EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

III. Himnos pascuales enviados como felicitaciones

 

Fue por su amor indefenso


En la Iglesia se ha iniciado el triduo preparatorio al Gran Jubileo de la Encarnación. El año 1997 está dedicado a Jesucristo, el 1998 al Espíritu, y el 1999 al Padre.

Este himno está todo él dedicado a Jesucristo, con una palabra dominante: el amor. Este motivo engarza con la figura de Teresa de Lisieux, que en el Domund de este año 1997 sería proclamada doctora de la Iglesia. El amor, por ser donación a fondo perdido, por su naturaleza es “amor indefenso”. Pero vence el amor; es la victoria de Jesús.

En la revista “Surge” (Vitoria – Gasteiz) véase el artículo “Teresa de Lisieux testigo y doctora del amor” (julio agosto, 1997, 315-347).


Fue por su amor indefenso
una tarde consumado;
mas Dios creó la mañana
y fue el amor coronado.

Fue la Palabra del Hijo
apagada en el Calvario;
hubo un silencio y entonces
la roca rompió sus labios.

Fue la ternura proscrita,
desatados los agravios,
mas Dios deshizo los cielos
y el cielo es un Cuerpo santo.

Fue la mentira de Adán
y fueron nuestros pecados;
mas fue la verdad erguida
en Cristo Resucitado.

Luz de milenios y senda
de los pies descaminados,
tú vencerás, amor mío,
latiente amor de mis pasos.

Gloria de Pascua y ungüento
a nuestro Rey consagrado,
¡oh triunfo excelso del Padre
y del Espíritu Santo! Amén.


Vitoria - Gasteiz, marzo de 1997