Josué
EnciCato
(Joshua)
Es el nombre de ocho personas del Antiguo Testamento, y uno de los Libros
Sagrados.
('Oseé), un Betsamita en cuyos campos el arca paró en su camino de regreso de la
tierra de los Filisteos a Judá (Reyes I, vi, 14.18)
('Iesoûs), gobernador de Jerusalén cuyos altares idólatras fueron destruidos por
el Rey Josias, durante los últimos intentos por destruir la maldad traída por su
padre Amón y su abuelo Manases (IV Reyes, xxii,8).
('Iesoûs), hijo de Josedec y gran sacerdote que regresó con Zorobabel de la
Captura Babilónica de Jerusalén (I Esd., ii, 2; II Esd., vii, 7; xxi, 1). En I y
II Esd. la Vulgata lo llamó Josué; en Agg. y Zach., Jesús. Ayudó a Zorobabel en
la reconstrucción del Templo, y estaba muy celoso de la restauración de la
religión de Israel (I Esd., iii, 2, 8; iv, 3; v, 2). Es a él quien Zacarías vio
en visiones despojado de sus ropas harapientas y vestido con túnicas limpias y
mitra, mientras el ángel del Señor proclamaba como sumo sacerdote el tipo del
Mesías que estaba por venir (Zach., iii).
('Iesoué, 'Iesoû), un cabeza de la familia de Phahath Moab, una de las familias
nombradas en la lista de los Israelitas que regresaron del Exilio Babilónico. (I
Esd., ii, 6; II Esd., vii, 11).
('Iesoî 'Iesoû), una de las cabezas de la familia de sacerdotes de Idaia, tal
vez, el sumo sacerdote Josué mencionado con anterioridad. (I Esd., ii, 36; II
Esd., vii, 39).
('Iesoûs, 'Iesoû), el nombre de la familia sacerdotal descendiente de Oduia,
como asimismo de varias cabezas de esa familia luego del Exilio (I Esd., ii, 40;
iii, 9; viii, 33; II Esd., iii, 19; vii, 43; viii, 7; ix, 4, 5; xii, 8, Vulg.
Jesua; xii, 24).
('Iesía), uno de los hijos de Herem a quien se le ordenó dejar a sus esposas
tomadas de una tierra extranjera. (I Esd., x, 31).
(Primero llamado Osías; Sept. 'Iesoûs, primero Aúsé), el hijo de Nun; la
genealogía de la familia es señalada en I Par., vii, 20-27; pertenecía a la
tribu de Efraín. Josué dirigía el ejército de Israel, luego del Éxodo en su
batalla con Amalec (Ex., xvii, 9-13), fue llamado el ministro de Moisés (xxiv,
13), acompañó al gran dador de ley hacia y desde el Monte Sinaí (xxxi, 17) y en
el tabernáculo del pacto (xxxiii, 11), y actuó como uno de los doce espías que
Moisés enviara para avistar la tierra de Canaan (Num., xiii, 9). En esta
ocasión, Moisés cambió el nombre de su servidor de Osías a Josué (Num., xiii,
17). El nuevo nombre significa, más cercanamente “Yahvé es salvación”. Josué y
Caleb en sí mismos, hablan bien de la tierra, aunque la gente deseaba
apedrearlos por no murmurar y donde estos dos (Num., xiv, 38). Josué fue elegido
por Dios para suceder a Moisés. Las palabras de la elección muestran el carácter
del escogido (Num., xxvii, 17-18). Ante Eleazar y toda la asamblea de la gente,
Moisés puso sus manos sobre Josué. Luego, éste soldado fue propuesto por Moisés
al pueblo para que los dirigiera a la tierra más allá del Jordán (Deut., xxxi,
3),y fue ordenado por el Señor a hacerlo (xxxi, 23). Luego de la muerte de
Moisés, Josué fue llenado del espíritu de sabiduría y fue obedecido por los
hijos de Israel (Deut., xxxiv, 9). El resto de la historia de Josué es relatada
en el Libro de Josué.
El Libro de Josué
El sexto libro del Antiguo Testamento; bajo la planificación de los críticos, el
último libro del Hexateuch (Ver PENTATEUCO). En los Padres, este libro es
llamado a menudo “La Nave de Jesús”. El nombre data de los tiempos de Orígenes,
quien tradujo del hebreo “hijo de Nun” por uìòs Nauê e insistió que Nave era un
tipo de barcaza; por lo tanto bajo el nombre de Nave de Jesús muchos Padres ven
el tipo de Jesús, el Barco por el cual el mundo es salvado.
Contenidos
El libro de Josué contiene dos partes: la conquista de la tierra prometida y la
division consecuente. (a) La Conquista (i-xii). Josué ingresa a la tierra
prometida, luego de haber sido confirmado por sus espías que el camino era
seguro. Era el décimo día del primer mes, cuarenta y un años luego del Éxodo. El
canal del Jordán estaba seco durante el pasaje de Israel
(i-iii) Se erigió un monumento en el seno del Jordán y uno en Galdal que
conmemora el milagro. Los campos de Josué en Galgal (iv). Los Israelitas nacidos
durante el viaje fueron circuncidados; la pascua es comida por primera vez en la
tierra prometida; el mamá deja de caer; Josué es fortalecido por la visión de un
ángel (v). Los muros de Jericó caen sin viento; la ciudad es saqueada; sus
habitantes muertos; sólo la familia de Rahab es perdonada (vi). Israel se
levanta contra Hai (vii-viii,29); instala un altar en el Monte Hebal; subyuga a
los Gabonitas (viii, 30-ix), vence a los reyes de Jerusalem, Hebron, Jerimoth,
Lachis y Eglon; captura y destruye Maced, Lebna, Lachis, Eglon, Hebron, Dabir y
el Sur incluso Gaza; marcha al Norete y vence a las fuerzas combinadas de los
reyes en las aguas de Meron (x-xii). (b) La División de la Tierra ante las
Tribus de Israel (xiii-xxii). Epílogo: último mensaje y muerte de Josué (xxiii
and xxiv).
Canon
En el canon judío, Josué está entre los Primeros Profetas Josué, Jueces y los
cuatro Libros de los Reyes. No fue agrupado con el Pentateuco, principalmente
porque, a diferencia de Éxodo y Levíticos, no contenía el Torah o ley; también
porque los cinco libros del Torah fueron asignados a Moisés (ver Pentateuco). En
el canon Cristiano, Josué nunca tuvo el mismo lugar que tuvo en el canon judío.
Unidad
Casi todos los no católicos han seguido las críticas sobre el tema del “Hexateuco”;
inclusive el conservador Hastings, “Diccionario de la Biblia” ed. 1909, daba por
sentado que Josué es una labor post-exilio. La primera parte, ( i-xii) está
constituída por dos documentos, probablemente J y E (Elementos Jehovaístico y
Elohísticos) reunidos por J E y luego revisados por el editor Deuteronómico (D);
a éste último se le adjudica todo el primer capítulo. Muy poco de este trabajo
es P (el compilador del Código Sacerdotal). En la segunda parte (xiii-xxii) los
críticos no están seguros si la última edición fue trabajo del Deuteronomio o
del editor Sacerdotal; concuerdan en que la misma mano de J, E, D y P se
trabajan en ambas partes y que las porciones que deben ser asignadas a P tienen
características que no todas se encuentran en su trabajo en el Pentateuco. La
reacción final es post Exilio, un trabajo realizado cerca del 440-400 A.C. En
breve, tal es la teoría de los críticos, que difieren como siempre en materia de
los detalles asignados a varios escritores y el orden de las ediciones, la cual
todos asumen como ciertamente hecha. (Ver G.A. Smith y Welch en Hastings
“Diccionario de la Biblia” ediciones largas y pequeñas respectivamente, s.v.
“Josué”; Morre en Cheyne “Encyclopedia Biblica”; Wellhausen,
"Die Composition des Hexateuchs und der historischen Bücher des A. T.", Berlin,
1889; Driver, "Introd. A la Lit. del Antiguo Testamento", New York, 1892, 96.)
Los judíos no conocían tal Hexateuco, los seis libros establecidos juntos por un
editor final; siempre mantuvieron una distinción clara entre el Pentateuco y
Josué, y en cambio, relacionaron a Josué con Jueces más que con el Deuteronomio.
El bien conocido prefacio al Eccls (sept) separa la “Ley” de los “Profetas”. Los
Samaritanos tienen el Torah completamente separado del recientemente descubierto
Josué el Samaritano.
Los Católicos, casi universalmente defienden la unidad de Josué. Es cierto que,
antes del decreto de la Comisión Bíblica sobre la cuestión de la múltiple
autoría del Pentateuco, algunos católicos asignaron a Josué como también a los
cinco libros Mosaicos, a J,E,D y P. Los académicos Bíblicos católicos están a
favor de la unidad pre-exilio de la composición de Josué y su independencia
editorial del Pentateuco. Esta independencia es señalada por la integridad y
originalidad del plan del libro. Hemos visto la unidad de este plan en la
conquista de Josué y la división de la tierra prometida. El propósito llevado a
cabo está claro en la historia del pueblo escogido luego de la muerte de Moisés.
El propósito del Pentateuco era muy distinto, el codificar las leyes del pueblo
escogido como así también darle continuidad a su historia primitiva. En Josué,
ninguna ley es codificada. Los críticos argumentan que la muerte de Moisés dejó
un vacío que debe ser llenado, por ejemplo, la conquista de la tierra prometida
y, por lo tanto, postulan esta conquista para la integridad histórica, si no por
la legal, del Pentateuco. Tal hipótesis podría justificar uno si postula también
que la historia de la conquista luego de la muerte de Josué era necesaria para
la integridad histórica del Pentateuco. Nuevamente, la integridad de la
narrativa de Josué sobre la conquista de la tierra prometida está clara desde el
hecho que repite datos que ya habían sido dados en el Pentateuco y son detalles
de aquella conquista. Las órdenes de Moisés a los niños de Rubén y Gad están
claramente planteados en el Pentateuco (Números xxxii, 20 sqq.); así también, es
la ejecusión de estas órdenes por los Rubenitas y Gaditas en las tierras de los
Amorritas y de Basan (Numeros, xxxii, 33-38). Si Josué es parte de un compuesto
y posterior composición tardía con los cuales los críticos hicieron los libros
Mosaicos, ¿cómo es posible que está misma data en relación a los hijos de Rubén
y de Gad se repiten por los supuestos Deuteronómicos D1 o D2 cuando el unificó
el J y E y P de Josué? ¿ Porqué irrumpe sobre su narrativa continua (ver Jos.,
i, 12; xiii, 15-28)?
¿Porqué esta inútil repetición de los mismos nombres, si no fuera por la unidad
de la composición de Josué? ¿Porqué se repiten los nombres de las ciudades de
refugio (cf. xx, 8; Deut., iv, 41 sqq.)? Para responder estas y otras
dificultades similares, los críticos han recurrido a un inexacto subterfugio D1
o D2 aparecidos en la escuela moderna de criticismo; de ahí, sus desatinos. No
podemos aceptar a un escritor tan cómodamente y libre de manos como editor
inspirado y escogido por Dios del Pentateuco y Josué. Para una refutación total
de los críticos, ver “Introducción Especializada en Historia, V.T. Libros”, II
de Cornely, (Paris, 1887,177).
Autoría
El Libro de Josué fue ciertamente escrito antes del tiempo de David, por los
Canaanitas aún esparcidos en Gazer (xvi, 10), los Jebusitas en Jerusalén (xv,
63), y Sidón quien tenía supremacía en Fenicia (xvi, 28); ya sea antes del
tiempo de Salomón, los Egipcios habían conducido a los Canaanitas de Gazer (
Reyes III, ix, 16), David había capturado Jerusalén en el octavo año de su
reinado (Reyes II, v, 5), y Tiro (siglo 12 A.C.) había suplantado a Sidón en la
supremacía de Fenicia. Más aún, durante el tiempo de David, ningún escritor pudo
haber establecido sus aliados, los fenicios entre los pueblos a ser destruidos (xiii,
6).
Evidencia interna favorece la visión que el autor vivió no mucho tiempo después
de la muerte de Josué. El territorio asignado a cada tribu está bastante
exactamente descrita. Solo la tierra designada a Efraín está establecida (xvi,
5) porque la ocupación fue demorada (xvii, 16); por otro lado, se nos cuenta no
solo de la porción de tierra asignada a Judá y Benjamín, sino también de las
ciudades capturadas (xv, 1 sgtes; xvii, 11 sgtes); en cuanto a las otras tribus,
el progreso hecho en ganar las ciudades de su lote se nos narra con una
precisión que no se podría explicar sin admitir que la narrativa en su redacción
final, es post exilio. Sólo el inadmisible chambón de los inexactos D1 o D2
servirán para dejar fuera este argumento.
El problema que persiste: ¿Acaso Josué escribió todo salvo el epílogo? Los
católicos están divididos. Muchos de los Padres, parecen haberlo tomado como un
hecho que el autor es Josué; aunque siempre hay católicos quienes asignan el
trabajo a alguien poco después de la muerte del gran líder. Teodoro (In Jos.,
q.xiv), Seudo-Atanasio (Synopsis Sacr. Scrip.), Tostato (En Jos.,i,q.xiii; vii)
Maes ("Josue Imperatoris Historia", Antwerp, 1574), Haneberg ("Gesch. der bibl.
Offenbarung", Ratisbon, 1863, 202), Danko ("Hist. Rev. Div. V. T.", Viena, 1862,
200), Meignan ("De Moïse à David", Paris, 1896, 335), y muchos otros autores
Católicos admiten que el Libro de Josué contiene signos de edición posterior;
aunque todos insisten que esta edición fué hecha antes del Exilio.
Historicidad
La Comisión Bíblica ( 15 Feb., 1909) ha decretado la historicidad de la
narrativa primitiva del Gen., i-iii; a fortiori no tolerará que un Católico
niegue la historicidad de Josué. La principal objeción de los racionalistas al
valor histórico del libro es la casi sobrecogedora fuerza de los milagros que se
encuentran en él; esta objeción no tiene valor para el exegeta católico. Otras
objeciones han sido anticipadas en el tratamiento de la autenticidad del
trabajo. Una respuesta completa a las objeciones racionalistas, pueden ser
encontradas en los trabajos estándares de Católicos en las introducciones. Los
santos, Pablo (Heb., xi, 30,31; xiii,5) Santiago (ii, 25), y Esteban (Hechos,
vii, 45), la tradición de la Sinagoga y la Iglesia aceptan el Libro de Josué
como histórico. Para los Padres, Josué fue una persona histórica y un emblema
del Mesías. Como un antídoto a las acusaciones que Josué fue cruel y homicida,
etc, se deben leer los relatos Asirios y Egipcios del casi contemporáneo
tratamiento del vencedor. San Agustín resolvió la dificultad racionalista
diciendo que las abominaciones de los Canaanitas merecieron el castigo que Dios,
como Maestro del mundo, les impartió por la mano de Israel (en Hept., III, 56;
P.L., XXXIV, 702, 816). Estas abominaciones de adoración fálica y sacrificios
infantiles fueron probadas por las excavaciones del Fondo para la Exploración
Palestina en Gaza.
Texto
El Septuagésimo está preservado en dos textos revisados diferentes, el
Alejandrino (A) y el Vaticano (B) y varían considerablemente del Masora; la
Vulgata a menudo difiere de todos los tres. (iii, 4; iv, 3, 13; v, 6). El Josué
Samaritano, recientemente descubierto, se asemeja más al Sept, que al Masora.
Padres: ORIGEN, Eclectum in Jesum Nave in P. G., XII, 819-825); Agustín,
Quæstiones in Heptateuchum in P.L., XXXIV, 547). Escritores Modernos: MAES, op.
cit.; CALMET, Comm. Lit. in Omnes Libros N. et V. Test. (Würzburg, 1788);
SERARIUS, Josue, etc. (Mainz, 1610); BONFRÈRE, Josue, Judices, Ruth (Paris,
1733); también trabajos mencionados en el cuerpo del artículo. Protestantes:
SPEAKER's Bible, II (London, 1872); KÖNIG, Alttest Studien, i. Authentie des
Buches Josua (1836).
WALTER DRUM
Transcrito por WGKofron
Agradecimientos a la Iglesia de Santa María, Akron, Ohio
Traducido por Carolina Eyzaguirre Arroyo