Vocación de Mateo
Mateo 9, 9-13. Fiesta
San Mateo Apóstol.
Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y encontró al hombre.
Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el
despacho de impuestos, y le dice: Sígueme. Él se levantó y le siguió. Y
sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos
y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los
fariseos decían a los discípulos: ¿Por qué come vuestro maestro con los
publicanos y pecadores? Mas Él, al oírlo, dijo: No necesitan médico los que
están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa
aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar
a justos, sino a pecadores.
Reflexión
Dios respeta en su integridad al hombre, y cuando llama a un alma a su
servicio, en su solemne poder, ni la violenta, ni la atosiga, sino que con
paciencia y amor la deja casi andar a la deriva o al vaivén de las
circunstancias. No es fácil, por tanto, dar una respuesta como la de Mateo:
pronta, sincera, total.
San Mateo era un cobrador de impuestos, un pecador ante los ojos de todo el
pueblo. Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y vio a un hombre.
Un hombre que podía hacer mucho por el Reino de los Cielos. Y le llamó con
todo el amor y misericordia de su corazón para ser uno de sus apóstoles, de
sus íntimos.
Todos hemos recibido la vocación a la vida cristiana. Dios nos ha creado para
prestarle un servicio concreto, cada uno de nosotros. Tenemos una misión, como
eslabones de una cadena. Decía el Cardenal Newman: “No me ha creado para nada.
Haré bien el trabajo, seré un ángel de la paz, un predicador de la verdad en
mi propio lugar si obedezco sus mandamientos. Por tanto confiaré en él
quienquiera que yo sea, dondequiera que esté. Nunca me pueden desechar. Si
estoy enfermo, mi enfermedad puede servirle. En la duda, mi duda puede
servirle. Si estoy apenado, mi pena puede servirle. Él no hace nada en vano.
¡Él sabe lo que hace!”