EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

I. Himnos múltiples para el tiempo pascual



Domingo V de Pascua, ciclo A
Jn 14,1-12

En la divina morada
(Cántico de comunión)


Los tres domingos posteriores de Pascua son la despedida de Jesús, de cara al envío del Espíritu. Con la sencillez y la transparencia de una oración simple, podemos ver en estos versículos, un tratado “De Trinitate”, antes de los concilios. Tomás y Felipe, como teólogos buscadores, preguntan. El apóstol Felipe, con una frase que evoca a Moisés en el monte Sinaí, cuando dice: “Muéstrame tu gloria” (Ex 33,18), abre su deseo infinito: “Señor, muéstranos al Padre, y nos basta” (v. 8). Y Jesús dice: “Yo estoy en el Padre, y el Padre en mí” (v. 10).

Con estilo familiar, y al amparo de las palabras de Jesús, vivamos el misterio de la Trinidad, que es nuestro hogar.



Estribillo

En la divina morada
donde el Hijo amado mora
quiero vivir desde ahora
bajo una amable mirada

 

Estrofas

1. La Trinidad es mi hogar,
dulce hogar, hogar seguro,
donde tengo mi futuro
que en fe ya puedo gozar,
Mi Dios es mi Padre amado,
y con él no existe miedo;
en su regazo me quedo
como hijo confiado.

2. Y yo me voy por delante,
- Jesús se nos despedía -,
pues prepararnos quería
lugar para el caminante.
Tan sencillo nos hablaba
del soberano destino...;
dijo: “Yo soy el camino”
que en Dios empieza y acaba.

3. Yo soy la verdad, la vida,
manantial que siempre mana;
soy fulgor de la mañana
y la paz de la partida.
Yo soy la pura presencia,
que estoy y siempre he de estar,
el aire de respirar,
la belleza y trasparencia.

4. - ¡Muéstranos al Padre y basta!,
Maestro que todo sabes,
y tienes en ti las llaves
del saber que no se gasta.
- Quien me ha visto a mí, Felipe,
a mi Padre ha visto ya;
sea la fe su maná
y en mi gloria participe.

5. Mirad que el Padre trabaja
con mis manos nazarenas,
estas que veis son mis venas,
pulso de Dios que aquí baja.
Algo más grande y hermoso
vosotros habréis de hacer,
yo desde el cielo he de ver
el anuncio victorioso.

6. ¡Jesús, amor y unidad,
Padre y Espíritu Santo,
mi pecho se torna canto
abierto a la eternidad!
Es esta mi comunión,
la flor de la Eucaristía,
yo consagro mi alegría,
que es silencio y oración.


Puebla de los Ángeles, San Pascual Bailón 2011.