Pascua
EnciCato
El término inglés para Pascua, Easter, según Beda el Venerable (De temporum
ratione, I, v), se relaciona con Estre, una diosa teutónica de la luz naciente
del día y de la primavera, deidad que, sin embargo, es por lo demás desconocida,
incluso en los Edda (Simrock, Mythol., 362); en anglosajón, eâster, eâstron; en
el antiguo alto alemán, ôstra ôstrara, ôstrarun; en alemán, Ostern. Abril se
llamó easter-monadh. El plural eâstron se usa porque la fiesta dura siete días.
Como el plural francés Pâques, es una traducción del latín Festa Paschalia, toda
la octava de Pascua. El término griego para Pascua, pascha, no tiene nada en
común con el verbo paschein, “sufrir”, aunque se relacionó con él por los
escritores simbólicos tardíos; es la forma aramea de la palabra hebrea pesach (transitus,
paso). Los griegos llaman a Pascua la pascha anastasimon; al Viernes Santo la
pascha staurosimon. Los términos respectivos usados por los latinos son Pascha
resurrectionis y Pascha crucifixionis. En los Breviarios Romano y Monástico la
fiesta lleva el título de Dominica Resurrectionis; en el Breviario Mozárabe, In
Laetatione Diei Pasch resurrectionis; en el Breviario Ambrosiano, In Die Sancto
Paschae. Las lenguas romances han adoptado el término greco-hebreo: en latín,
Pascha; en italiano, Pasqua; en español, Pascua; en francés, Pâques. También
algunas naciones célticas y teutónicas lo usan: en escocés, Pask; en holandés,
Paschen; en danés, Paaske; en sueco, Pask; incluso en las provincias alemanas
del bajo Rhin la gente llama a la fiesta Paisken y no Ostern. La palabra,
principalmente en España e Italia, se identifica con la palabra “solemnidad” y
se extiende a otras fiestas, por ejemplo en español, Pascua florida es el
Domingo de Ramos; la Pascua de Pentecostés, Pentecostés; la Pascua de la
Natividad, la Navidad; la Pascua de Epifanía, la Epifanía. En algunas partes de
Francia también se llama Pâques a la Primera Comunión, sea cual sea la época del
año en que se administra.
LA FIESTA
Pascua es la fiesta principal del año eclesiástico. León I (Sermo xlvii in
Exodum) la llama la máxima fiesta (festum festorum), y dice que la Navidad se
celebra sólo como preparación para la Pascua. Es el centro de la mayor parte del
año eclesiástico. El orden de los domingos desde Septuagésima al último domingo
después de Pentecostés, la fiesta de la Ascensión, Pentecostés, Corpus Christi,
y todas las demás fiestas móviles, desde la de la Oración de Jesús en el Huerto
(martes después de Septuagésima) a la fiesta del Sagrado Corazón (viernes
después de la octava del Corpus Christi), depende de la fecha de Pascua. La
conmemoración de la muerte del verdadero Cordero de Dios y la Resurrección de
Cristo, la piedra angular sobre la que se construye la fe cristiana, es también
la fiesta más antigua de la Iglesia Cristiana, tan vieja como el Cristianismo,
el vínculo que une al Antiguo y el Nuevo Testamento. Que no la mencionen los
Padres Apostólicos y que oigamos hablar por primera vez de ella principalmente
por medio de la controversia de los Decimocuartos es puramente accidental. La
conexión entre la Pascua judía y la fiesta cristiana de Pascua es real e ideal.
Real, puesto que Cristo murió el primer día de la Pascua judía; ideal, como la
relación entre modelo y realidad, porque la muerte y Resurrección de Cristo
tiene sus figuras y modelos en el Antiguo Testamento, particularmente en el
cordero pascual, que se comía hacia el anochecer del 14 de Nisán. De hecho la
fiesta judía fue absorbida en la celebración de la Pascua cristiana; la liturgia
(Exsultet) canta el paso de Israel a través del Mar Rojo, el cordero pascual, la
columna de fuego, etc. Sin embargo, aparte de la fiesta judía, los cristianos
celebraban el aniversario de la muerte y Resurrección de Cristo. Pero para tal
fiesta era necesario saber la fecha exacta del calendario de la muerte de
Cristo. Saber esta fecha era muy sencillo para los judíos; era el día después
del 14 del primer mes, el 15 de Nisán de su calendario. Pero en otros países del
vasto Imperio Romano había otros sistemas de cronología. Los romanos desde el 45
antes de Cristo habían utilizado el Calendario Juliano reformado; también
estaban los Calendarios Egipcio y Siromacedonio. El fundamento del Calendario
Judío era el año lunar de 354 días, mientras que los demás sistemas dependían
del año solar. Por consiguiente los primeros días de los meses y años judíos no
coincidían con un día fijo del año solar romano. Cada cuarto año el sistema
judío tenía un mes intercalado. Al insertarse este mes, no de acuerdo a un
método científico o una regla definida, sino arbitrariamente, por orden del
Sanedrín, una fecha judía lejana nunca puede trasponerse con seguridad a la
correspondiente fecha juliana o gregoriana (Ideler, Chronologie, I, 570 y s.).
La relación entre la Pascua judía y la cristiana explica el carácter móvil de
esta fiesta. Pascua no tiene, como la Navidad, una fecha fija, porque el 15 de
Nisán del calendario semítico cambiaba de fecha en fecha en el Calendario
Juliano. Puesto que Cristo, el verdadero Cordero Pascual, había sido muerto el
mismo día en que los judíos, al celebrar su Pascua, inmolaban al cordero que lo
prefiguraba, los cristianos judíos de Oriente siguieron el método judío, y
conmemoraban la muerte de Cristo el 15 de Nisán y su Resurrección el 17 de
Nisán, sin que importara en qué día de la semana cayeran. Para esta costumbre
alegaban la autoridad de San Juan y San Felipe.
En el resto del imperio predominó otra consideración. Cada domingo del año era
una conmemoración de la Resurrección de Cristo, que había tenido lugar en
domingo. Puesto que el domingo posterior al 14 de Nisán fue el día histórico de
la Resurrección, en Roma la fiesta de Pascua fue este domingo. Pascua se
celebraba en Roma y Alejandría el primer domingo después de la primera luna
llena tras el equinoccio de primavera, y la Iglesia Romana alegaba para esta
costumbre la autoridad de los Santos Pedro y Pablo. El equinoccio de primavera
en Roma caía el 25 de Marzo; en Alejandría el 21 de Marzo. En Antioquia la
Pascua se guardaba el domingo posterior a la Pascua judía (Ver CONTROVERSIA DE
PASCUA). En la Galia un cierto número de obispos, deseando evitar las
dificultades del cómputo pascual, parecen haber señalado para Pascua una fecha
fija del calendario romano, celebrando la muerte de Cristo el 25 de Marzo, su
Resurrección el 27 de Marzo (Marinus Dumiensis en P.L., LXXII, 47-51), puesto
que ya en el Siglo III se consideraba el 25 de Marzo el día de la Crucifixión (Computus
Pseudocyprianus, ed. Lersch, Chronologie, II, 61). Esta práctica fue de corta
duración. Muchos calendarios de la Edad Media contienen estas mismas fechas (25
de Marzo, 27 de Marzo) por razones puramente históricas, no litúrgicas (Grotenfeld,
Zeitrechnung, II, 46, 60, 72, 106, 110, etc.). Los montanistas en Asia Menor
guardaban la Pascua el domingo posterior al 6 de Abril (Schmid,
Osterfestberechnung in der abendlandischen Kirche). El Primer Concilio de Nicea
(325) decretó que la práctica romana debía observarse por toda la Iglesia. Pero
incluso en Roma la fecha de Pascua se cambió repetidamente. Los que continuaron
guardando la Pascua con los judíos fueron llamados Decimocuartos (14 de Nisán) y
excluidos de la Iglesia. El computus paschalis, el método de determinar la fecha
de Pascua y las fiestas de ella dependientes, fue considerado de antiguo tan
importante que Durandus (Rit. div. off., 8, c.i.) declara indigno de su nombre a
un sacerdote que no conozca el computus paschalis. El carácter móvil de Pascua
(22 de Marzo a 25 de Abril) da origen a inconvenientes, especialmente en los
tiempos modernos. Durante décadas, los científicos y otra gente han trabajado en
vano por una simplificación del cómputo, fijando Pascua el primer domingo de
Abril o el domingo más próximo al 7 de Abril. Algunos incluso desean poner todos
los domingos en una cierta fecha del mes, vg., empezando el Año Nuevo siempre en
domingo, etc. [Ver L. Günther, “Zeitschrift Weltall” (1903); Sandhage y P.
Dueren en “Pastor bonus” (Tréveris, 1906); C. Tondini, “L’Italia e la questione
del Calendario” (Florencia, 1905).]
EL OFICIO Y LA MISA DE PASCUA
Las primeras Vísperas de Pascua se relacionan ahora con la Misa del Sábado
Santo, porque esa Misa se celebraba antiguamente por la tarde (ver SÁBADO
SANTO); sólo consisten en un salmo (cxvi) y el Magnificat. Los Maitines sólo
tienen un Nocturno; el Oficio es breve porque el clero está ocupado con los
catecúmenos, la reconciliación de los pecadores, y la distribución de las
limosnas, que se daban abundantemente por los ricos en el día de Pascua. Esta
peculiaridad de recitar sólo un Nocturno se extendió por algunas iglesias desde
la octava de Pascua a todo el tiempo pascual, y pronto a todas las fiestas de
los Apóstoles y fiestas mayores similares de todo el año eclesiástico. Esta
práctica se encuentra en los breviarios alemanes ya en el Siglo XIX (“Brev.
Monaster.”, 1830; Baumer,“Breview”, 312). La octava de Pascua termina con la
Nona del Sábado y el Domingo se recitan los tres Nocturnos con los dieciocho
salmos del Oficio dominical ordinario. Muchas iglesias, sin embargo, durante la
Edad Media y posteriormente (Brev. Monaster., 1830), en el Domingo de Cuasimodo
(Dominica in Albis) se repetía el Nocturno breve de la semana de Pascua. Antes
de que el usus Romanae Curiae (Baumer, 301) se extendiera por los Franciscanos
por toda la Iglesia los dieciocho (o veinticuatro) salmos de los Maitines
regulares del domingo se distribuían, tres a tres, en los Maitines de la semana
de Pascua (Bäumer, 301). Esta práctica es aún una de las peculiaridades del
Breviario Carmelita. El Breviario simplificado de la Curia Romana (Siglo XII)
estableció la costumbre de repetir los Salmos i, ii, iii, cada día de la octava.
Desde el Siglo IX al XIII en la mayor parte de las diócesis se observaban los
dos preceptos de oír Misa y abstenerse de trabajos serviles durante toda la
semana de Pascua (Kellner, Heortologie, 17); más tarde esta norma se limitó a
dos días (lunes y martes), y desde finales del Siglo XVIII, al lunes solo. En
los Estados Unidos incluso el lunes no es fiesta de precepto. Los tres primeros
días de la semana de Pascua son dobles de primera clase, los demás días semi-dobles.
Durante esta semana, en el Oficio Romano, por costumbre inmemorial, se omiten
los himnos, o más bien nunca se introdujeron. El antiguo Oficio eclesiástico no
contenía himnos, y por respeto a la gran solemnidad de Pascua y al antiguo
cántico "Haec Dies", la Iglesia Romana no tocó el antiguo Oficio de Pascua
introduciendo himnos. Por tanto hasta ahora el Oficio de Pascua consiste solo en
salmos, antífonas, y las grandes lecturas de los Maitines. Sólo el "Victimae
Paschali" se adoptó en muchas de las iglesias y órdenes religiosas en las
Segundas Vísperas. Los Oficios Mozárabe y Ambrosiano usan el himno ambrosiano "Hic
est dies versus Dei" en Laudes y Vísperas, el Breviario Monástico, "Ad coenam
Agni providi" en Vísperas, "Chorus novae Jerusalem" en Maitines, y "Aurora lucis
rutilat" en Laudes. El Breviario Monástico tiene también tres Nocturnos el día
de Pascua. Aparte de los himnos se omite la lectura breve y las Horas
Intermedias no tienen antífonas; el lugar de los himnos, lecturas breves, y
responsorios se ocupa por el cántico, "Haec Dies quam fecit Dominus, exultemus
et laetemur in ea". Las Misas de la semana de Pascua tienen una secuencia de
carácter dramático, "Victimae paschali", que fue compuesta por Wipo, un
sacerdote borgoñón de las cortes de Conrado II y Enrique III. El Prefacio actual
es una abreviación del largo Prefacio del Sacramentario Gregoriano. El "Communicantes"
y el "Hanc igitur" contienen referencias al bautismo solemne de la víspera de
Pascua. Dos aleluyas se añaden al "Benedicamus Domino" de Laudes y Vísperas y al
"Ite Missa est" de la Misa durante toda la octava. Cada día de la octava tiene
una Misa especial; un antiguo misal manuscrito español de 855 contiene tres
Misas para el Domingo de Pascua; los misales galicanos tiene dos misas para cada
día de la semana, una de las cuales se celebraba a las cuatro de la mañana,
precedida de una procesión (Migne, La Liturgie Catholique, París, 1863, p. 952).
En el Sacramentario Gelasiano cada día de la semana de Pascua tiene su propio
Prefacio (Probst, Sacramentarien, p. 226).
Para tener una idea correcta de la celebración de la Pascua y de sus Misas,
debemos recordar que estaba íntimamente relacionada con el solemne rito del
bautismo. Los actos litúrgicos preparatorios comenzaban la víspera y se
continuaban durante la noche. Cuando la cantidad de personas a bautizar era
grande, las ceremonias sacramentales y la celebración de Pascua se unían. Esta
conexión se cortó en una época en que, al haber cambiado la disciplina, se
perdió incluso el recuerdo de las viejas tradiciones. La mayor parte de las
ceremonias se trasladó a las horas de la mañana del Sábado Santo. Este cambio,
sin embargo, no produjo una nueva creación litúrgica adaptada al nuevo orden de
cosas. Las antiguas ceremonias bautismales se dejaron intocadas y ahora no
tienen más razón para su conservación, aparentemente, que su antigüedad. El
hueco dejado en los servicios litúrgicos después de que las solemnidades de la
noche se habían trasladado a la mañana del Sábado Santo se cubrió en Francia, en
Alemania y en algunos otros países por una ceremonia doble que, sin embargo,
nunca se adoptó en Roma. Primero, estaba la conmemoración de la Resurrección de
Cristo. A medianoche, antes de Maitines, el clero en silencio entraba en la
iglesia a oscuras y transportaba la cruz desde el sepulcro al altar mayor. Luego
se encendían las velas, se abrían las ventanas, y se celebraba una procesión
solemne con la cruz por la iglesia, el claustro, o el cementerio. Mientras la
procesión iba del altar a la puerta, se cantaba la hermosa antífona, "Cum Rex
gloriae", la primera parte en voz baja (humili ac depressâ voce), para
simbolizar la tristeza de las almas en el limbo; desde Advenisti desiderabilis
los cantores elevaban sus voces como muestra de alegría, mientras los acólitos
hacían sonar las campanillas que llevaban. El texto completo de esta antífona,
que ha desaparecido de la liturgia, sigue:
Cum rex gloriae Christus infernum debellaturus intraret, et chorus angelicus
ante faciem ejus protas principum tolli praeciperet, sanctorum populus, qui
tenebatur in morte captivus, voce lacrimabili clamabat dicens: Advenisti
desiderabilis, quem expectabamus in tenebris, ut educere hac nocte vinculatos de
claustris. Te nostra vocabant suspiria, te large requirebant lamenta, tu factus
est spes desperatis, magna consolatio in tormentis. Alleluja.
Cuando volvía la procesión, en muchas iglesias se cantaba en la puerta el "Attollite
portas" (Sal. xxiii), para simbolizar la entrada victoriosa de Cristo en el
limbo y el infierno. Después de la procesión se cantaban los Maitines. En siglos
posteriores el Santísimo Sacramento tomó el lugar de la cruz en la procesión.
Esta ceremonia se celebra aún, con la aprobación de la Santa Sede, en Alemania
en la víspera de Pascua con ceremonias más sencillas, en forma de devoción
popular.
Segundo, la visita al Sepulcro. Tras la tercera lectura del Nocturno dos
clérigos, representando a las santas mujeres, iban al sepulcro vacío donde otro
clérigo (el ángel) les anunciaba que el Salvador había resucitado. Entonces los
dos llevaban el mensaje al coro, donde dos sacerdotes, representando a Pedro y
Juan, corrían a la tumba y, al encontrarla vacía, mostraban al pueblo la tela en
la que el cuerpo había estado envuelto. Luego el coro cantaba el "Te Deum" y el
"Victimae paschali". En algunas iglesias, vg., en Ruán, se representaba también
la aparición de Cristo a María Magdalena. De esta solemne ceremonia, que se
remonta al Siglo X, se desarrollaron las numerosas obras de Pascua. (Nord-Amerikanisches
Pastoralblatt, Octubre de 1907, p. 149, tiene un largo artículo sobre estas dos
ceremonias). Las obras teatrales de Pascua al principio solo utilizaban las
palabras de los Evangelios y el "Victimae paschali"; en el curso de su
desarrollo se convirtieron en dramas normales, en versos latinos o en lengua
vernácula, que contenían el regateo entre el vendedor de ungüentos y las tres
mujeres, el diálogo entre Pilatos y los judíos pidiendo soldados para guardar el
sepulcro, la competición de Pedro y Juan corriendo a la tumba, el Salvador
resucitado apareciéndose a Magdalena, y el descenso de Cristo al infierno. Hacia
el fin de la Edad Media el tono de estas obras teatrales se volvió mundano, y
estaban llenas de largos discursos burlescos de comerciantes de ungüentos,
judíos, soldados, y demonios (Creizenach, Gesch, des neuen Dramas, Halle, 1893).
La procesión combinada con las solemnes Segundas Vísperas del Domingo de Pascua
es muy antigua. Hay gran variedad en la forma de solemnizar estas Vísperas. El
servicio comenzaba con los nueve Kyrie Eleisons, cantados como en la Misa de
Pascua, a veces incluso con el correspondiente tropo lux et origo boni. Después
del tercer salmo todo el coro iba en procesión a la capilla bautismal, donde se
cantaban el cuarto salmo, el "Victimae paschali", y el Magnificat: de ahí la
procesión se desplazaba a la gran cruz de la entrada del santuario (coro), y de
allí, después de que se cantara el quinto salmo y el Magnificat, al sepulcro
vacío, donde acababa el servicio. Los Carmelitas y un cierto número de diócesis
francesas, vg., París, Lyon, Besançon, Chartres, Laval, han conservado, con el
permiso de la Santa Sede, estas Vísperas solemnes desde la reintroducción del
Breviario Romano. Pero se celebran de manera diferente en cada diócesis, muy
modernizadas en algunas iglesias. En Lyon, el Magnificat se canta tres veces. En
Colonia y Tréveris las Vísperas solemnes de Pascua se abolieron en el Siglo XIX
(Nord-Amerikanisches Pastoralblatt, Abril de 1908, p. 50). Mientras que el Rito
Latino sólo admite conmemoraciones en Laudes, Misa, y Vísperas desde el
Miércoles de la semana de Pascua y excluye cualquier conmemoración en los tres
primeros días de la semana, las Iglesias Griega y Rusa trasladan los Oficios de
los santos que tocan (cánones) de Maitines a Completas durante toda la octava,
incluso el Domingo de Pascua. Después de la Anti-pascha (Domingo de Cuasimodo),
los cánones y otros cánticos de Pascua continúan en todo el Oficio hasta el día
de la Ascensión, y los cánones de los santos sólo ocupan el segundo lugar en
Maitines. También los griegos y rusos tienen una procesión solemne, antes de
Maitines, durante la cual cantan ante la puerta de la iglesia el salmo lxvii,
repitiendo después de cada versículo la antífona de Pascua. Cuando sale la
procesión, la iglesia está a oscuras; cuando vuelve, cientos de velas y
lamparillas de colores se encienden para representar el esplendor de la
Resurrección de Cristo. Después de Laudes todos los que están presentes se dan
unos a otros el beso de Pascua, no excluyendo ni siquiera a los mendigos. Uno
dice: “Cristo ha resucitado”; el otro contesta: “Verdaderamente ha resucitado”;
y estas palabras son el saludo de los rusos durante el tiempo de Pascua. Una
costumbre similar se adoptó, por influencia de la corte bizantina, en Roma
durante una época. El saludo era: Surrexit Dominus vere; R. Et apparuit Simoni.
(Maximilianus, Princ. Sax., Praelect. de liturg. Orient., I, 114; Martene, De
antiq. Eccl. rit., c. xxv, 5.) La Iglesia Armenia durante todo el periodo de
Pascua a Pentecostés celebra solo la Resurrección con exclusión de todas las
fiestas de los santos. El Lunes de Pascua celebran el día de Todos los Santos,
el sábado de la misma semana la Decapitación de San Juan Bautista, el tercer
domingo después de Pascua la fundación de la primera iglesia cristiana en Sión y
de la Iglesia en general, el quinto domingo la Invención de la Santa Cruz en
Jerusalén, luego el jueves la Ascensión de Cristo, y el domingo posterior la
fiesta de la gran Visión de San Gregorio. Desde Pascua a la Ascensión los
armenios nunca ayunan ni se abstienen de carne (C. Tondini de Quaranghi,
Calendrier de la Nation Arménienne). En el Rito Mozárabe de España, después del
Padre Nuestro el día de Pascua y durante la semana el sacerdote entona la
palabra "Regnum" y canta "Vicit Leo de Tribu Juda radix David Alleluja". El
pueblo responde: "Qui sedes super Cherubim radix David. Alleluja". Esto se canta
tres veces (Missale Mozarab.). En algunas ciudades de España antes de salir el
sol salen dos procesiones de la iglesia principal; una con la imagen de María
cubierta con un velo negro; otra con el Santísimo Sacramento. Las procesiones
caminan en silencio hasta que se encuentran en un lugar predeterminado; entonces
se quita el velo de la imagen de María y el clero y el pueblo cantan el “Regina
Coeli" (Guéranger, Kirchenjarh, VII, 166). Para el santuario de Emaús en Tierra
Santa, la Santa Sede ha aprobado una fiesta especial el Lunes de Pascua,
"Solemnitas manifestationis D.N.I. Chr. Resurg., Titul. Eccles. dupl. I Cl.",
con Misa y Oficio propios (Cal. Rom. Seraph. in Terrae S. Custodia, 1907).
COSTUMBRES PECULIARES DEL TIEMPO DE PASCUA
1. Risus Paschalis
Esta extraña costumbre se originó en Baviera en el Siglo XV. El sacerdote
incluía en su sermón historias divertidas que podían producir la risa a sus
oyentes (Östermarlein), vg., una descripción de cómo el demonio intenta mantener
cerradas las puertas del infierno contra Cristo que desciende. Luego el
predicador extraía la moraleja de la historia. Esta risa de Pascua, al dar
origen a graves abusos de la palabra de Dios, fue prohibida por Clemente X
(1670-1676) y en el Siglo XVIII por Maximiliano III y los obispos de Baviera (Wagner,
De Risu Paschali, Königsberg, 1705; Linsemeier, Predigt in Deutschland, Munich,
1886).
2. Huevos de Pascua
Puesto que el uso de huevos estaba prohibido durante la Cuaresma, se sacaban a
la mesa el día de pascua, coloreados de rojo para simbolizar la alegría de
Pascua. Esta costumbre se encuentra no sólo en la Iglesia Latina sino también en
las Orientales. El significado simbólico de una nueva creación de la humanidad
por Jesús resucitado de entre los muertos fue probablemente una invención de
épocas posteriores. La costumbre puede tener su origen en el paganismo, pues una
gran cantidad de costumbres paganas, que celebraban el retorno de la primavera,
se introdujeron en la Pascua. El huevo es el emblema de la vida que germina al
comienzo de la primavera. Los huevos de Pascua, se les dice a los niños, vienen
de Roma con las campanas que el Jueves van a Roma y vuelven el Sábado por la
mañana. En algunos países los padrinos dan a sus ahijados huevos de Pascua. Los
huevos coloreados se usan por los niños en Pascua en una especie de juego que
consiste en probar la resistencia de las cáscaras (Kraus, Real-Encyclopedie, s.v.
Ei). Los huevos tanto coloreados como sin colorear se usan en algunos lugares de
Estados Unidos para este juego, conocido como “escoger el huevo”. Otra costumbre
es el “rodar los huevos” por los niños el Lunes de Pascua en el césped de la
Casa Blanca en Washington.
3. El Conejo de Pascua
El Conejo de Pascua pone los huevos, por cuya razón están escondidos en una
madriguera o en el jardín. El conejo es un símbolo pagano y siempre ha sido un
emblema de fertilidad (Simrock, Mythologie, 551).
4. Balonmano
En Francia jugar a balonmano fue una de las diversiones de Pascua, que se
encuentra también en Alemania (Simrock, op. cit., 575). El balón puede
representar al sol, que se cree da tres saltos al salir en la mañana de Pascua.
Obispos, sacerdotes y monjes, tras la estricta disciplina de Cuaresma, solían
jugar al balón durante la semana de Pascua (Beleth, Expl.Div. off., 120). Esto
se llamaba libertas Decembrica, porque antiguamente en Diciembre, los señores
solían jugar al balón con sus sirvientes, doncellas y pastores. El juego de
pelota estaba relacionado con una danza, en la que tomaban parte incluso obispos
y abades. En Auxerre, Besançon, etc. la danza se ejecutaba en la iglesia a los
compases del “Victimae paschali”. En Inglaterra, también, el juego de pelota era
un deporte favorito de Pascua en el que intervenía la corporación municipal con
el debido alarde y dignidad. Y en Bury St.Edmunds, en años recientes, el juego
se mantenía con gran ánimo por doce ancianas. Tras el juego se celebraba un
banquete, durante el cual se leía una homilía sobre la fiesta. Todas estas
costumbres desaparecieron por razones obvias (Kirchenlex., IV, 1414).
5. Hombres y mujeres
El Lunes de Pascua las mujeres tenían derecho a golpear a sus maridos; el Martes
los hombres golpeaban a sus esposas, como en Diciembre los sirvientes reprendían
a sus amos. Hombres y mujeres hacían esto "ut ostendant esse mutuo debere
corrigere, ne illo tempore alter ab altero thori debitum exigat" (Beleth, I, c.
cxx; Durandus, I, c. vi, 86). En los lugares del Norte de Inglaterra los hombres
desfilan por las calles el Domingo de Pascua y reclaman el privilegio de alzar
del suelo tres veces a todas las mujeres, recibiendo en pago un beso o una
moneda de plata de seis peniques. Lo mismo se hace por las mujeres con los
hombres al día siguiente. En Neumark (Alemania) el día de Pascua los sirvientes
azotan a las doncellas con látigos; el lunes las doncellas azotan a los hombres.
Obtienen su liberación con huevos de Pascua. Estas costumbres son probablemente
de origen precristiano (Reinsberg-Düringsfeld, Das festliche Jahr, 118).
6. El Fuego de Pascua
El Fuego de Pascua se enciende en la cumbre de montañas (montañas de Pascua,
Osterberg) y debe encenderse con fuego nuevo, obtenido de la madera por fricción
(nodfyr); esta es una costumbre de origen pagano de moda por toda Europa, que
significa la victoria de la primavera sobre el invierno. Los obispos publicaron
severos edictos contra los sacrílegos fuegos de Pascua (Conc. Germanicum, a.
742, c.v.; Concilio de Lestines, a. 743, n. 15), pero no tuvieron éxito en
abolirlos en todas partes. La Iglesia adoptó la costumbre en las ceremonias de
Pascua, refiriéndola a la columna de fuego en el desierto y a la Resurrección de
Cristo; el fuego nuevo del Sábado Santo se saca del pedernal, simbolizando la
Resurrección de la Luz del Mundo de la tumba cerrada por una piedra (Missale Rom.).
En algunos lugares se arrojaba una figura en el fuego de Pascua, simbolizando el
invierno, pero para los cristianos del Rhin, Tirol y Bohemia, a Judas el traidor
(Reinsberg-Düringfeld, Das festliche Jahr, 112 y s.).
7. Procesiones y despertares
En Le Puy (Francia), desde tiempo inmemorial hasta el Siglo X, era costumbre,
cuando en el primer salmo de Maitines un canónigo estaba ausente del coro, que
algunos de los canónigos y vicarios, llevando con ellos la cruz procesional y el
agua bendita, fueran a casa del ausente, cantando el "Haec Dies", rociarle con
agua, si estaba aún en la cama, y conducirle a la iglesia. En castigo tenía que
invitar a un desayuno a sus acompañantes. Una costumbre similar se encuentra en
el Siglo XV en Nantes y Angers, donde fueron prohibidas por los sínodos
diocesanos de 1431 y 1448. En algunas partes de Alemania padres e hijos
intentaban sorprenderse unos a otros en la cama en la mañana de Pascua para
darse saludables azotes (Freyde, Ostern in deutscher Sage, Sitte und Dichtung,
1893).
8. Bendición del alimento
Tanto en la Iglesias Orientales como en la Latina, es costumbre que las
vituallas que estaban prohibidas durante la Cuaresma se bendigan por los
sacerdotes antes de comerlas el día de Pascua, especialmente la carne, los
huevos, la mantequilla, y el queso (Ritualbucher, Paderborn, 1904; Maximilianus,
Liturg. or., 117). Los que comían antes de que el alimento se bendijera, según
la creencia popular, eran castigados por Dios, a veces instantáneamente (Migne,
Liturgie, s.v. Pâques).
9. Bendiciones de la casa
La víspera de Pascua se bendicen las casas (Rit. Rom., tit. 8, c. iv) en memoria
del paso del ángel en Egipto y del señalar las jambas de las puertas con la
sangre del cordero pascual. El párroco visita las casas de su parroquia; los
apartamentos papales también se bendicen en este día. Sin embargo, la habitación
en que el Papa se encuentra con el cardenal visitante se bendice por el mismo
Pontífice (Moroni, Dizionario, s.v. Pasqua).
10. Deportes y celebraciones
Los griegos y rusos tras su larga, severa Cuaresma hicieron de la Pascua un día
de deportes populares. En Constantinopla el cementerio de Pera es el ruidoso
lugar de cita de los griegos; hay música, danzas, y todos los placeres de una
concurrencia popular oriental; la misma costumbre prevalece en las ciudades de
Rusia. En Rusia cualquiera puede entrar en los campanarios en Pascua y tocar las
campanas, un privilegio del que muchas personas se prevalen.
DUCHESNE, Orig. du Culte Chret. (París, 1889); KELLNER, Heortologie (Friburgo de
Br., 1906); PROBST, Die altesten römischen Sacramentarien und Ordines (Münster,
1892); GUERANGER, Das Kirchenjahr, Ger. tr. (Maguncia, 1878), V, 7; KRAUS, Real-Encyk.;
BERNARD, Cours de Liturgie Romaine; HAMPSON, Calendarium Medii AEvi (Londres,
1857); Kirchenlex., IX, cols. 1121-41; NILLES, Calendarium utriusque Ecclesiae
(Innsbruck, 1897); MIGNE, La Liturgie Catholique (París, 1863); BINTERIM,
Denkwurdigkeiten (Maguncia, 1837); GROTEFEND, Zeitrechnung (Hannover,
1891-1898); LERSCH, Einleitung in die Chronologie (Friburgo, 1899); BACH, Die
Osterberechnung (Friburgo, 1907); SCHWARTZ, Christliche und judische Ostertafeln
(Berlín, 1905); Suntne Latini Quartodecimani? (Praga, 1906); DUCHESNE, La
question de la Paque du Concile de Nicee in Revue des quest. histor. (1880), 5
sq.; KRUSCH, Studien zur christlish- mittelalterlichen Chronologie (Leipzig,
1880); ROCK, The Church of Our Fathers (Londres, 1905), IV; ALBERS, Festtage des
Herrn und seiner Heiligen (Paderborn, 1890).
FREDERICK G. HOLWECK
Transcrito por John Wagner y Michael T. Barrett
Traducido por Francisco Vázquez