Yom 
Kippur (Día de la expiación o perdon) 
EnciCato
(Hebreo Yom Hakkippurim. Vulgata, Dies Expiationum, y Dies Propitiationis
- Levítico 23, 27-28)
Los ritos a ser observados en el Día de la Expiación están plenamente expresados 
en el capítulo dieciséis del Levítico (cf. Exodo 30, 10; Levítico 23, 27-31, 25, 
9; Números 29, 7-11). Es un ayuno muy solemne, en el cual no puede tomarse 
ningún alimento durante todo el día y los trabajos serviles están prohibidos. Es 
celebrado el día 19 de Tischri, que cae entre Septiembre/Octubre. Pero la 
ceremonia distintiva del día es la ofrenda de dos machos cabríos.
Él (Aarón) pondrá dos machos cabríos frente al Señor, en la puerta del 
tabernáculo del testimonio: y echando suertes sobre ambos, uno será ofrecido al 
Señor y el otro será el chivo-expiatorio: El que resulte ser el ofrecido al 
Señor, él lo ofrecerá por el pecado: Pero el que resulte ser chivo-expiatorio él 
lo presentará vivo ante el Señor, [para] que pueda llevar las oraciones sobre 
él, y lo dejará ir al desierto.... Luego de que haya limpiado el santuario, y el 
tabernáculo, y el altar, le ofrecerá el macho cabrío vivo: Y poniendo ambas 
manos sobre la cabeza [del macho cabrío], confesará todas las iniquidades de los 
hijos de Israel y todas sus ofensas y pecados, y rogará que caigan sobre él, lo 
enviará al desierto por medio de un hombre preparado para esto. Y cuando el 
macho cabrío haya llevado todas sus iniquidades a una tierra deshabitada, será 
dejado allí, Aarón volverá al tabernáculo del testimonio (Levítico 16, 7-10; 
20-23).
El significado general de la ceremonia es mostrado de manera suficiente en el 
texto. Pero los detalles presentan alguna dificultad. El caper emissarius de la 
Vulgata, "chivo-emisario", representa la oscura palabra hebrea Azazel que no 
aparece en ninguna otra parte de la Biblia. Se han hecho varios intentos para 
interpretar su significado. Algunos lo han tomado como el nombre de un lugar 
donde el hombre que llevaba el macho cabrío acostumbraría arrojarlo a un 
precipicio, puesto que se pensaba que su retorno era el mal prohibido. Otros, 
con mejor razón, lo toman como el nombre de un espíritu maligno; y de hecho un 
espíritu de ese nombre es mencionado en el Apócrifo Libro de Henoc, y 
posteriormente en la literatura judía. Sobre esta interpretación -la cual, 
aunque por ningún concepto nueva, encuentra apoyo entre los críticos modernos? 
la idea de la ceremonia parecería ser que los pecados fueran enviados de regreso 
al espíritu maligno a cuya influencia debían su origen. Se ha hecho notar que 
ritos de expiación de algún modo similares han prevalecido entre naciones 
paganas. Y los críticos modernos, que refieren los pasajes de arriba al Código 
Sacerdotal y a una fecha posterior al Exilio, están dispuestos a considerar el 
envío de un macho cabrío a Azazel como una adaptación de un ceremonial 
preexistente.
La significativa ceremonia observada con este solemne Día de la Expiación no 
hace sino dar mayor prominencia a la necesidad de satisfacción y expiación que 
estaba presente en todas las ofrendas ordinarias por el pecado. Todos estos 
sacrificios por el pecado, como sabemos de la enseñanza de la Epístola a los 
Hebreos, fueron figuras o símbolos del gran Sacrificio por venir. De manera 
similar estos ritos judíos de expiación nos hablan de la Cruz de Cristo, y del 
Sacrificio propiciatorio que diariamente es renovado de manera incruenta en el 
Altar Eucarístico. Por esta razón puede ser interesante notar, con Provost 
Maltzew, que las oraciones judías utilizadas en el Día de la Expiación 
prefiguran la conmemoración común de los santos y los fieles fallecidos en 
nuestras liturgias (Die Liturgien der orthodox-katholischen Kirche des 
Morgenlandes, 252).
W.H.KENT
Transcrito por Joseph P.Thomas
Traducido por Eduardo Torres