Padre nuestro, que estás en el cielo,
sólo tu eres santo,
tu estás por encima de todo,
eres ternura y misericordia.
¡Bendito sea tu nombre!
¡No abandones la obra de tus manos,
hazte reconocer por lo que eres,
que venga tu Reino,
que los hombres descubran tu presencia,
pues tú eres el Dios fiel!

¡Danos hoy el pan de la vida,
tu palabra y tu Hijo,
tu gracia y tu luz,
para el camino de este día!

¡Bendito seas,
tú que has cancelado
toda nuestras deudas
salvándonos por Jesucristo:
también hoy perdónanos,
como nosotros perdonamos
a todos los que nos ofenden,
en la paz de tu gracia!

¡Padre,
no nos sometas a la gran prueba,
guárdanos en la fe y la esperanza
pues nunca renegaremos
de tu nombre y tu palabra!

¡Líbranos del Adversario,
pues tú eres nuestro Dios, el único,
Dios santo, Padre de ternura!