Me siento tan orgulloso, mi Señor,
de ver que una Magdalena
fue la primera que os vio
después de resucitado,
que sin miedo y sin rubor,
a todo el que me pregunta
mi nombre y mi profesión,
de buen grado le dijera:
-Soy
de oficio, pecador,
como aquella Magdalena
que primero a Cristo vio.
Me
siento tan orgulloso, mi Señor,
de que el primero en salvarse
fuera un insigne ladrón,
que a todo el que me pregunta
mi nombre y mi profesión,
de buen grado le dijera:
-
Yo soy de oficio, ladrón,
como aquél que, estando atado,
fue tan hábil que robó
las llaves de Paraíso
y el Corazón de su Dios.
P.
Fermín Mª García, O.F.M.
|