CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

 

CATECISMO 07 CEC 512-570 
MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO 
J/INFANCIA J/V-OCULTA


Párrafo 3 

LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO

512 Respecto a la vida de Cristo, el Símbolo de la Fe no habla más 
que de los misterios de la Encarnación (concepción y nacimiento) y de 
la Pascua (pasión, crucifixión, muerte, sepultura, descenso a los 
infiernos, resurrección, ascensión). No dice nada explícitamente de los 
misterios de la vida oculta y pública de Jesús, pero los artículos de la fe 
referentes a la Encarnación y a la Pascua de 1163 Jesús iluminan toda 
la vida terrena de Cristo. "Todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el 
principio hasta el día en que... fue llevado al cielo" (Hch 1, 1-2) hay que 
verlo a la luz de los misterios de Navidad y de Pascua.

513 426 La catequesis, según las circunstancias, debe presentar 
toda 561 la riqueza de los Misterios de Jesús. Aquí basta indicar 
algunos elementos comunes a todos los Misterios de la vida de Cristo 
(I), para esbozar a continuación los principales misterios de la vida 
oculta (II) y pública (III) de Jesús.


I TODA LA VIDA DE CRISTO ES MISTERIO

514 Muchas de las cosas respecto a Jesús que interesan a la 
curiosidad humana no figuran en el Evangelio. Casi nada se dice sobre 
su vida en Nazaret, e incluso una gran parte de la vida pública no se 
narra (cf Jn 20, 30). Lo que se ha escrito en los evangelios lo ha sido 
"para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que 
creyendo tengáis vida en su nombre" (Jn 20, 31).

515 Los evangelios fueron escritos por hombres que pertenecieron 
126 al grupo de los primeros que tuvieron fe (cf Mc 1, 1; Jn 21, 24) y 
quisieron compartirla con otros. Habiendo conocido por la fe quién es 
Jesús, pudieron ver y hacer ver los rasgos de su Misterio durante toda 
su vida terrena. Desde los pañales de su natividad (Lc 2, 7) hasta el 
vinagre de su Pasión (cf Mt 27, 48) y el sudario de su Resurrección (cf 
Jn 20, 7), todo en la vida de Jesús es signo de su Misterio. A través de 
sus gestos, sus milagros y sus palabras, se ha revelado que "en él 
reside toda la plenitud de la Divinidad corporalmente" (Col 2, 9). Su 
humanidad aparece así como el "sacramento" 609 774, es decir, el 
signo y el instrumento de su divinidad y de la salvación que trae 
consigo: lo que había de visible en su vida terrena 477 conduce al 
misterio invisible de su filiación divina y de su misión redentora.

Los rasgos comunes en los Misterios de Jesús

516 Toda la vida de Cristo es Revelación del Padre: sus palabras 65 
y sus obras, sus silencios y sus sufrimientos, su manera de ser y de 
hablar. Jesús puede decir: "Quien me ve a mí, ve al Padre" (Jn 14, 9), y 
el Padre: "Este es mi Hijo amado; escuchadle" (Lc 9, 35). Nuestro 
Señor, al haberse hecho para cumplir la voluntad del Padre (cf Hb 10, 
5-7), nos "manifestó el amor que nos tiene" (I Jn 4,9) 2708 con los 
menores rasgos de sus misterios.

517 Toda la vida de Cristo es Misterio de Redención. La Redención 
606 nos viene ante todo por la sangre de la cruz (cf Ef 1, 7; Col 1, 
13-14; 1 P 1, 18-19), pero este misterio está actuando en toda la vida 
de Cristo: ya en su Encarnación porque haciéndose pobre 1115 nos 
enriquece con su pobreza (cf 2 Co 8, 9); en su vida oculta donde 
repara nuestra insumisión mediante su sometimiento (cf Lc 2, 51); en 
su palabra que purifica a sus oyentes (cf Jn 15, 3); en sus curaciones y 
en sus exorcismos, por las cuales "él tomó nuestras flaquezas y cargó 
con nuestras enfermedades" (Mt 8, 17; cf Is 53, 4); en su Resurrección, 
por medio de la cual nos justifica (cf Rm 4,25).

518 Toda la vida de Cristo es Misterio de Recapitulación. Todo 668 
2748 lo que Jesús hizo, dijo y sufrió, tuvo como finalidad restablecer al 
hombre caído en su vocación primera:

Cuando se encarnó y se hizo hombre, recapituló en sí mismo la larga 
historia de la humanidad procurándonos en su propia historia la salvación de 
todos, de suerte que lo que perdimos en Adán, es decir, el ser imagen y 
semejanza de Dios, lo recuperamos en Cristo Jesús (S. Ireneo, haer. 3, 18, 
1). Por lo demás, ésta es la razón por la cual Cristo ha vivido todas las 
edades de la vida humana, devolviendo así a todos los hombres la comunión 
con Dios (ibid. 3, 18, 7; cf 2, 22, 4).

Nuestra comunión en los Misterios de Jesús

519 Toda la riqueza de Cristo "es para todo hombre y 793 constituye 
el bien de cada uno" (RH 11). Cristo no vivió su vida para sí mismo, 
sino para nosotros, desde su Encarnación "por nosotros 602 los 
hombres y por nuestra salvación" hasta su muerte "por nuestros 
pecados" (I Co 15, 3) y en su Resurrección para nuestra justificación 
(Rm 4, 25). Todavía ahora, es "nuestro abogado cerca del Padre" (I Jn 
2, 1), "estando siempre vivo para interceder en nuestro favor" (Hb 7, 
25). Con todo lo que vivió y sufrió por nosotros de una vez por todas, 
permanece presente para siempre 1085 "ante el acatamiento de Dios 
en favor nuestro" (Hb 9, 24).

520 Toda su vida, Jesús se muestra como nuestro modelo (cf Rm 
15, 5; Flp 2, 5) 459: El es el "hombre perfecto" (GS 38) que 359 nos 
invita a ser sus discípulos y a seguirle: con su anonadamiento, nos 
2607 ha dado un ejemplo que imitar (cf Jn 13, 15); con su oración atrae 
a la oración (cf Lc 11, 1); con su pobreza, llama a aceptar libremente la 
privación y las persecuciones (cf Mt 5, 11-12).

521 Todo lo que Cristo vivió hace que podamos vivirlo en El y 2715 
que El lo viva en nosotros. "El Hijo de Dios con su encarnación se ha 
unido en cierto modo con todo hombre" (GS 22, 2). Estamos 1391 
llamados a no ser más que una sola cosa con El; nos hace comulgar 
en cuanto miembros de su Cuerpo en lo que El vivió en su carne por 
nosotros y como modelo nuestro:

Debemos continuar y cumplir en nosotros los estados y Misterios de 
Jesús, y pedirle con frecuencia que los realice y lleve a plenitud en nosotros y 
en toda su Iglesia... Porque el Hijo de Dios tiene el designio de hacer 
participar y de extender y continuar sus Misterios en nosotros y en toda su 
Iglesia por las gracias que El quiere comunicarnos y por los efectos que 
quiere obrar en nosotros gracias a estos Misterios. Y por este medio quiere 
cumplirlos en nosotros (S. Juan Eudes, regn.)


II LOS MISTERIOS DE LA INFANCIA Y DE LA VIDA OCULTA DE 
JESUS 

Los preparativos

522 La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento 711 
762 tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. Ritos y 
sacrificios, figuras y símbolos de la "Primera Alianza" (Hb 9, 15), todo lo 
hace converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los 
profetas que se suceden en Israel. Además, despierta en el corazón de 
los paganos una espera, aún confusa, de esta venida. 

523 712:720 San Juan Bautista es el precursor (cf Hch 13, 24) 
inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino (cf Mt 3, 3). 
"Profeta del Altísimo" (Lc 1, 76), sobrepasa a todos los profetas (cf Lc 
7, 26), de los que es el último (cf Mt 11, 13), e inaugura el Evangelio (cf 
Hch 1, 22; Lc 16, 16); desde el seno de su madre (cf Lc 1, 41) saluda 
la venida de Cristo y encuentra su alegría en ser "el amigo del esposo" 
(Jn 3, 29) a quien señala como "el Cordero de Dios que quita el pecado 
del mundo" (Jn 1, 29). Precediendo a Jesús "con el espíritu y el poder 
de Elías" (Lc 1, 17), da testimonio de él mediante su predicación, su 
bautismo de conversión y finalmente con su martirio (cf Mc 6, 17-29). 

524 1171 Al celebrar anualmente la liturgia de Adviento, la Iglesia 
actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación 
de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente 
deseo de su segunda Venida (cf Ap 22, 17). Celebrando la natividad y 
el martirio del Precursor, la Iglesia se une al deseo de éste: "Es preciso 
que él crezca y que yo disminuya" (Jn 3, 30). 

El Misterio de Navidad

525 Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre 
(cf Lc 2, 6-7); unos sencillos pastores son los primeros testigos 437 del 
acontecimiento. En esta pobreza se manifiesta la gloria del 2443 cielo 
(cf Lc 2, 8-20). La Iglesia no se cansa de cantar la gloria de esta 
noche: 

La Virgen da hoy a luz al Eterno 
Y la tierra ofrece una gruta al Inaccesible. 
Los ángeles y los pastores le alaban 
Y los magos avanzan con la estrella. 
Porque Tú has nacido para nosotros, 
Niño pequeño, ¡Dios eterno! 
                                          (Kontakion, de Romanos el Melódico)


526 "Hacerse niño" con relación a Dios es la condición para entrar 
en el Reino (cf Mt 18, 3-4); para eso es necesario abajarse (cf Mt 23, 
12), hacerse pequeño; más todavía: es necesario "nacer de lo alto" (Jn 
3, 7), "nacer de Dios" (Jn 1, 13) para "hacerse hijos de Dios" (Jn 1, 12). 
El Misterio de Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo "toma 
forma" en nosotros (Ga 4, 19). Navidad es el Misterio de este 
"admirable intercambio": 

O admirabile commercium! El Creador del género humano, tomando 
cuerpo y alma, nace de una virgen y, hecho hombre sin concurso de varón, 
nos da parte en su divinidad (LH, antífona de la octava de Navidad). 460

Los Misterios de la infancia de Jesús

527 La Circuncisión de Jesús, al octavo día de su nacimiento (cf Lc 
2, 21), es señal de su inserción en la descendencia de Abraham, en el 
pueblo de la Alianza, de su sometimiento a la Ley (cf Ga 4, 4) 580 y de 
su consagración al culto de Israel en el que participará durante toda su 
vida. Este signo prefigura "la circuncisión en 1214 Cristo" que es el 
Bautismo (Col 2, 11 - 13). 

528 La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de 439 
Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo. Con el bautismo de Jesús en 
el Jordán y las bodas de Cana (cf LH, Antífona del Magníficat de las 
segundas vísperas de Epifanía), la Epifanía celebra la adoración de 
Jesús por unos "magos" venidos de Oriente (Mt 2, 1). En estos 
"magos", representantes de religiones paganas de pueblos vecinos, el 
Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la 
Encarnación, la Buena Nueva de la salvación. La llegada de los magos 
a Jerusalén para "rendir homenaje al rey de los judíos" (Mt 2, 2) 
muestra que buscan en Israel, a la luz mesiánica de la estrella de David 
(cf Nm 24, 17; Ap 22, 16), al que será el rey de las naciones (cf Nm 24, 
17-19). Su venida significa que los gentiles no pueden descubrir a 
Jesús y adorarle como Hijo de Dios y Salvador del mundo sino 
volviéndose hacia los judíos (cf Jn 4, 22) y 711:716 recibiendo de ellos 
su promesa mesiánica tal como está contenida en 122 el Antiguo 
Testamento (cf Mt 2, 4-6). La Epifanía manifiesta que "la multitud de los 
gentiles entra en la familia de los patriarcas" (S. León Magno, serm. 23 
) y adquiere la "israelítica dignitas" (MR, Vigilia pascual 26: oración 
después de la tercera lectura).

529 583 La Presentación de Jesús en el Templo (cf Lc 2, 22-39) lo 
muestra como el Primogénito que pertenece al Señor (cf Ex 13, 
2.12-13). Con Simeón y Ana toda la expectación de Israel es la que 
viene al Encuentro de su Salvador (la tradición bizantina llama 439 así a 
este acontecimiento). Jesús es reconocido como el Mesías tan 
esperado, "luz de las naciones" y "gloria de Israel", pero también "signo 
de contradicción". La espada de dolor predicha a María anuncia 614 
otra oblación, perfecta y única, la de la Cruz que dará la salvación que 
Dios ha preparado "ante todos los pueblos".

530 La Huida a Egipto y la matanza de los inocentes (cf Mt 2, 13-18) 
manifiestan la oposición de las tinieblas a la luz: "Vino a su Casa, y los 
suyos no lo recibieron" (Jn 1, 11). Toda la vida de Cristo estará bajo el 
signo de la 574 persecución. Los suyos la comparten con él (cf Jn 15, 
20). Su vuelta de Egipto (cf Mt 2, 15) recuerda el éxodo (cf Os 11, 1) y 
presenta a Jesús como el liberador definitivo.

Los Misterios de la vida oculta de Jesús

531 Jesús compartió, durante la mayor parte de su vida, la 
condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana 
2427 sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa 
judía sometida a la ley de Dios (cf Ga 4, 4), vida en la comunidad. De 
todo este período se nos dice que Jesús estaba "sometido" a sus 
padres y que "progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante 
Dios y los hombres" (Lc 2, 51-52).

532 Con la sumisión a su madre, y a su padre legal, Jesús cumple 
2214:2220 con perfección el cuarto mandamiento. Es la imagen temporal 
de su obediencia filial a su Padre celestial. La sumisión cotidiana de 
Jesús a José y a María anunciaba y anticipaba la sumisión del Jueves 
Santo: "No se haga mi voluntad..." (Lc 22, 42). La obediencia de Cristo 
en lo cotidiano de la vida oculta inauguraba ya la obra de restauración 
de lo que la desobediencia de Adán había destruido (cf Rm 5, 19). 

533 La vida oculta de Nazaret permite a todos entrar en comunión 
con Jesús a través de los caminos más ordinarios de la vida humana: 

Nazaret es la escuela donde se comienza a entender la vida de Jesús: la 
escuela del Evangelio Una lección de silencio ante 2717 todo. Que nazca en 
nosotros la estima del silencio, esta condición del espíritu admirable e 
inestimable Una lección de vida 2204 familiar. Que Nazaret nos enseñe lo que 
es la familia, su comunión de amor, su austera y sencilla belleza, su carácter 
sagrado e inviolable... Una lección de trabajo. Nazaret, oh casa del "Hijo del 
Carpintero", aquí es donde querríamos comprender y celebrar la ley severa y 
redentora del trabajo humano...; cómo querríamos, en fin, saludar aquí a todos 
los trabajadores del mundo entero y enseñarles su gran modelo, su hermano 
divino (Pablo VI, discurso 5 enero 1964 en Nazaret). 2427

534 El hallazgo de Jesús en el Templo (cf Lc 2, 41-52) es el 583 único 
suceso que rompe el silencio de los Evangelios sobre los años ocultos de 
Jesús. Jesús deja entrever en ello el misterio de su 2599 consagración total a una misión derivada de su filiación divina: "¿No sabíais que me debo a los asuntos de mi Padre?" María y José "no comprendieron" esta palabra, pero la acogieron en la fe, y 964 María "conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón", a lo largo de todos los años en que Jesús permaneció oculto en el silencio de una vida ordinaria.


III LOS MISTERIOS DE LA VIDA PUBLICA DE JESUS

El Bautismo de Jesús
J/BAU/CEC

535 El comienzo (cf Lc 3, 23) de la vida pública de Jesús es su 
bautismo por Juan en el Jordán (cf Hch 1, 22). Juan proclamaba "un 
bautismo de conversión para el perdón de los pecados" 719:720 (Lc 3, 
3). Una multitud de pecadores, publicanos y soldados (cf Lc 3, 10 14), 
fariseos y saduceos (cf Mt 3, 7) y prostitutas (cf Mt 21, 32) viene a 
hacerse bautizar por él. "Entonces aparece Jesús". El Bautista duda. 
Jesús insiste y recibe el bautismo. Entonces el Espíritu Santo, en forma 
de paloma, viene sobre Jesús, y la voz del cielo 701 proclama que él es 
"mi Hijo amado" (Mt 3, 13-17). Es la manifestación ("Epifanía") de Jesús 
como Mesías de Israel e Hijo de Dios. 438

536 El bautismo de Jesús es, por su parte, la aceptación y la 
inauguración de su misión de Siervo doliente. Se deja contar entre 606 
los pecadores (cf Is 53, 12); es ya "el Cordero de Dios que quita el 
pecado del mundo" (Jn 1, 29); anticipa ya el "bautismo" de su 1224 
muerte sangrienta (cf Mc 10, 38; Lc 12, 50). Viene ya a "cumplir toda 
justicia" (Mt 3, 15), es decir, se somete enteramente a la voluntad de su 
Padre: por amor acepta el bautismo de muerte para la remisión de 
nuestros pecados (cf Mt 26, 39). A esta aceptación responde la voz del 
Padre que pone toda su complacencia en su 444 Hijo (cf Lc 3, 22; Is 42, 
1). El Espiritu que Jesús posee en plenitud 727 desde su concepción 
viene a "posarse" sobre él (Jn 1, 32-33; cf Is 11, 2). 739 De él manará 
este Espíritu para toda la humanidad. En su bautismo, "se abrieron los 
cielos" (Mt 3, 16) que el pecado de Adán había cerrado; y las aguas 
fueron santificadas por el descenso de Jesús y del Espíritu como 
preludio de la nueva creación.

537 1262 Por el bautismo, el cristiano se asimila sacramentalmente a 
Jesús que anticipa en su bautismo su muerte y su resurrección: debe 
entrar en este misterio de rebajamiento humilde y de arrepentimiento, 
descender al agua con Jesús, para subir con él, renacer del agua y del 
Espíritu para convertirse, en el Hijo, en hijo amado del Padre y "vivir 
una vida nueva" (Rm 6, 4):

Enterrémonos con Cristo por el Bautismo, para resucitar con él; 
descendamos con él para ser ascendidos con él; ascendamos con él para ser 
glorificados con él (S. Gregorio Nacianc., Or. 40,9).

Todo lo que aconteció en Cristo nos enseña que después del baño de 
agua, el Espíritu Santo desciende sobre nosotros desde lo alto del cielo y 
que, adoptados por la Voz del Padre, llegamos a ser hijos de Dios (S. Hilario, 
Mat. 2).

Las Tentaciones de Jesús
J/TENTACIONES/CEC

538 Los evangelios hablan de un tiempo de soledad de Jesús en el 
desierto inmediatamente después de su bautismo por Juan: "Impulsado 
por el Espíritu" al desierto, Jesús permanece allí sin comer durante 
cuarenta días; vive entre los animales y los ángeles le servían (cf Mc 1, 
12-13). Al final de este tiempo, Satanás le 394 tienta tres veces 
tratando de poner a prueba su actitud filial hacia 518 Dios. Jesús 
rechaza estos ataques que recapitulan las tentaciones de Adán en el 
Paraíso y las de Israel en el desierto, y el diablo se aleja de él "hasta el 
tiempo determinado" (Lc 4, 13). 

539 Los evangelistas indican el sentido salvífico de este 
acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel 
allí donde el primero sucumbió a la tentación Jesús cumplió 
perfectamente 397 la vocación de Israel: al contrario de los que 
anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto 
(cf Sal 95, 10), Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente 
obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él 
ha "atado al hombre fuerte" 385 para despojarle de lo que se había 
apropiado (Mc 3, 27). La victoria de Jesús en el desierto sobre el 
Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia 
de su amor filial al Padre. 609

540 La tentación de Jesús manifiesta la manera que tiene de ser 
2119 Mesías el Hijo de Dios, en oposición a la que le propone Satanás 
y a la que los hombres (cf Mt 16, 21-23) le quieren atribuir. Es por eso 
por lo que Cristo venció al Tentador a favor nuestro: "Pues no 519 2849 
tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras 
flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el 
pecado" (Hb 4, 15). La Iglesia se une todos los años, durante los 
cuarenta días de Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto. 1438

"El Reino de Dios está cerca"
J/RD/CEC

541 "Después que Juan fue preso, marchó Jesús a Galilea; y 
proclamaba la Buena Nueva de Dios: 'El tiempo se ha cumplido y el 
Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva" 2816, 
(Mc 1, 15). "Cristo, por tanto, para hacer la voluntad del Padre, 
inauguró en la tierra el Reino de los cielos" (LG 3). Pues bien, 763 la 
voluntad del Padre es "elevar a los hombres a la participación de la 
vida divina" (LG 2). Lo hace reuniendo a los hombres en torno a su 
Hijo, Jesucristo. Esta reunión es la Iglesia, que es sobre la tierra "el 
germen y el comienzo de este Reino" (LG 5). 669 768 865

542 Cristo es el corazón mismo de esta reunión de los hombres 
como "familia de Dios". Los convoca en torno a él por su palabra, 2233 
por sus señales que manifiestan el Reino de Dios, por el envío de sus 
discípulos. Sobre todo, él realizará la venida de su Reino por medio del 
gran Misterio de su Pascua: su muerte en la Cruz y su Resurrección. 
"Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 
12, 32). A esta unión con Cristo están llamados 789 todos los hombres 
(cf LG 3).

El anuncio del Reino de Dios

543 Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. 
Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel (cf Mt 10, 5-7), este 
reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las 
naciones (cf Mt 8, 11; 28, 19). Para entrar en él, es necesario 764 
acoger la palabra de Jesús:

La Palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo: los 
que escuchan con fe y se unen al pequeño rebaño de Cristo han acogido el 
Reino; después la semilla, por sí misma, germina y crece hasta el tiempo de 
la siega (LG S).

544 709 El Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, es decir 
a los que lo acogen con un corazón humilde. Jesús fue enviado para 
2443 "anunciar la Buena Nueva a los pobres" (Lc 4, 18; cf 7, 22). Los 
2546 declara bienaventurados porque de "ellos es el Reino de los 
cielos" (Mt 5, 3); a los "pequeños" es a quienes el Padre se ha dignado 
revelar las cosas que ha ocultado a los sabios y prudentes (cf Mt 11, 
25). Jesús, desde el pesebre hasta la cruz comparte la vida de los 
pobres; conoce el hambre (cf Mc 2, 23-26; Mt 21, 18), la sed (cf Jn 4, 
6-7; 19, 28) y la privación (cf Lc 9, 58). Aún más: se identifica con los 
pobres de todas clases y hace del amor activo hacia ellos la condición 
para entrar en su Reino (cf Mt 25, 31 -46).

545 1443 Jesús invita a los pecadores al banquete del Reino: "No he 
588 1846 venido a llamar a justos sino a pecadores" (Mc 2, 17; cf 1 Tm 
1, 15). Les invita a la conversión, sin la cual no se puede entrar en el 
Reino, pero les muestra de palabra y con hechos la misericordia 1439 
sin límites de su Padre hacia ellos (cf Lc 15, 11-32) y la inmensa 
"alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta" (Lc 15, 7). La 
prueba suprema de este amor será el sacrificio de su propia vida "para 
remisión de los pecados" (Mt 26, 28).

546 2613 Jesús llama a entrar en el Reino a través de las parábolas, 
rasgo típico de su enseñanza (cf Mc 4, 33-34). Por medio de ellas invita 
al banquete del Reino (cf Mt 22, 1-14), pero exige también una elección 
radical para alcanzar el Reino, es necesario darlo todo (cf Mt 13, 
44-45); las palabras no bastan, hacen falta obras (cf Mt 21, 28-32). Las 
parábolas son como un espejo para el hombre: ¿acoge la palabra 
como un suelo duro o como una buena tierra (cf Mt 13, 3-9)? ¿Qué 
hace con los talentos recibidos (cf Mt 25, 14 30)? Jesús y la presencia 
del Reino en este mundo están secretamente en el corazón de las 
parábolas. Es preciso entrar en el Reino, 542 es decir, hacerse 
discípulo de Cristo para "conocer los Misterios del Reino de los cielos" 
(Mt 13, 11). Para los que están "fuera" (Mc 4, 11), la enseñanza de las 
parábolas es algo enigmático (cf Mt 13, 10-15).

Los signos del Reino de Dios
RD/SIGNOS/CEC

547 670 Jesús acompaña sus palabras con numerosos "milagros, 
prodigios y signos" (Hch 2, 22) que manifiestan que el Reino está 
presente en El. Ellos atestiguan que Jesús es el Mesías anunciado 439 
(cf, Lc 7, 18-23).

548 Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le 
ha enviado (cf Jn 5, 36; 10, 25). Invitan a creer en Jesús 156 (cf Jn 156 
10, 38). Concede lo que le piden a los que acuden a él con fe 2616 (cf 
Mc 5, 25-34; 10, 52). Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Aquel 
que hace las obras de su Padre: éstas testimonian que él es Hijo de 
Dios (cf Jn 10, 31-38). Pero también pueden ser 574 "ocasión de 
escándalo" (Mt 11, 6). No pretenden satisfacer la curiosidad ni los 
deseos mágicos. A pesar de tan evidentes milagros, Jesús es 
rechazado por algunos 447 (cf Jn 11, 47-48); incluso se le acusa de 
obrar movido por los demonios (cf Mc 3, 22).

549 Al liberar a algunos hombres de los males terrenos del hambre 
(cf Jn 6, 5-15), de la injusticia (cf Lc 19, 8), 1503 de la enfermedad y de 
la muerte (cf Mt 11, 5), Jesús realizó unos signos mesiánicos; no 
obstante, no vino para abolir todos los males aquí abajo (cf Lc 12, 13. 
14; Jn 18, 36), sino a liberar a los hombres de la esclavitud más grave, 
la del pecado (cf Jn 8, 34-36), que es el obstáculo 440 en su vocación 
de hijos de Dios y causa de todas sus servidumbres humanas.

550 La venida del Reino de Dios es la derrota del reino de 394 
Satanás (cf Mt 12, 26): "Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los 
demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios" (Mt 12, 28). 
Los exorcismos de Jesús liberan a los hombres del dominio 1673 de los 
demonios (cf Lc 8, 26-39). Anticipan la gran victoria de Jesús sobre "el 
príncipe de este mundo" (Jn 12, 31). Por la Cruz de 440 2816 Cristo 
será definitivamente establecido el Reino de Dios: "Regnavit a ligno 
Deus" ("Dios reinó desde el madero de la Cruz", himno "Vexilla 
Regís").

"Las llaves del Reino"

551 Desde el comienzo de su vida pública Jesús eligió unos 858 
hombres en número de doce para estar con El y participar en su misión 
(cf Mc 3, 13-19); les hizo partícipes de su autoridad "y los envió a 
proclamar el Reino de Dios y a curar" (Lc 9, 2). Ellos permanecen para 
siempre asociados al Reino de Cristo porque por 765 medio de ellos 
dirige su Iglesia: 

Yo, por mi parte, dispongo el Reino para vosotros, como mi Padre lo 
dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os 
sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Lc 22,29-30). 

552 880 En el colegio de los doce Simón Pedro ocupa el primer 
lugar (cf Mc 3, 16; 9, 2; Lc 24, 34; l Co 15, 5). Jesús le confía una 153 
442 misión única. Gracias a una revelación del Padre, Pedro había 
confesado: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Entonces Nuestro 
Señor le declaró: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi 
Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16, 
18). Cristo, "Piedra viva" (1 P 2, 4), asegura a su Iglesia, edificada 
sobre Pedro, la victoria sobre los poderes de la muerte. Pedro, 424 a 
causa de la fe confesada por él, será la roca inquebrantable de la 
Iglesia. Tendrá la misión de custodiar esta fe ante todo desfallecimiento 
y de confirmar en ella a sus hermanos (cf Lc 22, 32). 

553 Jesús ha confiado a Pedro una autoridad específica: "A ti 381 te 
daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra 
quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará 
desatado en los cielos" (Mt 16, 19). El poder de las llaves designa la 
autoridad para gobernar la casa de Dios, que es la Iglesia. Jesús, "el 
Buen Pastor" (Jn 10, 11) confirmó este encargo después de su 
resurrección: "Apacienta mis ovejas" (Jn 21, 15-17). El poder de 1445 
"atar y desatar" significa la autoridad para absolver los pecados, 
pronunciar sentencias doctrinales y tomar decisiones disciplinares en la 
Iglesia. Jesús confió esta autoridad a la Iglesia por el ministerio 641 881 
de los apóstoles (cf Mt 18, 18) y particularmente por el de Pedro, el 
único a quien El confió explícitamente las llaves del Reino.

Una visión anticipada del Reino: La Transfiguración.
J/TRANSFIGURACION/CEC

554 A partir del día en que Pedro confesó que Jesús es el Cristo, el 
Hijo de Dios vivo, el Maestro "comenzó a mostrar a sus discípulos que 
él debía ir a Jerusalén, y sufrir... y ser condenado a muerte y resucitar 
al tercer día" (Mt 16, 21): Pedro rechazó este anuncio (cf Mt 16, 22-23), 
los otros no lo comprendieron mejor (cf Mt 17, 23; Lc 9, 45). En este 
contexto se sitúa el episodio misterioso 697 2600 de la Transfiguración 
de Jesús (cf Mt 17, 1-8 par.: 2 P 1, 16 18), sobre una montaña, ante 
tres testigos elegidos por él: Pedro, Santiago y Juan. El rostro y los 
vestidos de Jesús se pusieron fulgurantes como la luz, Moisés y Elías 
aparecieron y le "hablaban de su partida, que estaba para cumplirse 
en Jerusalén" (Lc 9, 31). Una nube les cubrió y se oyó una voz desde 
el cielo 444 que decía: "Este es mi Hijo, mi elegido; escuchadle" (Lc 9, 
35).

555 Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así 
la confesión de Pedro. Muestra también que para "entrar en 2576 2583 
su gloria" (Lc 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén. 
Moisés y Elías habían visto la gloria de Dios en la Montaña; la Ley y los 
profetas habían anunciado los sufrimientos del Mesías (cf Lc 24, 27). 
La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo 
actúa como siervo de Dios (cf Is 42, 1). La nube indica la presencia del 
Espiritu Santo: "Tota Trinitas apparuit: Pater 257 in voce; Filius in 
nomine, Spiritus in nube clara" ("Apareció toda la Trinidad: el Padre en 
la voz, el Hijo en el hombre, el Espiritu en la nube luminosa", Santo 
Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2). 

Tú te has transfigurado en la montaña, y, en la medida en que ellos eran 
capaces, tus discípulos han contemplado tu Gloria, oh Cristo Dios, a fin de 
que cuando te vieran crucificado comprendiesen que tu Pasión era voluntaria y 
anunciasen al mundo que Tú eres verdaderamente la irradiación del Padre 
(Liturgia bizantina, Kontakion de la Fiesta de la Transfiguración). 

556 En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en el de la 
Pascua, la Transfiguración. Por el Bautismo de Jesús "fue manifestado 
el misterio de la primera regeneración": nuestro bautismo; la 
Transfiguración "es es sacramento de la segunda regeneración": 
nuestra propia resurrección (Santo Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2). Desde 
ahora nosotros participamos en la Resurrección del Señor 1003 por el 
Espíritu Santo que actúa en los sacramentos del Cuerpo de Cristo. La 
Transfiguración nos concede una visión anticipada de la gloriosa 
venida de Cristo "el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro 
en un cuerpo glorioso como el suyo" (Flp 3, 21). Pero ella nos recuerda 
también que "es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para 
entrar en el Reino de Dios" (Hch 14, 22): 
Pedro no había comprendido eso cuando deseaba vivir con Cristo en la 
montaña (cf Lc 9, 33). Te ha reservado eso, oh Pedro, para después de la 
muerte. Pero ahora, él mismo dice: Desciende para penar en la tierra, para 
servir en la tierra, para ser despreciado y crucificado en la tierra. La Vida 
desciende para hacerse matar; el Pan desciende para tener hambre; el 
Camino desciende para fatigarse andando; la Fuente desciende para sentir la 
sed; y tú, ¿vas a negarte a sufrir? (S. Agustín, serm. 78, 6). 

La subida de Jesús a Jerusalén
JERUSALEN/ENTRADA

557 "Como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó 
en su voluntad de ir a Jerusalén" (Lc 9, 51; cf Jn 13, 1). Por esta 
decisión, manifestaba que subía a Jerusalén dispuesto a morir. En tres 
ocasiones había repetido el anuncio de su Pasión y de su 
Resurrección (cf Mc 8, 31-33; 9, 31-32; 10, 32-34). Al dirigirse a 
Jerusalén dice: "No cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén" 
(Lc 13, 33). 

558 Jesús recuerda el martirio de los profetas que habían sido 
muertos en Jerusalén (cf Mt 23, 37a). Sin embargo, persiste en llamar a 
Jerusalén a reunirse en torno a él: "¡Cuántas veces he querido reunir a 
tus hijos, como una gallina reune a sus pollos bajo las alas y no habéis 
querido!" (Mt 23, 37b). Cuando está a la vista de Jerusalén, llora sobre 
ella y expresa una vez más el deseo de su corazón: "¡si también tú 
conocieras en este día el mensaje de paz! pero ahora está oculto a tus 
ojos" (Lc l9, 41-42). 

La entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén

559 ¿Cómo va a acoger Jerusalén a su Mesías? Jesús rehuyó 
siempre las tentativas populares de hacerle rey (cf Jn 6, 15), pero elige 
el momento y prepara los detalles de su entrada mesiánica en la 
ciudad de "David, su padre" (Lc 1,32; cf Mt 21, 1-11). Es aclamado 
como hijo de David, el que trae la salvación ("Hosanna" quiere decir 
"`sálvanos!", "¡Danos la salvación!"). Pues bien, el "Rey de la Gloria" 
(Sal 24, 7-10) entra en su ciudad "montado en un asno" (Za 9, 9): no 
conquista a la hija de Sión, figura de su Iglesia, ni por la astucia ni por 
la violencia, sino por la humildad que da testimonio de la Verdad (cf Jn 
18, 37). Por eso los súbditos de su Reino, aquel día fueron los niños 
(cf Mt 21, 15-16; Sal 8, 3) 333 y los "pobres de Dios", que le aclamaban 
como los ángeles lo anunciaron a los pastores (cf Lc 19, 38; 2, 14). Su 
aclamación, "Bendito el que viene en el nombre del Señor" (Sal 118, 
26), ha sido 1352 recogida por la Iglesia en el "Sanctus" de la liturgia 
eucarística para introducir al memorial de la Pascua del Señor. 

560 550 2816 La entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida 
del Reino que el Rey-Mesías llevará a cabo mediante la Pascua de su 
Muerte y de su Resurrección. Con su celebración, el domingo de 1169 
Ramos, la liturgia de la Iglesia abre la Semana Santa. 

RESUMEN 

561 "La vida entera de Cristo fue una continua enseñanza: su 
silencio, sus milagros, sus gestos, su oración, su amor al hombre, su 
predilección por los pequeños y los pobres, la aceptación total del 
sacrificio en la cruz por la salvación del mundo, su resurrección, son la 
actuación de su palabra y el cumplimiento de la revelación " (CT 9).

562 Los discípulos de Cristo deben asemejarse a él hasta que él 
crezca y se forme en ellos (cf Ga 4, 19). "Por eso somos integrados en 
los misterios de su vida: con él estamos identificados, muertos y 
resucitados hasta que reinemos con él" (LG 7).

563 Pastor o mago, nadie puede alcanzar a Dios aquí abajo sino 
arrodillándose ante el pesebre de Belén y adorando a Dios escondido 
en la debilidad de un niño. 

564 Por su sumisión a María y a José, así como por su humilde 
trabajo durante largos años en Nazaret, Jesús nos da el ejemplo de la 
santidad en la vida cotidiana de la familia y del trabajo.

565 Desde el comienzo de su vida pública, en su bautismo, Jesús es 
el "Siervo" enteramente consagrado a la obra redentora que llevará a 
cabo en el "bautismo" de su pasión.

566 La tentación en el desierto muestra a Jesús, humilde Mesías 
que triunfa de Satanás mediante su total adhesión al designio de 
salvación querido por el Padre.

567 El Reino de los cielos ha sido inaugurado en la tierra por Cristo. 
"Se manifiesta a los hombres en las palabras, en las obras y en la 
presencia de Cristo" (LG S). La Iglesia es el germen y el comienzo de 
este Reino. Sus llaves son confiadas a Pedro.

568 La Transfiguración de Cristo tiene por finalidad fortalecer la fe 
de los apóstoles ante la proximidad de la Pasión: la subida a un "monte 
alto" prepara la subida al Calvario. Cristo, Cabeza de la Iglesia, 
manifiesta lo que su cuerpo contiene e irradia en los sacramentos: "la 
esperanza de la gloria" (Col 1, 27) (cf S. León Magno, serm. 51, 3).

569 Jesús ha subido voluntariamente a Jerusalén sabiendo 
perfectamente que allí moriría de muerte violenta a causa de la 
contradicción de los pecadores (cf Hb 12, 3).

570 La entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida del 
Reino que el Rey- Mesías, recibido en su ciudad por los niños y por los 
humildes de corazón, va a llevar a cabo por la Pascua de su Muerte y 
de su Resurrección.