HISTORIA ECLESIÁSTICA

Eusebio de Cesarea

Libro 2

Hemos compuesto nuestro libro a partir de los de Clemente, Tertuliano, Josefo y Filón.

Prefacio

1. En el primer libro hemos expuesto con breves pruebas todos los detalles necesarios para el prefacio de la Historia Eclesiástica: la divinidad del Verbo Salvador, la antigüedad de las afirmaciones de nuestra enseñanza y cómo la conducta evangélica de los cristianos es la más antigua; y, además, todo cuanto se refiere a la reciente aparición de Cristo, a su ministerio antes de la Pasión y a la elección de los apóstoles.

2. En el presente centraremos nuestra atención en los hechos posteriores a su Ascensión. Algunos los citamos de las divinas Escrituras, pero otros de fuentes exteriores, de documentos que mencionaremos a su debido tiempo.

Sobre la vida de los apóstoles después de la ascensión de Cristo

I 1. Así pues, el primero que fue elegido, por suerte para el apostolado, en lugar del traidor Judas, fue Matías, el cual, como ya demostramos, había sido discípulo del Señor. También los apóstoles por la oración y la imposición de manos instituyeron a siete varones acreditados para el ministerio debido al servicio común; se trataba de Esteban y sus compañeros.

Éste fue el primero, después del Señor y casi simultáneamente con la imposición de manos (como si fuera elevado para este mismo servicio), en ser llevado a muerte apedreado por los que mataron al Señor, y de este modo también fue el primero en llevar la corona (a la que se refiere su nombre) de los mártires de Cristo, dignos de la victoria.

2. Luego, estaba también Santiago, al que llamaban hermano del Señor, porque fue llamado hijo de José. Sin embargo, el padre de Cristo era José y con él estaba desposada la Virgen; pero «antes que se juntasen se halló que había concebido del Espíritu Santo», como enseña la Santa Escritura de los Evangelios. Así pues, este Santiago, al que los antiguos pusieron el sobrenombre de Justo por la excelencia de su virtud, se da cuenta que fue el primero en recibir el trono episcopal de la iglesia de Jerusalén.

3. Clemente, en el libro VI de las Hypotyposeis, sostiene lo siguiente: «Dicen que Pedro, Jacobo y Juan, después de la ascensión del Salvador, no consideraron para ellos mismos este honor, aunque eran los más estimados por el Salvador, sino que ordenaron obispo de Jerusalén a Santiago el Justo».

4. En el libro VII de la misma obra, el autor añade lo siguiente acerca de Santiago: «El Señor, después de su ascensión, entregó el conocimiento a Santiago el Justo, a Juan y a Pedro; éstos a su vez lo entregaron a los otros apóstoles y a los setenta; entre ellos se hallaba Bernabé.»

5. En efecto, había dos Santiagos: uno, el Justo, que fue lanzado desde el pináculo del templo y azotado hasta morir con un garrote batanero, y el otro, que fue decapitado. Igualmente Pablo menciona a Santiago el Justo cuando dice por escrito: «Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor».

6. Entonces también fue llevada a cabo la promesa de nuestro Salvador, hecha al rey Osroene. Según esto, Tomás, impulsado por Dios, envió a Tadeo a Edesa como predicador y evangelista de la enseñanza de Cristo al mundo que hemos demostrado hace poco en documentos escritos encontrados allí.

7. Tadeo, tras detenerse en aquel lugar, sana a Abgaro por la palabra de Cristo y deja maravillados a todos los presentes por sus asombrosos milagros. Y cuando los hubo dispuesto convenientemente con sus obras, guardándolos luego hacia la veneración del poder de Cristo, los hizo discípulos de la enseñanza del Salvador. Desde aquel momento hasta nuestros días toda la ciudad de Edesa está consagrada al nombre de Cristo; de este modo dan un singular ejemplo de nuestro Salvador y de sus buenas obras para con ellos.

8. No obstante, sea suficiente lo dicho citando antiguas versiones y vengamos de nuevo a la Divina Escritura. Así pues, con el martirio de Esteban comenzó la primera y gran persecución de la iglesia de Jerusalén por medio de los propios judíos. Entonces todos los discípulos, con la sola excepción de los doce, se esparcieron por Judea y Samaria. Algunos, de acuerdo con la Divina Escritura, cuando llegaron a Fenicia, Chipre y Antioquía, faltándoles todavía coraje para compartir la palabra de la fe con los gentiles, sólo la anunciaban a los judíos.

9. Entonces Pablo todavía «asolaba la iglesia, y entrando casa por casa arrastraba a hombres y mujeres, y los entregaba en la cárcel».

10. No obstante, Felipe, que se hallaba entre los escogidos juntamente con Esteban para el diaconado, siendo también uno de los esparcidos, descendió a Samaria, y, lleno del poder de Dios, fue el primero en anunciar la palabra a los habitantes de aquel lugar, y era tal la divina gracia que actuaba en él, que con sus palabras persuadió a Simón el mago y a una gran multitud.

11. En aquel momento Simón era escuchado por los ilusos de su tiempo debido al poder de su magia, hasta el punto de creerse él mismo que era el gran poder de Dios. Pero entonces también él, maravillándose ante las sorprendentes proezas que Felipe realizaba por el poder de Dios, se introdujo sigilosamente y simuló su fe en Cristo hasta el bautismo.

12. También cabe admirar lo que todavía hoy sobreviene a los que participan en su herejía extremadamente infame. Ellos, de acuerdo con el método de su precursor, se introducen sigilosamente en la Iglesia, a modo de enfermedad pestilencial y sarnosa, y corrompen en sumo grado a los que logran inocular el virus terrible y sin remedio que llevan escondido. Pero la mayoría ya fueron rechazados cuando se les sorprendió en semejante maldad, del mismo modo que lo fue Simón cuando le descubrió Pedro y le hizo pagar el justo castigo.

13. Sin embargo, la predicación de la salvación iba avanzando satisfactoriamente y a diario. Entonces una orden llevó fuera de Etiopía a un funcionario de la reina. (Este país todavía hoy, siguiendo una costumbre ancestral, es gobernado por una mujer.) Éste fue el primer gentil que participó en los misterios de la Palabra de Dios (habiéndosele aparecido Felipe) y las primicias de los creyentes en toda la tierra; además, según sostiene un documento, una vez vuelto a la tierra patria, también fue el primero en anunciar el conocimiento del Dios del Universo y la presencia vivificadora entre los hombres de nuestro Salvador. De este modo se cumplía, gracias a él, la profecía que dice: «Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios.»

14. A éstos hay que añadir a Pablo, el instrumento escogido no de hombres ni por hombres. Este fue designado apóstol por la revelación del propio Jesucristo y de Dios el Padre que lo resucitó de los muertos; fue considerado digno de la llamada por una visión y por una voz del cielo durante la revelación.

Cómo se turbó Tiberio cuando Pilato le refirió acerca de Cristo

II 1. La noticia de la maravillosa resurrección de nuestro Salvador y de su ascensión a los cielos era conocida ya por la mayoría. Ahora bien, antiguamente los gobernadores de las naciones tenían la obligación de comunicar al rey todo cuanto ocurría fuera de lo común, a fin de que nada escapara a su conocimiento. Por esta razón Pilato notificó a Tiberio los rumores que corrían por toda Palestina acerca de la resurrección de entre los muertos de nuestro Salvador Jesús.

2. Señaló también otros prodigios suyos y que ya muchos creían: que el era Dios porque, una vez muerto, resucitó de los muertos. Se cuenta que Tiberio lo expuso al Senado, pero éste lo denegó, según parece, porque no había sido sometido a prueba primero (una ley antigua ordenaba que nadie fuese divinizado en Roma sin voto y decreto del Senado). Pero la verdad es que la enseñanza salvadora de la predicación de Dios no precisa confirmación ni aprobación humanas.

3. De este modo, el Senado romano rehusó la notificación presentada acerca de nuestro Salvador. Pero Tiberio mantuvo firmemente su primera intención y nada extraño ideó en contra de las enseñanzas de Cristo.

4. En su Apología por los cristianos, Tertuliano, que conocía con exactitud las leyes romanas, famoso por diversos hechos y muy notable en Roma, redacta estas cosas escribiendo en el idioma de Roma, pero traducido al griego. A continuación cito textualmente sus palabras:

5. «Pero a fin de poder discutir tomando como nuestra base el origen de estas leyes, había una antigua orden según la cual nadie debía ser consagrado como Dios por el rey antes de ser examinado por el Senado. De este modo procedió Marco Emilio con cierto ídolo llamado Alburno. Este hecho también corrobora nuestro mensaje: que entre vosotros se otorga la divinidad por decisión humana. Cuando un Dios es desagradable a los hombres, no llega a ser Dios. Según esto es preciso que el hombre sea fávorable a Dios.

6. Así pues, Tiberio, en tiempos del cual entró en el mundo el nombre de cristianos, en el momento en que le fue anunciada esta doctrina que venía de Palestina -pues allí empezó-, se la comunicó al Senado, mostrándoles que a él le agradaba esta doctrina. No obstante, el Senado la rehusó por no haberla aprobado antes. Pero Tiberio persistió en su decisión anterior y amenazó con la muerte a los acusadores de los cristianos».

La providencia celestial, según su propio plan, puso esto en el pensamiento de Tiberio, para que la palabra del Evangelio, sin obstáculos, recorriera todos los rincones de la tierra.

Cómo la palabra de Cristo recorrió todos los rincones del mundo en breve tiempo

III 1. De este modo la palabra salvadora iluminó de una vez toda la tierra, a manera de un rayo de sol, por un poder y un socorro del cielo. En ese mismo instante, de acuerdo con las Divinas Escrituras: «Por toda la tierra ha salido la voz» de sus evangelistas inspirados y apóstoles, «y hasta los fines de la tierra sus palabras».

2. Así pues, en toda ciudad y aldea, como en una era repleta, se formaban, simultáneamente, iglesias con muchísimos asistentes, aquellos que por sucesión hereditaria y por el extravío original tenían sus almas encadenadas a la antigua epidemia de la superstición idolátrica, y gracias al poder de Cristo, y por medio de la enseñanza y los milagros de sus discípulos, abandonaron los ídolos como si se tratara de amos terribles, habiéndose ya liberado de sus amargas prisiones; además desecharon definitivamente todo politeísmo demoníaco y confesaron la existencia de un solo Dios, el Creador de todas las cosas. A este Dios veneraban con los ritos de la piedad verdadera, siguiendo un culto divino e inteligente: el que nuestro Salvador había engendrado en la vida de los hombres.

3. Así pues, la gracia divina ya se esparcía por todos los pueblos y especialmente en Cesarea de Palestina, donde primero Cornelio con toda su casa recibió la fe en Cristo gracias a una aparición divina y al servicio de Pedro. En Antioquía también recibieron la palabra gran número de griegos, a los cuales habían predicado los que fueron esparcidos en el tiempo de la persecución contra Esteban. Por aquel entonces, cuando la iglesia de Antioquía florecía y aumentaba, hallándose allí muchos profetas de Jerusalén, y juntamente con ellos Bernabé, Pablo y otros muchos hermanos, surgió por primera vez el nombre de «cristiano», brotando de esa iglesia como si se tratara de un manantial vivo y fecundo.

4. También Ágabo se encontraba entre estos profetas y profetizaba de un hambre que había de tener lugar en poco tiempo, y por esto Pablo y Bernabé fueron envialos para cuidarse del servicio de los hermanos.

Cómo, después de Tiberio, Cayo nombró rey de los judíos a Agripa y castigó a Herodes con el destierro perpetuo

IV 1. Tiberio, después de haber reinado unos veintidós años, murió. Cayo le sucedió en el mando e inmediatamente impuso a Agripa la diadema del gobierno de los judíos y le hizo rey sobre las tetrarquías de Felipe y Lisanias, añadiendo poco después la de Herodes (éste era el Herodes del tiempo de la Pasión del Salvador), el cual, juntamente con su mujer, Herodías, fue castigado al destierro perpetuo por la gran cantidad de sus delitos. Josefo también da testimonio de estos detalles.

2. Por entonces Filón cobraba gran fama entre muchos, y era sobresaliente, no sólo entre los nuestros, sino también entre los que disponían de una instrucción pagana.

Y, a pesar de su origen hebreo, en nada fue inferior a los que en Antioquía eran ilustres por su madurez.

3. En su obra se aprecia claramente la extensión y la calidad del trabajo que dedicó a sus estudios divinos patrios; tampoco se puede decir nada acerca de su instrucción filosófica y liberal de los paganos, puesto que, según se cuenta, superaba a todos sus contemporáneos, principalmente en su gran celo por el estudio de Platón y de Pitágoras.

Cómo Filón hizo una embajada a Cayo en favor de los judíos

V 1. Este Filón relata en cinco libros todo lo acontecido a los judíos en tiempos de Cayo, refiriendo además la locura de Cayo cuando se autodenominó Dios y cometió innumerables ultrajes estando en el gobierno.

También añade las desgracias de los judíos durante su mandato, y la embajada que Filón mismo llevó a cabo, enviado desde Roma, en favor de sus hermanos de raza en Alejandría. Cuenta cómo se personó ante Cayo para defender las leyes patrias, pero únicamente obtuvo burlas y sarcasmos y poco le faltó para perder la vida en esta empresa.

2. Josefo también hace referencia a estos hechos en el libro XVIII de sus Antigüedades. Textualmente dice: «Y como tuviera lugar una querella en Alejandría entre los judíos que vivían allí y los griegos, eligieron tres embajadores de cada partido para acudir a la presencia de Cayo.

3. «Entre los embajadores alejandrinos se hallaba Apión, el cual maldecía en gran manera a los judíos, argumentando, entre otros detalles, que le desdeñaban el culto al César porque todos los que estaban bajo el imperio romano construían altares y templos a Cayo y lo consideraban en todo aspecto como a los dioses; sin embargo, los judíos eran los únicos en pensar que era indigno honrarle con estatuas y hacer juramento por su nombre.

4. »Apión pronunció muchas y severas palabras evidentemente con la esperanza de provocar a Cayo; pero Filón, el principal de la embajada de los judíos (varón célebre en todas las cosas, y hermano del albarca Alejandro y conocedor de la filosofía), era capaz de responder en su defensa en estas ocasiones.

5. »No obstante, Cayo le interrumpió y le mandó alejarse. Estaba muy irritado y era manifiesto que iba a acarrearles algún mal. Filón salió afrentado y dijo a los judíos que le acompañaban, que era necesario cobrar fuerzas, pues Cayo, aunque se había irritado con ellos, de hecho estaba marchando en contra de Dios».

6. Hasta aquí Josefo. El mismo Filón, en su obra Embajada, también nos muestra en detalle y con exactitud lo que él hizo entonces. Dejaré la mayoría de los hechos, y presentaré únicamente aquellos que pueden demostrar todo cuanto sobrevino, de una vez y en corto espacio de tiempo, a los judíos debido a su crimen en contra de Cristo.

7. Primeramente cuenta que en tiempo de Tiberio, y en la ciudad de Roma, Sejano, con una gran influencia por entonces sobre el emperador, decidió celosamente destruir toda la raza, y que también en Judea, Pilato, bajo quien se llevó a cabo el crimen contra el Salvador, realizando alguna intentona acerca del templo, que se hallaba todavía en Jerusalén, en contra de todo lo que era lícito a los judíos, los perturbó en extremo.

Acerca de los males que desembocaron sobre los judíos después de su crimen contra Cristo

VI 1. Después de muerto Tiberio, Cayo tomó el mando y llevó a cabo innumerables afrentas contra muchos, pero muy especialmente para dañar sobremanera a toda la raza judía. No obstante, será mejor escuchar las palabras de Filón, las cuales cito brevemente:

2. «Así el carácter de Cayo era para con todos muy caprichoso, pero en mayor grado para con el pueblo judío, a quienes odiaba profundamente. Empezando en Alejandría, y siguiendo en otras ciudades, les usurpé las sinagogas, llenándolas de imágenes y de estatuas con su propia figura (pues quien a otros permitía colocarlas, él mismo se las construía con su poder), pero en la Ciudad Santa, el templo, intacto hasta entonces porque lo hablan tenido por signo de toda inviolabilidad, lo cambió y lo transformó en un templo de su propiedad para que fuera llamado "Templo de Cayo, Nuevo Zeus Epífano".»

3. Filón también refiere otras incontables e indescriptibles desgracias que agobiaron a los judíos en Alejandría por aquel entonces, en su segundo libro titulado Sobre las virtudes. Josefo corrobora sus palabras cuando señala, del mismo modo, que las desgracias de todo el pueblo empezaron en los tiempos de Pilato y de los crímenes contra el Salvador.

4. Escucha, pues, lo que expone literalmente en el libro II de su Guerras de los judíos: «Pilato, que había sido enviado por Tiberio a Judea como gobernador, introdujo en Jerusalén, durante la noche y a escondidas, las efigies del César llamadas enseñas. Al día siguiente, este acto provocó gran confusión entre los judíos. Pues ellos quedaron fuera de sí al ver cómo habían sido pisoteadas sus leyes, porque no permiten en absoluto que se erijan imágenes en la ciudad».

5. Asimismo, si comparas todos estos detalles con las Escritaras de los Evangelios, notarás que pronto fueron alcanzados por el grito que pronunciaron ante el propio Pilato, con el que clamaban que no tenían a otro rey que César.

6. A continuación el mismo autor narra otra desgracia que sobrevino a los judíos, del siguiente modo: «Luego inició otro desorden al gastar todo el tesoro sagrado, llamado corbán, para traer agua desde la distancia de trescientos estadios. Esto provocó la irritación del pueblo.

7. »Y, cuando Pilato llegó a Jerusalén, le rodearon gritando todos a un mismo tiempo. Pero él ya presentía este alboroto, por lo que hizo mezclar entre el pueblo a varios soldados armados disfrazados con ropa de paisano, ordenándoles que no usaran sus espadas, pero que debían golpear con palos a los que vociferaban. Desde su estrado dio la señal convenida. Entonces muchos judíos heridos murieron, unos por los golpes, y otros al ser aplastados por los suyos en la huida. La multitud, consternada por la desgracia de los que perecieron, guardó silencio.»

8. El mismo autor nos informa de muchas otras sublevaciones suscitadas en Jerusalén, además de las que ya hemos mencionado, e incluso declara que desde entonces ya nunca faltaron, ni en la ciudad ni en toda Judea, revueltas, guerras y maquinaciones de unos contra otros, hasta el momento final en que le sobrevino el asedio de Vespasiano.

De este modo, pues, la justicia de Dios perseguía a los judíos por sus crímenes contra Cristo.

Cómo también Pilato se suicidó

VII No debemos pasar por alto la tradición según la cual el mismo Pilato de los tiempos del Salvador se vio arrojado en tan grandes desgracias cuando Cayo estaba en el poder (cuya época tratamos anteriormente), que no encontró otra salida fuera de suicidarse y convertirse en ese modo en vengador de sí mismo.

Por lo visto, la justicia divina lo alcanzó en poco tiempo; esto lo relatan también los griegos en las olimpíadas, junto con los acontecimientos de cada época.

Acerca del hambre en tiempos de Claudio

VIII 1. Cayo no había cumplido el cuarto año en el poder cuando le sucedió como emperador Claudio. Durante el reinado de éste el hambre cayó sobre el mundo. (Esto también lo presentan en sus relatos los escritores más lejanos a nuestra doctrina.) De este modo se cumplió finalmente la predicación del profeta Agabo, el cual, según los Hechos de los Apóstoles, anunciaba que pronto tendría lugar en todo el mundo una gran hambre.

2. El hambre de los tiempos de Claudio la menciona Lucas en Los Hechos, y cuenta que los hermanos de Antioquía enviaron ayuda, cada uno de acuerdo con sus posibilidades, a los que estaban en Judea, por mediación de Pablo y Bernabé. Asimismo, añade lo siguiente:

Martirio del apóstol Santiago

IX 1. «En aquel mismo tiempo (evidentemente el de Claudio), el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan.»

2. Ahora bien, acerca de este Jacobo, Clemente, en el libro VII de sus Hypotyposeis, ofrece un relato digno de mención, según parece a partir de una tradición anterior a él mismo. Dice que el que le había denunciado, emocionándose al presenciar su testimonio, confesó que «él también era cristiano».

3. Y sigue: «Así pues, ambos fueron llevados juntos; y por el camino, el que le entregaba pidió perdón a Jacobo, y él, tras observarle un momento, le dijo: "La paz sea contigo", y le besó. De este modo ambos fueron decapitados juntos.»

4. Entonces, como dice la Divina Escritura, al ver Herodes que el acto de asesinar a Jacobo agradó a los judíos, intentó rematarlo con Pedro; lo hizo prisionero, y hubiera llevado a cabo el asesinato, de no haber sido por una manifestación divina, en la que un ángel se le apareció durante la noche y le sacó de las prisiones milagmsamente, libertándolo para el ministerio de la predicación. Así fue el plan divino para Pedro.

Cómo Agripa, llamado también Herodes, tras perseguir a los apóstoles, inmediatamente sufrió el castigo de Dios

X 1. Pero la ejecución del rey contra los apóstoles no llegaba con dilación alguna, y muy pronto el ministro vengador de la justicia divina le dio alcance. Al punto, poco después de su maquinación contra los apóstoles, de acuerdo con los Hechos, se encaminó a Cesarea, el último día de la fiesta, y habló ante los asistentes, elevado en una plataforma. Todo el pueblo le aplaudió por su discurso como si se tratara de la Palabra de Dios y no de un hombre, pero justo entonces (cuenta la Escritura) un ángel del Señor le hirió, y, convirtiéndose en pasto de gusanos, murió.

2. Es admirable el hecho de que la Escritura Divina y la obra de Josefo coincidan en este relato. Es evidente que da un testimonio verdadero en el libro XIX de sus Antigüedades; en este punto narra este maravilloso suceso con las siguientes palabras:

3. «Había terminado el tercer alio de su reinado sobre toda Judea y estaba en Cesarea, que anteriormente se llamaba torre de Estrabón. Allí celebraba los certámenes en honor del César, sabiendo él que esa fiesta se llevaba a cabo a la salud de aquél, y a ella acudía una multitud de personas que ocupaban cargos públicos y de dignatarios de la región.

4. »El segundo día de los certámenes, vestido con ropas de plata (era un tejido maravilloso), entró en el teatro al empezar el día. Entonces la plata, iluminada por los primeros rayos del sol, refulgía maravillosamente y brillaba de tal modo que infundía terror y estremecimiento a los que miraban atentamente.

5. »Inmediatamente los aduladores (sin ningún tipo de unanimidad) levantaron sus voces, totalmente inútiles para él, llamándole Dios, y añadiendo: "¡Sé propicio! Hasta este momento te hemos tenido como hombre, pero ahora te confesamos superior a la naturaleza mortal."

6. »El rey no se inmuté por ellos ni rehusó la impía adulación. Poco después levantando los ojos vio a un ángel que revoloteaba por encima de su cabeza. Inmediatamente se dio cuenta que éste era el origen de sus males, el que en otra ocasión lo había sido de sus bienes. Una profunda tristeza inundó su corazón.

7. »Entonces un dolor repentino le nació en el vientre, empezando ya con una gran intensidad. Fijando sus ojos en sus amigos, dijo: Yo, vuestro Dios, acabo de recibir la orden de entregar mi vida. El hado ha rechazado rápidamente las falsas palabras que habéis usado acerca de mi persona. A quien vosotros mismos habéis llamado inmortal, ahora ya está descendiendo hacia la muerte; aceptemos, pues, el destino que Dios ha decidido. Pues no he vivido necesitado, sino en un largo bienestar."

8. »Pero a medida que iba hablando, el dolor seguía atormentándole; rápidamente fue introducido en el palacio, y el rumor de que estaba por morir llegó a todos en muy poco tiempo. Entonces la multitud, incluyendo las mujeres y los niños, se sentó sobre sacos, siguiendo las costumbres patrias, para suplicar a Dios por su rey. Todo resonaba lleno de gemidos y lamentos. Por su parte, el rey, acostado en el dormitorio alto, no pudo retener sus lágrimas al ver a toda la multitud inclinada y postrada.

9. »Finalmente entregó su vida, atormentado por un dolor (en el vientre) de cinco días, a la edad de cincuenta y cuatro años y en el séptimo de su reinado. Reinó cuatro años bajo el César Cayo, ostenté el cargo de la tetrarquía de Felipe durante tres y en el cuarto tomó la de Herodes. Siguió reinando tres años más bajo el imperio del César Claudio».

10. Estoy en gran manera sorprendido de ver cómo Josefo se corresponde con las Divinas Escrituras en este y en otros asuntos. Y a pesar de que algunos piensen que no coinciden en el nombre del rey, el tiempo y los hechos indican una misma persona. La discrepancia del nombre se debe a un error gráfico o a la posibilidad de que él tuviera dos nombres, como muchos otros.

Acerca del impostor Teudas

XI 1. Como sea que Lucas, en los Hechos, presenta a Gamaliel, el cual, hallándose en la discusión acerca de los apóstoles, dijo que en el tiempo indicado se levantó Teudas diciendo que era alguien, pero que cuando él fue derribado también los que habían sido convertidos por él se esparcieron, merece la pena que lo comparemos con los escritos de Josefo, pues en la obra que acabamos de mencionar refiere los mismos hechos del siguiente modo:

2. «En tiempos de Fado, procurador de Judea, un impostor, llamado Teudas convenció a una gran muchedumbre para que, tras tomar sus posesiones, le siguieran hasta el río Jordán, porque él afirmaba ser profeta y que separaría el río (con sólo ordenarlo) para hacerles un paso fácil. Hablando de este modo embarcó a muchos.

3. »Pero Fado no permitió que gozaran de su locura, sino que les envió un escuadrón de caballería que, cayendo sobre ellos sin previo aviso, a muchos matamn y a otros tomaron vivos, mientras que al propio Teudas, tras atraparlo vivo, le cortaron la cabeza y la llevaron a Jerusalén.» Josefo se refiere también acerca del hambre de los tiempos de Cayo con las siguientes palabras:

Acerca de Elena, reina de Adiabene

XII 1. «Por aquel tiempo sucedió que en Judea había una gran hambre, y durante ella la reina Elena gastó mucho dinero para comprar trigo de Egipto, el cual repartía a los pobres.»

2. Notarás que todo esto concuerda con el relato de los Hechos de los Apóstoles, en el cual se halla que los discípulos en Antioquía decidieron enviar alguna ayuda (cada uno dentro de sus posibilidades) a los que vivían en Judea, y lo llevaron a cabo enviándolo a los ancianos por mediación de Bernabé y de Pablo.

3. En los suburbios de Elia, aun ahora se encuentran grandes columnas de esta Elena que el autor ha mencionado. Se dice que era reina de Adiabene.

Acerca de Simón el mago

XIII 1. No obstante, como fuera que la fe en nuestro Salvador y Señor Jesucristo se divulgaba ya entre todos los hombres, el Enemigo de la salvación de los hombres condujo a Simón (al que ya mencionamos anteriormente) a la ciudad imperial, con la intención de apresarle de antemano. Y de este modo, apoyando a ese hombre en sus hábiles encantamientos, consiguió apoderarse para el extravío de muchos habitantes de Roma.

2. Justino, que fue persona notable de nuestra doctrina poco después de los apóstoles, también muestra este hecho. A este autor lo iremos citando cuando sea preciso. En su primera Apología, dirigida a Antonio, escribe lo siguiente en defensa de nuestras creencias:

3. «Después de la ascensión del Señor al cielo, los demonios compelían a algunos hombres a llamarse a sí mismos dioses, y a éstos no sólo no perseguiste sino que han sido tenidos por dignos de veneración. Cierto Simón, samaritano, de la aldea llamada Gibón, realizaba, en tiempos del césar Claudio, milagros mágicos por arte de los demonios que operaban en él; fue considerado dios en Roma, nuestra ciudad real, y como tal fue honrado entre vosotros con una estatua en el río Tíber entre los dos puentes, con la siguiente inscripcién en latín: "SIMONI DEO SANCTO", lo que significa: A Simón, el dios santo.

4. »Y casi todos los samaritanos, e incluso algunos de otros pueblos, le reconocen y adoran como el primer Dios. También decían que una tal Elena, que por entonces iba con él, aunque anteriormente había estado en un prostíbulo -en Tiro de Fenicia- era el Primer Pensamiento producido por él».

5. Esto es lo que expone Justino, y con él está de acuerdo Ireneo en su primer libro Contra las herejías, donde describe a este hombre junto con su enseñanza sacrílega y malvada. Sería excesivo referirla en la presente obra, cuando todos los interesados en el origen, las vidas y los falsos principios de los heresiarcas que le siguieron, juntamente con sus formas de actuar, pueden encontrarlos en el libro de Ireneo que ya hemos mencionado.

6. Así pues, la tradición ha llegado hasta nosotros según la cual Simón fue el primer iniciador de toda herejía. Y desde él mismo hasta nuestros días, cuantos toman parte en sus herejías y fingen la filosofía de los cristianos, sensata y conocida por todos por su máxima pureza de vida, no se aferran menos que antes a la superstición idolátrica de la que se creían libres; pues se inclinan ante escritos e imágenes de Simón y de la mencionada Elena que andaba con él; además se dedican a prestarles culto con incienso, sacrificios y libaciones.

7. En cuanto a sus obras más secretas, se dice que quien las escucha por primera vez queda horrorizado; y, según un escrito que corre entre ellos, ciertamente están repletas de espanto, de extravío mental y locura y tan terribles son, que no sólo no es posible consignarlas por escrito, sino que un hombre sobrio no puede mencionarlas con sus propios labios, debido a su exagerada obscenidad y sus perversas obras.

8. De modo que cualquier cosa vergonzosa e infame que se pueda imaginar es claramente superada por la repugnante herejía que profesan estos hombres, que abusan de mujeres dignas de misericordia y ciertamente oprimidas por todo tipo de males.

Acerca de la predicación del apóstol Pedro en Roma

XIV 1. En aquel tiempo el malvado Poder que odia el bien y es enemigo de la salvación de los hombres, alzó a Simón, el padre y creador de estos grandes males, como el gran rival de los grandes y divinos apóstoles de nuestro Salvador.

2. A pesar de ello, la gracia divina y celestial acudió a ayudar a sus siervos y apagó la llama del maligno con la manifestación y la presencia de ellos, y por su mediación humilló y abatió «toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios».

3. Por esta razón ninguna urdimbre, ni de Simón ni de cualquier otro que por aquel tiempo las producían, consiguió sostenerse en aquellos días apostólicos, pues todo lo vencía y dominaba el resplandor de la verdad y el mismo verbo Divino, el cual justamente entonces, viniendo de Dios, había brillado sobre los hombres, floreciendo en la tierra y habitando con sus apóstoles.

4. Inmediatamente, el encantador que hemos mencionado, como herido en los ojos del entendimiento por su destello divino y su entendimiento cuando ya habían sido descubiertas por el apóstol Pedro sus maquinaciones en Judea, emprendió un viaje muy largo al otro lado del mar y fue huyendo de Oriente a Occidente, con la certidumbre de que únicamente allí podría seguir viviendo de acuerdo con sus ideas.

5. Entonces llegó a la ciudad de Roma, y allí, secundado por el gran poder estatal en aquel lugar, en muy poco tiempo consiguió un éxito total, e incluso se le honró dedicándosele una estatua como a un dios.

6. A pesar de ello, no progresó por mucho tiempo, pues, siguiendo sus pasos y durante el mismo reinado de Claudio, la providencia universal, perfectamente buena y amante en extremo de los hombres, guiaba la mano hacia Roma, como contra un tan grave agente destructor de la vida, del animoso y gran apóstol Pedro, el cual es el portavoz de todos los demás, gracias a su virtud. Él, como valeroso capitán de Dios y bien provisto de las armas divinas, llevaba de Oriente a los habitantes de Occidente la preciosa mercancía de la luz espiritual, predicando la luz y la Palabra salvadora de almas: la proclamación del reino de los cielos.

Acerca del Evangelio de Marcos

XV 1. De este modo, pronto desapareció y fue exterminado el poder de Simón, y él mismo, porque la Palabra de Dios moraba entre aquellos hombres. Pero la luz de la religión de Pedro resplandeció de tal modo en la mente de sus oyentes, que no se contentaban con escucharle una sola vez, ni con la enseñanza oral de la predicación divina, sino que suplicaban de todas maneras posibles a Marcos (quien se cree que escribió el Evangelio y era compañero de Pedro), e insistían para que por escrito les dejara un recuerdo de la enseñanza que habían recibido de palabra, y no le dejaron tranquilo hasta que hubo terminado; por ello vinieron a ser los responsables del texto llamado «Evangelio según Marcos».

2. Se dice que también este apóstol, cuando por revelación del Espíritu tuvo consciencia de lo que había llevado a cabo, comprendió el ardor de ellos y estableció el texto para el uso en las iglesias. Clemente, en el libro VI de sus Hypotyposeis, refiere este hecho, y el obispo de Hierápolis, llamado Papías, lo confirma con su testimonio. Pedro menciona a Marcos en la primera Epístola, la cual dicen que fue escrita en Roma; y el mismo Pedro lo indica cuando la llama metafóricamente Babilonia, como sigue: «La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan.»

Cómo Marcos fue el primero en predicar el conocimiento de Cristo a los egipcios

XVI 1. Este Marcos se dice que fue el primero en ir enviado a Egipto y en anunciar el Evangelio que previamente había escrito, y que establecía iglesias, siendo la primera la de Alejandría.

2. Es más, fue tal la multitud de hombres y mujeres que creyeron en aquel lugar, ya desde el mismo principio, y con un ejercicio tan enormemente filosófico, que Filón pensó que merecía la pena mencionar por escrito sus ocupaciones, sus reuniones, sus banquetes en común y toda su manera de vivir.

Los hechos que Filón narra acerca de los ascetas en Egipto

XVII 1. Se dice que Filón fue a Roma en tiempos de Claudio para encontrarse con Pedro, que entonces se hallaba predicando a los habitantes de aquella ciudad. Y esto no es en absoluto improbable, pues la obra que mencioné antes (la que llevó a cabo posteriormente, después de largo tiempo) claramente contiene las ordenanzas de la Iglesia que han sido observadas hasta nosotros.

2. Y cuando relata con tanta exactitud la vida de nuestros ascetas, aparece manifiestamente que no sólo conocía, sino que incluso admitía, reverenciándoles y honrándoles, a los hombres apostólicos de aquel tiempo, hebreos, según parece, y que por esta razón seguían conservando la gran mayoría de las costumbres de los judíos.

3. Primeramente anuncia Filón decididamente en el libro titulado De la vida contemplativa o Suplicantes, que no tiene intención de añadir a su relato nada fuera de la verdad ni de su propia invención. Dice que a aquellos varones se les llamaba «terapeutas», y a las mujeres que se hallaban con ellos «terapeutisas»; además añade las siguientes razones de este apelativo: o bien porque a modo de médicos libraban de la enfermedad del mal a las almas de los que a aquellos acudían, sanándolos y cuidándolos, o bien debido a su limpio y puro servicio y culto a la Divinidad.

4. Así pues, no es preciso extenderse para decidir si este nombre lo estableció Filón mismo de acuerdo con el comportamiento de ellos, o si ya desde un principio se les llamó así, puesto que aún no se había usado en todo lugar el nombre de cristianos.

5. De todos modos, el testimonio de cómo ellos en primer lugar se alejan de las riquezas, asegurando que, cuando se inician en este modo de pensar, hacen entrega de los bienes a sus parientes, entonces, exentos de toda inquietud por la vida y saliendo fuera de las murallas, viven en campos solitarios y en huertos, porque son conscientes del carácter inútil y perjudicial del trato con las personas de diferente opinión. Parece ser que los que entonces actuaban así, se afanaban por imitar la vida de los profetas en su fe animosa y ardiente.

6. Pues también en los Hechos de los Apóstoles (que es un libro reconocido) se expone que todos los seguidores de los apóstoles, vendiendo sus bienes y sus posesiones, los distribuían entre todos a cada uno según su necesidad, de modo que no hubiera entre ellos ningún pobre. De este modo, según dicen los Hechos, porque todos poseían heredades o cosas, las vendían y traían el precio de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles, para que se repartiera a cada uno según su necesidad».

7. Pero Filón, tras dar testimonio de obras semejantes a las mencionadas, añade lo que sigue textualmente: «Así pues, este tipo de personas se encuentra en muchos puntos de la tierra, porque era preciso que tanto griegos como bárbaros, tuvieran parte en el bien perfecto. No obstante, son muy numerosos en Egipto en cada "nomos", y principalmente en Alejandría.

8. »Los más importantes en todo lugar, eran enviados como colonia a una región en extremo favorable, como si fuera a una tierra de terapeutas. Esta región se halla junto al lago Mareya, que yace sobre una pequeña colina, y en gran manera apta gracias a la estabihdad y templanza del aire.» Prosigue describiendo sus hogares, y dice lo siguiente acerca de las iglesias de aquella región:

9. «En cada casa hay una habitación sagrada, la cual se llama oratorio privado y monasterio, y allí a solas se llevan a cabo los misterios de la vida santa. En esta dependencia no introducen ni bebidas ni alimentos ni cosa alguna indispensable para el cuerpo, sino leyes, revelaciones anunciadas por los profetas, himnos, y todo cuanto es útil para el crecimiento y la perfección del conocimiento y de la religión». Después de otros detalles dice:

10. «Dedican todo el tiempo, desde el alba hasta la puesta de sol, a estos ejercicios. Reflexionan sobre las Santas Escrituras, estudian y explican la filosofía patria con alegorías, porque creen que la expresión oral es figura de la naturaleza encubierta, que es inteligible por medio de alegorías.»

11. Tienen también en su poder los escritos de antiguos varones que establecieron la secta y dejaron numerosos documentos de sus enseñanzas en forma alegórica. Ellos los usan a modo de ejemplo y los imitan en su forma de pensar.

12. Con estas palabras parece describirlo el hombre que escuchó su exposición de la Santa Escritura. Pero quizás los escritos de los antiguos, de los que dicen que disponían, fueran los Evangelios, los escritos de los apóstoles y algunos comentarios de los profetas, como los que se encuentran en la «Espístola a los Hebreos» y en otras cartas de Pablo.

13. A continuación Filón relata cómo escribían nuevos salmos: «De tal manera que no se limitan a la simple comtemplación, sino que incluso componen canciones e himnos a Dios, usando todo tipo de metros y melodías, pero figurándolos forzosamente con números graves».

14. En esta obra se explican muchos más detalles acerca de este asunto, pero me ha parecido oportuno referir sólo puntos concernientes a las características de la vida de la Iglesia.

15. Sin embargo, si alguien cree que la conducta que hemos expuesto no es apropiada a la vida según el Evangelio, y que en cambio corresponde también a otros fuera de los ya mencionados, se persuadirá con las siguientes palabras de Filón, en las que, si es honrado, apreciará un testimonio innegable sobre este tema; escribe como sigue:

16. «En primer lugar, toman el dominio propio como fundamento del alma y las otras virtudes las sobreedifican. Ninguno tomaría bebida ni comida antes de la puesta del sol, porque creen que la reflexión es digna de la luz, pero en cambio las necesidades del cuerpo lo son de las tinieblas. Por ello reservan el día para aquel ejercicio y una breve fracción de la noche para éstas.

17. »Algunos llegan al extremo de olvidar su alimentación durante tres días; en éstos las ansias de conocimiento se hallan mucho más establecidas; pero otros, hasta tal punto se regocijan y se gozan en la comida intelectual que les provee doctrina con gran riqueza y opulencia, que, por las costumbres, persisten doble tiempo y Iras seis días apenas gustan el alimento necesario». Creemos que estas palabras de Filón conciernen cierta e indudablemente a los nuestros.

18. Sin embargo, si alguien, tras considerar todo esto, todavía se obstinara en oponerse, sea él también liberado de su incredulidad convenciéndose con pruebas más evidentes, las cuales no se encuentran en todas partes, sino únicamente en el culto cristiano según el Evangelio.

19. Así pues, dice que también viven mujeres con aquellos hombres que ha mencionado, y que de ellas, la mayoría llegan vfrgenes a la edad avanzada, sin mantener su castidad por imposición, como ocurre con algunas sacerdotisas griegas, sino más bien por decisión voluntaria, por su celo y su anhelo de sabiduría, con la que se dedican a vivir despreocupadas de los placeres corporales y deseosas de conseguir hijos inmortales (no mortales), los cuales sólo puede engendrar por sí misma el alma que ama a Dios.

20. Poco después presenta más claramente lo siguiente: «No obstante, la exégesis de las Santas Escrituras y sus símbolos los reciben con alegría. Pues estos hombres creen que toda ley es como un ser vivo: su cuerpo es la disposición específica, su alma el sentido invisible que se encuentra en las palabras. Este sentido lo empezó a considerar sobre todo esta secta viendo, como en un espejo de palabras, la maravillosa belleza en los pensamientos».

21. ¿Para qué añadiremos sus reuniones en un mismo lugar, la ocupación que llevaban separadas los hombres y las mujeres en un mismo lugar, y las prácticas que todavía nosotros realizamos por costumbre, principalmente las que llevamos a cabo en las fiestas de la Pasión del Salvador: ayuno, vigilias nocturnas y dedicación a la Palabra de Dios?

22. Estas cosas nos la ha conservado, con gran exactitud, el varón mencionado en sus propios escritos, del mismo modo en que sólo entre nosotros se ha ido observando hasta ahora. Refiere las noches enteras de la gran fiesta, las prácticas que se realizaban en ellas y los himnos que habitualmente leemos, y cómo, al mismo tiempo que uno solo va salmodiando con ritmo y en orden, los restantes escuchan los himnos guardando silencio y le acompañaban en el verso final.

También cuenta cómo en los días especificados se acuestan en camas de paja, y no gustan vino en modo alguno (así lo escribe textualmente), ni tampoco carne, sino que el agua constituye su única bebida, y sal e hisopo como condimento del pan.

23. A todo ello añade el modo de la precedencia de los que sostienen los cargos eclesiásticos, el ministerio de las presidencias del episcopado, las cuales son las más elevadas de todas. Ahora bien, quien ansíe tener un conocimiento exacto de todo esto lo hallará en el mencionado relato del autor aludido.

24. El hecho de que Filón escribiera estas cosas habiendo de antemano recibido a los primeros heraldos de la enseñanza del Evangelio y de las costumbres transmitidas desde el comienzo por los apóstoles, es evidente para todos.

Obras de Filón que han sido conservadas hasta nosotros

XVIII 1. Bien conocedor de la lengua, de mente despierta, magnífico y elevado en la contemplación de las Divinas Escrituras, Filón compuso un comentario hábil y multiforme de las Santas Palabras. En primer lugar trató, en orden consecutivo, los problemas del Génesis, en los libros que tituló Alegorías de las leyes Sagradas, y luego, hasta cierto punto, distinguió, hizo concordar y anuló capítulos dudosos de las Escrituras en las obras que tituló Problemas y soluciones sobre el Génesis y sobre el Éxodo, respectivamente.

2. Además tiene otros tratados sobre algunos problemas estudiados individualmente; por ejemplo: dos Obras sobre la agricultura, y otras dos Sobre la embriaguez, y otras con varios títulos apropiados, como: Sobre las cosas que el sobrio entendimiento desea y repudia, Sobre la confusión de las lenguas, Sobre la fuga y la invención, Sobre la agrupación para la instrucción, Sobre quién es el heredero de las cosas divinas, Sobre la división en partes iguales y opuestas y Sobre las tres virtudes que Moisés describió junto con otras.

3. Hay que añadir Sobre los cambios de nombre y el porqué de esos cambios, en la que se dice que había integrado los libros 1 y II de Sobre los testamentos.

4. También es autor de la obra Sobre la migración y la vida del sabio perfecto de acuerdo con la justicia, o Sobre las leyes no escritas.

También Sobre los gigantes o Sobre la inmortalidad de Dios, y los libros I al IV de Acerca de cómo, según Moisés, Dios envía los sueños. Así pues, éstas son las obras de Filón sobre el Génesis que han llegado hasta nosotros.

5. No obstante, sobre el Éxodo conocemos las siguientes: Problemas y soluciones, I y V de Sobre el tabernáculo, Sobre los diez mandamientos, Sobre las leyes que especialmente se refieren a los principales capítulos de los diez mandamientos, I y V de Sobre los animales: de los sacrificios y tipos de sacrificios, Sobre la recompensa de los buenos, y los castigos y maldiciones de los malvados que se encuentran en la ley.

6. Además de estas obras se cree que son suyas otras referidas a un solo libro como: Sobre la providencia. La obra que escribió Sobre los judíos, El político, Alejandro o Sobre la razón que tienen los animales irracionales, y también De cómo es esclavo todo hombre maligno, al que le sigue De cómo es libre todo hombre bueno.

7. Posteriormente compuso Sobre la vida contemplativa o Suplicantes, la cual hemos citado cuando describíamos la vida de los hombres apostólicos; y también se creen suyas las Interpretaciones de los nombres hebreos que se encuentran en la ley y los profetas.

8. Así pues, Filón llegó a Roma en tiempos de Cayo, y se cuenta que su obra La tenaz teofobia de Cayo, a la que por su habitual ironía tituló Sobre las virtudes, la leyó a todo el Senado romano, en tiempo de Claudio, de modo que sus obras fueron admiradas, hasta el punto de ser consideradas dignas de aparecer en las bibliotecas.

9. Por esas fechas, mientras Pablo se hallaba en su viaje desde Jerusalén, y alrededores hasta el Ilírico, Claudio expulsó a los judíos fuera de Roma, y Aquila y Priscila, junto con los demás judíos, descendieron a Asia, donde vivían con el apóstol Pablo, que fortalecía las iglesias de aquel lugar, las cuales él mismo había fundado recientemente. Esto nos lo enseñan también las Santas Escrituras.

Sufrimientos que sobrevinieron a los judíos de Jerusalén el día de la Pascua

XIX 1. Cuando aún ostentaba el mando Claudio, sucedió, en la fiesta de la Pascua, que surgió en Jerusalén una revuelta y un tumulto tan exagerado, que sólo de los judíos apiñados violentamente en las salidas del templo, murieron tres mil, pisoteados unos por otros, y la fiesta se convirtió en luto público para todo el pueblo y en dolor para cada familia.

2. Luego, Claudio nombró como rey de los judíos a Agripa, hijo de Herodes, y envió a Félix como gobernador de toda la región de Samaria, de Galilea e incluso de la llamada Perea. Al cabo de trece años y ocho meses de gobernar el imperio, murió Claudio y dejó a Nerón como sucesor en el mando.

Acerca de lo que sucedió en Jerusalén en tiempos de Nerón

XX 1. En tiempos de Nerón, siendo Félix gobernador de Judea, cuenta Josefo, en el libro XX de sus Antigüedades, que los sacerdotes se alzaron unos contra otros. Dice textualmente:

2. «Pero se encendió una revuelta entre los sumos sacerdotes por un lado y los sacerdotes y dirigentes del pueblo de Jerusalén por el otro, y cada uno de ellos formé una tropa de hombres de los más audaces y revolucionarios para sí mismo, y él era su jefe. Cuando se oponían, se injuriaban unos a otros y lanzaban piedras. No había absolutamente nadie para reprimirlo, sino que todo esto se realizaba libremente, como en una ciudad sin gobierno.

3. »Y la desvergüenza y el valor de los sumos sacerdotes llegó hasta tal extremo que se atrevieron a enviar esclavos a las eras para recoger los diezmos debidos a los sacerdotes. Incluso sucedió que se podía ver a los pobres sacerdotes muriendo de necesidad. De este modo la violencia de los revolucionarios dominaba toda justicia.»

4. De nuevo el mismo escritor cuenta que por aquel tiempo apareció en Jerusalén un cierto tipo de bandidos que, según afirma, en pleno día y en el centro de la ciudad asesinaban a cualquier persona que encontraban.

5. Principalmente en los días de fiesta, mezclásdose entre la multitud y llevando pequeñas dagas ocultas entre sus ropas, herían a sus adversarios. Cuando éstos caían, los propios asesinos formaban parte de los que se indignaban; y debido a su apariencia de honradez manifiesta a todos, no los podían descubrir.

6. El primer asesinado por ellos fue el sumo sacerdote Jonatán, y trás él fueron matando a muchos más a diario. Con todo esto, el temor vino a ser más terrible que la desgracia, porque, como en la guerra, todos esperaban la muerte a cada instante.

Acerca del egipcio también mencionado en los Hechos de los Apóstoles

XXI 1. Después de lo anterior añade la siguiente información: «El pseudoprofeta egipcio acarreó a los judíos mayores males que éstos con una gran plaga. Efectivamente, se presentó en aquella tierra como hechicero y se procuró la confianza de un profeta. Entonces reunió cerca de treinta mil personas engañadas y las condujo desde el desierto hasta el monte llamado de los Olivos, desde donde atacaría a Jerusalén y tomaría lá guardia romana y el pueblo, usando, como un tirano, el grupo armado que se había unido a él.

2. »No obstante, Félix anticipó su asalto oponiéndosele con los soldados romanos, y todo el pueblo colaboré en la defensa, de suerte que cuando se entabló el combate, el egipcio huyó con algunos pocos, pero la mayoría de los que le habían seguido murieron o fueron capturados».

3. Esto se halla en el libro II de las Guerras de Josefo. Sin embargo, merece la pena conocer lo que se dice allí y también lo que se menciona en los Hechos de los Apóstoles acerca del egipcio en el pasaje en el que, en tiempos de Félix, el tribunal preguntó a Pablo en Jerusalén (cuando una multitud de judíos se había alzado contra él): «¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios?» Todo esto tuvo lugar en tiempos de Félix.

Cómo Pablo fue enviado cautivo desde Judea a Roma y, tras defenderse, fue absuelto de toda culpa

XXII 1. Nerón envió como sucesor de Félix a Festo, y bajo su mandato Pablo, tras sostener su causa, fue conducido cautivo a Roma. Estaba con él Aristarco, al que con razón en algún punto de su Epístola llama compañero de prisiones. También Lucas, quien consignó por escrito los Hechos de los Apóstoles, termina su relato con estos sucesos, mostrando que Pablo estuvo dos años enteros en Roma sin opresión y allí predicaba la Palabra de Dios libremente.

2. Según la tradición, el apóstol expuso entonces su defensa y de nuevo partió para seguir en su ministerio de la predicación, pero cuando por segunda vez llegó a Roma, murió martirizado en tiempo del mismo emperador. Estando esta vez en sus prisiones compuso la Segunda Epístola a Timoteo, en la que hace mención de su defensa y de su muy pronta muerte.

3. Considera su propio testimonio acerca de todo esto: «En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león».

4. Con esto manifiesta claramente que la primera vez, para que fuese cumplida su predicación, fue librado de la boca del león, haciendo alusión, según parece, a Nerón y su crueldad. Sin embargo, no añade a continuación nada semejante a «me librará de la boca del león», pues sentia en su corazón que su muerte estaba cercana.

5. Por ello, a «fui librado de la boca del león» añade: «El Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial», aludiendo así a su propio martirio. Y este hecho lo especiflca un poco antes, cuando dice: «Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano».

6. Ahora bien, en su Segunda Epístola a Timoteo dice que cuando la escribía se hallaba con él Lucas, pero que en su primera defensa ni siquiera éste. De ello entendemos que Lucas acabó de escribir los Hechos de los Apóstoles por aquel tiempo, contando lo que pasé cuando estuvo Pablo.

7. Esto lo decimos para demostrar que el fin de Pablo no se llevó a cabo en su primera estancia en Roma, descrita por Lucas.

8. Quizás Nerón fuera más benévolo en el principio, de modo que era más fácil que aceptara la defensa de Pablo en favor de sus creencias; pero al progresar en sus atrevimientos criminales, arremetió contra los apóstoles como contra todos los demás.

Acerca del martirio de Jacobo, el llamado hermano del Señor

XXIII 1. Los judíos, cuando vieron perdida la esperanza que les animé a tramar un complot contra Pablo (pues éste, al apelar al César, fue enviado por Festo a Roma), se dirigieron contra Jacobo (Santiago), el hermano del Señor, a quien los apóstoles entregaron el trono del episcopado de Jenisalén. Del modo siguiente osaron actuar contra él:

2. Lo colocaron en el medio e intentaron hacerle negar la fe en Cristo ante todo el pueblo. Pero él, para sorpresa de todos, con una voz libre empezó a hablar con mayor seguridad de lo previsto y confesaba que nuestro Salvador y Señor Jesús es el hijo de Dios. Ya no pudieron soportar el testimonio de un hombre tan grande, el cual era considerado el más justo de todos por la altura de sabiduría y piedad que había alcanzado a lo largo de toda su vida, y lo asesinaron, aprovechando la anarquía debida a que, muerto por aquel tiempo Festo en Judea, la dirección del país quedó sin gobernar y sin control.

3. En una cita de Clemente mencionada anteriormente, se ha expuesto con claridad cómo se llevó a cabo la muerte de Jacobo; en ella relata que fue lanzado desde el pináculo del templo y le golpearon con palos hasta la muerte. Sin embargo, es Hegesipo (miembro de la sucesión de los apóstoles) quien expone más exactamente su vida; en el libro V de sus Memorias se refiere lo siguiente:

4. «Jacobo, el hermano del Señor, es el sucesor, con los apóstoles, del gobierno de la iglesia. A éste todos le llaman "Justo" ya desde el tiempo del Señor y hasta nosotros, porque muchos se llamaban Jacobo.

5. »No obstante, sólo él fue santo desde el vientre de su madre; no bebió vino ni bebida fermentada; ni tocó carne; no pasó navaja alguna sobre su cabeza ni fue ungido con aceite; y tampoco usó del baño.

6. »Sólo él tenía permitido introducirse en el santuario, porque su atuendo no era de lana, sino de lino. Asimismo, únicamente él entraba en el templo, donde se hallaba arrodillado y rogando por el perdón de su pueblo, de manera que se encallecían sus rodillas como las de un camello, porque siempre estaba prosternado sobre sus rodillas humillándose ante Dios y rogando por el perdón de su pueblo.

7. »Por la exageración de su justicia le llamaban "Justo" y "Oblías , que en griego significa protección del pueblo y justicia, del mismo modo que los profetas dan a entender acerca de él.

8. »Algunas de las siete sectas del pueblo, las que ya mencioné antes (en las Memorias), procuraban aprender de él acerca de la puerta de Jesús, y él les decía que se trataba del Salvador.

9. »Unos cuantos de ellos creyeron que Jesús era el Cristo. Pero las sectas, a las que hemos aludido, no creyeron en la resurrección ni en su inminente regreso para pagar a cada uno según sus obras; no obstante, todos los que creyeron lo hicieron por medio de Jacobo.

10. »Muchos fueron los convertidos, incluso entre los principales, y por ello hubo alboroto entre los judíos, los escribas y los fariseos, y decían que el pueblo peligraba aguardando al Cristo. Reuniéndose entonces ante Jacobo le decían: "Te lo rogamos: sujeta al pueblo, pues se encuentran engañados acerca de Jesús y creen que él es el Cristo.

Te rogamos que aconsejes, acerca de Jesús, a cuantos acudan el día de la Pascua, pues todos te obedecemos. Porque nosotros y todo el pueblo damos testimonio de que tú eres justo y no haces acepción de personas.

11. »"Así pues, persuade a la multitud para que no yerre acerca de Cristo. Pues todo el pueblo y nosotros te obedecemos. Mantente en pie sobre el pináculo del templo, para que desde esa altura todo el pueblo te vea y oiga tus palabras. Ya que por la Pascua se unen todas la tribus, incluyendo a los gentiles."

12. »De este modo los aludidos escribas y fariseos colocaron a Jacobo sobre el pináculo del templo, y estallaron a gritos diciendo: "¡Tú, el Justo!, al que todos nosotros debemos obedecer, explícanos cuál es la puerta de Jesús, pues todo el pueblo está engañado, siguiendo a Jesús el Crucificado."

13. »Entonces él contestó con voz potente: "¿Por qué me interrogáis acerca del hijo del hombre? ¡El está sentado a la diestra del gran poder, y pronto vendrá sobre las nubes del cielo!"

14. »Y muchos creyeron de corazón y, por el testimonio de Jacobo, alabaron diciendo: "¡Hosanna al hijo de David!"; pero entonces, de nuevo los mismos escribas y fariseos comentaban: "Hemos actuado erróneamente al procurar un testimonio tan grande en contra de Jesús, pero subamos y arrojemos a éste, para que se confundan y no crean en él."

15. »Así, gritaban diciendo: "¡Oh!, ¡oh! también el Justo anda en error", y con este acto cumplieron la escritura en Isaías: "(Saquemos al Justo, porque nos es embarazoso.) Entonces comerán los frutos de sus obras"

16. »Entonces subieron y lanzaron abajo al Justo. Luego comentaban: "Apedreemos a Jacobo el Justo , y empezaron a apedrearlo, pues no había muerto al ser arrojado. Pero él, volviéndose, hincó las rodillas diciendo: "Señor, Dios Padre, te lo suplico: perdónalos, porque no saben lo que hacen."

17. »Mientras lo apedreaban, un sacerdote de los hijos de Recab, hijo de Recabín, de los que el profeta Jeremías dio testimonio, rompió a gritar diciendo: "Deteneos, ¿qué hacéis? El Justo pide por nosotros."

18. »Y cierto hombre entre ellos, un batanero, golpeó al Justo en la cabeza con el mazo que usaba para batir las prendas, y de éste modo fue martirizado Jacobo.

»Y allí le enterraron al lado del templo, y su columna todavía permanece cerca del templo. Fue un testigo verdadero para los judíos y griegos de que Jesús es el Cristo. E inmediatamente Vespasiano asedió Jerusalén.»

19. Ésta es la amplia exposición de Hegesipo, que coincide con Clemente. Jacobo fue tan maravilloso y su justicia era conocida por todos los demás de tal modo, que hasta los judíos prudentes creían que éste era el motivo del asedio a Jerusalén (que tuvo lugar en el mismo momento en que le martirizaron) y que les sobrevino únicamente debido al sacrilegio perpetrado contra él.

20. Naturalmente, Josefo no se abstuvo de dar testimonio escrito de estos hechos con las siguientes palabras: «Esto vino sobre los judíos como venganza de Jacobo el Justo, quien era hermano de Jesús, llamado el Cristo, porque a pesar de ser un varón extremadamente justo le dieron muerte».

21. El mismo Josefo relata su muerte en el libro XX de sus Antigüedades como sigue: «El césar, cuando supo la muerte de Festo, envió a Albino como gobernador de Judea. Mas Ananos el Joven, el cual, como ya mencionamos, recibió el sumo sacerdocio, era extraordinariamente audaz y valeroso y también pertenecía a la secta de los saduceos, los cuales son en los juicios los más severos de todos los judíos, de acuerdo con lo indicado con anterioridad.

22. »Debido a su carácter, Ananos pensó tener una buena oportunidad cuando, habiendo muerto Festo, Albino aún estaba en camino, y, así, convocó una asamblea de jueces y, tras llevar a ella a Jacobo el hermano de Jesús, el llamado Cristo, y a unos pocos más, les acusó de infringir la ley y los entregó con el propósito de que fueran apedreados.

23. »Sin embargo, cuantos eran conocidos por ser los ciudadanos más honrados y los que con mayor exactitud observaban las leyes, se apresuraron por estos hechos y se pusieron en contacto secretamente con el rey, rogándole que escribiera a Ananos para que no llevara a cabo su propósito; pues no se había comportado rectamente ya desde el mismo principio. Algunos llegaron al extremo de ir al encuentro de Albino, que se hallaba en su viaje desde Alejandría, para comunicarle que Ananos no tenía ningún derecho a convocar ninguna asamblea sin su aprobación.

24. »Albino se convenció de estas palabras, y escribió enojado a Ananos amenazándole con hacer justicia. Por ello el rey Agripa le cesó en el sumo sacerdocio, que hacía tres meses que ostentaba, y estableció en su lugar a Jesús, hijo de Dameo.» Todo esto es lo que se cuenta acerca de Jacobo (o sea, Santiago), de quien se dice ser la primera de las epístolas llamadas universales.

25. Pero es necesario conocer que muchos de los antiguos no hacen mención de ella, ni tampoco de la llamada de Judas, que también pertenece a las siete llamadas universales. Pero, a pesar de ello, me consta que tanto éstas como las otras se usan en público en la mayoría de las iglesias.

Cómo Aniano fue el primer obispo nombrado, después de Marcos, en la iglesia de Alejandría

XXIV En el octavo año del reinado de Nerón, Aniano fue el primero en tomar por sucesión, después de Marcos el evangelista, el gobierno de la iglesia de Alejandría.

Acerca de la persecución, bajo Nerón, con la que Pablo y Pedro se adornaron con el martirio por la religión

XXV 1. Cuando el poder de Nerón estuvo bien afianzado, y habiendo llevado a cabo actos profanos, se armó contra la mismísima religión del Dios del universo. No obstante, está fuera de los objetivos de la presente obra el relatar los extremos de su perversidad.

2. Porque, gracias a que muchos lo han relatado con gran precisión, quien lo desee podrá examinar perfectamente en sus escritos la extremadamente funesta locura de este singular hombre, el cual, dirigido por ella, causó la destrucción a muchos sin razón alguna, y a tal punto llegó su sed de asesinato que no se detuvo ni ante los parientes más cercanos y amados, sino que hizo sufrir con distintos tipos de muerte a su madre, a sus hermanos y a su esposa junto, con muchos otros familiares, como si se tratara de adversarios y enemigos.

3. Pero a todos estos detalles falta añadir acerca de él, que es el primer emperador en proclamarse enemigo del culto a Dios.

4. A él de nuevo lo menciona el autor latino Tertuliano cuando dice lo siguiente: Rrevisad vuestras memorias históricas. Allí observaréis que Nerón fue el primero en perseguir esta creencia, especialmente cuando hubo sometido todo el oriente, y era inhumano con todos.

»Para nosotros es un gozo tener a este causante de nuestro castigo, pues la persona que le conozca sabrá que nada que no fuera un gran bien podía ser condenado por Nerón».

5. Según todo esto, el proclamado primer luchador en contra de Dios, entre muchos más, se ocupó en dar muerte a los apóstoles. Pues se cuenta que Pablo fue decapitado en la misma Roma, y Pedro, a su vez, fue crucificado bajo su mando. Y este relato viene secundado por la denominación de «Pedro y Pablo» para los cementerios, que se mantiene todavía hoy en aquel lugar.

6. También lo afirma, y no con menor certidumbre, un varón eclesiástico llamado Cayo, que vivió durante el obispado en Roma de Ceferino. Este Cayo, en una disputa escrita con Proclo, jefe de la secta de los Catafrigios, habla acerca de los lugares donde se hallan los santos restos de los apóstoles que hemos mencionado, y dice lo siguiente:

7. «Pero yo puedo mostrar los trofeos de los apóstoles. Pues si deseas ir al Vaticano o al camino de Ostia, verás los trofeos de aquellos que fundaron esta iglesia».

8. El obispo de Corinto, Dionisio, en su correspondencia con los romanos, confirma el hecho de que ambos (Pablo y Pedro) fueron martirizados al mismo tiempo, como sigue: «Vosotros también habéis unido, mediante esta advertencia, la obra plantada por Pedro y la que plantó Pablo, la de los romanos y la de los corintios. Pues ambos, una vez que plantaron en nuestra Corinto, los dos nos instruyeron, y, tras enseñar en Italia en el mismo lugar, ambos fueron martirizados a la vez.» Sea esto también una confirmación de lo que hemos mencionado.

Cómo los judíos sufrieron muchísimos males, y cómo suscitaron su última guerra contra los romanos    

XXVI 1. Josefo, cuando refiere con gran cantidad de detalles las desgracias que sobrevinieron a todo el pueblo judío, dice, junto con muchas otras cosas, que los más ilustres judíos, tras ser atormentados con los azotes, fueron crucificados por Floro en la propia Jerusalén. Añade también que Floro era gobernador de Judea cuando se inició nuevo de la guerra en el duodécimo año del imperio de Nerón.

2. A continuación dice que, después de la revuelta de los judíos, una terrible confusión agobió a toda Siria. Todos los de esta raza eran ultrajados cruelmente por doquier por los mismos ciudadanos, como si fueran enemigos, de modo que se veían las ciudades llenas de cadáveres sin sepultura. Cuerpos de ancianos muertos se hallaban lanzados junto con los niños, y de mujeres con sus vergüenzas descubiertas, y la provincia entera estaba repleta de desgracias inexplicables. No obstante, la fuerza de lo que se estaba forjando era peor que los crímenes del momento. Hasta aquí Josefo.

Ésta era la situación en que se encontraban los judíos.

Fuente: Historia Eclesiástica, de Eusebio de Cesarea, tomo I. Editorial CLIE www.clie.es

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