Lepanto
EnciCato
Nombre italiano con que se designa a Naupacto (Naupactus), sede metropolitana
titular del antiguo Epiro. Parece ser que el término Naupactus (arsenal) se
originó en este lugar por la tradición de construcción de escuadras por parte de
los Heráclidas (Estrabón, IX, ix, 7). El lugar debió de haber sido elegido por
su sólida posición en altura, las fértiles llanuras de sus alrededores, y por
sus numerosos arroyos.
Situada en la costa de Locris, perteneció en un principio a los locrios ozolanos,
pero fue posteriormente tomada por los atenienses, que en el año 455 a.C.,
después de la 3ª Guerra de Mesenia, establecieron allí a los ilotas mesenios,
enemigos acérrimos de los espartanos (Pausanias, IV, xxv, 7; X, xxxviii, 10).
Después de la batalla de Egospótamos (404 a. C.), los espartanos capturaron
Naupacto, expulsaron a los mesenios y reestablecieron en la ciudad a los locrios
ozolanos.
Luego pasó sucesivamente a manos de los aqueos, de los tebanos y de Filipo de
Macedonia, que se la entregó a los etolios, por lo que en ocasiones se la
denominó “la ciudad de los etolios” (Estrabón IX, iv,7). Resistió ferozmente
durante dos meses a los romanos al mando de M. Acilio Glabio, hasta que
finalmente tomaron la ciudad (191 a.C.). Pausanias vio un templo de Poseidón
cerca del mar, otro de Artemisa, una cueva dedicada a Afrodita y los restos de
un templo de Escolapio. Durante el reinado de Justiniano, Naupacto fue destruida
casi en su totalidad por un terremoto (Procopio, “Bell. Goth.”, IV, xxv).
Le Quien (Oriens Christianus, II, 197-200) menciona solamente diez de sus
obispos griegos, el primero de los cuales participó en el Concilio de Éfeso
(431), pero en otras listas manuscritas aparecen 98 nombres. La sede
metropolitana de Naupacto dependía del papa en calidad de Patriarca de
Occidente, hasta que en el 733 León III Isaurio la incorporó al Patriarcado de
Constantinopla. A comienzos del siglo X tenia ocho sedes sufragáneas (Gelzer,
“Ungedruckte .... texte der Notitiae episcopatuum”, Munich, 1900, p. 557); nueve
en 1175 bajo el emperador Manuel Comneno (Parthey, “Hieroclis Synecdemus”,
Berlín, 1866, p. 121), pero reducidas a cuatro a finales del siglo XV (Gelzer,
op. cit., 635). En 1827 fue incorporada a la Iglesia Griega Ortodoxa;
posteriormente se suprimió la sede en 1900 y fue sustituida por la Sede de
Acarnia y Naupacto, cuyo centro es Missolonghi; los límites de esta diócesis son
similares a las de Etolia y Acarnia. Le Quien (Oriens Christ. III, 995) y Eubel
(Hierarchia medii aevi, I, 379; II, 222) mencionan aproximadamente veinte
arzobispos latinos durante el período de dominación franca en los siglos XIV y
XV.
Ocupada por los turcos en 1498, Lepanto ha pasado a la historia fundamentalmente
por la victoria que obtuvo la escuadra combinada de los estados pontificios,
España, Venecia y Génova bajo el mando de D. Juan de Austria, sobre la flota
turca el 7 de octubre de 1571. Esta última estaba formada por 208 galeras y 66
embarcaciones menores; la flota cristiana tenía un tamaño similar. Los cruzados
perdieron 17 barcos y 7.500 hombres; 17 barcos turcos fueron hundidos y 177
capturados, con unas bajas entre 20.000 y 30.000 hombres, siendo además
liberados de las galeras turcas de 12.000 a 15.000 esclavos cristianos,
utilizados como remeros. Sin embargo, a pesar de que esta victoria no cumplió
todas las expectativas que se esperaba de ella, porque al año siguiente los
turcos reaparecieron con una flota de 250 navíos ante Modón y el Cabo de Matapán
buscando en vano el enfrentamiento con los cristianos, sí es cierto que tuvo la
gran importancia de ser la primera gran derrota de los infieles en el mar. Desde
1687 hasta 1689 estuvo en manos de los venecianos y luego de los turcos hasta
1827, año en que se convirtió en parte del nuevo reino de Grecia. En la
actualidad Naupacto, capital de distrito de la provincia de Acarnia y Etolia,
tiene 4.500 habitantes, todos ellos griegos ortodoxos. La rada es bastante
pequeña y enarenada; el estrecho enlaza la bahía de Patras con el Golfo de
Corinto.
S. VAILHÉ
Transcrito por John Francis Mary Freeman
A la mayor gloria de Nuestra Señora del Socorro de los Cristianos
Traducido por Daniel Gutiérrez Carreras