CATECUMENADO 61

 


LA CREACIÓN, REGALO DE DIOS




OBJETIVO CATEQUÉTICO 
* Descubrir el mundo y la vida como:
- Regalo de Dios.
- Tarea del hombre. 
- Motivo de alabanza al Padre.

6. Experiencia histórica de Israel: reconocimiento de Dios creador a 
través de la fe en Dios salvador 
En la fe de Israel -y en su culminación, la fe cristiana- no es lo primario 
el pensamiento humano que, desde su poder original y autónomo, se 
hace con la realidad. Es la realidad radical, Dios mismo, quien se 
apodera del pensamiento, que, de este modo, queda iluminado. Israel 
descubre a Dios como Señor de la naturaleza después de reconocerlo 
como Señor de la historia: llega a la fe en Dios creador a través de su fe 
en El como salvador. Habiendo reconocido en diversos sucesos del 
pasado a Dios que salva a su pueblo, ha llegado a creer que la creación 
es también obra del amor de Dios. La creación es el primer momento de 
la historia de la salvación. De este modo, el pensamiento israelita de la 
creación no es el resultado de una especulación sobre el ser y el origen 
de las cosas. Israel ha pasado por la experiencia del señorío y de la 
salvación de Dios en diversos sucesos de su historia y esto ha venido a 
ser el centro de su fe y de su visión de lo más profundo de la realidad: 
Dios se manifiesta como amor fiel y el hombre se encuentra envuelto y 
sostenido por este misterio de amor (9). 

7. «En el principio creó Dios los cielos y la tierra» 
El relato bíblico, relato sacerdotal, cuya redacción definitiva se data 
hacia el siglo V antes de Jesucristo, contiene, bajo formas literarias e 
imágenes de aquella época, un mensaje de valor permanente acerca de 
Dios, acerca del hombre y acerca del mundo. «En el principio creó Dios 
los cielos y la tierra. La tierra era algo caótico y vacío, y tinieblas cubrían 
la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la 
superficie de las aguas» (Gn 1, 1-2). Al hombre moderno le sorprenden 
estas imágenes. En realidad, el desierto y el vacío, como las tinieblas 
sobre el abismo y las aguas, son imágenes que, por su carácter 
negativo, quieren expresar la idea (que no llegará a formularse con 
precisión antes de 2 M 7, 28) de creación a partir de la nada. 
El autor sagrado expresa en un conjunto de imágenes lo que 
posteriormente terminará expresándose en un término abstracto: la 
nada. De todos modos el relato proclama la creación del universo entero 
por Dios, pues la expresión misma «cielo y tierra» designa toda la 
realidad, conforme al modo de hablar hebreo. Bajo una imagen también, 
la del pájaro que vuela sobre el nido donde están sus polluelos, el relato 
bíblico presenta a Dios quien, mientras crea, revolotea amorosamente 
sobre su obra (10). 

8. Creación del mundo a partir de la nada 
La madre de los siete hermanos Macabeos exhorta al menor a 
arrostrar confiado en Dios el martirio: Quien le ha dado la vida, se la 
devolverá. Quien ha creado todo de la nada, tendrá la última palabra. 
También aquí el Creador es el Salvador (/2M/07/28-29). Por primera vez 
aparece en el Antiguo Testamento un término que expresa de un modo 
explícito aquello que frecuentemente había quedado sugerido por 
imágenes: crear de la nada. Por la fe en la creación del universo desde 
la nada, el creyente proclama que Dios trasciende su obra y es su Señor. 
La acción creadora de Dios es enteramente soberana y libre: no 
depende de nada ni de nadie, ni tampoco de ningún instrumento, ni está 
ligada por condición alguna previa. Esta acción es exclusiva de Dios. La 
obra que resulta de ella está del todo en manos del Creador y a El se ha 
de someter enteramente. El capítulo primero del Génesis es, en forma 
narrativa y doxológica, una interpretación del primer mandamiento (Ex 
20, 2-3) (11) 

9. El Padre de Nuestro Señor Jesucristo, creador del mundo desde la 
nada
En el centro de la fe del Nuevo Testamento está la convicción de que 
el mismo Dios que ha cumplido sus promesas de salvación en Jesucristo 
es el Padre, Señor del cielo y de la tierra (Mt. 11, 25). El prólogo del 
Evangelio de San Juan que al empezar a describir la obra liberadora de 
Cristo, tiene conciencia de estar describiendo de nuevo el Génesis, 
proclama la creación del universo desde la nada por la Palabra de Dios: 
«Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe» (Jn 1, 
3). Cristo es justamente esa Palabra hecha carne (Jn 1, 14). El Dios de 
las promesas, quien da la vida a los muertos y llama a las cosas que no 
son, para que sean (Rm 4, 17). En el principio de todo está la acción 
personal, plenamente libre y soberana de Dios. En el principio, la acción 
de Dios Padre está ya orientando su obra entera hacia la plenitud de su 
salvación (12). 

10. El mundo y la vida, don de Dios 
En las obras de su creación no sólo se deja ver el «poder eterno y 
divinidad» (Rm 1, 20) de Dios, sino también su bondad. La creación es 
un acto de la bondad insondable de Dios que llena, por ello, toda su obra 
(Sal 135, 1-9; 32, 5-6; cfr. Gn 1, 9.21.25.31; 2, 3). Pero, además, no sólo 
por bondad crea Dios todas las cosas y lo llena todo de su bondad; 
justamente por su misma acción de crear, Dios ha empezado a 
condescender y a comunicarse a Sí mismo a sus criaturas (syncatábasis, 
Orígenes). La fe del Nuevo Testamento en Jesucristo, mediador de la 
creación (1 Co 8, 6; Col 1, 1 5ss; Jn 1, 1 ss; Hb 1, 2-3), implica, entre 
otras cosas, la afirmación de que Jesucristo, Don del Padre al mundo, es 
la razón de ser, el sentido y la norma del universo. El mundo y la vida 
son, pues, don de Dios. Por ello, creer en el misterio de la creación es 
creer en el amor de Dios, reconocer su amor en el origen mismo del ser, 
comprender la realidad del mundo como don de Dios, vivir toda realidad, 
como dependiente del amor siempre atento y solícito de Dios (13). 

11. El hombre, creado a imagen de Dios 
El autor sagrado de Gn 1 presenta a las distintas clases de seres 
creadas sucesivamente por orden creciente de dignidad, hasta llegar al 
hombre, imagen de Dios y rey de la creación. Tal ordenación es sumaria 
y no está establecida según criterios científicos; no es su objetivo 
ofrecerle al creyente una exposición científica de la génesis del universo, 
de la tierra y de la vida. El relato ordena los seres jerárquicamente: los 
inferiores aparecen antes de los superiores y referidos a éstos. En el 
vértice aparece el hombre. Por su origen, el hombre es, en un sentido 
muy peculiar, criatura de Dios. También es polvo de la tierra (Gn 2, 7). 
Es hombre de la tierra (adam), pero está animado también por un alma 
espiritual. Es imagen de Dios: «Y creó Dios el hombre a su imagen: a 
imagen de Dios lo creó» (Gn 1, 27). 
A pesar de su dependencia de la naturaleza y de sus miserias de todo 
orden, el hombre refleja una grandeza que no le viene de él y constituye, 
sin embargo, lo más íntimo de su ser. Resulta ser el hombre la imagen de 
una plenitud que lo trasciende, pero sin la cual no sería lo que es. En el 
Salmo 8 se afirma del hombre: «Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo 
coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus 
manos, todo lo sometiste bajo sus pies» (/Sal/008/06-7). Por ser imagen 
de Dios, el hombre representa a Dios en el mundo y, como su 
lugarteniente, ejerce su señorío en el mundo. Además, justamente como 
imagen de Dios, puede el hombre entrar en diálogo con Aquel de quien 
es imagen. Pero vistas las cosas desde el Nuevo Testamento, Jesucristo, 
el último Adán, es propia y plenamente la imagen de Dios» (Col 1, 15) 
(14). 

12. Creced, multiplicaos 
El hombre fue creado como varón y mujer: «Hombre y mujer los creó» 
(Gn 1, 27). Varón y mujer se completan mutuamente: deben buscarse 
uno a otro, amarse mutuamente y juntos tener hijos. Esta es la voluntad 
de Dios; para ello les ha dado el amor como participación de su amor y el 
poder de engendrar nueva vida. «Y los bendijo Dios y les dijo: Creced, 
multiplicaos» (Gn 1, 28). En la generación de nuevos seres humanos 
colabora el hombre con el mismo Dios Creador (15). 

13. La creación en nuestras manos: colaboradores de Dios 
Dios coloca al hombre en un mundo bello y bueno (Gn 2, 9), para que 
lo habite, lo cuide, lo guarde y lo humanice. Al presentarle los animales, 
quiere Dios que Adán ejerza su soberanía sobre ellos dándoles nombre 
(2, 19-20; cfr. 1, 28-29). Con ello se da a entender que la naturaleza no 
debe ser adorada, sino dominada, sometida por el hombre. Dios ha 
dejado en sus manos la creación. Posee el hombre una particular 
dignidad y responsabilidad: está llamado a colaborar con Dios en el 
cuidado y ordenación del mundo con el fin de lograr que éste sea 
verdaderamente humano. De la colaboración del hombre depende que el 
mundo y la vida humana manifiesten claramente la gloria de Dios (16). 

14. El fin de la creación, la gloria de Dios Padre 
El relato sacerdotal de Gn 1 presenta la creación en el marco literario 
de la semana que concluye con el descanso del sábado. El marco del 
relato es litúrgico. Con ello, la creación entera aparece ordenada a un 
sábado. Si, según el mismo relato, las cosas fueron apareciendo 
ordenadas al hombre, el hombre a su vez aparece ordenado a Dios. Esta 
ordenación de la vida humana a Dios, la celebra, a pequeña escala, el 
creyente en la liturgia semanal. A gran escala -sugiere el autor sagrado- 
el hombre, con toda la creación, está ordenado a un sábado. Está 
ordenado a Dios. Así, el mundo y la vida son no sólo don de Dios, sino 
además y, por ello mismo, inmensa liturgia de alabanza al Padre. El fin de 
todo el universo es la gloria del Creador, es decir la irradiación y 
comunicación de su bondad. Esto se realiza ya y se realizará plenamente 
al final de los tiempos por Jesucristo para la alabanza de la gloria de Dios 
Padre (Ef 1, 5-6) (17). 

15. Creados para un sábado, para entrar en el descanso de Dios 
La Escritura iluminará progresivamente el designio de Dios: el mundo 
ha sido creado para un sábado, o lo que es lo mismo, para entrar en el 
descanso de Dios. Esto que es proyecto de Dios y también profunda 
aspiración humana, es concedido a todos aquellos que escuchan su voz 
y no endurecen su corazón (Cfr. Nm 14, 21-23). Es la recompensa 
reservada a los creyentes. Así lo dice el autor de la Carta a los Hebreos: 
«Es claro que queda un descanso sabático para el pueblo de Dios.» Y 
también: «Quien entra en el descanso de Dios, descansa de los propios 
trabajos, como Dios descansó de los suyos» (Hb 4, 9-10) (19). 

16. Llamados por Dios a la existencia en un acto de amor. Cada 
persona humana es creación inmediata de Dios 
Los hombres no hemos sido arrojados al mundo en virtud de un azar o 
de un destino ciego, ni tampoco hemos sido abandonados a la propia 
suerte, sino hemos sido llamados por Dios a la existencia en un acto de 
amor libre y desinteresado. Y hemos sido llamados uno a uno, 
personalmente. Cada persona humana es una realidad tan única, que al 
reflexionar sobre su origen tenemos que reconocer de manera especial 
que Dios todavía sigue trabajando (Jn 5, 17). Así, la aparición de un 
hombre es un momento sagrado en el que el poder creador de Dios 
aparece con especial claridad. Todo esto implica la doctrina católica 
sobre la creación inmediata del alma humana. La aparición de un ser 
humano resulta de una colaboración muy peculiar de Dios y del hombre. 
Por ello podemos decir con el salmista: «Tu has creado mis entrañas, me 
has tejido en el seno materno.» (Sal 138, 13) (20). 

17. La fe de la Iglesia en Dios creador 
La Iglesia ha creído, confesado y enseñado que Dios es el Creador y 
Señor del universo. Esta afirmación es central en sus confesiones de fe y 
en su liturgia. Ya el llamado símbolo de los Apóstoles confiesa al Padre 
de Jesucristo: «Padre todopoderoso» (DS 2.11.30.41), palabras que 
apuntan, sin duda, a la creación. La profesión bautismal de la fe empieza 
por la respuesta afirmativa a esta pregunta: «¿Crees en Dios Padre 
todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?» (21). 
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TEMA 61-1

OBJETIVO: 
INICIACIÓN EN LA VISIÓN CRISTIANA DEL MUNDO: 
REGALO DE DIOS, TAREA DEL HOMBRE, MOTIVO DE ALABANZA AL 
PADRE 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Información: personas, hechos, problemas... 
* Presentación del objetivo y plan de la reunión. 
* Presentación del montaje audiovisual Génesis. 
* Diálogo: nuestra reacción ante el montaje. 
* Oración comunitaria. 

PISTA PARA LA REUNIÓN 
* Presentación del montaje audiovisual titulado Génesis, de J. 
ROMAYOR y Equipo Tres Medios (Ed. Tres Medios, Madrid, 1980): sigue 
libremente el relato de los 11 primeros capítulos del Génesis, una historia 
que comenzó hace tiempo, pero de la que seguimos siendo 
protagonistas (ver DEPARTAMENTO DE AUDIOVISUALES (SNC), 
Montajes Audiovisuales. Fichas críticas, G-2). 
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TEMA 61-2

OBJETIVO: 
INICIACIÓN EN LA VISIÓN CRISTIANA DEL MUNDO: 
REGALO DE DIOS, TAREA DEL HOMBRE, MOTIVO DE ALABANZA AL 
PADRE 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Información (personas, hechos, problemas...), salmo inicial. 
* Presentación del objetivo, plan y pista de la reunión. 
* Comunicación de pequeño grupo: teniendo en cuenta la pista 
adjunta,
¿qué frase refleja más nuestra experiencia? ¿Por qué? 
* Puesta en común: lo más importante. 
* Oración comunitaria. 

PISTA PARA LA REUNIÓN 
* Arrojados al mundo por azar o por destino ciego. 
* Abandonados a la propia suerte. 
* Dejados de la mano de Dios. 
* Llamados por Dios a la existencia, uno a uno. 
* Tejidos por Dios en el seno materno (Sal 138,13). 
* Por el mundo y la vida damos gracias a Dios. 
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TEMA 61-3

OBJETIVO: 
INICIACIÓN EN LA VISIÓN CRISTIANA DEL MUNDO: 
REGALO DE DIOS, TAREA DEL HOMBRE, MOTIVO DE ALABANZA AL 
PADRE 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Información (personas, hechos, problemas...).
* Presentación del objetivo y plan de la reunión.
* Presentación del tema 61, resaltando sus puntos clave. 
* Dialogo: lo más importante. 
* Oración comunitaria: Sal 8; Sal 138. 

PISTA PARA LA REUNIÓN 
PUNTOS CLAVE 
* A Dios Creador por Dios Salvador. 
* Un mundo vacío sobre el que planea el Espíritu. 
* A partir de la nada. 
* Padre, Señor del cielo y de la tierra. 
* El mundo y la vida, don de Dios. 
* Ordenación sumaria, jerarquizada, litúrgica. 
* El mundo, tarea del hombre. 
* El hombre, referido a Dios.