Saúl
EnciCato
(observación: cuando aquí se dice I de Reyes, en la Biblia que consulté era I de
Samuel)
Hebreo por postulado, probablemente en referencia a la petición mencionada en I
Reyes, viii, 5. Primer rey de Israel, hijo de Cis, de la tribu de Benjamín (ix,
1,2). Evitando discusiones críticas de formas paralelas, aunque divergentes de
fuentes sobre I de Reyes, es suficiente aquí decir que la narrativa de la vida
en los tiempos de Saúl se construye sobre dos relatos tradicionales, cada uno de
los cuales tiene su particular punto de vista. Es sobresale especialmente
respecto a los relatos divergentes en relación con circunstancias de la elección
de Saúl y su caída del favor divino.
El profeta Samuel de quien se dice fue el último de los grandes jueces de
Israel, se estaba haciendo viejo y la administración de los asuntos cívicos y
religiosos se había confiado a sus hijos. Ellos manifestaron ser infieles a su
confianza y la gente, mostrando desconfianza solicitaron a Samuel que
seleccionara a un rey a fin de que gobernara sobre ellos. Samuel se resintió de
esta petición señalando que era una ofensa incluso contra Dios, un rechazo al
régimen teocrático. Sin embargo instruyó al profeta a acceder a las demandas del
pueblo.
Samuel les informó acerca del disgusto de Dios y predijo que ocurrirían males
que vendrían a ellos por medio de futuros reyes exigentes (I Reyes, viii). La
selección de un nuevo gobernante es determinada por un incidente proverbial.
Saúl en relación con los activos perdidos de su padre, le consultó a Samuel con
la esperanza de obtener información acerca del lugar donde se encontraban. El
profeta le garantizó que los mismos estaban seguros, y al cabo de un rato, le
reveló a Saúl su misión respecto al pueblo escogido y le ungió rey.
El corazón de Saúl cambió y para sorpresa de muchos, profetizó en medio de otros
profetas (I Reyes, x, 10). Un mes después de esos eventos, el recién escogido
rey, quien se había abstenido de sus prerrogativas reales, justificó su elección
derrotando a los amonitas y entregando a Jabes Galaad. Más tarde se enfrentó en
guerra a los filisteos y ofreció holocausto debido a la inexplicable situación
de que Samuel llegara tarde a la escena. Se le reprochó esta usurpación de la
función sacerdotal por parte del profeta y se anuncia el fin de su reino (I
Reyes, xiii).
Algo que ilustra el carácter de esta narrativa es el hecho de que se indica un
motivo diferente para su rechazo en los capítulos xv, su falla en llevar a cabo
completamente la orden del Señor en cuanto a destruir la tribu de Amalec.
Consecuentemente con la caída a favor de Dios, se le ordena a Samuel que unja a
David para ser rey “siguiendo el corazón de Dios”, aún cuando David era sólo un
muchacho pastor, es llevado a la casa de Saúl.
En I de Reyes, xviii-xxvii, se narran muchos de los incidentes gráficos
ocurridos a raíz de los celos de Saúl y de la persecución sobre David. Según
esta narrativa, al enfrentar una nueva invasión de los filisteos, Saúl, buscando
guía sobrehumana, fue a ver a una adivinadora a Endor. Se hizo un llamado
invocando al espíritu de Samuel. El profeta fallecido le reprochó su infidelidad
y le vaticinó su destino a manos de los filisteos (I de Reyes, xxviii).
El cumplimiento de esta predicción constituye el capítulo final del Primer Libro
de Reyes. Saúl y sus fuerzas son avasallados por los filisteos, el valiente
Jonathan y sus hermanos mueren en la batalla. El rey temiendo que iba a caer en
manos de incircuncisos, le suplica a su escudero que le quite la vida. El
escudero teniendo temor rehusa cumplir ese pedido y Saúl, desesperado se quita
la vida cayendo sobre su propia espada. Fue decapitado por los victoriosos
filisteos y su cabeza enviada como trofeo a varios pueblos del país, mientras
que su cuerpo y el de sus hijos fueron sepultados en Betsan. Pero los habitantes
de Jabes Galaad oyendo esas cosas, llegaron de noche y removieron los cuerpos.
Los llevaron a su propia ciudad donde los quemaron y las cenizas las esparcieron
en los bosques vecinos (I Reyes, xxxi).
Se señala que Ahinoam fue la esposa de Saúl (I Reyes, xiv, 50). Tres de sus
hijos mueren con él (I Reyes, xxxi, 2) y otro más, Isboseth, quién tomó la tarea
de continuar con la dinastía de su padre, fue asesinado por dos capitanes de su
propio ejército (II Reyes, v, 6). Con esto ya no se tuvo obstáculos para el
ascenso del Rey David.
SCHULTZ, Diss. Saul regimen antecedentia exhibens (Strasburg, 1674).
JAMES F. DRISCOLL
Transcripción de John Fobian
Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes
En memoria de Evelyn Gimler Fobian