EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

I. Himnos múltiples para el tiempo pascual



¡He visto a mi Señor!


“Fue María Magdalena y dijo a los discípulos: ¡He visto al Señor!” (Jn 20,18). Ésa fue la experiencia pascual de la Magdalena; ésa ha de ser la nuestra (Véase nuestra obrita: He visto al Señor: la experiencia pascual de los cristianos. Colección Emaús, 26. Edicep, Valencia 1992, 81 pp., letra bastante grande).

En este himno evocamos la experiencia de María Magdalena, y tratamos de imaginar la nuestra, y fundir las dos en una. Tan discípulo – o discípula - de Jesús soy yo como la Magdalena. Y, una vez pasada la raya de la eternidad, tan cerca se encuentra él de mí como se encontraba de María Magdalena.
El himno nos invita a esta experiencia de fe.


¡He visto a mi Señor!, lo he visto vivo,
venido a mí en persona, yo lo he visto;
tenía la mirada más hermosa,
brillaba en él la gloria de Dios trino.

Mi nombre entre sus labios ha brotado
y en lengua suya y mía me lo ha dicho;
mi nombre era de él, y yo su amada,
y el dardo de su voz mi pecho ha herido.

Ha entrado en mí sin puertas ni ventanas,
rendido y amoroso a mis balidos;
el alma mía en llanto humedecida
con gozo de mujer lo ha recibido.

¡He visto a mi Señor!, lo he abrazado,
sus pies mis blandos labios han sentido,
y yo su cuerpo santo a mí apretado,
su carne incorruptible, la he tenido.

Oh Dios en mis entrañas sepultado,
Jesús, el Hortelano entre los lirios,
estabas muerto, y triste yo a la espera,
y ahora ya te veo amanecido.

¡Señor de los deseos, Dios presente,
amor siempre anhelado y excesivo,
eternamente a ti, Jesús, la dicha,
oh Dios omnipotente, Dios dulcísimo! Amén.


Cizur (Hnas. Terciarias Capuchinas), 25 julio 1991