EL AÑO LITÚRGICO |
III. Himnos
pascuales enviados como felicitaciones Rebose la alabanza
Himno eucarístico por dos cosas. La primera porque en la Eucaristía está Jesús Resucitado: ¡Oh Dios Encarnación y Eucaristía, vivísima presencia en mi comida! Este año debe ser “intensamente eucarístico”, nos dijo el Papa al diseñar el plan espiritual del año 2000. Himno eucarístico, en segundo lugar, porque todo él quiere ser pura alabanza y acción de gracias. El estribillo que engarza las estrofas se expande así: Rebose la alabanza / del corazón creyente y el júbilo divino / al hombre peregrino / penetre dulcemente. Alabanza y júbilo en este Jubileo. Que ese gozo jubilar penetre en nuestros huesos. Cuatro estrofas y todas ellas son una exclamación exhalada al Señor Resucitado: Oh Dios esposo..., oh Dios resplandeciente..., oh Dios Encarnación y Eucaristía..., oh Dios reposo... Frases admirativas que no requieren un verbo para enunciar, para argumentar. El que exclama ante Dios está profiriendo sin más la verdad del presente divino que llena el corazón. Quiera el Señor en su misericordia otorgarnos una migaja caída del banquete de su Pascua.
Rebose la alabanza
penetre dulcemente.
!Oh Dios esposo de
esta criatura,
Rebose la alabanza
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