EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

III. Himnos pascuales enviados como felicitaciones

 

Tú serás, oh Cristo Vencedor


Nunca olvidaremos que la Pascua es, por encima de todo, contemplación y acogida del don.

Nuestra contemplación es absolutamente simple. Es decir a Jesús, en cada estrofa, “Tú serás…” ¿Qué es, pues, lo que Cristo será, lo que está siendo ahora mismo? La fe de desata en amor, y el amor habla. Jesús es toda la revelación, toda la esperanza. Dicho de una forma inmediata que cualquier enamorado puede comprender: Jesús es todo para mí.

Pero de ninguna manera reduzcamos la plenitud de Jesús a una solución existencial para mí. Jesús es el don de la humanidad, y como a tal lo cantamos: y la flor y el fruto de los hombres y el amor de Dios que el cielo llena.

Confesamos que Jesús es la esperanza de todos los hombres y el regalo que a todos el Padre nos ha dado.


Tú serás, oh Cristo Vencedor
el eterno canto de tu Iglesia
y la flor y el fruto de los hombres
y el amor de Dios que el cielo llena.

Tú serás, oh Santo, oh Dios de Dios,
oh Lucero rojo de la tarde,
la ardorosa llama que calcina
para ir adonde tú llegaste.

Tú serás la paz, oh Perdedor,
en la senda humilde que pisamos,
y el Camino fiel que lleva a Dios,
mi Evangelio, oculto y exaltado.

Tu serás, oh siempre Deseado,
el voraz anhelo del mendigo,
el rumor sonoro que responde
cuando el alma lanza su gemido.

Tú serás, Jesús resucitado,
la tranquila cima de los montes
y el latido amante del Espíritu
y el amén de Dios que nos corone.

Tú serás, oh Cristo, tumba libre,
nuestro yo perdido y encontrado.
¡Oh Señor, dichosa Parusía,
gloria a ti, de gozo coronado! Amén.


Logroño, marzo 1995