P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 

4 de octubre
San Francisco 1

Tránsito de san Francisco


La muerte de San Francisco, al atardecer del 3 de octubre de 1226 no llamamos Muerte, sino Tránsito, y la familia franciscana en la víspera de la fiesta de san Francisco celebra El Tránsito de San Francisco.

He aquí algunos retazos tomado de la Vida de san Francisco, escrita por San Buenaventura:

El vigésimo año de su conversión Francisco pidió ser trasladado a Santa María de la Porciúncula para exhalar el último aliento de su vida allí donde había recibido el espíritu de gracia.

Habiendo llegado a este lugar…, llevado del fervor de su espíritu, se postró totalmente desnudo sobre la desnuda tierra …

(…) Postrado así en tierra… les dijo: “Por mi parte he cumplido lo que me incumbía; que Cristo os enseñe a vosotros lo que debéis hacer”.

(…) Sentados a su alrededor todos los hermanos, extendió sobre ellos las manos, poniendo los brazos en forma de cruz… bendijo a todos los hermanos tanto presentes como ausentes.

(…) mandó el varón muy querido de Dios se le trajera el libro de los evangelios y suplicó le fuera leído aquel pasaje del evangelio de San Juan que comienza así: Antes de la fiesta de Pascua. Después de esto entonó él, como pudo, este salmo: A voz en grito clamo al Señor, a voz en grito suplico al Señor, y lo recitó hasta el fin, diciendo: Los justos me están aguardando hasta que me des la recompensa.

Cumplidos, por fin, en Francisco todos los misterios, liberada su alma santísima de las ataduras de la carne y sumergida en el abismo de la divina claridad, se durmió en el Señor este varón bienaventurado.

(…) Las alondras, amantes de la luz y enemigas de las tinieblas crepusculares, a la hora misma del tránsito del santo varón, …llegaron en una gran bandada por encima del techo de la casa y, revoloteando largo rato con insólita manifestación de alegría, rendían un testimonio tan jubiloso como evidente de la gloria del Santo, que tantas veces las había solido invitar al canto de las alabanzas divinas.


La paz se ha derramado suavemente
desde Jesús sobre el llagado cuerpo;
Francisco dice adiós a sus hermanos,
los ángeles le salen al encuentro.

Todo está consumado. La fatiga
es ahora el cantar del gavillero;
la pobreza, la esposa engalanada,
heredera feliz del reino eterno.

Viene la muerte en ademán de hermana,
la recibe con cantos y con besos;
y a Cristo entona el salmo vespertino
con un coro de alondras sobre el cielo.

Se han abierto las puertas de la gloria,
se apresuran celestes mensajeros;
"¡Francisco, ven, hermano con nosotros,
junto al Señor guardado está tu puesto!"

Llegó la noche plácida a la tierra,
mientras Francisco amaneció en el cielo;
era por fuera el muerto del Calvario,
era por dentro el que surgió en el Huerto.

¡Oh Padre, cuyo pecho es nuestro hogar,
hoy arriba Francisco del destierro;
a tu divino pecho llamaremos
cuando un día nosotros arribemos! Amén.


Víspera de San Francisco, 1980.


RUFINO MARÍA GRÁNDEZ, capuchino (letra) – FIDEL AIZPURÚA, capuchino (música), Himnos para el Señor. Editorial Regina, Barcelona, 1983, pp. 218-221.