LA INSPIRACIÓN BÍBLICA


4.1) Canon de los libros sagrados
4.2) Naturaleza de la inspiración bíblica
4.3) Veracidad y santidad de la Sagrada Escritura
4.4) La interpretación bíblica: criterios racionales y teológicos
4.5) Teología y exégesis bíblica


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4.1 Canon De Los Libros Sagrados.

Suele llamarse canon a un patrón o norma por el que se juzga 
correcto un pensamiento o doctrina. 

El canon cristiano de la Sagrada Escritura (SE), es el conjunto de 
libros que la Iglesia considera oficialmente como base de su 
doctrina y sus costumbres, por el hecho de estar inspirados por 
Dios. La canonicidad implica inspiración.

La inclusión de un libro en el canon no supone necesariamente 
su autenticidad literaria por parte del que aparece como autor de la 
obra. La carta a los Hebreos, por ejemplo, se atribuyó durante 
mucho tiempo a San Pablo. El hecho de que la ciencia bíblica 
considere hoy que el Apóstol no fue su redactor, no priva al libro de 
su canocidad y carácter inspirado.

El canon cristiano del AT contiene libros (Tobías, Judit, Sabiduría, 
Eclesiástico, Baruc y algunas secciones de Daniel) que no 
aparecen en el canon judío. Estos libros son llamados 
deuterocanónicos y fueron aceptados oficialmente como inspirados 
y normativos por el C. de Trento (1546) (D 1502).

El canon de los escritos del NT se formó gradualmente mediante 
un proceso de separación de libros procedentes de un cuerpo más 
numeroso y amplio de obras cristianas muy antiguas. La Iglesia 
hubo de desempeñar en este proceso un papel decisivo e 
insustituible. Hacia el año 300 el canon neotestamentario adquiere 
la configuración que conocemos hoy.

El canon se ordena a identificar y delimitar para los creyentes una 
serie de libros recibidos y leídos en la Iglesia como Palabra de Dios. 
El criterio que influyó en mayor medida para la formación del canon 
bíblico cristiano fue el reconocimiento en los libros de una recta 
regla de fe, una clara apostolicidad y un uso habitual en el culto.




4.2 Naturaleza De La Inspiración Bíblica.

Noción. 

"La revelación que la SE contiene y ofrece ha sido puesta por 
escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo" (DV.11). El término 
inspiración expresa la cualidad más propia de los libros catalogados 
en el canon del AT y del NT.

La inspiración bíblica es un carisma sobrenatural, dado por Dios 
a ciertos hombres en el seno del pueblo de Dios, del antiguo y del 
nuevo testamento, para consignar por escrito con validez general y 
pública aquellos misterios de Dios y de su intervención en la historia 
de la Salvación humana que Dios ha querido que fuesen de este 
modo entregados a la Iglesia por causa de nuestra salud y 
santificación (GER)

De esta definición se desprenden algunas características de la 
inspiración (I):

- La I. divina, es el constitutivo previo necesario para que un libro 
forme parte de la Biblia.

- La I. divina de un escrito, es previa y necesaria para que ese 
escrito sea canónico.

- La I. divina, es un carisma sobrenatural dado por Dios al 
hagiógrafo, para que ponga por escrito y sin error lo que Dios ha 
revelado y quiere comunicar a los hombres.

- El carisma de la I., es transitorio, sobrenatural y gratuito.

- El carisma de la I., proporciona una luz en el entendimiento del 
hagiógrafo para juzgar con "certeza" divina.

- La I. es un don otorgado por Dios, no para la santificación del 
que lo recibe (gracia santificante), sino para el bien de la Iglesia 
(gratia gratis dada).



Naturaleza.

" La Santa Madre Iglesia, fiel a la fe de los Apóstoles, reconoce 
que todos los libros del AT y del NT con todas sus partes, son 
sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del 
Espíritu Santo (Ioh20,31; 2Tim3.16; 2Pet1.19-21), tienen a Dios 
como autor y como tales han sido confiados a la Iglesia" (CVI: DF, 
21; PCB 1915).

En la SE se afirma también la autoridad divina de la Biblia. En el 
Pentateuco, en la tablas de la Ley, se dice en ocasiones que han 
sido escritas por Moisés. En el NT (2Tim3.15ss), se afirma 
formalmente toda la I. de los libros del AT. En 2Pet1.20ss, hay una 
alusión clara a la naturaleza misma de la I.

La afirmación de que Dios es autor, ha de compaginarse con las 
afirmaciones de algunos textos sagrados (Lc1.1ss), que nos hablan 
del esfuerzo que pusieron los hombres concretos en su escritura y 
que también son verdaderos autores.

Entre los Padres, el testimonio es unánime. Sus enseñanzas se 
pueden recoger en:

a- Los primeros apologetas para describir la acción de Dios sobre 
el hagiógrafo, reproducen las expresiones e imágenes bíblicas.

b- Dios "dicta", "dice" los Libros Sagrados.

c- Dios es "autor" o "escritor" de la SE.

El que la Biblia sea una obra literaria que tiene a Dios y al hombre 
conjuntamente como verdaderos autores, plantea el problema 
teológico de cómo se compagina la acción de Dios y del hagiógrafo 
en la composición del texto.

Se han propuesto varias soluciones. La más significativa es la de 
Sto.Tomás (II-II, qq.171-174), a partir de la causa instrumental.

El Aquinate sintetizó su solución diciendo que la causa agente 
puede ser doble: principal (o aquella que obra por su propia virtud) 
e instrumental (o aquella que obra en virtud de una moción previa 
que recibe de un agente principal y es también aplicada a la 
acción). Así, el instrumento además de su propia capacidad, 
adquiere otra más elevada a su propia naturaleza. El efecto 
conseguido es tanto del uno como del otro, aunque de manera 
distinta. Y de modo análogo, sucede en la composición de la SE.

Hay que afirmar que los hagiógrafos son instrumentos vivos, 
libres y racionales movidos por Dios para la redacción de los Libros 
Sagrados. Esta acción de Dios sobre el hagiógrafo, se observa 
como una acción ad extra de Dios (inspiración activa), atribuida de 
modo especial al Espíritu Santo; que es recibida libre y 
voluntariamente por el hagiógrafo (inspiración pasiva); y que se 
contempla plasmada en los Libros Sagrados (inspiración 
terminativa).

DV.11, resume los caminos para solucionar el problema de 
compaginar la acción de Dios y la del hagiógrafo: "en la 
composición de los Libros Sagrados, Dios se valió de hombres 
elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este 
modo, obrando Dios por ellos y en ellos, como verdaderos autores, 
pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería".

Como conclusión, decir que el Libro Sagrado es de Dios y del 
hagiógrafo. Toda la Biblia es inspirada, tiene a Dios por autor y es, 
por tanto, palabra de Dios.



4.3 Veracidad Y Santidad De La Sagrada Escritura.

Una consecuencia lógica de que Dios es autor, es que estos 
libros son santos y nos transmiten una enseñanza verdadera. "Todo 
lo que afirman los hagiógrafos o autores inspirados, lo afirma el 
Espíritu Santo; se sigue que los Libros Sagrados enseñan 
sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar 
en dichos libros para salvación nuestra. Por tanto, toda la SE, 
inspirada por Dios, es útil para enseñar, reprender, corregir, instruir 
en la justicia, para que el hombre de Dios esté en forma, equipado 
para toda obra buena (2Tim3,12-17)", DV.11. 



Veracidad.

La doctrina de la veracidad (V.) de la SE pertenece al dogma 
católico, como una consecuencia necesaria del dogma de la 
inspiración divina de la Biblia. ƒsta, es doctrina mantenida siempre a 
lo largo de los siglos por el Magisterio de la Iglesia y por la fe de los 
cristianos.

La Tradición fundamenta la V. de la SE en dos razones:

1- que la V. está en íntima relación con el fin mismo de la 
inspiración, de manera que son inseparables.

2- que la V. está en íntima conexión con la perfección de Dios.

De lo dicho, podemos resumir la doctrina de la V. de la Biblia en 
los siguientes apartados: 
a- pertenece al Depósito de la Fe y se explica como 
consecuencia necesaria de la inspiración divina de la SE.

b- la V. se extiende a todo el contenido de la Biblia.

c- es una verdad absoluta en la que se contienen tanto verdades 
de orden matafísico, como acontecimientos, promesas, exigencias 
ético-morales.

d- la verdad de un escrito viene especificada entre otras cosas 
por el carácter literario del mismo.


Santidad.

La Santidad de la Biblia se entiende desde diversos aspectos; por 
su origen principalmente divino, por su finalidad religiosa, etc. Pero 
debido a la problemática surgida, la literatura moderna cristiana 
habla de la santidad bíblica principalmente en el aspecto moral, es 
decir, conformidad (adecuación) de los actos que se redactan en la 
SE, con la ley moral.



4.4 La Interpretación Bíblica: Criterios Racionales Y Teológico.

El hecho de que la Biblia sea un conjunto de textos inspirados por 
Dios, trae consigo una consecuencia para la interpretación de esos 
textos: "Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en el 
lenguaje humano, por lo tanto, el intérprete de la Escritura, para 
conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con 
atención lo que los autores querían decir y Dios quería dar a 
conocer con dichas palabras" (DV.12).

La hermeneútica bíblica, es la disciplina que enseña las reglas 
que deben seguirse para entender y explicar correctamente los 
Libros Sagrados. Es el método para alcanzar la Exégesis, que 
consiste en la misma interpretación mediante la aplicación de las 
reglas establecidas en la hermeneútica. A las reglas comunes 
valederas para cualquier escrito, la hermeneútica añade otras 
particulares correspondientes a los Libros Sagrados.

La hermeneútica es una ciencia teológica, y también histórica; por 
lo cual el intérprete ante la Biblia, debe situarse como un dialogante 
que no juzga el texto de un modo exclusivamente humano.

Los Libros Sagrados, como tienen autor humano, las reglas que 
deben aplicarse para su interpretación son las de cualquier obra 
literaria (criterios racionales), y como además su autor es Dios, 
tiene unas reglas específicas para su interpretación (criterios 
dogmáticos o teológicos) (DV.12).


Criterios racionales de interpretación.

"Para descubrir la intención del autor, hay que tener en cuenta, 
entre otras cosas, los géneros literarios. Pues la verdad se 
presenta y se anuncia de modo diverso en obras de diversa índole 
histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros 
literarios. El intérprete indagará lo que el autor sagrado dice o 
intenta decir, según su tiempo o cultura, por medio de los géneros 
literarios propios de su época. Para comprender exactamente lo 
que el autor propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta 
los modos de pensar, de expresarse , de narrarse que se usaban 
en tiempo del escritor, y también las expresiones que entonces más 
se oían emplear en la conversación ordinaria" (DV.12).

A la hora de interpretar un texto, el exegeta debe recorrer el 
siguiente camino:

1- establecer cual es el textos genuino,

2- aplicar los principios ciientíficamente establecidos por la 
hermeneútica, acompañándose del género literario de cada libro o 
perícopa, y al ambiente histórico del que ha sido o al que se refiere 
el escrito.

El primer cuidado que ha de tener fijo el exegeta, es la diligente 
investigación del sentido literal del texto, y las normas que la 
hermeneútica le impone para tal trabajo de investigación son 
cuatro: examinar el texto, contexto, los pasos paralelos y el 
ambiente histórico (todo esto sin olvidar que el autor del sentido 
literal es Dios).

1º- Para explicar el texto, es necesario el empleo de la filología o 
conocimiento de las lenguas de los modos literarios del antiguo 
oriente.

2º- La principal regla para la investigación del sentido está en el 
examen del contexto. Muchas veces los criterios filológicos no son 
decisivos para la determinación del significado (entre los varios 
posibles), de un verbo o de un nombre en una frase dada. Toda 
proposición recibe luz de lo que precede y de lo que sigue; hay que 
insertarla en el conjunto, pues el pensamiento del autor se completa 
y se esclarece en virtud de los diferentes elementos del contexto.

3º- Al contexto siguen en importancia, los lugares paralelos, o 
sea, fragmentos afines entre sí por constar de los mismos términos 
o por razón del contenido doctrinal o histórico.

4º- El ambiente histórico y todas las circunstancias para una 
perfecta inteligencia del libro: índole, cultura del autor, ambiente en 
que vivió y explicó su misión, ocasión que le indujo a escribir o fin 
que se propuso. Particularmente, las condiciones históricas, 
religiosas, sociales que se reflejan; las costumbres, los usos, la 
mentalidad de sus contemporáneos (israelitas, pueblos vecinos que 
tuvieron contacto con ellos).

Hay que tener en cuenta la importancia que tiene el conocimiento 
de las ciencias auxiliares (ciencias filológicas, linguísticas, historia 
del antiguo Oriente, arqueología, geografía bíblica) y algunos 
métodos hermeneúticos (mejor conocimiento de los géneros 
literarios de la Biblia, el método histórico formal redaccional).


Criterios teológicos de interpretación.

El exegeta católico tiene en el Magisterio infalible de la Iglesia, un 
guía seguro para su trabajo: "La Escritura se ha de leer con el 
mismo espíritu con el que fue escrita: por tanto, para descubrir el 
verdadero sentido del texto sagrado hay que tener en cuenta el 
contenido y unidad de toda la Escritura, la Tradición viva de toda la 
Iglesia, la analogía de la fe. A los exegetas toca aplicar estas 
normas en su trabajo para ir penetrando y exponiendo el sentido de 
la SE, de modo que con dicho estudio pueda madurar el juicio de la 
Iglesia. Todo lo dicho sobre la interpretación sobre la SE queda 
sometido al juicio definitivo de la Iglesia, que recibió de Dios el 
encargo y el oficio de conservar e interpretar la Palabra de Dios" 
(DV.12).

Estos criterios, teniendo su fundamento y exigencias en la 
inspiración divina de la SE, se dividen en dos grupos:

A- Criterios dogmáticos basados en la condición de Dios como 
autor principal de la Biblia:

a) Analogía de la fe bíblica. Por esto se entiende la mutua 
conformidad y correspondencia de las verdades contenidas en la 
SE. Este principio ofrece un aspecto positivo (unos textos proyectan 
luz sobre otros y ayudan al lector a una más honda inteligencia) y 
un aspecto negativo (ningún texto de la SE puede contradecir 
verdaderamente a otro).

b) Desarrollo progresivo y homogéneo de la Revelación. Dios no 
ha revelado de una vez toda la verdad al hombre, sino que ha ido 
revelándose progresivamente hasta llegar a la suprema Revelación, 
el Verbo Encarnado.

c) La interna armonía de ambos testamentos. Este principio 
fundamenta la interpretación cristiana del AT y los sentidos pleno y 
típico de la SE (S.Agustín).

d) La gracia divina y la acción vivificante del Espíritu Santo. 
Lector e intérprete deben "sintonizar" con ese Espíritu de Dios por 
medio de la práctica de la vida cristiana, especialmente de la 
oración..., para que la gracia divina y la acción vivificante el Espíritu, 
abra el alma a la comprensión de la SE.


B- Criterios dogmáticos en la consideración de la Iglesia como 
custodio e intérprete de la SE:

a) La interpretación auténtica de la Biblia compete exclusivamente 
al Magisterio de la Iglesia. Esta interpretación puede ser: directa, 
cuando la determinación del sentido bíblico de un texto es objeto 
directo y formal de la definición, es decir, dicho Magisterio declara 
infaliblemente el sentido auténtico de un texto; ésta, a su vez, puede 
ser positiva (cuando se declara el sentido auténtico de un texto) o 
negativa (cuando se determina como erróneo, temerario,etc.). 
Indirecta es cuando el objeto formal de la definición no es el texto 
en sí, sino que formal y directamente se refiere a una verdad de fe, 
para cuya ilustración se trae a colación uno o varios textos de la 
SE.

b) Analogía de la fe católica. Por este principio se entiende la 
conformidad de las verdades religiosas contenidas en la Revelación 
(fe bíblica), con las verdades contenidas en la tradición oral (Prov. 
Deus).

c) El sentido de la Sagrada Tradición y el testimonio unánime de 
los Padres de la Iglesia.



4.5 Teología Y Exégesis Bíblica 

La SE es una de las fuentes constitutivas de la Teología: aporta 
los datos sobre los cuales se hace la especulación teológica. "La 
teología se apoya, como en cimiento perdurable, en la SE unidas a 
la tradición; así se mantiene firme y recobra su juventud, 
penetrando a la luz de la fe verdad escondida en el misterio de 
Cristo. La SE contiene la Palabra de Dios, y en cuanto inspirada es 
realmente Palabra de Dios; por eso la Escritura debe ser alma de la 
Teología" (DV.24).

La unión de la SE y la Teología da lugar a la teología bíblica, que 
es la disciplina teológica que tiene por objeto específico la 
captación íntegra y la exposición sistemática de la Revelación divina 
contenida en la SE, haciendo la síntesis de los resultados parciales 
de la exégesis de los textos sagrados mediante la razón iluminada 
por la fe.

Esta disciplina (teología bíblica), es relativamente moderna. Su 
objeto específico, método y límites aún no han llegado a ser 
definidos con precisión (incluso entre tratadistas y teólogos 
católicos), debido a que se sitúa en una zona intermedia entre la 
exégesis bíblica y la teología sistemática o especulativa. Entre estas 
tres diversas disciplinas existe una obligada interrelación. El 
exegeta no podrá penetrar en el sentido profundo de un 
determinado texto bíblico, si prescinde del conjunto en el cual dicho 
texto se integra, mientras que la teología bíblica debe tener 
presente las diversas piezas, todos los textos para poder realizar 
una síntesis valedera. De otro lado, el teólogo especulativo que 
intenta una comprensión integral de la Revelación o de alguno de 
us artículos, debe estar firmemente asentado en lo que la 
Revelación ha enseñado sobre ese punto, y cuando acude al texto 
de la SE, a la síntesis de varios textos, lo hace apoyándose en los 
estudios de exégesis y teología bíblica; mientras que el biblista, 
debe tener un conocimiento adecuado de la entera Teología 
cristiana para así poder interpretar rectamente los textos a la luz de 
la analogía de la fe.