III. Himnos
pascuales enviados como felicitaciones
Jesús, Hijo de
Dios, presencia llena
La necesidad radical del amor es la presencia y la compañía. Y esto es
Jesús en el Misterio Pascual: es “presencia llena”. Él invade los
sentidos.
Es la fe la que
nos tiene asidos a su santo cuerpo.
Es el Espíritu
quien nos transporta a esta realidad.
He aquí, pues, un
himno pascual que abre a la intimidad, que no quisiéramos que fuera el
intimismo, cosa bien distinta. La intimidad y el silencio los necesitamos
como despliegue del amor y como disfrute de la verdad.
Jesús, Hijo de
Dios, presencia llena,
que invades los sentidos,
Jesús, resucitado, transparencia,
en fe a tu cuerpo santo nos ceñimos.
Derrama tú la copa del Espíritu,
el vino envejecido,
y llena el corazón que amor ansía
y muere si no siente tu latido.
Jesús, el más cercano, el más hermoso,
oh Hijo, todo mío,
irrumpe ya, Señor, que es primavera,
y llevas en tu pecho el sí cumplido.
Jesús, de largas playas inmortales,
dulcísimo cobijo,
repose yo en ti por gracia suma
y tú en mí, amigo en el amigo,
Oh Bello y Verdadero, oh todo Bueno,
del Padre el preferido,
oh paz de las palabras, tú que sabes,
acoge lo que bulle sin decirlo.
¡Jesús resucitado, flor perenne,
mi Dios, oh blanco lirio,
a ti la dicha sea, la delicia,
y el canto sin cesar de tus ungidos! Amén.
Logroño, marzo 1992.
Música:
ROSA MA RIERA, Canto y alabanza: Cantos e himnos para la Liturgia. San
Pablo. Madrid 2007 (con disco compacto), pp. 30-31.
Véase en: http://www.scribd.com/doc/24566378/canto-y-alabanza-rosa-maria-riera