P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 


27 de diciembre

San Juan, apósto y evangelista

Aquel a quien Jesús quería tanto


La tradición cristiana ha identificado el cuarto Evangelio con la persona de Juan; y este nombre, no mencionado en el postrer evangelio, es también identificado como el discípulo amado.

Estamos en la Cena. El discípulo amado -Juan- ha reclinado la cabeza sobre el costado del Señor. El himno mira a ese momento que explica el nacimiento del Evangelio. La escena, por otra parte, nos sugiere una realidad permanente en la Iglesia. En la historia posterior, como en aquel augusto momento, no ha de faltar la traición. Mas no tema la traición la Madre Iglesia, si juntos Pedro y Juan a Cristo llegan. Pedro es el jerarca vigilante en la comunidad cristiana; Juan, el contemplativo. Que el jerarca haga seña al contemplativo, y que el contemplativo se recueste sobre el pecho del Señor para saber qué es lo que pasa en la Iglesia; luego que se lo comunique al pastor. El pastor al amigo le hace seña y el secreto al amigo se revela.

Evocamos el misterio pascual de la Cruz y Resurrección. Juan vio la gloria (Jn 1,14), vio el costado herido (Jn 19,31-37), y al alba vio los lienzos desprendidos (20,6-7), lo vio junto a la orilla aparecido (21,4.7), y en un libro nos dio su regocijo (20,30-31; 21,24-25;1Jn 1,4).


Aquel a quien Jesús quería tanto
está escuchando amor y amor brindando;
junto al Verbo la frente ha reclinado,
y el corazón les corre al mismo paso.

Está junto a la fuente de agua viva,
allí donde la luz al mundo brilla;
está en el templo donde Dios convida,
en la morada santa de la cita.

No tema la traición la Madre Iglesia
si a Jesús Pedro y Juan juntos se llegan;
que el pastor al amigo le hace seña,
y al amigo el secreto se revela.

Juan vio su gloria, vio el costado herido
y al alba los lienzos desprendidos;
lo vio junto a la orilla aparecido,
y en un libro nos dio su regocijo.

Alabe a su Señor la santa Esposa,
que ha visto como Juan la inmensa gloria;
todo fue consumado aquella hora
y en el gozo del Padre Cristo mora. Amén.


Burlada (Navarra), diciembre 1978.