P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM





2 de noviembre

Conmemoración de los Fieles Difuntos - 5


El rico epulón y
Lázaro, el pobrecito de Dios
(Lc 16,19-31)


(Cantar de juglaría)



Jesús, el Divino Maestro, el de las Parábolas… cuenta un cuento. Y nos sorprende, porque tan tremendas verdades, acaso a nosotros nos habría parecido que no son para decirlas con esa fantasía. Pero Jesús lo dice así.

Explican los teólogos que “salvación” y “condenación” no son verdades simétricas – paralelas, correspondientes - sino asimétricas. El Hijo de Dios ha venido a traer una sola cosa: salvación, solo salvación; amor y solo amor. Dios no tiene una doble oferta; Dios ofrece solo salvación: a nadie ofrece condenación. Pero ¿y si el hombre no la quiere…? Pues, ¡piénseselo! Pero que sepa que, por parte de Dios, ¡solo salvación!

(Nota. Este poema no es un himno; es un recital festivo sobre graves verdades, recital como lo cantaría un juglar. Es, pues, un cantar de juglaría).


I – Primera parte

1. Un rico epulón había
en su palacio dorado,
que un banquete regalado
disfrutaba cada día.

2. Y en su palacio a la puerta,
había un pobre mendigo,
que no tenía consigo
más que su mano entreabierta.

3. Ni las sobras o migajas
tiradas a la basura
le daba en tal desventura
el rico de las alhajas.

4. El rico que así vivía
no tenía corazón:
¡qué digno de compasión,
qué fría el alma tenía!

5. Mas los perros compasivos
venían a consolar
a Lázaro en su pesar
con ademanes festivos.

6. Murió el pobre, murió el rico,
con funeral bien distinto;
cada quien fue a su recinto
según ahora me explico.


II – Segunda parte

7. Los ángeles se vinieron
a llevarse al cielo vero
a Lázaro compañero,
y grande fiesta le hicieron.

8. Y en llamas ciegas y feas
el rico de aquel palacio
cambió su lujoso espacio,
y allí está…, que no lo veas.

9. Estando en tanto tormento,
gritó a la puerta del cielo
para pedir un consuelo
en su horrible sufrimiento.

10. Padre Abraham, le decía
al padre de nuestra fe,
pide a lázaro me dé
un poquito de agua fría.

11. Aunque sea en un dedito
una gotita de agua,
que me muero en esta fragua
bien desgraciado y maldito.

12. No, no, no…; no puede ser,
que entre medio hay un zanjón,
entre ti, Rico Epulón,
y este lugar de placer.

13. Pues si no me lo concedes,
manda, al menos, un aviso:
no pierdan el Paraíso,
viviendo en estupideces.

14. Cinco hermanos tengo en vida
en muy buena posición,
y vendrán a perdición
si no cambian de partida.

15. Vayan a la sinagoga,
escuchen a los Profetas,
y las llamadas concretas,
de Dios que el pecado abroga.

16. Por favor, padre Abraham,
si viene un aparecido
de ese cielo prometido,
sí que se convertirán.

17. No es verdad y no es verdad;
la Escritura día a día,
la caridad a porfía:
esa es tu oportunidad.


III – Tercera parte

18. Aquí termina esta historia,
que es terrible y espantosa
para enseñar una cosa:
la senda que va a la gloria.

19. Mi Jesús, ¿no aprenderé
que no eres condenación,
que tú quieres salvación,
poniendo en ti toda fe?

20. En ti del todo confío,
mi Jesús, mi dulce amor,
tú que sabes mi dolor,
¡sálvame, mi dueño mío!


Puebla de los Ángeles, 4 noviembre 2009.