EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

I. Himnos múltiples para el tiempo pascual



Que no cedió su cuerpo humano al polvo
(Jesús, Pascua florida)


La New Age, que anhela romper toda atadura para que el hombre se encuentre mística y profanamente en Dios... (en un Dios que, por otra parte, no es el Dios personal de Jesús), nos ha recordado que acaso estemos en deuda con la Madre Tierra.

Hemos de tener clara conciencia, como ya intuyeron los profetas, de que la Tierra, aliada esencial del Hombre, formará parte de la redención. Pablo nos lo dice con palabras enardecidas cuando habla de los dolores de parto de la creación (Rm 8).

Dichosamente el acontecimiento ya se ha verificado germinalmente en Cristo, pues cuando él nos ha redimido, ha reconciliado la creación.

Esto es lo que queremos cantar. Jesús es el foco de la redención espiritual y corporal. La materia, parte del destino humano, en él adquiere el esplendor de la gloria. Él no terminó en el polvo, aunque el polvo del mortal amante sea “polvo enamorado” (Quevedo); él remató su carrera en la vida. Y su vida ha contagiado de vitalidad el mundo entero, el cosmos. Cuando su alma abrazó al humano cuerpo, saltó la chispa del nuevo mundo: la reconciliación y la unidad. A partir de aquel punto divino hay una conspiración a la armonía; es la armonía de la vida, que convoca a todas las partículas de la creación.

¡Ojalá que el anhelo del canto sea verdad y paz en nuestros corazones amantes!


Que no cedió su cuerpo humano al polvo,
ni al polvo enamorado que suspira;
que fue hasta el fin, siguiendo su carera
a enarbolar la palma de la vida,
Jesús, Pascua florida.

El alma dio un abrazo al talle hermoso:
y dijo Dios: “Que sea la armonía”;
la muerte fue al abismo para siempre
y amaneció incorrupta la alegría,
Jesús, Pascua florida.

Que sea la armonía, hombre y tierra,
y dancen juntos, vivan a porfía,
y el coro de los ángeles se una
para cantar la paz definitiva,
Jesús, Pascua florida.

Recibe, Cristo hermano, la oblación
de la unidad que hiciste en tu familia;
excelso Creador bendice y sella,
las nupcias del Espíritu y la arcilla,
Jesús, Pascua florida.

Oh Cristo santo, río de los cielos,
oculto como grávida semilla,
el mundo lleva a Dios en sus entrañas
porque eres tú el grano que germina,
Jesús, Pascua florida.

Dulcísimo Jesús de la Alianza,
Jesús de pan y vino, y de María,
Jesús Resucitado, a ti el honor
y de la Iglesia toda pleitesía,
Jesús, Pascua florida.


Estella, 3 de mayo de 2001