Feudalismo
EnciCato
Este término se deriva del Ario Antiguo pe'ku, de aquí el Sánscrito pacu,
"castillo"; así como también del latín pecus (cf. Pecunia); del antiguo Alto
Germano fehu, fihu, "castillo", "propiedad", "dinero"; del antiguo frisón fia;
antiguo sajón fehu; inglés antiguo feoh, fioh, feo, fee. Esta es una palabra
indefinible para representar la evolución progresiva de la organización europea
durante siete siglos. Sus raices se fundan en las condiciones sociales de los
pueblos primitivos, y sus ramificaciones se extienden en el desarrollo militar,
político y judicial hasta nuestros días. Aún se puede llegar más lejos dentro
del limitado alcance de una definición si una licencia suficiente se aplica a su
doble talante. El feudalismo (como cualquier otra disposición sistemática de
fuerzas civiles y religiosas en un estado) comprende deberes y derechos, de
acuerdo a si se mira desde un punto de vista local o central. (1) Considerando
los deberes envueltos en él, el feudalismo puede ser definido como un sistema
contractual en el que la nación es representada igualmente por el rey entregando
tierras a individuos que pagan una renta y haciendo un trabajo gubernamental no
solamente en forma de un servicio militar, sino además en el séquito de la corte
real. Originalmente por cierto, comenzó como un sistema militar. Se hizo
imitando al Imperio Romano tardío, el cual por las incursiones germánicas
retribuía con concesiones de tierras a individuos en condiciones de prestar
servicio militar (Palgrave, "English Commonwealth", I, 350, 495, 505), de aquí
el Imperio Carolingio adoptó el mismo procedimiento. De esta forma los ataques
daneses del siglo noveno fueron enfrentados por un ejército semi-profesional,
mejor armado y más eficiente tácticamente que las antiguas levas germánicas.
Este método de formación de una fuerza nacional en armas por concesión de
tierras a individuos es perfectamente normal en la historia, lo atestigua el
timar, estado feudal turco (Cambridge Modern History, I, iii, 99, 1902), el
estado feudal de soudée de los Reinos Latinos Orientales (Bréhier, "L'Eglise et
l'Orient au moyen âge", Paris, 1907, iv, 94), y, en cierta medida, la uchelwyr
galesa (Rhys y Jones, "El Pueblo Galés", Londres, 1900, vi, 205). En pleno
feudalismo los gobiernos promedio eran de aficionados pagados en tierras más que
de profesionales pagados en dinero. Por esto, tal como podemos ver, una de las
causas de la decadencia del feudalismo fue la sustitución en cada rama de la
vida civil del "vínculo por dinero" por el "vínculo por terrenos". El
feudalismo, asimismo, por la relación entre los propietarios de la tierra con el
trabajo gubernamental, fue una larga via hacia la solución de la dificultad
siempre presente de la controversia sobre la propiedad; no, por cierto, por un
verdadero sistema de nacionalización del territorio, sino inspirando a los
señores a trabajar por la nación en retribución por los derechos de posesión de
la propiedad de la tierra. De esta manera, gradualmente, se aproxima a, y
haciendo realidad, el ideal político de Aristóteles, "Posesión privada y uso
común" (Política, II, v, 1263, a). En cierta medida, po lo tanto, el feudalismo
aún existe, permaneciendo como la gran justificación de los terratenientes
modernos dondequiera que -- como comisarios, jueces de paz, etc.-- ellos hacen
trabajo gubernamental no remunerado. (2) En una mirada a los derechos creados,
el feudalismo puede ser definido como "un sistema gradual basado en la tenencia
de la tierra en la cual cada señor juzga, cobra impuestos y dirige a la clase
social que está por debajo de él" (Stubbs, "Constitutional History", Oxford,
1897, I, ix, 278). Un resultado de esto fue que, todas las veces que una
Constitución de Libertades fue arrancada por la baronía de parte del rey, las
más recientes siempre se las arreglan para mantener las concesiones de sus
inquilinos principales similares a la concesión por sus vasallos inferiores (cf.
Stubbs, "Select Charters", Oxford, § 4, 101, &60, 304). Otra cosa seria pérdida
de beneficios, puesto que, mientras el feudalismo central convertía la soberanía
en propiedad de la tierra, el feudalismo local convertía la propiedad de la
tierra en soberanía.
I. Orígenes
II. Causas
III. Esencia
IV. Iglesia y Feudalismo
V. Resultados
1. Resultados negativos
2. Buenos resultados
VI. Decadencia del feudalismo
I. Orígenes
Las fuentes del feudalismo surgen de la mezcla de los usos bárbaros y las leyes
romanas (Maine, "Ancient Law", Londres, 1906, ix). Para explicar esta relación
se debe producir la transformación que ocurre en el Imperio Romano a comienzos
del siglo cuarto. Alrededor de esa fecha Diocleciano reorganiza el imperio con
el establecimiento de una enorme burocracia, y al mismo tiempo lo incapacita con
su abrumadora carga impositiva. El resultado obvio fue el abatimiento de las
clases libre en esclavos, y la barbarización del Imperio. Antes del año 300 d.C.
el terrateniente ausente cultivaba las tierras por medio de una familia rustica
o cuadrilla de esclavos, tan de propiedad suya como sus propiedades transables,
aunque otros podían labrar sus campos con trabajo asalariado. Dos causas
extendieron e intensificaron este sistema de esclavitud organizada: (1) la
legislación Imperial donde dos terceras partes de la riqueza de un hombre debe
estar en la tierra, y de esta manera impedir la acumulación de metálico, y
prevenir los intentos de ocultar riquezas y evadir los impuestos. Por esto la
tierra se convirtió en el medio de intercambio más que el dinero, esto es, la
tierra no era arrendada por una renta sino a cambio de un servicio. (2) La
abrumadora carga de impuestos que cae sobre la tierra (tributum soli) obliga a
los pequeños propietarios a colocarse a si mismos bajo su vecinos ricos, que
pagan los impuestos por ellos, a cambio de lo cual ellos estaban
consiguientemente obligados a realizar servidumbre (obsequium) en trabajo y
especies. Así estaban atados al suelo (ascripti glebae), en una dependencia no
transferible. Sobre ellos el señor tenía poderes de corrección, no evidentes, de
jurisdicción.
Entretanto, los esclavos mismos eran propiedad territorial, no personal. Además,
la tierra pública (ager publicus) era concedida en gran parte a veteranos libres
(como en Colchester, Inglaterra), parcialmente a los laeti, -- una clase semi
servil de los pueblos conquistados (como los germanos en Inglaterra bajo Marco
Antonio), pagando, además del tributum soli, en servicios manuales y especies (sordida
munera). Igualmente en las ciudades romanas, por el mismo método, los
propietarios urbanos (curiales) comenzaron a devastar a la población de
artesanos (collegiati). En una palabra, la clase media desapareció; el imperio
estaba dividido en dos fuerzas opuestas: una burocracia aristocrática y una
población de trabajadores serviles.
Sobre el Imperio Romano así organizado se produjo la invasión germánica, y éstos
bárbaros tenían también su propia organización, tosca y veleidosa aunque
funcional. De acuerdo a Tacitus ("Germania"), los germanos estaban divididos en
cerca de cuarenta civitates, o populi, o pueblos. Algunos de ellos, cercanos a
las fronteras romanas, vivían bajo reyes, otros, más remotos, eran gobernados
por asamblea popular o príncipes elegidos. Algunos de ellos podían combinarse
para formar una "oposición", el único lazo en común consistía en sus ritos
religiosos compartidos. El populus o civitas, por otra parte, fue una política
unitaria. Esto fue dividiendo las pagi, cada pagus era aparentemente un límite
jurisdiccional, probablemente reunidos en una corte sobre la cual un princeps
(príncipe), elegido por asamblea popular, presidía, pero las causas eran
decididas por un cuerpo de hombres libres usualmente en un número cercano al
centenar. Paralelamente con el pagus, de acuerdo a Tacitus (Germania, xii),
aunque en realidad probablemente una división de él, fue el vicus, una unidad
agrícola. El vicus estaba ( aunque Seebohm, en "English Historical Review", de
julio, 1892, 444-465 considera que no era así) representado en dos tipos (1) los
dependientes de la aldea, consistente en la casa del señor y las cabañas de sus
subordinados (tal vez los vestigios de los pueblos indígenas conquistados)
quieres pagaban una renta en especies, cereal o ganado, (2) los poblados libres
de casas dispersas, cada una con su cercado propio. Alrededor de estas aldeas se
extendían grandes praderas en las que los aldeanos paastaban sus reses. Cada año
un paño de tierra nueva era puesta aparte para ser arada, de ella cada aldeano
tomaba una cuota proporcional a su posición oficial en la comunidad. Fue la
amalgama de estos dos sistemas lo que produjo el feudalismo.
Pero aquí, precisamente según la relativa preponderancia de los sistemas
Germánico y Romano en el feudalismo señorial, es que la discusión aún continúa.
El asunto varía, en cierta medida, en la perspectiva tomada del carácter de las
invasiones germánicas. Los defensores del predominio romano desecha esos
movimientos como meras correrías, produciendo en cambio mucho daño material,
pero que en realidad no alteraron la estirpe o las instituciones de los pueblos
romanizados. Sus oponentes, no obstante, hablan de dichas incursiones mas bien
como de un pueblo nómade -- de guerreros, mujeres y niños, así como ganado y
esclavos, que impresionaron y moldearon indeleblemente las instituciones de los
pueblos con los que se encontraban. La misma discusión se enfoca alrededor del
señorío o feudo medieval, el cual se puede observar mejor en su variedad
inglesa. La antigua teoría consideraba que el feudo era lo mismo que las
"marcas" teutónicas, más la intrusión de un señor (Stubbs, "Constitutional
History", Oxford, 1897, I, 32-71). Esto fue atacado por Fustel de Coulanges (Histoire
des institutions politiques et de l'ancienne France, Paris, 1901) y por Seebohm
(The English Village Community, Londres, 1883, viii, 252, 316) quien insiste en
un ancestro latino de la villa romana, abogando por una evolución no de la
libertad a la servidumbre, sino de la esclavitud, a través de la servidumbre,
hasta la libertad. Los argumentos de la Escuela Latina pueden ser resumidos así:
(1) la marca (De ahí el marqués o señor de un territorio delimitado o marca. N.
del Traductor) es un fragmento de inspiración teutónica (cf. "Oxford English
Dictionary" de Murray, s.v. 167, "asamblea de marcas" probablemente quiere decir
"un lecho de hierbas"). (2) las antiguas leyes germánicas están basadas en el
supuesto de la propiedad privada. (3) analogías de Maine y otros de India y
Rusia no en lo puntual. (4) los bretones romanizados, por ejemplo, en la Bretaña
sudeste tenían un completo sistema señorial antes que los sajones llegaran desde
la Germania. --- esto era en tanto contestado por la Escuela Teutónica (Elton,
Eng. Hist. Rev., julio, 1886; Vinogradoff, "Growth of the Manor", Londres, 1905,
87, Maitland, "Domesday Book and Beyond", Cambridge, 1897, 222, 232, 327, 337):
(1) el nombre "marca" no puede ser aplicado en Inglaterra a no ser que el evento
existiera. (2) no se niega que existen analogías entre la villa romana y el
señorío posterior, pero las analogías no necesariamente implican derivación. (3)
el señorío o feudo no era sólo una unidad agrícola, sino también judicial. Si el
señorío se originó en la villa romana, que estaba compuesta de una población
servil, ¿cómo era posible que los demandantes en una corte fueran también los
jueces? ¿O esos aldeanos tenían derechos comunes sobre las tierras sobrantes de
igual modo que sus señores? ¿O que la comunidad era representada en cientos de
cortes por cuatro hombres y sus lacayos? (4) la evidencia de Seebohm está casi
completamente diseñada en base a las posiciones de las villas y los villanos en
los dominios del rey, de grandes cuerpos eclesiásticos o de hombres de iglesia.
Cada aldea era reconocidamente dependiente. (5) Mucha de la evidencia proviene
de fuentes contaminadas de juristas normandos y franceses que se inclinaban a
ver la servidumbre como si no existiese. En conjunto, los últimos escritores
sobre feudalismo, tomando un punto de vista legal, se inclinan por la Escuela
Teutónica.
II. Causas
Las mismas causas que provocaron en el Imperio Romano tardío la desaparición de
la clase media y los límites de confrontación entre la burocracia y la población
servil, impulsaron a los latinos teutonizados y a los teutones latinizados a
develar el sistema completo del feudalismo.
(1) Sistema tributario, ya sea por medio del feorm-fultum, danegelt o gabelle,
se forzaba al hombre más pobre a encomendarse a sí mismo a un señor. El señor
pagaba el impuesto pero exigía a cambio condiciones de servicio. El subalterno
prestador de servicio asimismo sabía que tenía que "entregar sus tierras" a un
señor en pago por un impuesto, dicha tierra el señor se la restituía
manteniéndola en estado feudal (esto es, territorios mantenidos en el territorio
feudal del señor), y esto es la semilla del feudalismo.
(2) otra, y más relevante causa, fue la concesión real de territorios. Alrededor
de esto, también, los historiadores en una época se pusieron en disputa. La
antigua visión era que los territorios francos eran simplemente terrenos
privados, la posición autoritaria de la cual estaba basada sobre el testimonio
del pueblo opuesto al "libro de propiedades", con su registro escrito de las
tierras. Pero en 1830 John Allen (Ascenso y Crecimiento de la Prerrogativa Real)
trata de mostrar que las tierras francas en realidad eran propiedad pública,
nacional, tierras desechadas o inútiles. Su teoría era que todos los libros de
propiedades (escrituras de traspaso de tierras) hechos por los reyes
Anglo-sajones eran simples robos del dominio público, hecho en beneficio del
rey, sus favoritos, o la Iglesia. El libro de propiedades fue un instrumento
eclesiástico introducido por los misioneros romanos, primero usado por ese
entusiasta converso, Ethelbert de Kent, aunque no se popularizó hasta el siglo
noveno. Allen basó sus teorías en dos fundamentos: (a) el rey ocasionalmente
inscribía tierras para si mismo, que por lo tanto no había poseído antes; (b) el
consentimiento de Witan era necesario para la conseción de tierras francas, las
cuales, por lo tanto, eran consideradas una posesión pública. A esto, el
profesor Vinogradoff (Eng. Hist. Rev., enero, 1893, 1-17) responde: (a) que el
pueblo nada sabía de propiedad común, y que a fortiori, la nación entera no
había tenido una idea como esa; (b) que el rey en sus encomiendas nunca habló de
terram gentis sino de terram juris sui; (c) que las tierras así traspasadas
siempre están expresamente descritas como habitadas, cultivadas, etc., y por lo
tanto, no pueden ser descritas como tierras inapropiadas o desechadas.
Finalmente, el profesor Maitland (Domesday Book and Beyond, Cambridge, 1897,
244) claramente explica lo que ocurría distinguiendo dos tipos de propiedad:
económica y política. La propiedad económica es el derecho a compartir los
beneficios agrícolas del terreno, como lo hace el terrateniente moderno, etc. La
propiedad política es el derecho a beneficios judiciales por el suelo - la
facultad, por consiguiente, en el sentido de gobernarlo o ejercer propiedad
sobre él. Para el libro de propiedades, por lo tanto, la tierra era entregada
como posesión, no económica sino política, y los servidores demandados en las
cortes de justicia, pagando peajes, etc., orientando sus multas, no a la
hacienda pública, sino al amo recién incorporado, quien de esta manera poseía la
soberanía y los resultados del erario. En consecuencia el señor local recibía
los privilegios del feorm-fultum, o el derecho de ser hospedado por una o más
noches. Así, también, en Irlanda, hasta el siglo diecisiete, el caudillo
disfrutaba "cuño y librea" de su tribu; y en la Francia medieval este fue el
droit de gête del amo. Los impuestos a la tierra en su esencia, fecuentemente,
ayudaron a avasallar al hombre libre. Además el rey entrega al nuevo señor los
beneficios de la justicia y los derechos de peaje, haciendo, por lo tanto, que
el hombre libre sea más dependiente de ese señor. Sin embargo, debe ser
declarado que el rey casi siempre retiene en sus manos los casos civiles y
criminales más importantes. Siempre eran muy fácil de prever los resultados de
la transferencia por el rey de los derechos sobre las tierrras francas, esto es,
el abatimiento de las aldeas libres. Las etapas de este sometimiento pueden ser
brevemente mostrados: (a) la iglesia o señor nominado para beneficiarse de las
rentas establece un superintendente para recolectar estas rentas de beneficio.
De un modo u otro este superintendente se apropiaba de tierra como dominio,
parcialmente en lugar de, en parte junto con, las rentas de beneficio; (b) la
iglesia o el señor nominado por el libro de propiedades para obtener beneficios
jurisdiccionales hace que la tenencia de las tierras por los aldeanos quede bajo
pleito en sus cortes, la transferencia de los aldeanos viene a ser hecha en esa
corte, donde finalmente es concebido como teniendo la validación de un regalo o
donación a su rector.
(3) Entretanto la acción del Estado extiende este sometimiento (a) por sus
muchos esfuerzos en los Pactos del siglo décimo para mantener la ley y el orden
en esas rústicas sociedades levantadoras de castillos. Para que el sistema se
desarrollara aquellos hombres debían agruparse de tal manera que un hombre podía
ser responsable por otros, especialmente el señor por sus hombres. Como un
ejemplo de lo anterior se puede tomar los Pactos de los reyes Francos, tales
como Childeberto y Clotario, y del rey Edgardo de Inglaterra. (Stubbs, Select
Charters, 69-74); y la más reciente y famosa Ordenanza de Athelstan (Conc.
Treatonlea, c. 930, ii; Stubbs, Select Charters, Oxford, 1900, 66): "Y nosotros
hemos ordenado respecto a aquellos hombres sin señor de quienes no puede ser
obtenida ley, a fin de que por cada ciento sean dirigidos de entre aquellos
quien resida en derecho de gentes y lo elijan como señor en una asamblea
popular"; (b) otra manera fue por la institución de una carga impositiva central
en el siglo once -- en Inglaterra por medio del "danegelt" (tributo en dinero
efectivo. N. Del Trad.), y en el extranjero por diferentes gabelas. Este era un
impuesto monetario en una epoca en que otros pagos eran en gran parte hechos es
especies. Por consiguiente, tal como bajo el imperio Romano tardío, el más pobre
se encomendaba a un señor, quien pagaba por él. Pero demandando a cambio un pago
en servicio, un tributum soli. El dependiente convertido en criado, tal como en
los días de mantenimiento en Lancaster, para ser protegido por su señor, como
por ejemplo en las cortes reales de justicia, y reembolsando a su amo en
servicio militar y económico, y ante incidentes feudales de propiedades,
custodias, etc. (para detalles de ayudas feudales, cf. Maitland, Constitutional
History, 27-30)
(4) no puede olvidarse que un ceorl (el ceorl era el "campesino libre" en la
sociedad anglosajona. N. Del Trad.) o comerciante podía "prosperar" (Stubbs,
Select Charters, 65; probablemente fechado en el siglo once), así como acumular
riqueza en desmedro de sus vecinos, y gradualmente llegar a ser un amo en la
aldea -- poseedor de una iglesia, un horno donde los aldeanos pueden hornear su
pan (jus furmi), una floreciente casa semi-fortificada y un escaño donde
sentarse en un juicio.
(5) la última gran causa que desarrolló el feudalismo fue la guerra. Es un viejo
dicho, de cerca de una docena de siglos de antigüedad, que "la guerra engendra
al rey". No es menos verdadero que la guerra, no civil, sino internacional,
engendra al feudalismo. Ella primero forzaba al rey a dejar de rodearse con una
anticuada guardia de nobles o milicia nacional, que habían olvidado en sus
pretensiones agrícolas que los movimientos rápidos son lo fundamental en las
acciones militares, y por golpear con la espada al arado habían perdido el deseo
de dar golpes de acero en su forma antigua. En consecuencia se organizó una
nueva fuerza militar, levantando un ejercito profesional. Este ejército debía
ser alojado y alimentado en tiempo de paz. Como resultado a sus miembros
individuales les fueron concedidas tierras y propiedades, o vivían junto al rey
como su séquito personal. En alguna proporción, en vez de cada hombre vigoroso
siendo individualmente ligado en persona para servir a su soberano en el campo,
los señores o terratenientes estaban obligados en virtud a sus tenencias a
proporcionar una cierta cantidad de guerreros, armados adecuadamente, de acuerdo
al rango, grado y riqueza del combatiente. En segundo lugar, esto entregaba otra
razón para la encomienda, esto es, protección. El señor ahora era requerido, no
para pagar un impuesto, sino para extender la esfera de su influencia tanto como
para mantener una granja solitaria tanto para alejar los ataques de un enemigo,
como para tener un lugar de retirada y refugio en tiempo de guerra. Esto debía
tenerlo en consideración el señor, para imaginar, que el hombre protegido pueda
ser identificado por ser dependiente de su alto protector judicial, política y
económicamente. Finalmente, el propio rey se veía impulsado hasta la cúspide del
sistema mismo. Los diferentes señores encomendados a si mismos a esta figura
central, para ayudarlo en tiempos de crisis, y ver ellos la inutilidad de
simplemente tratar de repeler a un enemigo. Ellos estaban continuamente siendo
derrotados porque "comarca no ayuda a comarca" (Anglo-Saxon Chronicle, ann.
1010). Así la verdadera razón por la que el siniestro inglés Ethelred el
Desprevenido (rey inglés entre el 978-1016. N. Del Trad.) aceptó a Sweyn (rey
danés invasor. N. del Trad.) fue simplemente debido a que Ethelred no tenía idea
de cómo centralizar y unificar la nación; justo en sentido contrario a la
exitosa resistencia de París a los escandinavos hecha por sus duques, los
Caballeros de la Isla de Francia, títulos reales que los Carolingios de Laon
eran muy débiles para defender, y en la carencia de una guerra defensiva
nacional que impidió la unificación del inmanejable Sacro Imperio Romano. Esto
es efectivamente demostrado por la explosión real de un sentimiento nacional que
centrado alrededor de uno de los más débiles emperadores, Federico III, en el
asedio de Neuss, simplemente porque Carlos el Audaz pensó amenazar Alemania con
su ataque a Colonia. Desde estas guerras, entonces, los reyes emergían, no tanto
como simples líderes de sus pueblos sino como propietarios de la tierra en que
sus pueblos vivían, no tanto como Reges Francorum sino como Reges Franciae, no
como Duces Normannorum sino como Duces Normanniae, no como reyes de los Anglos
sino como de Engla-land. (la tierra-anglo). Este cambio de la soberanía tribal a
la territorial señala la existencia completa del feudalismo como una
organización social en todas sus relaciones (económica, judicial, política),
sobre la base de las encomiendas y la tenencia de tierras.
III. Esencia
Estamos ahora, por lo tanto, en posición de entender exactamente qué era
exactamente el feudalismo. Teniendo en mente la doble definición que dimos al
comienzo, podemos, por respeto a la claridad, resumir el feudalismo en sus tres
partes componentes. Esto incluye el elemento territorial, una idea de vasallaje
y el privilegio de una franquicia.
(1) el elemento territorial es la cesión del vasallaje por el señor a sus
hombres. En un comienzo este era probablemente en especies y ganado tanto como
en terrenos. De aquí su etimología. Littré hace del Bajo Latin feudum como de
orígen teutónico, y de allí se relaciona con el Antiguo Alto Germánico fihu, el
Anglo-Sajón feoh (in fee: derechos de propiedad), el Alemán moderno vieh. Esto
quiere decir que la palabra queda atrás en los tiempos cuando el ganado era
originalmente la única forma de riqueza, pero esto llega por un proceso
perfectamente natural, cuando la humanidad ha pasado de una vida nómade a la
fijación de un domicilio necesario para las ocupaciones pastorales, que
significará riqueza en general y finalmente riqueza en tierras. El ganado,
mercancías, o tierras eran entregados por el señor a sus dependientes, para ser
mantenido, no en propiedad completa, sino en usufructuo, en condiciones
originalmente personales pero luego en forma hereditaria. (Este proceso completo
puede ser fácilmente seguido en "Studies in Anglo Saxon Institutions" de Hector
Monroe Chadwick, Cambridge, 1905, ix, 308-354; x, 378-411, donde se da cuenta
detallada de cómo el "thegn" (thegn o thane es una palabra anglosajona antigua
para describir a un asistente, funcionario o empleado de confianza del rey. N.
del Trad.), un sirviente personal del rey, progresa hasta llegar a terrateniente
poseyendo un promedio de cinco paños de tierras y es responsable ante su
soberano en temas de guerra y jurisdicción). La influencia de la iglesia,
asimismo, en esta gradual transferencia de un vasallaje personal a uno
territorial ha sido generalmente admitida. Las casas monásticas serían las
primeras en ser capaces de darse la molestia (Liber Eliensis, 275) de mantener
caballeros en fuga dentro de los muros de sus claustros. Los obispos, así mismo,
aunque en suntuosos palacios, no podían negarse a los ruegos de los combatientes
quienes estaban ligados por su linaje proporcionado por el rey a que pudieran
hospedarse en otra parte que no fuera cerca de sus personas. Consecuentemente,
pronto desarrollaron el sistema de vasallaje territorial. De aquí la máxima
legal medieval: nulle terre sans seigneur (Vinogradoff, English Society in the
Eleven Century, Oxford, 1908. Ii, 39-89). Este avasallamiento del señor o
terrateniente por el rey y del subordinado por el señor fue parcialmente en la
naturaleza de una recompensa por servicios anteriores, parcialmente en la
naturaleza de un merecimiento para el futuro. En esta primitiva idea de que el
amo era quien entregaba tierras a sus subordinados es la responsable de los
acontecimientos feudales que de otra manera aparecería como tiránicos. Por
ejemplo, cuando el vasallo moría, sus armas, caballo, equipo militar volvía como
legado a su amo. Así, también, cuando el inquilino moría sin herederos sus
propiedades eran confiscadas por el señor. Si, sin embargo, él moría con
herederos, pero que por cierto estaban aún en minoría de edad, entonces esos
herederos quedaban a resguardo del feudal superior, quien podía incluso disponer
de una mujer tutelada en matrimonio con quien él quisiera, con el pretexto de
que de otra manera podría unirse ella misma y sus tierras a un enemigo
tradicional. En todo el recorrido está claro que la idea siempre presente
regulando y sugiriendo en estos hechos, era precisamente el aspecto territorial.
Los orígenes para estos acontecimientos debían remontarse a los primitivos dias
cuando todas las posesiones del subalterno feudal, ya sea brazos, o mercancías,
o tierras habían sido recibidas de su señor inmediato. La tierra se convierte en
el lazo que unifica a la sociedad entera. La tierra ahora es el principio que
rige la vida (Pollack y Maitland, History of English Law, Cambridge, 1898, I,
iii, 66-78). Un hombre seguía, no al señor que él eligiese o la causa que le
parezca más justa, sino al amo cuya tierra él tenía y cultivaba, motivo de
concesión en los límites geográficos de sus dominios. El rey era visto como el
auténtico propietario de los territorios de la nación. Por él, como
representante de la nación, las baronías, feudos, derechos de caballeros,
estados feudales, eran distribuidos a sus inquilinos en jefe, y éstos, a su vez,
dividían su tierras para ser mantenidas a cargo por los vasallos inferiores (Vinogradoff,
English Society in the Eleven Century, 42), el estatuto de Eduardo I, conocido
desde su época de inicio como Quia Emptores, muestra los extremos a que esta sub-feudación
era llevada (Stubbs, Select Charters, 478). Sin embargo, tan incorporada estaba
esta idea territorial en las concepciones legales de la política medieval, y
pasando de epoca en epoca por los más capaces juristas de cada generación, que,
muy adentrado en mediados del último siglo, no se podía encontrar a alguien que
pensara que la verdadera nobleza de inglaterra podía descender, no por medio de
la sangre solamente, ni siquiera por legado o herencia, sino por la mera
posesión legal de ciertas tierras y viviendas. Testimonio es el caso de Nobleza
Berkeley de 1861 (Anson, Law and Customs of the Constitution, Oxford, 1897, Part
I, I, vi, 200-203).
(2) Feudalismo, además, implica la idea de vasallaje. Esto es en parte
coexistente con, y parcialmente superpuesto a, la concepción territorial. Esto
es ciertamente anterior a, y más primitivo que, la noción del vasallaje
territorial. Las primeras hordas que cayeron sobre Europa se mantenían unidas
por la idea de lealtad a un jefe personal. El caudillo dirigía en la guerra.
Tacitus dice (Germania, vii): "Los jefes retienen el comando más por el ejemplo
de su audacia y valor que por cualquier regla de disciplina o regla
autocrática". Este fue el mejor, más evidente y simple método, y siempre podía
prevalecer en un estado de incesantes incursiones y guerras. Pero incluso cuando
esos acontecimentos habían pasado, el elemento personal, aunque
considerablemente disminuido, no podía dejar de mantenerse. El avasallamiento
territorial no terminó con la opresión, sólo cambio los medios por los cuales
esa servidumbre se hacía manifiesta. El subordinado era, como siempre, el
seguidor prsonal de su superior inmediato. No era simplemente un inquilino en
tierras de ese señor; la tierra que mantenía era la expresión de su dependencia,
la señal visible y externa de un lazo interno e invisible. Los estados feudales
mostraban que todo lo que el vasallo era y tenía se lo debía a su vasallaje. En
un tiempo había una tendencia entre los historiadores a hacer una distinción
entre las teorías del feudalismo en el continente europeo y el introducido en
Inglaterra por Guillermo I. Pero un estudio detallado de ambos demuestra su
identidad (Tout, Eng. Hist. Rev., Jan., 1905, 141-143). El Juramento de
Salisbury, incluye la hipótesis que actualmente es tomada como "todos los
hombres dueños de tierras dan cuenta de que éstas están sobre Inglaterra"
(Anglo-Saxon Chronicle, ann. 1068), nada menos que esto había sido exigido por
los reyes Anglo-Sajones (Stubbs, Select Charters, Doom of Exeter, iv, 64; I, 67
; además comparar Vinogradoff, Growth of the Manor, Oxford, 1905, 294-306). En
Alemania, por su parte, muchos de los caballeros menores dependían directamente
del emperador, y en consecuencia, aunque quedaran sometido a él o no, ellos
tenían, al menos en teoría, derechos soberanos. Y en Francia, donde el vasallaje
feudal era muy firme, había una corte real a la que podía apelar un subalterno
de aquello que su amo, y esto tambien ocurría en los casos reales, ni nadie sino
el rey podía tratar. De hecho fue tal vez Francia, antes que en cualquier otro
lugar, que el espiritu centralizador de la intervención real comenzó a ocuparse
él mismo de los intereses sociales, económicos y judiciales de los individuos.
Por su parte, en el otro lado, la anarquía del reinado de Stephen se diseminó
por todo el territorio (Davis, Eng. Hist. Rev., Oct. 1903) mostró lo débil que
era la sujesión real sobre los nobles vasallos. Además, si el feudalismo inglés
era bastante diferente del vasallaje estático que causó tanto daño en el
extranjero, el resultado fue más conveniente a Enrique II y sus sucesores que a
la línea de reyes normandos. En paralelo el trabajo de los Angevins (una de las
cuatro casas reales de Inglaterra: Angevin, Plantagenet, Lancaster y York. N.
del Trad.) no fue en menor grado deshecho por la pilítica de Eduardo III. Los
Estatutos de Merton (1278), Mortmain (1297), Quia Emptores (1290), ponen los
fundamentos, aunque estos, por supuesto, eran ajenos a esos fines, por la
exageración de terrenos. Luego llegó el matrimonio de principes reales con
grandes herederas; el Principe Negro obtuvo las tierras de Kent; Leonel, la dote
de Ulster; Tomás de Woodstock los feudos enlazados a Eleanor Bohun. Enrique IV,
antes de deponer a Ricardo II, fue "Devastador de Hereford, Lancaster y Derby",
así como de Leicester y Lincoln. El resultado fue que Inglaterra, no menos que
Francia, Alemania, Italia y España tenían sus vasallos feudales que ganaban
ascendencia sobre la corona, lo que sólo era evitado de extenderse por su mutua
envidia. En Inglaterra, además, la substitución de una féudalité apanagée, o
nobleza de la sangre real, por la antigua féodalité territoriale provocó el
mismo daño que se hizo en Francia; tal como la Guerra de las Rosas semejando los
funestos feudos de Burgundios yArmagnacs, los horrores del Praguerie y la
anarquía de la "League of the Public Weal". Puede verse, en tanto, en toda
Europa el mismo sistema feudal predominante de un orden jerárquico de clases,
tal como una enorme pirámide en cuyo vértice, mantenido en alto y separado por
capas intermedias de la base, está representado el rey.
(3) el feudalismo, por último, incluye una idea de la inmunidad de concesiones
de los beneficios de justicia sobre un feudo u otro pedazo de tierra (Vinogradoff,
Eng. Soc. in the Eleventh Century, 177-207). Hemos establecido como por los
libros de propiedades los reyes Anglo-Sajones (Y lo mismo había sido hecho y fue
repetido en todo el continente europeo) beneficiaban a otros propietarios
políticos sobre ciertos territorios que hasta ese momento se mantenían en la
frase medieval "haciendo su propia ley". El resultado fue que, aparentemente,
las cortes privadas se establecieron representadas en Inglaterra por la
aliterativa rima "sac and soc, toll and theam, and infangenthef" (en inglés
arcaico, tol: pago de un peaje o impuesto; theam: tomar parte de las ganancias
de una persona acusada de poseer bienes injustamente; infangenthef era el
derecho a confiscar las pertenencias de un ladrón condenado. N. del Trad.) A
veces el Señor estaba satisfecho simplemente tomando la multa judicial en los
tribunales ordinarios, sin preocuparse en establecer otro para sí mismo. Pero,
generalmente hablando, al parecer tenía el derecho y podía usarlo, de mantener
su propio tribunal separado. El feudalismo, por lo tanto, incluía no solamente
servicio (económico o militar) sino también en cortes (judicial). Estos concejos
eran minuciosamente reclamados como parte del servicio. El rey solicitaba a sus
inquilinos que ellos se reunieran en su curia regis. Así Guillermo I tenía su
triple uso de la corona cada año, asistido por " todos los hombres ricos sobre
toda Inglaterra, Arzobispos y Obispos, Abades y Condes, funcionarios de
confianza y caballeros" (Anglo-Saxon Chronicle, ad ann, 1087). Así mismo, en
Francia existía la cour du roi, desde los antiguos tiempos de los Capetos, la
corte de beneficiarios o inquilinos inmediatos del rey; en esta corte real,
tanto en Inglaterra como en Francia, todos los inquilinos principales, en
cualquier relación en los días de plena fuerza del feudalismo, estaban obligados
a asistir. La misma corte existía en el Sacro Imperio Romano y era de gran
importancia, por lo menos hasta la muerte de Enrique V (Bryce, Holy Roman Empire,
London, 1904, viii, 120-129). Todos los que asistían a esas cortes lo hacían en
virtud de sus obligaciones de propiedad. Ahora, esos concilios reales no eran
cuerpos constitucionales, no tenemos evidencia de ninguna legislación nacida de
ellos. Más bien, como el Parlamento en Francia, ellos simplemente registraban
los edictos reales. Pero su trabajo era judicial, adjudicándose causas demasiado
numerosas o muy complicadas para que el rey las resolviera solo. Así Phillip
Augustus convoca a Juan como príncipe súbdito a la court du roi a responder los
cargos por el asesinato de Arturo de Bretaña. Tal como esas cortes reales fueron
cuerpos judiciales para tratar acerca de asuntos realativos a los inquilinos
principales, así mismo esos inquilinos principales, y en una descendiente
gradación cada señor y amo, tenían sus cortes privadas en las que se trataban
los casos de sus súbditos. Las cortes criminales privadas no eran estrictamente
feudales, pero dependían de una asignación real; tales como las franquicias, o
libertades, o regalías, tal como en los condados de alto Palatino y baja Europa.
Junto a ellos asimismo, estaban los librae curiae, cortes de baronía, cortes de
élite, cortes habituales, y en el caso de la Iglesia, cortes cristianas (para
detalles, Pollock and Maitland, History of English Law, I, 571-594). La gran
complejidad de estas cortes nos sorprenden; y no menos sorprendídos estaban sus
contemporáneos, Langland, en "Piers Plowman" (Passus III, ii, 318-319) mira
hacia delante hasta un dorado día cuando la corte del rey y la corte común,
tribunal eclesiástico y capitular, todos pueden tener una sola corte y un solo
magistrado.
IV. Iglesia y Feudalismo
La iglesia, además, tuvo su lugar en el sistema feudal. Ella además de tener
concesión de territorios feudales, a diferencia de los vasallos, poseía
inmunidad. Esto era resultado de su calma, amplia comprensión, dirigidos a las
naciones nuevas, ampliándose desde el Imperio Romano, a lo que muchos cristianos
pensaban ella estaba irrevocablemente ligada. Por el bautismo de Clovis ella
mostraba que el bautismo de Constantino no la habían amarrado al sistema
político. Asi ella creaba un mundo nuevo fuera del caos, creaba la paradoja de
la civilizacion barbara. Como muestra de gratitud hacia ella reyes y emperadores
donaban propiedades; y la propiedad eclesiástica no era raro que trajera males
en su séquito. El resultado eran elecciones disputadas; jóvenes hijos de nobles
eran introducidos a los obispados, y con el tiempo incluso en el papado. Los
príncipes seculares solicitaban la investidura de los oficios espirituales. La
causa de esto fue el feudalismo, por ser un sistema que tenía sus fundamentos en
la tenencia de la tierra estaba confinado al final a esclavizar una Iglesia que
tenía grandes posesiones terrenales. En Alemania, por ejemplo, tres de los siete
electores místicamente nombrados del imperio eran clérigos. Había además, varios
príncipes-obispos en el imperio, y abades mitrados, cuyas reglas estaban más
extendidas y eran más poderosas que las de muchos barones seculares. Así como
era en Alemania, también fue en Francia, Ingleterra, Escocia, España, etc.
naturalmente había un creciente interés de parte de reyes y príncipes a forzar a
la Iglesia a tomar su cuota de la carga y los deberes nacionales. Además, desde
entonces por costumbre los gobernantes seculares había obtenido el derecho de
presentación a diferentes beneficios o el derecho a veto, con el título en el
continente europeo de advocates o vogt, los numerosos demandantes para esos
beneficios sólo preparados para recibir cada beneficio posible de su señor, si
solo él podía entregarles las posesiones de obispados, abadías y todo lo que él
podía otorgar. En breve, la Iglesia estaba en peligro de ser anexada al Estado;
el papa, de ser el capellán del emperador. La Simonía y el concubinato eran
comunes. Entonces llegó la Reforma de Cluny y el recurso de la separación de
Iglesia y Estado, en este sentido, es que la Iglesia pudo conferir la dignidad o
función, y el Estado la nobleza. Pero incluso cuando este acuerdo había sido
logrado (en Inglaterra entre Enrique I y San Anselmo en 1107; el establecimiento
en Europa no tuvo lugar hasta 1122 en Worms), la iglesia aún se mantenía
enmarañada con el feudalismo. Ella debía cumplir sus deberes feudales. Ella
podía deber séquito y servicio a un señor. Ciertamente, vasallos menores debían
séquito y servicio a ella. Así ella era arrastrada dentro del tejido secular de
la sociedad. Una nueva dependencia fue inventada para ello, servidumbre por
franquicia de renta. Pero tuvo más a menudo que proveer a sus caballeros y
guerreros y hacer justicia a sus vasallos. El antiguo ideal de una monarquía
mundial y una religión mundial, el papa como emperador espiritual, el emperador
como papa temporal, está expuesto con habilidad sin par en el fresco de la
Iglesia Dominicana en Florencia; Santa María Novella, puso término a la
influencia de la opinión pública mucho antes de que Dante escribiera su "De
Monarchia". El feudalismo había iniciado el ideal (Barry, in Dublin Review,
Oct., 1907, 221-243). Esto no pudo llegar ser mucho más una Iglesia Universal
que un número de Iglesias nacionales bajo su dominio territorial, así ese
feudalismo en la esfera aclesiástica preparó la vía para el principio
renacentista, Cujus regio, ejus religio. Pero mientras en los comienzos la
Iglesia santificaba al Estado y ungía con crisma sagrado al rey vestido con
apariencia sacerdotal, al final el Estado secularizó a la Iglesia bajo el
cautiverio dorado de Avignon. El despotismo real siguió las indignidades de
Anagni; la iglesia se hundía bajo el peso de sus deberes feudales.
V. Resultados
1. Resultados negativos
(a) El Estado en lugar de entrar en relación directa con los individuos, entraba
en relación con los líderes de grupos, perdiendo contacto con los miembros de
aquellos grupos. Con un rey débil o una sucesión en disputa, esos mismos líderes
se hacían a sí mismos soberanos, en lugar de recurrir al estado como el
verdadero soberano para tomar sus respectivas demandas adjudicadas. El resultado
fue lo que los cronistas llamaron guerra o guerras privadas (Coxe, House of
Austria, I, London, 1807, 306-307). Esto estaba prohibido en Inglaterra incluso
bajo el formato fingido del torneo. Aunque estaba demasiado enlazado con el
feudalismo como para ser suprimido totalmente, irrumpiendo fieramente de tiempo
en tiempo como ocurría en otros lugares.
(b) los líderes tentaban a sus vasallos a seguirlo contra sus amos. Así Roberto
de Bellesme obtuvo la ayuda de sus feudatarios contra Enrique I. Así Alberto de
Austria encabezó a los electores contra el emperador Adolfo de Nassau. Así
Carlos de Navarra guió a sus vasallos contra el rey Juan de Francia. Así Jaime
de Urgel formó su Union Privilegiada de Zaragoza.
(c) Esos líderes reclamaron el derecho de acuñar privadamente, castillos
privados, autoridad judicial total, poderes totales de impuestos. Había siempre
una lucha entre ellos y sus soberanos, y entre ellos y sus vasallos inferiores
según el grado de su independencia. Cada grupo feudal, o de honor, o estado
feudal debía esforzarse por ser autosuficiente y para sustentar sobre sí al amo
superior. Cada amo se esforzaba más y más para consolidar sus dominios y forzar
a sus vasallos a apelar a él antes que a su superior directo. Esta lucha
contínua, el éxito y fracaso que dependían del carácter personal del amo y
señor, fue la causa principal para la inestabilidad de la vida en los tiempos
medievales.
(d) Un último mal tal vez puede ser agregado en el poder entregado a la iglesia.
En momentos de disputas por sucesión la Iglesia reclamó el derecho, para
defenderse, de mantener el orden, y eventualmente determinar las reglas. Esto,
aunque justificable en si mismo y sin embargo en beneficio del tiempo, a menudo
el pastor ponía el orden eclesiástico en los brazos de uno u otro partido
político; y la causa de la iglesia a menudo se veía identificada más con un
demandante en particular que por razones de iglesia; y los castigos de la
Iglesia, como la Excomunión fueron impuestos a veces para defender intereses
mundanos. Como regla general, sin embargo, la influencia de la Iglesia fue
dirigida a controlar y suavizar los elementos injustos y crueles del sistema.
2. Buenos resultados
(a) El feudalismo suministra una nueva fuerza cohesiva a las naciones. En un
caos como el del Imperio Romano tardío y la lealtad tribal germánica al jefe, se
hizo sentir una necesidad distinta para una cierta organización territorial. Y
puesto que la idea de nacionalidad no existía, teniendo verdaderamente una
mínima oportunidad de expresión. ¿Cómo podían entonces los pueblos hacer sentir
sus individualidades distintivas? El feudalismo traía lista su respuesta,
uniendo los sistemas políticos germánico y romano, levantando una pirámide
interconectada que descansaba en la ancha base de la posesión popular y
culminaba en el vértice del rey.
(b) El feudalismo introduce además en la vida política los lazos de la
legalitas. Cada guerra en epocas medievales, o más bien feudales, estaban
basadas en alguna demanda legal, puesto que otras casus belli no había. El
expediente político de la expansión nacional era una doctrina desconocida. Sin
duda esta legalitas como en la demanda inglesa por el trono francés, a menudo se
trataba de pura hipocresía. Aunque en el conjunto se daba una restricción moral
a la opinión pública en medio de una edad llena de pasiones, y la simple
inscripción en la tumba de Eduardo I: Pactum Serva, no obstante desatendida por
el rey mismo, aún totaliza el gran baluarte levantado en días medievales contra
la violencia y opresión. Romper el lazo feudal era un crimen; es más, era motivo
de deshonor. Por el lado del rey o del señor, estaba la investidura por
baluarte, lanza u otro símbolo; en el lado del hombre común o inquilino, en
homenaje por la tierra, un juramento de rodillas dobladas con sus manos puestas
entre las manos del señor, el inquilino se mantenía erguido mientras tomaba la
fidelidad, como el signo de una obligación personal.
(c) el feudalismo entregó una fuerza armada a Europa cuando se encontraba
indefensa a los pies de las antiguas montañas sobre las cuales tantos pueblos
merodeaban para conquistar el mundo occidental. La arremetida de turcos,
sarracenos y moros era comprobada por la leva feudal que fue sustituida como una
fuerza profesional disciplinada por la guardia nacional o militia (Oman, Art of
War, IV, ii, 357-377, London, 1898).
(d) Desde un punto de vista moderno su ventaja más interesante fue el hecho de
haber sido una real, aunque solo temporal, solución al problema de la tierra. Se
imponía una distribución justa de los dominios territoriales incluidos dentro de
los límites geográficos de la nación, permitiendo a los individuos labrar
haciendas para ellos mismos dependiendo de cada terrateniente, ya sea baron
secular, clérigo, incluso abadesa, rindiendo séquito y servicio a su amo y
demandando de ellos a cambio retribución de todos y cada uno de los vasallos.
Esto eficazmente enseñó el principio de que el propietario de la tierra,
precisamente como tal, debía realizar a cambio trabajo gubernamental. No era
exactamente una nacionalización de la tierra (Aunque muchas expresiones legales
y teológicas de literatura medieval parecen implicar la existencia de ésta),
sino que en la nacion se pagaba por sus tierras en servicios de guerra y por
deberes administrativos, judiciales, y más tarde, legislativos.
VI. Decadencia del feudalismo
Esto se debió a múltiples causas actuando unas sobre otras. Puesto que el
feudalismo estaba basado en la idea de que la tenencia de la tierra se pagaba
con trabajo gubernamental, cada proceso que tendía a alterar este acuerdo tendía
también a desplazar el feudalismo.
(1) el nuevo sistema de levantar tropas para ayudar en la guerra sustituyó el
dinero por tierra. El antiguo sistema de la leva feudal se hizo obsoleto. Se
hizo impracticable para los señores retener una hueste de caballeros a su
servicio, esperando en ociocidad el llamado a la guerra. En lugar de ello, los
barones, encabezados por la Iglesia, enfeudaban a esos caballeros con tierras
que les eran propias en condiciones de servicio.
(2) Gradualmente esos caballeros, además, fundan servicios militares sumamente
inoportunos y permutan por ellos una suma de dinero, pagado en primer lugar por
su señor inmediato, y eventualmente requeridos directamente por el rey. La
tierra deja de tener el mismo valor a los ojos del monarca. El dinero toma su
lugar como símbolo de poder. Pero esto fue además aumentado por un nuevo
desarrollo en la organización militar. El sistema por el que comisarios, en
virtud de escritos reales, convocaban la leva del condado había tomado el lugar
de los antiguos acuerdos. Aquellas comisiones de formación de tropas, enviadas a
los inquilinos en jefe, o proclamadas a los vasallos inferiores en todas las
plazas, ferias y mercados, ahora se cambiaba por requisas, las cuales el rey
contrata individualmente con condes, barones, caballeros, etc. para alcanzar un
número fijo de hombres por un salario fijo ("Ellos venden el pasto y ahora
compran el caballo". -- "Henrique V", Prólogo al acto II). La antigua concepción
de las fuerzas feudales había desaparecido por completo. Además de eso, por
medio de la artillería las fuerzas de ataque dominan por completo a las
defensivas, los castillos fortificados declinan en su valor, los arqueros y la
infantería aumentan su importancia, los caballeros pesadamente blindados se
vuelven inútiles en batalla, y en el continente europeo la supremacía de los
arcabuces y las picas fue asegurada. Además, como parte de este desplazamiento
militar vino la reacción contra librea y mantenimiento (cf. Lingard, History of
England, IV, v, 139-140, London, 1854) como pudo notarse. Los intensos males
ocasionados sobre toda Europa por este feudalismo bastardo, o caricatura de
feudalismo, provocó una feroz reacción. En Inglaterra y sobre el continente las
nueva monarquía que surgía desde los "Tres Reyes Magos" de Bacon estimuló el
resentimiento popular contra las grandes familias de hacedores de reyes y quebró
su poder.
(2) Una segunda causa de esta sustitución fue la Peste Negra. Por algunos años
la emancipación de la villanía había sido, por razones de conveniencia,
gradualmente extendida. El sistema había crecido al cambiar arriendo por una
renta en vez de tenencia por servicio, esto es, dinero era pagado a cambio del
servicio, y los campos del señor eran labrados por trabajadores asalariados. Por
la Gran Peste el trabajo rentado era escaso y la agricultura se desorganizó. La
antigua población excedente que antes estaba siempre (Vinogradoff in Eng. Hist.
Rev., Oct.,1900, 775-781; April, 1906, 356) deambulaba de finca en finca sin
lograr subsistir. Los señores presionaban a sus inquilinos; el capital mendigaba
por trabajo. Toda promulgación de estatutos para atar el trabajo al suelo probó
su inutilidad. Los villanos escapaban en grupos a las fincas, no de sus propios
señores, y entraban en servicio, desde entonces como trabajadores pagados. Esto
es, el señor se hizo terrateniente, el villano se convirtió en granjero
inquilino voluntario o en un trabajador sin tierras. Entonces llegó la
Sublevación de Campesinos en toda Europa, el complemento económico de la Peste
Negra, con lo que la antigua economía fue deshecha y desde ella la moderna
economía social comenzaba. En el continente europeo el resultado fue el sistema
"métayer" o división de la propiedad nacional entre pequeños propietarios de la
tierra. En Inglaterra con sus bajos acopios y tierras rentadas el mismo sistema
prevaleció por cerca de una centuria, luego desapareció, emergiendo
eventualmente después de sucesivas epocas hasta la moderna agricultura
"cerrada".
(3) Como en las cosas económicas y militares, así también en las cosas
judiciales la idea de una administración territorial (sic) se hundió en el
horizonte. Todos los reyes legalistas de Europa, Alfonso el sabio, Felipe el
Hermoso, Carlos de Bohemia, Eduardo I de Inglaterra, estaban reorganizando las
constituciones de sus paises. La antigua curia regis o cour du roi terminó de
ser un consejo de propietarios y se convirtió, primero parcial y luego
totalmente, en un cuerpo de consultores legales. Los capellanes y clérigos del
rey, con sus conocimientos en leyes civiles y conónicas, capaces de descifrar
las viejas costumbres, tomaron el lugar de los ceñudos guerreros. La Placita
Regis o cas royaux se extendió y simplificó. Las apelaciones son alentadas. Los
litigios tanto civiles como criminales llegan hasta las cortes reales. En las
finanzas, la auditoría real de las cuentas de comisarios, alguaciles o
senescales, incremental el control real sobre el país, rompiendo el poder de las
clases territoriales, y llevando al rey y al pueblo a formar alianzas contra de
los grandes nobles. La forma de la sociedad ya no es más una pirámide sino dos
líneas paralelas. Ya no puede ser representado ensanchándose hacia abajo desde
el rey a los nobles, y de los nobles al pueblo; puesto que el vérice y la base
se han removido, el primero a causa de estar consumado, el otro por soportar el
bloque central. El ascenso al poder de las asambleas populares, tales como
Gobierno General, Cortes, Dietas o Parlamentos, demuestran la creciente
importancia de la clase media (esto es, de los adinerados, no propietarios de
tierras) es el derrumbamiento del feudalismo. Toda la litaratura del siglo
catorce en adelante da testimonio de este triunfo. En lo venidero, el
Renacimiento, éste será eminentemente burgués. El cantar ya no será más un
monopolio aristocrático; éste pasará hacia la nación completa. Ya no estará el
trovador; su lugar será ocupado por el escritor de baladas componiendo en
lenguaje vulgar un dolce sil nuovo. Este nuevo tono es especialmente evidente en
"Renard le Contrefait" y "Branche de Royaux Lignage". Ella muestran que la
antigua reverencia por todo lo caballeresco y de hidalguía estaba quedando
afuera. La teoría medieval de vida, pensamiento y gobierno estaba deshecha.
Stubbs, Constitutional history (Oxford, 1897); Seebohm, English Village
Community (London, 1883); Pollock and Maitland, History of English Law (Cambridge,
1898); Maitland, Constitutional History, (Cambridge, 1908), 141-164; Vinogradoff,
English Society in the Eleventh Century, (Oxford, 1908); Round, Feudal England,
(London, 1895), 225-314; Baldwin, Scutage and Knight Service (Chicago, 1897);
Roth, Geschichte des Beneficialwesens (Erlangen, 1850); Waitz, Deutsche
Verfassungsgeschichte (Berlin, 1880); Lippert, Die deutchen Lehnbuecher (Leipzig,
1903); Rhamen, Die Grosshufen der Nordgermanen (Brunswick, 1905); Luchaire,
Histoire des Institutions (Paris, 1883-85); Petit-Deutaillis, Histoire
Constitutionelle (1907) tr. Rhodes, (1908); Seignobos in Lavisse and Rambaud,
Histoire General, II, (Paris, 1893), I, 1-64; Guilmeroz, Essai sur d'origine de
la noblesse en France, (Paris, 1902); Flach, Les origines de l'Ancienne France,
III (Paris, 1904).
BEDE JARRETT
Transcribed by Thomas Crossett
Traducido por Miguel A. Casas