Orden 
Teutónica 
EnciCato
Orden militar medieval organizada como los Hospitalarios de San Juan, que cambió 
de residencia tan a menudo como esta última. Estas residencias, que marcan 
varias etapas en su desarrollo, son: (1) Acre, su cuna en Palestina (1190-1309); 
(2) Marienburg, Prusia, el centro de sus dominios temporales como principado 
militar (1309-1525); (3) Mergentheim en Franconia, que heredó las posesiones 
restantes tras la pérdida de Prusia (1524-1805); (4) finalmente, Viena en 
Austria, donde la orden ha reunido los restos de sus rentas y sobrevive como 
orden puramente hospitalaria. Una rama protestante subsiste igualmente en 
Holanda. 
(1) Hubo ya un hospital teutónico para peregrinos procedentes de Alemania en el 
Reino Latino de Jerusalén, con una iglesia dedicada a la Santísima Virgen, que 
aún es la patrona de la orden y de la cual procede el nombre de marianos que a 
veces es dado a sus miembros. Pero este establecimiento, que se encontraba bajo 
la jurisdicción del Gran Maestre de San Juan, fue destruido tras la conquista de 
Jerusalén por Saladino (1187). Durante la Tercera Cruzada, peregrinos alemanes 
procedentes de Bremen y Lübeck establecieron con el duque de Holstein un 
hospital provisional bajo las murallas sitiadas de Acre, constituido por una 
gran tienda construida con las velas de sus barcos, en la cual eran recibidos 
los enfermos de sus países (1190). Tras la captura de Acre, este hospital se 
estableció permanentemente en la ciudad con la colaboración de Federico de 
Suabia, jefe de la cruzada alemana, al tiempo que le fueron asignados monjes 
caballeros para la defensa de los peregrinos. La Orden de los Caballeros 
Teutónicos fue y ocupó su sede después de las otras dos órdenes de Jerusalén, 
los Hospitalarios y los Templarios. Tan pronto como en 1192 le fueron asignados 
por Celestino III los mismos privilegios que a la Orden de San Juan, cuya regla 
hospitalaria adoptaron, y que a la Orden del Temple, de la cual tomó su 
organización. Inocente III en 1205 les otorgó el uso de hábitos blancos con una 
cruz negra. Los emperadores de la casa de Suabia les colmaron de favores. 
Además, se pusieron del lado de Federico II incluso después de que hubiera roto 
con el papado, en oposición a las otras dos órdenes militares. Durante la Cuarta 
Cruzada, cuando las puertas de Jerusalén fueron por última vez abiertas a los 
cristianos, bajo el comando de este emperador, los Caballeros Teutónicos 
pudieron tomar de nuevo posesión de su primera casa, Santa María de los Alemanes 
(1229). Pero no fue por mucho tiempo, y antes del fin de aquel siglo abandonaron 
Palestina, que había caído nuevamente bajo el yugo del Islam (1291). 
(2) Una nueva etapa fue abierta por su celo religioso y militar en Europa 
Oriental, contra los paganos de Prusis. Esta costa del Báltico, de difícil 
acceso, había resistido hasta entonces a los esfuerzos de los misioneros, muchos 
de los cuales habían dejado allí sus vidas. Para vengar a estos cristianos fue 
predicada una cruzada; una orden militar fundada con este objeto, la de los 
Schwertzbrüder (Portadores de Espada, ver ÓRDENES MILITARES), no habían tenido 
mucho éxito, cuando un duque polaco, Conrado de Masovia, determinó pedir ayuda a 
los Caballeros Teutónicos, ofreciéndoles a cambio el territorio de Culm con todo 
aquello que pudieran arrebatar a los infieles. Hermann de Salza, cuarto Gran 
Maestre de la orden, fue autorizado para realizar este cambio por Honorio III y 
el emperador Federico II, quien, además, le elevo al rango de príncipe del 
imperio (1230). El caballero Hermann Balk, nombrado Provincial de Prusia, con 
veintiocho de sus hermanos caballeros y un ejército de cruzados alemanes comenzó 
esta lucha que duró veinticinco años y fue seguida por la colonización. Debido a 
los privilegios asegurados a los colonos alemanes, nuevos pueblos crecieron en 
todas partes y con el tiempo germanizaron un país cuyos nativos pertenecían a la 
raza leto-eslava. Desde entonces la historia de este principado militar se 
identifica con la de Prusia (q.v.). En 1309 el quincuagésimo Gran Maestre, 
Sigfrido de Feuchtwangen, transfirió su residencia desde Venecia, donde en esta 
época los caballeros tenían su casa principal, hasta el castillo de Marienburg, 
donde construyeron una formidable fortaleza. 
El número de caballeros nunca superó el millar, pero la totalidad del país se 
organizó militarmente, y con la constante llegada de nuevos cruzados la orden 
fue capaz de sostenerse entre sus vecinos, especialmente los habitantes de 
Lituania, que eran de la misma raza que los nativos de Prusia y, como ellos, 
paganos. En la batalla de Rudau (1307) los lituanos fueron derrotados, y se 
convirtieron pocos años después con su gran duque Jagellon, que abrazó el 
cristianismo al casar con la heredera del Reino de Polonia (1386). Con este 
acontecimiento, que puso fin al paganismo en esta zona de Europa, los Caballeros 
Teutónicos perdieron su razón de ser. Desde entonces su historia consistió en 
una sucesión de incesantes conflictos con el rey de Polonia. Jagellon les 
infligió una derrota en Tannenberg (1410), que les costó 600 caballeros y 
arruinó sus finanzas; con el fin de repararlas, la orden se vio obligada a tomar 
recursos de exacciones, lo que hizo alzarse a la nobleza nativa y a las 
ciudades, proporcionando a los polacos una nueva oportunidad para interferir 
contra la orden. Una nueva guerra costó a la orden la mitad de sus territorios, 
y la otra mitad pudo ser sostenida solamente bajo el vasallaje del rey de 
Polonia (Tratado de Thorn, 1466). La pérdida de Marienburg provocó la 
transferencia de la residencia del Gran Maestre a Königsberg. Para mantenerse 
frente a los reyes de Polonia, la orden tuvo que depender de Alemania y que 
confiar el cargo de Gran Maestre a príncipes alemanes. Pero el segundo de estos, 
Alberto de Brandenburgo (1511), abusó de su posición y secularizó Prusia, al 
tiempo que abrazaba el luteranismo (1525). Esto hizo de Prusia un feudo 
hereditario de su casa bajo el vasallaje de la Corona de Polonia. 
(3) Sin embargo, los dignatarios de la orden en el resto de Alemania preservaron 
fielmente sus posesiones, y habiendo roto con el apóstata eligieron un nuevo 
Gran Maestre, Gualterio de Cronenberg, que fijó su residencia Mergentheim, en 
Franconia (1526). Tras la pérdida de Prusia, la orden mantenía aún doce bailías 
en Alemania, que fueron perdiéndose una por una. La secesión de Utrecht (1580) 
significó la pérdida de la bailía de ese nombre en los Países Bajos. Luis XIV 
secularizó sus posesiones en Francia. El tratado de Lunéville (1801) les quitó 
sus posesiones en la orilla izquierda del Rin, y en 1809 Napoleón otorgó sus 
posesiones en la orilla derecha a sus aliados de la Confederación del Rin. Los 
Caballeros Teutónicos conservaron únicamente la bailía del Tirol en Austria. 
(4) De esta forma la orden pasó a ser exclusivamente austríaca, bajo la suprema 
autoridad del Emperador de Austria, que reservaba la dignidad de Gran Maestre 
para un archiduque de su casa. Desde 1894 fue ostentada por el Archiduque Eugene. 
A principios del siglo XX había veinte caballeros profesos ligados por el 
celibato que disfrutaban de un beneficio de la orden, y treinta caballeros de 
honor que no estaban ligados por esa observancia, pero que debían proporcionar 
una cuota de entrada de 1500 florines y una contribución anual de 100 florines. 
Además, su admisión exigía una prueba de nobleza. Las rentas de la orden se 
destinaban a obras religiosas, y estaban a cargo de 50 parroquias, 17 escuelas y 
9 hospitales, para lo cual sostenía dos congregaciones de sacerdotes y cuatro de 
hermanas. Además, proporcionaba una ambulancia en tiempos de guerra; la orden 
pagaba el coste de la ambulancia, mientras que el personal lo formaban marianos 
laicos. De esta forma, tras diversas vicisitudes, los Caballeros Teutónicos 
recuperaron su carácter de hospitalarios. Además de esa rama católica en 
Austria, la orden tenía una rama protestante en la antigua bailía de Utrecht, 
cuyas posesiones habían sido preservadas del beneficio de la nobleza del país. 
Los miembros, elegidos por el capítulo de caballeros, debían dar prueba de 
nobleza y profesar la religión calvinista, pero estaban dispensados del 
celibato. Cuando Napoleón tomó posesión de Holanda en 1811 suprimió esta 
institución, pero tan pronto como en 1815 el primer Rey de los Países Bajos 
Guillermo I de Orange, la restableció, declarándose su protector. La orden, a 
principios del siglo XX, comprendía 10 comandantes, Jonkheeren, y aspirantes (expectanten), 
que pagaban una cuota de admisión de 525 florines y tenían el derecho de portar 
en el ojal una pequeña cruz de la orden. 
Histoire de l'ordre teutonique par un chevalier de l'ordre (4 vols., Paris, 
1784); VOIGT, Gesch. des deutschen Ritterordens (Berlin, 1859); KÖHLER, 
Ritterzeit, II (Breslau, 1886); LAVISSE, Les chevaliers teutoniques en Preusse 
in Revue des Deux Mondes (Paris, 1879); Rangliste u. Personalstatus des 
deutschen Ritterordens für das Jahr 1909 (Viena, 1909); Staatsalmanach der 
Nederlanden (La Haya, 1911). 
CH. MOELLER 
Transcrito por Markian Pelech
Traducido por Juan Carlos López Almansa