ya debía ser viejo, con esa vejez que es juventud, porque genera y da vida. Es la pieza central de la cocina.

Cada vez que se bebe por él no se bebe agua sino la frescura, la dulzura, la familiaridad, la historia familiar, la reminiscencia del niño ansioso que se sacia tras la sed. Puede tratarse de cualquier agua. En este tanque siempre será fresca y buena. En casa todos los que quieren matar la sed beben por él y como en un rito exclaman: ¡Qué bien se bebe por este tanque! ¡Qué buena es el agua de aquí! Y en realidad se trata del agua que, según los periódicos, es tan mal tratada. Llega del río inmundo de la ciudad, llena de cloro. Pero, gracias al tanque, el agua se convierte en buena, saludable, fresca y dulce.

Un hijo regresa. Recorrió el mundo. Estudió. Llega, besa a la madre, abraza a los hermanos. Se matan añoranzas sufridas. Las palabras son pocas. Las miradas, largas y minuciosas : hay que beber al otro antes de amarlo; los ojos que beben, hablan el lenguaje del corazón. Sólo tras haber mirado, la boca habla de las superficialidades: ¡Qué gordo estás! ¡Sigues igual de guapo! ¡Qué mayor te has hecho! La mirada no dice nada de eso; habla lo inefable del amor. Sólo la luz entiende. "Madre, tengo sed, quiero beber del tanque viejo".

Y el hijo ha bebido de tantas aguas... "EI acqua de San Pellegrino". Las aguas de Alemania, de Inglaterra, de Francia, la buena agua de Grecia. Aguas de las fuentes cristalinas de los Alpes, del Tirol, de las fuentes romanas, el agua de S. Francisco. Agua de OuroFino, de Teresópolis, de Petrópolis. Tantas aguas...Pero ninguna es como ésta. Se bebe un vaso. Y no para matar la sed corporal. Esa, la matan todas las demás aguas. Para matar la sed del arquetipo familiar, la sed de los penates paternos, la sed fraterna, arqueológica, de las raíces de donde llega la savia de la vida humana. Esa sed sólo la puede matar el tanque. Se bebe un primer vaso. Apresuradamente. Termina con un largo suspiro como de quien se hundió y sale a superficie. Después bebe otro. Lentamente. Es para degustar el misterio que contiene y significa ese vaso.

¿Por qué el agua del tanque es buena y dulce, saludable y fresca? Porque el tanque es un sacramento. El tanque-sacramento confiere al agua, bondad, dulzura, frescor y salud.

¿ Qué es un sacramento ?

Hoy, mucha gente ya no sabe qué es un sacramento. Los antiguos lo sabían. A mí me costó aprenderlo. Durante cinco años estudié muchas horas al día, todo lo que se escribió sobre el sacramento en lenguas cristianas, desde la Biblia hasta hoy. Fue una batalla del espíritu. De ello resultaron 552 páginas impresas y publicadas en forma de libro. Pero ése no fue el resultado principal. Después de tanto esfuerzo, rabia, alegría, maldición y bendición, descubrí lo que siempre había estado descubierto. Capté lo clamorosamente obvio. El sacramento era aquello que siempre había vivido y todos viven, pero que no sabía y pocos saben.

Volví a contemplar el paisaje que había tenido siempre ante mis ojos. Lo cotidiano está lleno de sacramentos. En la arqueología de lo cotidiano crecen los sacramentos vivos, vividos y verdaderos. Es el vaso de mi familia; la polenta que hacía mi madre; la última colilla del cigarrillo de picadura dejado por mi padre con todo cariño; la vieja mesa de trabajo; una gruesa vela de Navidad; el jarrón con las flores encima de la mesa; aquel sector de la montaña; el viejo camino pedregoso; la antigua casa paterna, etc. Esas cosas dejaron de ser cosas. Se convirtieron en gente. Hablan. Podemos oír su voz y su mensaje. Poseen un interior y un corazón. Se han convertido en sacramentos. En otras palabras : son señales que contienen, exhiben, rememoran, visualizan y comunican otra realidad diversa de ellas, pero presente en ellas.

La época moderna vive entre sacramentos pero no posee la apertura ocular capaz de visualizarlos reflejamente. Porque ve las cosas como cosas. Las contempla desde fuera. Quien las vea por dentro, percibirá en ellas una grieta por la que penetra una luz superior. La luz ilumina las cosas, las hace transparentes y diáfanas

Leonardo Boff, Los Sacramentos de la Vida

Piensa en el texto y reflexiona sobre esos objetos que te traen a ti recuerdos de gente, si tienes alguno en especial, a quien te recuerdan... ¿te das cuenta que son normalmente signos de amor?

Piensa ahora en los Sacramentos de la Iglesia, especialmente en aquellos que más de cerca te tocan por haberlos recibido (Bautismo, Confirmación) y en los que recibes habitualmente (Eucaristía, Reconciliación)... y en cada uno de los signos que en ellos entran en juego (agua, imposición de manos, aceite, pan, vino, perdón...). Busca la relación que tienen con el Señor, intenta ver sus signos de amor en ellos.

Dios te da su Espíritu a través de signos visibles

Tienes en tu propia vida multitud de ejemplos de situaciones en las que Dios ha estado presente demostrándote su amor, en personas, en acontecimientos, en llevarte a la Iglesia, en cuidarte y darte la vida cada día... piensa en ello. Y recuerda estas palabras de Jesús:

[9].Pues bien, yo os digo: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad a la puerta y se os abrirá. [10].Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llame a la puerta, se le abrirá.

[11].¿Habrá un padre entre todos vosotros, que dé a su hijo una serpiente cuando le pide pan? [12].Y si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión? [13].Si vosotros, que sois malos, sabeis dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del Cielo dará Espíritu Santo a los que se lo pidan!"

Lc 11

¿Eres capaz de pedirle a Dios lo que necesitas con esa confianza que muestra Jesús?

Eres un "hombre-en-marcha". Como cristiano, caminas con el Pueblo de Dios hacia la Patria Prometida. Tu caminar es duro, lo sabes. Eres peregrino en un desierto (la vida) que tienes que redimir. Y necesitas alimento que dé espíritu a la tierra para que encuentre la liberación.

Israel vivió esta experiencia (Ex 16, 1-16)

[1].Los israelitas se marcharon de Elim y llegaron al desierto de Sin, entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de la salida de Egipto.

[2].Toda la comunidad de los israelitas empezó a murmurar contra Moisés y Aarón en el desierto. [3].Les decían: "¡Ojalá Yavé nos hubiera hecho morir en Egipto! Allí nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan en abundancia. Vosotros, en cambio, nos habéis traído a este desierto en que todo ese gentío morirá de hambre."

[4].Pero Yavé dijo a Moisés: "Ahora os hago llover pan del cielo; salga el pueblo y recoja lo que necesita para cada día. Y yo voy a probar si se ajusta o no a mi enseñanza... [5].El día sexto prepararán lo que les envíe, y será el doble de la ración diaria."

[6].Entonces Moisés y Aarón dijeron a toda la gente de Israel: "Esta tarde reconocereis que Yavé es el que los ha sacado de Egipto, [7].y por la mañana vuestros ojos verán la Gloria de Yavé. Yavé ha escuchado cuando murmurarasteis contra él. Pues vuestras quejas no se dirigían a nosotros, ¿qué somos nosotros?

[8].Esta tarde, Yavé os dará carne para que comais, y por la mañana, pan a saciedad. Esa es la manera como os contestará porque le habeis criticado a él y no a nosotros. Pues nosotros, ¿qué somos?"

[9].Moisés dijo a Aarón: "Di a todos los hijos de Israel: Venid, presentaos a Yavé, porque ha oído vuestras quejas."

[10].Y mientras Aarón hablaba al pueblo, miraron hacia el desierto: la Gloria de Yavé se apareció en medio de la nube. [11].Yavé habló a Moisés diciendo: [12]."He oído las quejas de mi pueblo. Diles: por la tarde comerán carne y por la mañana se saciarán de pan; así sabrán que yo soy Yavé, vuestro Dios."

[13].Aquella misma tarde llegaron codornices, que cubrieron el campamento.

Y, por la mañana, en torno al campamento, había una capa de rocío. [14].Al evaporarse el rocío, apareció sobre el suelo del desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha. [15].Cuando los israelitas vieron esto, se dijeron unos a otros: "Manha", o sea: "¿Qué es esto?" Pues no sabían lo que era. Y Moisés les dijo: "Este es el pan que Yavé os da para comer.

[16].Yavé manda que cada uno recoja cuanto necesite para comer, alrededor de unos cinco litros por persona; y cada uno recogerá lo necesario para la gente de su tienda de campaña."

Era penoso el camino del desierto. Añoraron las ollas que tenían cuando vivían esclavos. Surgió la murmuración contra Dios y contra Moisés. Y Dios les hizo presente el "maná": El pan que Dios da en alimento.

Pero se cansaron, y dando oídos a advenedizos, volvieron a suspirar por los puerros y los ajos de Egipto. Esta era su queja: ¡Sólo tenemos el maná! (Núm 11, 4-6).

El alimento que acompañó su libertad les cansaba; preferían las cebollas cuyo precio había sido la esclavitud. En ti, en los hombres, se repite la historia. Tenemos Pan de Vida, Cristo hecho Eucaristía, para acompañar nuestro peregrinar de hombres libres. Pero hay momentos en los que queremos otro pan, aunque haya que pagar precios de esclavitud. Hay días en los que no te dice nada Cristo Eucaristía; a lo mejor meses o años...

Pregúntate entonces por tu vida: ¿Te sientes esclavo? ¿O te sientes libre?

¿Te alimentas de Dios? ¿Cómo lo haces? ¿Vives tu fe como un regalo que también él te hace? ¿Das gracias porque un día te regaló el bautismo?

¿Vives la Eucaristía? ¿Acudes semanalmente a celebrarla con "hambre"? ¿O más bien tienes esa actitud de los israelitas, cansados de siempre lo mismo?

¿Eres consciente que alimentarse de la Eucaristía da la fuerza del Espíritu del mismo modo que alimentarse del maná daba la fuerza para el camino?

¿Cómo piensas que deberías vivirlo?

Deja que el Espíritu sea el que te lleve a reflexionar sobre estas cosas

El Espíritu Santo nos lleva a vivir en comunidad

Desde bien pronto la Comunidad de los que creían en Jesús se dio cuenta que debía obedecer cada uno de los mandatos de Cristo antes de irse: Id y bautizad, anunciad la Buena Noticia, Haced esto en memoria mía... por fidelidad a cada mandato surgieron los sacramentos de la Iglesia..

Pero también quiso Dios que no olvidasemos que había entregado a su propio Hijo por amor a todos y cada uno de nosotros, y que espera que nos queramos y vivamos tan unidos como viven el Padre unido al Hijo y al Espíritu.

Por eso es importante reconocer también que cada sacramento es la celebración especial de la Comunidad cristiana que se reúne para celebrar el gran amor de Dios Padre que entregó a su Hijo y derramó su Espíritu para salvarnos.

[23].Yo he recibido del Señor lo que a mi vez os he transmitido. El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan [24].y, después de dar gracias, lo partió diciendo: "Esto es mi cuerpo, que es entregado por vosotros; haced esto en memoria mía." [25].De igual manera, tomando la copa, después de haber cenado, dijo: "Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas las veces que la bebais hacedlo en memoria mía."

1 Cor 11

Este conocido texto de Pablo está diciendonos cuál era y es la intención de la Comunidad que se reune para celebrar la "fracción del pan", la "Cena del Señor", la Eucaristía. En aquel momento se trataba de una auténtica cena entre hermanos en la que se repetía el gesto de Jesús, y, tal y como creemos los cristianos, comulgábamos de nuevo de su Cuerpo y Sangre. Pero bien pronto las costumbres "se relajan", los que se llaman hermanos están cargados de rencores y empieza a enrarecerse el ambiente... si lees el capítulo 11 entero podrás ver que Pablo ha dicho esas palabras en mitad de una llamada de atención.

¿Y tú? ¿Acudes a la Eucaristía movido por el Espíritu, sintiéndote hermano de aquellos a los que vas a encontrar?

¿Sientes la alegría de ir a celebrar la fiesta de la salvación con tantos hermanos en la fe?

¿Qué haces para construir la Comunidad? ¿Qué puedes hacer?

Estas reflexiones se han centrado sobre todo en la Eucaristía, pero, si te sobra tiempo, piensa en los otros sacramentos, especialmente el de la Reconciliación, pero también el Bautismo y la Confirmación que ya has recibido.

4. El Espíritu santificador: Dones y frutos del Espíritu Santo

¿Para qué se nos da el Espíritu?

La vida cristiana es una vida que está llamada a la plenitud, a la santidad. Es el Señor Jesús el que en su palabra y en su vida nos va indicando el camino a seguir para alcanzar la santidad. El Espíritu Santo es quien va haciendo en nosotros esa santidad. Para ello nos concede sus frutos y sus dones.

Juan 14, 15-18. 25-26

No os dejaré huérfanos

Si me amáis guardaréis mis mandamientos. Yo rogaré al Padre para que os envíe otro Defensor que os ayude y esté siempre con vosotros: el Espíritu de la verdad. Los que son del mundo no pueden recibirle, porque ni le ven ni le conocen; vosotros, en cambio, le conocéis, porque vive en vosotros y está en medio de vosotros. No os dejaré huérfanos; volveré a estar con vosotros.

Os he dicho todo esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

Hechos 1, 7-8

Recibiréis al Espíritu Santo para ser mis testigos

No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo.

¿Cuáles son los "dones" que nos concede el Espíritu?

Isaías 11, 1-2

Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh.

SABIDURÍA

Conocimiento profundo y conducta prudente en la vida. Es gustar, saborear el sentido íntimo, a la vez espiritual y corporal, que hace llegar hasta los huesos el entendimiento y el placer sereno de la belleza de las cosas y el orden que Dios puso en ellas.

Proverbios 3 21

Confía en el Señor, no te fíes de tu propia inteligencia

Hijo mío, no olvides mis instrucciones, guarda en el corazón mis preceptos, porque te traerán largos días, vida y prosperidad; no abandones la bondad y la lealtad, cuélgatelas al cuello, escríbelas en la tabla del corazón: alcanzarás favor y aceptación ante Dios y ante los hombres. Confía en el Señor con toda el alma, no te fíes de tu propia inteligencia; en todos tus caminos piensa en él, y él allanará tus sendas; no te tengas por sabio, teme al Señor y evita el mal.

Mateo 11, 25-26

Todo lo has revelado a la gente sencilla

Por aquel entonces exclamó Jesús: Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor.

INTELIGENCIA

Es el don de entender lo más importante: entender a Jesús, entender su doctrina, entender a su Padre y al Espíritu. Entender, profundizar, interiorizar, penetrar, llegar al corazón.

1 Cor 2, 9-12

Nadie puede imaginar lo que Dios ha preparado para los que le aman

Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman. Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios. ¿Quién conoce lo íntimo del hombre sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? Pues lo mismo, lo íntimo de Dios lo conoce sólo el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido un Espíritu que no es del mundo, es el Espíritu que viene de Dios, para que tomemos conciencia de los dones que de Dios recibimos.

CONSEJO

Después de haber gustado y entendido hay que aplicar a las situaciones concretas de la vida, en nosotros y en los demás, la voluntad de Dios. Aconsejarnos y aconsejar. Cada instante trae su necesidad de reflexión. El consejo es la sabiduría en acción. Aconsejarnos es el gran servicio que podemos prestarnos unos a otros.

Salmo 1, 1-4

Dichoso el hombre que no sigue el camino de los impíos

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento.

Salmo 15, 7-11

El Señor me aconseja, me instruye internamente

Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.

FORTALEZA

Hemos conocido el camino. Ahora hay que recorrerlo. Sabemos lo que hay que hacer. Ahora hay que hacerlo. Necesitamos fuerzas para obedecer la llamada del Señor. Dios nos da los santos deseos y la fuerza del Espíritu para llevarlos a cabo. Ese es el don de fortaleza.

Salmo 17

Señor, tú eres mi fortaleza

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte. En el peligro invoqué al Señor, grité a mi Dios: desde su templo él escuchó mi voz, y mi grito llegó a sus oídos. Desde el cielo alargó la mano y me agarró, me sacó de las aguas caudalosas, me libró de un enemigo poderoso, de adversarios más fuertes que yo. Me acosaban el día funesto, pero el Señor fue mi apoyo: me sacó a un lugar espacioso, me libró porque me amaba. Señor, tú eres mi lámpara; Dios mío, tú alumbras mis tinieblas. Fiado en ti, me meto en la refriega, fiado en mi Dios, asalto la muralla. Perfecto es el camino de Dios, acendrada es la promesa del Señor; El es escudo para los que a El se acogen. ¿Quién es dios fuera del Señor? ¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios? Dios me ciñe de valor y me enseña un camino perfecto.

CIENCIA

Conocimiento cierto de las cosas por sus principios y causas. Entender la naturaleza y sus leyes porque vemos en ella a Dios que la creó. Ver en su belleza, en su grandeza y en su verdad el reflejo de la belleza y la verdad de Dios.

Efesios 3, 14-19

Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones

Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu: robusteceros en lo profundo de vuestro ser; que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la Plenitud total de Cristo.

1 Corintios 13, 9-12

Ahora vemos confusamente; entonces veremos cara a cara

Limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado: entonces podré conocer como Dios me conoce.

PIEDAD

Es el sentimiento de amor, reverencia, intimidad, que un buen hijo siente para con sus padres. Es la virtud de la familia. Es el don de sentirse hijo. El don de tener a Dios por Padre y saberlo y disfrutarlo con paz doméstica y alegría filial. Es saberse heredero de todo lo bueno, protegido en la vida y bienvenido en la muerte al gozo sin fin en la morada del Padre. Es sentir ternura, obediencia, admiración y afecto hacia Dios como Padre en mayor y más verdadera ejemplaridad que cualquier padre de la tierra. Es el don sagrado de la filiación.

Gálatas 4, 6-7

Ya no eres esclavo, sino hijo

Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá! (Padre). Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Romanos 8, 14-16

Somos hijos de Dios

Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: ¡Abbá! (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios.

TEMOR DE DIOS

Respeto que se debe tener a Dios. No es temor a ser castigado, sino temor a ofender, a hacer algo que entristezca al Padre, a hacerse indigno de la familia, a traicionar el hogar.

Lucas 12, 4-7

Temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A ése tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.

¿Cuáles son los "frutos" que nos da el Espíritu?

Gálatas 5, 16-23

Las obras de la carne están patentes: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, envidias, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, discordias, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que los que así obran no herederán el reino de Dios.

En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, lealtad, y dominio de sí.

AMOR

Es el primer fruto del Espíritu. Amar es dar la vida. Es el Espíritu mismo presente y activo en nuestro corazón.

Romanos 5, 5

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.

Juan 15 , 12-13

Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

1 Corintios 13, 7-8

El amor disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca.

ALEGRÍA

El Espíritu trae la alegría. Mejor aún, el Espíritu es la alegría. La certeza y la experiencia del amor de Dios nos hace vivir con alegría, incluso en medio de la cruz: todo se torna un signo del amor de Dios. Por eso la alegría no está fuera de nosotros, en las fiestas o en la juerga. La alegría brota en el corazón: es dejar "salir" el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones.

Juan 16, 20. 22

Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría

Romanos 8, 35. 38-39

¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?; ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? En todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni vida, ni muerte, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna, podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

PAZ

La paz es la perfección de la alegría. El fundamento de la paz es la paz con Dios. La relación humilde y confiada del hijo con el Padre, con la conciencia de nuestras limitaciones y nuestros fallos y con la fe en su misericordia que mantiene su amor y su fidelidad por encima de todo. Quien experimenta la paz con Dios puede buscar la paz con los hermanos.

Mateo 5, 9

Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán "los hijos de Dios".

Mateo 18, 21-22

Se adelantó Pedro y le preguntó: Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces? Jesús le contesta: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Colosenses 3 15

Que la paz de Cristo habite actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.

PACIENCIA

Dios tiene paciencia con nosotros. Y el Espíritu nos lleva a aprender de Él para tener nosotros con los demás la paciencia que Él tiene con nosotros. Es saber esperar, como el labrador. Dar tiempo. Confiar.

Santiago 5, 7-11

Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes porque la venida del Señor está cerca. No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. Llamamos dichosos a los que tuvieron constancia. Habéis oído ponderar la paciencia de Job y conocéis el fin que le otorgó el Señor. Porque el Señor es compasivo y misericordioso.

AMABILIDAD

No se trata sólo de hacer el bien, sino de hacerlo con delicadeza y con cariño. La verdad sin caridad pierde su credibilidad y su atractivo. El Espíritu es quien nos enseña a combinar la firmeza con el tacto, a mantener nuestras convicciones y practicar la humildad.

Mateo 11, 29

Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso.

2 Timoteo 2, 23-25

Niégate a discusiones estúpidas y superficiales, sabiendo que acaban en peleas; y uno que sirve al Señor no debe pelearse, sino ser amable con todos; debe ser hábil para enseñar, sufrido, suave para corregir a los contradictores.

BONDAD

Sólo Dios es bueno. La bondad que nos da el Espíritu es la fuerza para hacer el bien, para hacer cada día las acciones de Dios, para pasar por el mundo haciendo el bien.

Efesios 4, 31-32

Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo.

Hechos 10, 38

Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con Él.

LEALTAD

La fidelidad es la virtud que guarda a las demás y asegura su fruto. La persona en quien vive el Espíritu es fiel, es de fiar. Debilidades y flaquezas las habrá siempre, pero los principios, los valores fundamentales, los criterios de fe y de moral han de permanecer firmes, y ahí se nos exige fidelidad absoluta, sin vacilaciones ni sombras. No se puede servir a dos señores.

Eclesiástico 6, 14-15

El amigo fiel es refugio seguro; quien lo halla, ha encontrado un tesoro. ¿Qué pagarías por tener un amigo fiel? No tiene precio. El amigo fiel es remedio saludable y los que temen al Señor lo encontrarán.

Lucas 16, 10

El que es fiel en lo poco también lo es en lo mucho, y el que es infiel en lo poco, también suele serlo en lo mucho.

Apocalipsis 2, 10

No temas nada de lo que vas a sufrir. Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida.

DOMINIO DE SÍ

El último fruto es la templanza, el autodominio. El no dejarse arrastrar por las pasiones ni por la apatía, sino ser dueño de uno mismo en cualquier circunstancia. No se trata de quitar su realidad al sufrimiento y al gozo, sino de rebajar los bandazos que dan a nuestra frágil barca.

Romanos 13, 13-14

Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo y que el cuidado de vuestro cuerpo no fomente los malos deseos.

Gálatas 6, 7-8

No os engañéis, con Dios no se juega: lo que uno siembre eso cosechará. El que siembra para la carne, de ella cosechará corrupción; el que siembra para el espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.

1 Timoteo 6

Los que buscan riquezas caen en tentaciones, trampas y mil afanes absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en la perdición y la ruina. Porque la codicia es la raíz de todos los males, y muchos, arrastrados por ella, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos. Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo esto, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos.

5. El Espíritu Santo y los ministerios y carismas

Antes de comenzar esta catequesis pide desde la oración al Señor que envíe de nuevo su espíritu sobre ti y te ilumine para captar el mensaje que te tiene preparado. Dios quiere hacer cosas grandes contigo y por eso necesita que le abras tu corazón, aunque no sepas muy bien cómo hacerlo. Déjale entrar y Él hará el resto. Lee con tranquilidad esta oración y prepárate para averiguar qué es lo que el Señor espera de ti.

Padre nuestro, tú nos has elegido desde el principio, para que reproduzcamos en nosotros los rasgos de tu Hijo, de modo que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Nos has llamado, nos has dado tu amistad, nos has hecho partícipes de tu gloria. La garantía es el Espíritu que has puesto en nuestros corazones. Hijos tuyos son los que se dejan guiar por tu Espíritu, Padre. No hemos recibido un espíritu que nos convierta en esclavos; por el contrario, tu Espíritu nos transforma en hijos y nos permite exclamar: ¡Padre!". Si somos hijos, también somos herederos. Si participamos con Cristo en sus sufrimientos, también compartiremos la gloria con él. Ayúdanos, Padre bueno, a comprender que nuestro cuerpo es templo tuyo, y que el Espíritu habita en nosotros. Que ya no somos nuestros propios dueños, pues fuiste tú quien pagó nuestro rescate, y por tanto, te hemos de glorificar con nuestro cuerpo. Haz que tengamos un mismo sentir, que vivamos en paz, para que tú, Dios del amor y de la paz, estés con nosotros, y tu amor, y la comunicación del Espíritu Santo, estén en todos nosotros. Padre, creemos que uno solo es el cuerpo y uno solo el Espíritu, como una es la esperanza a que hemos sido llamados. Sólo hay un Señor, sólo una fe, sólo un bautismo. Sólo un Dios, Padre de todos nosotros, que a todos dominas, por medio de todos actúas y en todos vives. Padre, los que viven según sus instintos carnales, piensan y sienten según ellos; pero los que viven a impulsos del Espíritu, según él piensan y sienten. Porque los deseos de la carne llevan a la muerte, mientras que sentir conforme al Espíritu conduce a la vida y la paz. Si vivimos en tu amistad, no vivimos según la carne, sino según el Espíritu, y tu Espíritu, Dios nuestro, habita en nosotros. Somos tu carta, Padre, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de tu Hijo; no en tablas de piedra, sino en la tabla de nuestro corazón humano. Te pedimos, Padre, que derrames sobre nosotros los tesoros de tu bondad; que tu Espíritu nos llene de fuerza y de energía hasta lo más íntimo de nuestro ser; que Cristo habite, por medio de la fe, en el centro de nuestra vida; que el amor nos sirva de cimiento y de raíz. Seremos así capaces de entender, con todos los creyentes, cuán largo y ancho, cuán alto y profundo es el amor de Cristo; tu amor, Padre. un amor que desborda toda ciencia humana y nos colma de la plenitud misma de tu ser.

Padre, tú has derramado en nuestros corazones tu amor, manifestado en Jesucristo, por medio de tu Espíritu Santo; y nosotros, en comunión con tu Espíritu, con Jesús, nuestro hermano, te llamamos con el corazón gozoso: ¡Abba, Padre!

Dios te ha elegido

Si nos preguntase una persona que no conociese a Dios quién es Él seguro que una de nuestras primeras respuestas es la de decir que es el Creador, el que lo ha hecho todo... ¡incluso a nosotros! Lee este texto:

[4].Me llegó una palabra de Yavé :

[5]."Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones."

[6].Yo exclamé: "Ay, Señor, Yavé, ¡cómo podría hablar yo, que soy un muchacho!"

[7].Y Yavé me contestó: "No me digas que eres un muchacho. Irás adondequiera que te envíe, y proclamarás todo lo que yo te mande. [8].No les tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte -palabra de Yavé."

[9].Entonces Yavé extendió su mano y me tocó la boca, diciéndome: "En este momento pongo mis palabras en tu boca.

Jer 1

¿Eres consciente que también a ti Dios te dice esas palabras? Repítetelas: te eligió y consagró antes de que nacieses, pensó en ti y te preparó una misión

A Jeremías el Señor le hace capaz poniéndole las palabras en su boca... A nosotros el señor nos entrega sus dones para que seamos capaces de compartirlos con los demás, no para ser egoístas y guardarlos. Es esa otra de las maneras que tiene de demostrarte cuánto te quiere (¡a veces, nos quiere más que nosotros mismos!). Por eso, vamos a hacer un ‘’ejercicio de autoestima’’, aprendamos a valorar los dones que Dios nos ha dado. Él pensó en ti, decidió crearte y hacerte capaz de muchas cosas:

[5].No nos pregonamos a nosotros mismos, sino que proclamamos a Cristo Jesús como Señor; y nosotros somos servidores vuestros por Jesús. [6].El mismo Dios que dijo: Brille la luz en medio de las tinieblas, es el que se hizo luz en nuestros corazones, para que se irradie la gloria de Dios tal como brilla en el rostro de Cristo.

[7].Con todo, llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que esta fuerza soberana se vea como obra de Dios y no nuestra. [8].Nos sobrevienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos; estamos entre problemas, pero no desesperados; [9].somos perseguidos, pero no eliminados; derribados, pero no fuera de combate. [10].Por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros.

2 Cor 4

¿Tienes claro cuál es ese tesoro? ¿Te das cuenta de lo grandioso del tesoro que tenemos?

¿Qué crees que el Señor espera que hagas con este tesoro?

Por si te ayuda, ahí va una pista:

[14].Escuchad también esto. Un hombre estaba a punto de partir a tierras lejanas, y reunió a sus servidores para confiarles todas sus pertenencias. [15].Al primero le dio cinco talentos de oro, a otro le dio dos, y al tercero solamente uno, a cada cual según su capacidad. Después se marchó.

[16].El que recibió cinco talentos negoció en seguida con el dinero y ganó otros cinco. [17].El que recibió dos hizo otro tanto, y ganó otros dos. [18].Pero el que recibió uno cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su patrón.

[19].Después de mucho tiempo, vino el señor de esos servidores, y les pidió cuentas. [20].El que había recibido cinco talentos le presentó otros cinco más, diciéndole: "Señor, tú me entregaste cinco talentos, pero aquí están otros cinco más que gané con ellos." [21].El patrón le contestó: "Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te voy a confiar mucho más. Ven a compartir la alegría de tu patrón."

[22].Vino después el que recibió dos, y dijo: "Señor, tú me entregaste dos talentos, pero aquí tienes otros dos más que gané con ellos." [23].El patrón le dijo: "Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te confiaré mucho más. Ven a compartir la alegría de tu patrón".

[24].Por último vino el que había recibido un solo talento y dijo: "Señor, yo sabía que eres un hombre exigente, que cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has invertido. [25].Por eso yo tuve miedo y escondí en la tierra tu dinero. Aquí tienes lo que es tuyo."

[26].Pero su patrón le contestó: "¡Servidor malo y perezoso! Si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he invertido, [27].debías haber colocado mi dinero en el banco. A mi regreso yo lo habría recuperado con los intereses. [28].Quítadle, pues, el talento y entregadselo al que tiene diez. [29].Porque al que produce se le dará y tendrá en abundancia, pero al que no produce se le quitará hasta lo que tiene. [30].Y a ese servidor inútil, echadlo a la oscuridad de afuera: allí será el llorar y el rechinar de dientes." Mt 25

Lo primero que deberíamos hacer es ser capaces de reconocer sin falsas modestias cuáles son nuestros dones, nuestros talentos (¡no lo olvides, son un regalo de Dios, no un mérito tuyo!). Haz una lista con total sinceridad

¿Están dando fruto?

¿Cómo podrían dar más?

¿Eres capaz de ponerte en presencia del Señor, con el corazón abierto, y dejar que su Espíritu te inspire y te diga qué debes hacer con ellos?

Llamados a construir un cuerpo

Si has sido sincero con el Señor y contigo mismo , seguro que a estas alturas te has dado cuenta que te está pidiendo que ayudes a construir el reino de Dios con tus dones. San Pablo expresó muy claramente cómo debemos actuar los cristianos en la Iglesia a ese respecto: (1 Corintios 12)

[1].Ahora, hermanos, os recordaré lo siguiente respecto a los dones espirituales. [2].Cuando aún erais paganos, perdíais el control de vosotros mismos al ser llevados a vuestros ídolos sin voz ni vida. [3].Ahora os digo que ninguno puede gritar: "¡Maldito sea Jesús!" si el espíritu es de Dios; y nadie puede decir: "¡Jesús es el Señor!", si no es por el Espíritu Santo.

[4].Hay diferentes dones espirituales, pero el Espíritu es el mismo. [5].Hay diversos ministerios, pero el Señor es el mismo. [6].Hay diversidad de obras, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos.

[7].La manifestación del Espíritu que a cada uno se os da es para provecho común. [8].A uno se le da, por el Espíritu, palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; [9].a otro, el don de la fe, por el Espíritu; a otro, el don de hacer curaciones, por el único Espíritu; [10].a otro, poder de hacer milagros; a otro, profecía; a otro, reconocimiento de lo que viene del bueno o del mal espíritu; a otro, hablar en lenguas; a otro, interpretar lo que se dijo en lenguas. [11].Y todo esto es obra del mismo y único Espíritu, que da a cada uno como quiere.

[12].Las partes del cuerpo son muchas, pero el cuerpo es uno; por muchas que sean las partes, todas forman un solo cuerpo. Así también Cristo. [13].Hemos sido bautizados en el único Espíritu para que formáramos un solo cuerpo, ya fuéramos judíos o griegos, esclavos o libres. Y todos hemos bebido del único Espíritu.

[14].Un solo miembro no basta para formar un cuerpo, sino que hacen falta muchos. [15].Supongan que diga el pie: "No soy mano y por lo tanto yo no soy del cuerpo." No por eso deja de ser parte del cuerpo. [16].O también que la oreja diga: "Ya que no soy ojo, no soy del cuerpo." Tampoco por eso deja de ser parte del cuerpo. [17].Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿cómo podríamos oír? Y si todo el cuerpo fuera oído, ¿cómo podríamos oler?

[18].Dios ha dispuesto los diversos miembros, colocando cada uno en el cuerpo como ha querido. [19].Si todos fueran el mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? [20].Pero hay muchos miembros, y un solo cuerpo.

[21].El ojo no puede decir a la mano: No te necesito. Ni tampoco la cabeza decir a los pies: No los necesito. [22].Aun más, las partes del cuerpo que parecen ser más débiles son las más necesarias, [23].y a las que son menos honorables las tratamos con mayor respeto; cubrimos con más cuidado las que son menos presentables, [24].mientras que otras, más nobles, no lo necesitan.

Dios, al organizar el cuerpo, tuvo más atenciones por lo que era último, [25].para que no se dividiera el cuerpo; todas sus partes han de tener la misma preocupación unas por otras. [26].Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro recibe honores, todos se alegran con él.

[27].Vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno en su lugar es parte de él. [28].En primer lugar están los que Dios hizo apóstoles en la Iglesia; en segundo lugar los profetas; en tercer lugar los maestros; después vienen los milagros, luego el don de curaciones, la asistencia material, la administración en la Iglesia y los diversos dones de lenguas.

[29].¿Acaso son todos apóstoles?, ¿o todos profetas?, ¿o todos maestros? ¿Pueden todos obrar milagros, [30].curar enfermos, hablar lenguas o explicar lo que se dijo en lenguas? [31].Vosotros, con todo, aspirad a los carismas más elevados, y yo quisiera mostraros un camino que los supera a todos.

Lee con detenimiento este texto, es muy importante que lo tengas claro y te fijes en varios detalles:

Incluso poder llamar "Señor" a Jesús es un don del Espíritu

Aunque tus talentos y los míos sean distintos, el Espíritu que los da es el mismo y los reparte como quiere. ¿Entiendes el por qué?

Esos dones son para el provecho común. ¿Están a disposición de todos los tuyos?

Fíjate en la lista de dones que aparece en el texto, intenta identificarte con alguno

En el ejemplo del cuerpo que pone Pablo es claro que todos los miembros son indispensable y todos tienen una función... ¿cuál es la tuya?

¿Eres un miembro atrofiado? ¿Hipertrofiado?

¿Aceptas tener la función que se te ha asignado? ¿O acaso siendo ‘’ojo’’ te empeñas en ser ‘’mano’’?

Un regalo del Señor: el ministerio

El texto anterior es fundamental para ayudarnos a entender, junto al que leíste al principio sobre la elección y consagración que Dios hizo de ti antes incluso de nacer, lo que es el carisma y el ministerio. Podríamos decir que se trata de que Dios te eligió, te capacitó y te consagró para cumplir una misión

Ahora lo ideal sería que fueses capaz de contemplar toda tu vida desde esa perspectiva, que tengas en cuenta que Dios tiene preparada para ti una misión que cumplir en este mundo, que te ha hecho capaz de ello, y que lances la gran pregunta: Señor, ¿qué quieres que haga?

Entender la vida como una vocación es precisamente eso: saber que Dios a cada uno le prepara un sitio en el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, de la que Él es cabeza. Dios, que te quiere tanto, te ha preparado un camino para ser feliz que pasa por el servicio, la disponibilidad y la entrega. Un camino que pasa por morir a este mundo como el grano de trigo para poder dar fruto. Y un camino que te ofrece no la felicidad efímera del mundo, sino la que da el ser hijo de Dios, la de las Bienaventuranzas.

Mira tu vida desde que naciste. Mira hasta donde te ha traído Dios. Mira los dones con los que te ha capacitado. Y pregúntale cuál es el ministerio que te quiere encargar en la Iglesia. Por si te sirve, tienes a continuación una oración de Charles de Foucauld.

"Padre, me pongo en tus manos"

Padre, me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo.
Lo acepto todo, con tal que tu plan vaya adelante en toda la humanidad y en mí. Ilumina mi vida con la luz de Jesús.
No vino a ser servido, vino a servir.
Que mi vida sea como la de él: servir.
Grano de trigo que muere en el surco del mundo.
Que sea así de verdad, Padre.
Te confío mi vida. Te la doy. Condúceme.
Envíame aquel Espíritu que movía a Jesús.
Me pongo en tus manos, enteramente, sin reservas, con una confianza absoluta porque tú eres... MI PADRE.

Intenta concretar en tu vida de hoy qué es lo que Dios te está pidiendo. Escucha su voz en su palabra, en los sacramentos, en los Oficios de hoy, en el hecho de que te haya traído hasta aquí, en el momento crucial de tus estudios en el que estás, y sin miedo, preguntate:

¿Qué espera Dios de ti?

¿Qué te frena? ¿Qué te impide entregarte con confianza?

¿Cuáles son tus miedos?