P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM



San José de Calasanz
25 de agosto



Un pobre entre los pobres se ha encontrado


San José de Calasanz ha tenido en la Iglesia esta gracia, la de haber sido el primer fun-dador de una orden religiosa dedicada a la enseñanza. Nacido en Peralta de la Sal, en el Reino de Aragón, en 1557, el año 1592, doctor en teología, va a Roma y allí permanecerá hasta su muerte, siendo anciano nonagenario (25 agosto 1648). De sí mismo dirá: Aara-gonés de nación, pero romano por sentimiento y costumbres@. Fue a Roma con aspiraciones humanas para regresar a su patria, y en Roma, en el barrio del Trastévere, encontró a los niños pobres. En ellos encontró a Jesús y definitivamente aquel corazón apostólico quedó vencido.

Fundó las Escuelas Pías: escuela popular y gratuita, dedicada al principio exclusivamen-te a los niños pobres, más tarde abierta a otros niños. Sin el lenguaje social de nuestra época, desde el Evangelio defendió los Derechos del Niño.

La Orden pasó la gran tribulación: fue suprimida por la Santa Sede el año 1646, dos años antes de morir el santo, soportando la prueba con paciencia heroica, sin poder ver el restablecimiento que será decretado en 1669.

En el himno recogemos unas notas entrañables con las cuales san José de Calasanz ha vivido su carisma de educador evangélico: pobreza suma, amor filial a María Madre de Dios (su Orden - la última en la Iglesia - se llamó Orden de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías), y el amor entrañable a la Eucaristía.


Un pobre entre los pobres se ha encontrado,
José de Calasanz, maestro y padre;
la escuela de Jesús tu escuela ha sido,
amar como Jesús es lo que sabes.

Los niños su tesoro, su Evangelio,
su Cristo humilde, vivo y palpitante,
que Dios se los ha dado y nadie puede
regalo tan precioso arrebatarle.

La ciencia y la piedad sabrosamente
en mesa para todos les reparte,
y el pueblo redimido que se yergue
dará la bendición y su homenaje.

La Madre cotidiana está a su lado,
la Madre educadora de un infante;
a la hora del dolor, al siempre fiel
será para el anciano siempre Madre.

La santa Eucaristía, la presencia,
su Dios de amor augusto en cuerpo y sangre,
dulcísimo manjar e cada día
y viático de paz para el remate.

¡Oh Cristo, revelado a los sencillos,
oculto a los soberbios e importantes,
a ti la gloria tuya, y de tu cara
la paz sobre nosotros se derrame! Amén.


Zaragoza, 17 de agosto de 1985.

Información: Severino GINER GUERRI, San José de Calasanz, BAC popular 67, Madrid 1985. – El himno fue musicalizado por Fidel Aizpurúa, capuchino.