EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

I. Himnos múltiples para el tiempo pascual



No se apagó tu recuerdo


Cantamos la vida inmarcesible del Resucitado. Todo pasa, él permanece; "Tú eres el mismo y tus años no tendrán fin" (Hb 1,12). "Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo y lo será siempre" (Hb 13,8). Todo se pierde en la lejanía y el olvido; pero Jesús no. El olvido de los hombres no ha olvidado tu hermosura. Jesús vive. Ese es el mensaje pascual, esa es la experiencia cristiana, eso es lo que nosotros cantamos.

A Jesús podemos tributarle una afirmación divina: Tú eres. Así simplemente. Pero podemos contemplar sus ojos eternos, su rostro que cubre la tierra y explayar amorosamente el contenido de ese enunciado infinito.

Eres presencia y banquete, presencia eclesial y banquete pascual de Eucaristía. Eres lo que el hombre ansía, porque eres tú mismo.

Le invocamos: Oh Viviente de los mundos. Este mundo y el mundo que viene. Él vive allí y acá. Todo es suyo, gozosamente suyo para nuestra dicha, oh Cristo, Flor de la tierra, rocío, gracia, ternura...

Este es nuestro Señor resucitado.


No se apagó tu recuerdo
perdido en la sepultura,
no te fuiste sin retorno,
muerto, por la senda oscura.

El manto de muchos siglos
no ha velado tu figura,
el olvido de los hombres
no ha olvidado tu hermosura.

Eres con ojos eternos
vida y sol desde la altura;
tu rostro cubre la tierra,
es paz en la guerra dura.

Eres presencia y banquete,
amor que por siempre dura,
eres lo que el hombre ansía,
Jesús de mi raza pura.

Oh Viviente de los mundos,
métenos por la hendidura
de la casa de tu pecho,
cielo de tus criaturas.

Oh Cristo, Flor de la tierra,
rocío, gracia, ternura,
con cantos te bendecimos,
danos la gloria futura. Amén.


RUFINO MARÍA GRÁNDEZ (música) – FIDEL AIZPURÚA (música), capuchinos, Himnos para el Señor. Editorial Regina, Barcelona 1983. 109-112